Los pies en la tierra (y un poco más allá)
Algunas cosas relevantes han pasado estos días que merecen comentario, pero lo relevante está donde estaba antes de este descanso: en Asia. Lo del acuerdo de la moribunda UE hay que desmenuzarlo bastante porque solo los ilusionistas pueden cantar victoria porque cuando a las patronales o al FMI les parece fantástico es que no solo hay gato encerrado, sino que se está en más de lo mismo aunque revestido de una cierta "solidaridad".
Porque, en síntesis, la moribunda UE confirma la política neoliberal de reducción del gasto de pensiones, de los costos laborales, de la administración pública, de la salud y de la educación. Ni una palabra de reducción en policía o ejército. No. A pesar de que todo ello se aplace algunos meses es inevitable y será, como estaba cantado, estrictamente monitoreado por instituciones supranacionales plutócratas que no tienen nada que ver con los países.
Un solo artículo del acuerdo basta para deshacer todo el ilusionismo. Art 69 del anexo del documento principal que establece la "buena gobernanza económica": "el desembolso de recursos podría suspenderse si un país no toma las medidas recomendadas; por ejemplo, un país que se sometió a un procedimiento de déficit excesivo y que no llevó a cabo las acciones correctivas requeridas no recibiría fondos".
Pero a la vuelta, porque esto es otra pausa de otros días de asueto, os lo desmenuzaré un poco más. Solo hay que tener los pies en la tierra. O volver a buscar la respuesta en el viento. O hacer preguntas al cielo.
Porque hay quien tiene los pies en la tierra, aferrado a ella con fuerza al tiempo que hace preguntas al cielo y no en busca de un dios precisamente.
Os dejé con el histórico acuerdo entre China e Irán y vuelvo con el tema porque ahora Irán está buscado un acuerdo similar con Rusia. El acuerdo de China e Irán fue el 9 de este mes, el 16 los presidentes de Rusia e Irán hablaron sobre el tema y el ministro de exteriores iraní presentó a su colega ruso algunos aspectos de ese acuerdo. Es un proceso normal, casi rutinario en estos momentos porque el triángulo Rusia-China-Irán se refuerza gracias a la agresividad de EEUU. Rusia e Irán tienen un acuerdo desde 2011 que se renueva cada cinco años, es decir, se tiene que renovar el año que viene. Pero tras el acuerdo chino-iraní Rusia tiene que subir la apuesta para no perder el tren. De eso se tratan las conversaciones, sobre todo el buscar que el acuerdo se renueve y sea a largo plazo como el chino.
Hay, además, un hecho adyacente o complementario: en octubre expiran las sanciones que la ONU impuso a Irán no solo por el asunto nuclear sino por la investigación en misiles. Las sanciones se levantaron cuando se firmó el acuerdo nuclear, pero no así las armamentísticas que, ahora sí, expirarán en octubre. Irán tiene su propia investigación y desarrollo de armas, pero depende de la tecnología rusa y recuerdo que ha comprado el sistema misilístico S-300 a los rusos. Si se tiene en cuenta que Rusia y China vetaron la pretensión de EEUU de ampliar las sanciones a Irán por las armas, que incluso la UE se opuso a EEUU y que en el acuerdo chino-iraní aparece la mejora de las capacidades aéreas de Irán, incluyendo las militares, la cosa está clara: Irán buscará un acuerdo con Rusia en ese sentido y no es descartable que solicite la compra del S-400 igual que hizo Turquía. El camino está abierto y solo las propias consideraciones de Rusia sobre lo que debe y no debe proporcionar a Irán (no hay que perder de vista sus buenas relaciones con Israel) serán los límites que nos mostrará qué nivel de alianza hay entre ellos en este sentido.
Así están las cosas y así hay que contarlas. Porque el nerviosismo de EEUU le hace cometer cada vez más estupideces, si es que eso es posible, como el cierre del consulado chino en Houston. Razones: ninguna. Pero hay un hecho que ha trastocado todo en muy poco tiempo. Ese hecho se llama coronavirus COVID-19 y la desastrosa imagen que ha ofrecido EEUU y está ofreciendo cada día que pasa. Todo el mundo lo está viendo y todo el mundo está actuando en consecuencia, incluso la moribunda Europa (con la excepción de los vasallos tradicionales como Gran Bretaña o Polonia o algunos países bálticos).
¿Cómo actúa todo el mundo? Pues de la única manera que puede hacer efectivo el desapego de EEUU: reduciendo la dependencia del dólar. En estos momentos hay una desdolarización acelerada de la economía mundial, aunque falta por ver si es provisional, producto del coronavirus, o definitiva. El hecho es que en tres meses se ha reducido el uso de dólares en los acuerdos comerciales mundiales hasta cifras nunca vistas. Según la información de la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales, el famoso SWIFT con que amenaza siempre EEUU con sancionar a todo quisque, el dólar ha caído en el mundo de esas transacciones desde el 44'1% en marzo al 40'88% a primeros de julio. En este sentido no hay que dejar de mencionar el acuerdo chino-iraní y la desdolarización del mismo, es decir, el no uso de la moneda americana en los acuerdos de un equivalente a los 500.000 millones de dólares.
Como digo, falta por ver si esto es provisional o definitivo, pero es una señal fortísima de por dónde van los tiros y el por qué de las estupideces estadounidenses. Cuando la cifra baje al 35% la tendencia ya será irreversible porque aunque se recupere ya nada será igual: EEUU está mostrando su fragilidad y eso el mundo lo ve. A pesar de la fanfarria y de las fanfarronadas. Porque, por si fuera poco, a eso hay que añadir que la participación de EEUU en las reservas mundiales de oro ha desdendido desde el 23'64% en 2019 al 15'5% actual.
Quienes siguen viendo a EEUU como "el imperio" no es que sean ilusionistas como los que ven una UE fuerte, es que simplemente no tienen los pies sobre la tierra. Es cierto que aún hay un largo camino por recorrer hasta el definitivo debilitamiento de EEUU, o hasta la definitiva desdolarización de la economía mundial, pero son dos caminos que van en paralelo y cada vez es más fácil recorrerlos. Y no perdáis de vista el proceso de digitalización del yuan y su internacionalización.
Y por si fuese poco, ayer China hizo una muestra más de poderío: el envío de una misión exploradora a Marte. El mundo metido en la pandemia y los chinos de vuelta de ella y jugando a los marcianos. O, como dicen ellos, haciendo preguntas al cielo. Después del éxito del envío de la sonda lunar en enero de 2019 (que sigue allí haciendo trabajos científicos aunque ya no se hable de ella) ahora llega el turno de Marte. Han llamado a la nave "Tianwen-1", que significa eso, preguntas al cielo, y llegará a Marte en febrero de 2021. Me apuesto otra cerveza a que pronto veremos a la NASA haciendo algo en Marte.
El Lince
jueves, 23 de julio de 2020
viernes, 10 de julio de 2020
Sembrando vientos
Los movimientos de EEUU son cada vez más desesperados en casi todo el mundo. Consciente de su pérdida de poder y de su declive hegemónico ha decidido arremeter con todo lo que tiene contra China, ya verdadera superpotencia mundial y factor geopolítico.
Si hay un pueblo ignorante en el mundo, ese es el estadounidense. Normal, y no es algo achacable a Trump, que no es sino la consecuencia de lo anterior. Pero sí hay algo que se puede achacar directamente a Trump: su absoluto desconocimiento de la evolución del mundo desde 2008 y de la realidad de los pueblos que no son EEUU. También es consecuencia de lo anterior.
Hay sobre todo dos situaciones en las que esto es evidente: Irán y, por supuesto, China. Con Irán la "campaña de máxima presión" está teniendo el efecto contrario de lo que se pretendía, y no será porque no se conoce la idiosincrasia iraní de que preferirán "comer tierra" antes de ceder a las presiones. Pueden atacar sus instalaciones, matar a sus generales, a sus científicos (y todo gratis, sin que la maravillosa y democrática "comunidad internacional" mueva una pestaña) pero Irán seguirá firme en lo que considera sus tres grandes patas de política exterior: Siria, Irak y Hizbulá. Por no hablar de su derecho a la energía nuclear.
EEUU va de fracaso en fracaso. Por no recordar lo que está ocurriendo el Líbano (y a donde ha descatado a sus principales representantes políticos y militares para presionar al gobierno), ahí está su reciente fracaso, de la semana pasada, intentando que la ONU extendiese el embargo de armas contra Irán. Como era lógico, China y Rusia se opusieron y los vasallos europeos se atrevieron a criticar a EEUU, aunque poniendo más énfasis en Irán, por haber roto el acuerdo nuclear y haber provocado esta situación.
Una situación que se resume en que China e Irán acaban de firmar un acuerdo estratégico (sic) de 25 años de duración. Curiosamente, quien lo hizo público fue el ex presidente Ahmadineyad criticando el oscurantismo con que se había firmado. Pero ni el gobierno iraní ni el chino lo han desmentido y, por el contrario, se hará público dentro de poco. Un acuerdo que rompe toda la estrategia estadounidense porque incluye desde ventas de petróleo a contratos de infraestructuras y mejoras de las capacidades aéreas de Irán, incluyendo las militares.
En acuerdo establece inversiones de casi 500.000 millones de dólares, más de la mitad (280.000) en petróleo, gas y productos petroquímicos. Y esta cantidad se satisfará en los primeros cinco años de vigor del acuerdo. Es decir, la política de sanciones (ilegales, según el derecho internacional) se debilita sobre manera porque los dos países tienen unas excelentes relaciones con Pakistán, la principal frontera de ambos.
China e Irán se garantizan un rico comercio de petróleo, gas y productos petroquimicos y lo más importante es que no se hará en dólares. Y, además, China consigue un descuento de entre el 12 y el 20% en petróleo y gas, sobre todo, por lo que miel sobre hojuelas.
Eso repercute, además, en Arabia Saudita, que si ya no es el principal proveedor petrolero de China (lo es Rusia) con este acuerdo pasará a ser el tercero, detrás de Irán. Supongo que se puede visibilizar cómo Trump y Pompeo se tiran de los pelos y el saudita Bin Salman de la barba.
Y hay más. China va a acelerar que su bolsa de petróleo tenga un papel mucho más activo del de ahora en el mercado global de petróleo. Si ahora maneja alrededor del 14% de todo el comercio petrolífero tras el acuerdo con Irán el salto será espectacular. Sobre todo, porque al no utillizar el dólar se refuerza el renminbi y el que se utilize esta moneda.
Esto es lo que hay detrás de los intentos de EEUU de prohibir a China el uso del dólar (aunque por el momento solo sean bravatas) y para eso Hong Kong juega un papel. A medida que HK sea sancionado por EEUU en cuestión del uso del dólar se moverá mucho más rápido la internacionalización del yuan o renminbi vinculada a los contratos de petróleo.
Las tácticas gansteriles de EEUU no están dando resultado, todo lo contrario. Siembran vientos y recogen tempestades. Si alguna mente (?) hubo en EEUU que teorizó sobre que Rusia y China no se atreverían a desafiar a EEUU y no acudirían en ayuda de Irán se equivocó sin duda. No solo han acudido en su ayuda, sino que lo han reforzado. Se refuerzan mutuamente. Es más, me atrevo a decir que sin EEUU el acuerdo chino-iraní no habría sido tan fácil ni tan rápido.
El viento estadounidense ha provocado la tempestad de la consolidación de la alianza Rusia-China-Irán.
Porque, en paralelo, China y Rusia están negociando un nuevo gasoducto, el segundo, atravesando Mongolia. Una de las cláusulas de la tregua en la guerra de aranceles impulsada por EEUU contra China era que los chinos tenían que seguir comprando petróleo y gas a EEUU. Pero a medida que EEUU aumenta su beligerancia, China reduce sus compromisos. No es sensato seguir con ellos cuando te insultan una y otra vez.
Así que nada, que EEUU siga sembrando vientos porque lo que está haciendo, en realidad, es acelerar el viento de la historia. Pero para saber de qué va esto hay que saber quien era Eric Hobsbawm y oirle contar, al oído, que cuando era niño y su niñera le negó una moneda a un niño chino que pedía, este dijo a modo de maldición: "ojalá te toquen vivir tiempos interesantes". En EEUU no saben historia, aunque ahora hay un cursillo acelerado con las estatuas. Así que cuando hayan derribado todas las estatuas tal vez haya un segundo cursillo acelerado sobre cómo EEUU pierde su hegemonía sembrando vientos y recogiendo tempestades.
El Lince
Los movimientos de EEUU son cada vez más desesperados en casi todo el mundo. Consciente de su pérdida de poder y de su declive hegemónico ha decidido arremeter con todo lo que tiene contra China, ya verdadera superpotencia mundial y factor geopolítico.
Si hay un pueblo ignorante en el mundo, ese es el estadounidense. Normal, y no es algo achacable a Trump, que no es sino la consecuencia de lo anterior. Pero sí hay algo que se puede achacar directamente a Trump: su absoluto desconocimiento de la evolución del mundo desde 2008 y de la realidad de los pueblos que no son EEUU. También es consecuencia de lo anterior.
Hay sobre todo dos situaciones en las que esto es evidente: Irán y, por supuesto, China. Con Irán la "campaña de máxima presión" está teniendo el efecto contrario de lo que se pretendía, y no será porque no se conoce la idiosincrasia iraní de que preferirán "comer tierra" antes de ceder a las presiones. Pueden atacar sus instalaciones, matar a sus generales, a sus científicos (y todo gratis, sin que la maravillosa y democrática "comunidad internacional" mueva una pestaña) pero Irán seguirá firme en lo que considera sus tres grandes patas de política exterior: Siria, Irak y Hizbulá. Por no hablar de su derecho a la energía nuclear.
EEUU va de fracaso en fracaso. Por no recordar lo que está ocurriendo el Líbano (y a donde ha descatado a sus principales representantes políticos y militares para presionar al gobierno), ahí está su reciente fracaso, de la semana pasada, intentando que la ONU extendiese el embargo de armas contra Irán. Como era lógico, China y Rusia se opusieron y los vasallos europeos se atrevieron a criticar a EEUU, aunque poniendo más énfasis en Irán, por haber roto el acuerdo nuclear y haber provocado esta situación.
Una situación que se resume en que China e Irán acaban de firmar un acuerdo estratégico (sic) de 25 años de duración. Curiosamente, quien lo hizo público fue el ex presidente Ahmadineyad criticando el oscurantismo con que se había firmado. Pero ni el gobierno iraní ni el chino lo han desmentido y, por el contrario, se hará público dentro de poco. Un acuerdo que rompe toda la estrategia estadounidense porque incluye desde ventas de petróleo a contratos de infraestructuras y mejoras de las capacidades aéreas de Irán, incluyendo las militares.
En acuerdo establece inversiones de casi 500.000 millones de dólares, más de la mitad (280.000) en petróleo, gas y productos petroquímicos. Y esta cantidad se satisfará en los primeros cinco años de vigor del acuerdo. Es decir, la política de sanciones (ilegales, según el derecho internacional) se debilita sobre manera porque los dos países tienen unas excelentes relaciones con Pakistán, la principal frontera de ambos.
China e Irán se garantizan un rico comercio de petróleo, gas y productos petroquimicos y lo más importante es que no se hará en dólares. Y, además, China consigue un descuento de entre el 12 y el 20% en petróleo y gas, sobre todo, por lo que miel sobre hojuelas.
Eso repercute, además, en Arabia Saudita, que si ya no es el principal proveedor petrolero de China (lo es Rusia) con este acuerdo pasará a ser el tercero, detrás de Irán. Supongo que se puede visibilizar cómo Trump y Pompeo se tiran de los pelos y el saudita Bin Salman de la barba.
Y hay más. China va a acelerar que su bolsa de petróleo tenga un papel mucho más activo del de ahora en el mercado global de petróleo. Si ahora maneja alrededor del 14% de todo el comercio petrolífero tras el acuerdo con Irán el salto será espectacular. Sobre todo, porque al no utillizar el dólar se refuerza el renminbi y el que se utilize esta moneda.
Esto es lo que hay detrás de los intentos de EEUU de prohibir a China el uso del dólar (aunque por el momento solo sean bravatas) y para eso Hong Kong juega un papel. A medida que HK sea sancionado por EEUU en cuestión del uso del dólar se moverá mucho más rápido la internacionalización del yuan o renminbi vinculada a los contratos de petróleo.
Las tácticas gansteriles de EEUU no están dando resultado, todo lo contrario. Siembran vientos y recogen tempestades. Si alguna mente (?) hubo en EEUU que teorizó sobre que Rusia y China no se atreverían a desafiar a EEUU y no acudirían en ayuda de Irán se equivocó sin duda. No solo han acudido en su ayuda, sino que lo han reforzado. Se refuerzan mutuamente. Es más, me atrevo a decir que sin EEUU el acuerdo chino-iraní no habría sido tan fácil ni tan rápido.
El viento estadounidense ha provocado la tempestad de la consolidación de la alianza Rusia-China-Irán.
Porque, en paralelo, China y Rusia están negociando un nuevo gasoducto, el segundo, atravesando Mongolia. Una de las cláusulas de la tregua en la guerra de aranceles impulsada por EEUU contra China era que los chinos tenían que seguir comprando petróleo y gas a EEUU. Pero a medida que EEUU aumenta su beligerancia, China reduce sus compromisos. No es sensato seguir con ellos cuando te insultan una y otra vez.
Así que nada, que EEUU siga sembrando vientos porque lo que está haciendo, en realidad, es acelerar el viento de la historia. Pero para saber de qué va esto hay que saber quien era Eric Hobsbawm y oirle contar, al oído, que cuando era niño y su niñera le negó una moneda a un niño chino que pedía, este dijo a modo de maldición: "ojalá te toquen vivir tiempos interesantes". En EEUU no saben historia, aunque ahora hay un cursillo acelerado con las estatuas. Así que cuando hayan derribado todas las estatuas tal vez haya un segundo cursillo acelerado sobre cómo EEUU pierde su hegemonía sembrando vientos y recogiendo tempestades.
El Lince
martes, 7 de julio de 2020
Capital: Beirut
Una gente que suele trabajar el mundo árabe me dijo hace un tiempo que "lo de Líbano" estaba interesante. Pues sí, pero no como lo interpretaban. Las revueltas comenzaron a finales de octubre del año pasado, se reprodujeron en enero y han resurgido otra vez, con timidez, tras el primer relajamiento de la pandemia. Al principio fueron impulsadas por el Partido Comunista contra el robo, la explotación y la corrupción. Luego se fueron extendiendo y se planteó como un desafío a un sistema (sancionado por la Constitución, impuesta por el colonialismo francés en 1943 antes de conceder la independencia) de reparto religioso y confesional, con los cristianos en posición dominante, los sunnitas como segundos y los chiítas como los parias. Pero de eso han pasado 80 años y aunque se ha reformado en algunos aspectos sigue sancionando la división de poder como entonces.
Se decía que quienes protestaban iban más allá de la división religiosa y que por primer vez se protestaba también contra Hizbulá, que es la principal fuerza que sostiene al gobierno aunque solo tiene dos ministros y no en carteras importantes. Pero cometieron un error: apoyar un gobierno de tecnócratas para, supuestamente, eludir el reparto de poder sectario y religioso. Y resultó que los tecnócratas son lo que son: gentes afines, o a sueldo, del FMI y/o Banco Mundial y/o grandes multinacionales occidentales.
Y en esas se está, resumiendo mucho el tiempo transcurrido desde entonces. La última movilización de más o menos importancia fue a finales de abril. Hasta ahora. Y ahora resurge de nuevo. La pregunta es por qué.
Pues porque Beirut se va a convertir en la capital del mundo y los dos mundos en puja, el occidental y el oriental, están peleando por ella. Me explico.
Los tecnócratas que reclamaban los manifestantes, tan alabados por los medios de propaganda occidentales, hacen lo único que saben hacer: dirigirse al FMI y/o al BM para pedir dinero, préstamos que hay que devolver en condiciones leoninas como es conocido. Pero el FMI y/o el BM exigen una serie de condiciones para conceder tales préstamos, sobre todo privatizaciones (más aún) y destrucción de lo poco público que hay en Líbano. Supongo que la canción os suena.
Y entonces surge la reacción donde no se esperaba: en Hizbulá. Porque este partido, o este movimiento político-militar, como prefiráis, sin el que nada es posible en Líbano, hizo un anuncio que trastocó todo (y lo aceleró): dijo que había que dejar de mirar hacia Occidente y sus instrumentos y que había otras posibilidades, como China.
Shock total. ¿Hizbulá pidiendo ayuda a China? Pues sí. Simplificando, así es.
Si en Oriente Próximo hay alguien que no habla por hablar es Hizbulá. Y cuando su secretario general dijo eso el pasado 16 de junio todo el mundo entendió. Por lo tanto, hay que darse prisa. Y una forma de darse prisa es recuperar las movilizaciones para que así, presionando al gobierno de tecnócratas, se llegue a un acuerdo en las condiciones que pretenden el FMI y/o el BM. Hay que parar como sea a China.
Tanto lo entendió todo el mundo que EEUU aceleró la aprobación de la llamada "Ley César" para apretar aún más las tuercas a Siria y a Líbano, país que depende comercialmente de su vecino tanto para importar como para exportar. Cerrar la puerta siria es cerrar la puerta libanesa. Es decir, de nuevo un tanto para que los tecnócratas hagan lo que tienen que hacer, y rápido. Entre otras cosas, porque el FMI y/o el BM ya han dicho que van a añadir cláusulas a sus préstamos para que los ministerios que controla Hizbulá no puedan acceder a ellos.
Lo que dijo Nasralá fue muy sencillo: "hay que buscar un realineamiento con China para poner fin a la dependencia de Líbano de Occidente". Y dijo algo más: "tengo información que es absolutamente definitiva, si no estoy seguro de ello no lo diría, de que las compañías chinas están listas para traer dinero para infraestructuras".
Porque China se ha dirigido formalmente al gobierno libanés para invertir en electricidad, gas, puertos, carreteras y ferrocarriles. Vamos, la Nueva Ruta de la Seda.
Eso ha provocado una gran conmoción al gobierno (y a la sociedad). Por una parte, teme a EEUU; por otra, tiene la oferta china en la mano. La exclusividad del FMI y/o BM ya no son las únicas cartas de la baraja. Pero las manifestaciones tienen como función precisamente romper esa ecuación porque, ¡oh sorpresa!, se dice que no a China. Y se dice con un anticomunismo primario dado que es la compañía Sinohydro, estatal, la que encabeza la oferta (aunque hay otras que son privadas). Al ser Sinohydro estatal se añade la coletilla que ahora es habitual, "el propietario es el Partido Comunista de China", y se sataniza la oferta. Aunque eso, precisamente, es una garantía en sí porque es inmune a las sanciones (ilegales, según el derecho internacional) de EEUU y que se impondrían sin duda alguna.
Si el gobierno fuese sensato aceptaría la propuesta china porque, además, China ofrece negociar una parte del pago en moneda local, o sea, la libra libanesa, algo totalmente impensable para el FMI y/o BM. Pero no se habla de sensatez, sino de vasallaje.
En esas está la cosa cuando aparece otro jugador: Irán. De nuevo de la mano de Hizbulá, aunque Irán nunca ha estado fuera de Líbano. E Irán hace la misma oferta que hizo a Venezuela: combustible. Y a pagar en libras libanesas.
Supongo que pilláis que en los dos casos el dólar desaparece como moneda de las transacciones financieras. Y supongo que pilláis lo que eso significa en un país que una vez fue llamado "la Suiza del mundo árabe".
Va a ser divertido seguir las vicisitudes del gobierno libanés, si se somete a las presiones de EEUU mientras pierde estas opciones chinas e iraníes (y siguen los cortes de electricidad, el hambre y demás, o sea, por lo que protestaban los manifestantes que consiguieron la aparición de los tecnócratas) o muestra una valentía de la que hasta ahora carece. Y eso vale, también, para quienes participaron y/o participan en las revueltas.
La aparición de Irán tiene otro componente: en unos momentos en los que muy probablemente ha sido atacado de nuevo (las explosiones recientes en sitios de investigación nuclear), el ofrecer combustible a Líbano supone presionar tanto a Egipto, porque los petroleros tienen que pasar por el Canal de Suez, como a EEUU que se ve en una tesitura muy similar a la de Venezuela. Y con el estrecho de Ormuz como fondo recordando que esa es la gran baza iraní. Incluso siendo mal pensado, sería más que probable que Irán y Egipto llegasen a un acuerdo para que los barcos no llegasen a Líbano pero sí a Siria y desde allí transferirlo a Líbano rompiendo la famosa "Ley César".
El Lince
Una gente que suele trabajar el mundo árabe me dijo hace un tiempo que "lo de Líbano" estaba interesante. Pues sí, pero no como lo interpretaban. Las revueltas comenzaron a finales de octubre del año pasado, se reprodujeron en enero y han resurgido otra vez, con timidez, tras el primer relajamiento de la pandemia. Al principio fueron impulsadas por el Partido Comunista contra el robo, la explotación y la corrupción. Luego se fueron extendiendo y se planteó como un desafío a un sistema (sancionado por la Constitución, impuesta por el colonialismo francés en 1943 antes de conceder la independencia) de reparto religioso y confesional, con los cristianos en posición dominante, los sunnitas como segundos y los chiítas como los parias. Pero de eso han pasado 80 años y aunque se ha reformado en algunos aspectos sigue sancionando la división de poder como entonces.
Se decía que quienes protestaban iban más allá de la división religiosa y que por primer vez se protestaba también contra Hizbulá, que es la principal fuerza que sostiene al gobierno aunque solo tiene dos ministros y no en carteras importantes. Pero cometieron un error: apoyar un gobierno de tecnócratas para, supuestamente, eludir el reparto de poder sectario y religioso. Y resultó que los tecnócratas son lo que son: gentes afines, o a sueldo, del FMI y/o Banco Mundial y/o grandes multinacionales occidentales.
Y en esas se está, resumiendo mucho el tiempo transcurrido desde entonces. La última movilización de más o menos importancia fue a finales de abril. Hasta ahora. Y ahora resurge de nuevo. La pregunta es por qué.
Pues porque Beirut se va a convertir en la capital del mundo y los dos mundos en puja, el occidental y el oriental, están peleando por ella. Me explico.
Los tecnócratas que reclamaban los manifestantes, tan alabados por los medios de propaganda occidentales, hacen lo único que saben hacer: dirigirse al FMI y/o al BM para pedir dinero, préstamos que hay que devolver en condiciones leoninas como es conocido. Pero el FMI y/o el BM exigen una serie de condiciones para conceder tales préstamos, sobre todo privatizaciones (más aún) y destrucción de lo poco público que hay en Líbano. Supongo que la canción os suena.
Y entonces surge la reacción donde no se esperaba: en Hizbulá. Porque este partido, o este movimiento político-militar, como prefiráis, sin el que nada es posible en Líbano, hizo un anuncio que trastocó todo (y lo aceleró): dijo que había que dejar de mirar hacia Occidente y sus instrumentos y que había otras posibilidades, como China.
Shock total. ¿Hizbulá pidiendo ayuda a China? Pues sí. Simplificando, así es.
Si en Oriente Próximo hay alguien que no habla por hablar es Hizbulá. Y cuando su secretario general dijo eso el pasado 16 de junio todo el mundo entendió. Por lo tanto, hay que darse prisa. Y una forma de darse prisa es recuperar las movilizaciones para que así, presionando al gobierno de tecnócratas, se llegue a un acuerdo en las condiciones que pretenden el FMI y/o el BM. Hay que parar como sea a China.
Tanto lo entendió todo el mundo que EEUU aceleró la aprobación de la llamada "Ley César" para apretar aún más las tuercas a Siria y a Líbano, país que depende comercialmente de su vecino tanto para importar como para exportar. Cerrar la puerta siria es cerrar la puerta libanesa. Es decir, de nuevo un tanto para que los tecnócratas hagan lo que tienen que hacer, y rápido. Entre otras cosas, porque el FMI y/o el BM ya han dicho que van a añadir cláusulas a sus préstamos para que los ministerios que controla Hizbulá no puedan acceder a ellos.
Lo que dijo Nasralá fue muy sencillo: "hay que buscar un realineamiento con China para poner fin a la dependencia de Líbano de Occidente". Y dijo algo más: "tengo información que es absolutamente definitiva, si no estoy seguro de ello no lo diría, de que las compañías chinas están listas para traer dinero para infraestructuras".
Porque China se ha dirigido formalmente al gobierno libanés para invertir en electricidad, gas, puertos, carreteras y ferrocarriles. Vamos, la Nueva Ruta de la Seda.
Eso ha provocado una gran conmoción al gobierno (y a la sociedad). Por una parte, teme a EEUU; por otra, tiene la oferta china en la mano. La exclusividad del FMI y/o BM ya no son las únicas cartas de la baraja. Pero las manifestaciones tienen como función precisamente romper esa ecuación porque, ¡oh sorpresa!, se dice que no a China. Y se dice con un anticomunismo primario dado que es la compañía Sinohydro, estatal, la que encabeza la oferta (aunque hay otras que son privadas). Al ser Sinohydro estatal se añade la coletilla que ahora es habitual, "el propietario es el Partido Comunista de China", y se sataniza la oferta. Aunque eso, precisamente, es una garantía en sí porque es inmune a las sanciones (ilegales, según el derecho internacional) de EEUU y que se impondrían sin duda alguna.
Si el gobierno fuese sensato aceptaría la propuesta china porque, además, China ofrece negociar una parte del pago en moneda local, o sea, la libra libanesa, algo totalmente impensable para el FMI y/o BM. Pero no se habla de sensatez, sino de vasallaje.
En esas está la cosa cuando aparece otro jugador: Irán. De nuevo de la mano de Hizbulá, aunque Irán nunca ha estado fuera de Líbano. E Irán hace la misma oferta que hizo a Venezuela: combustible. Y a pagar en libras libanesas.
Supongo que pilláis que en los dos casos el dólar desaparece como moneda de las transacciones financieras. Y supongo que pilláis lo que eso significa en un país que una vez fue llamado "la Suiza del mundo árabe".
Va a ser divertido seguir las vicisitudes del gobierno libanés, si se somete a las presiones de EEUU mientras pierde estas opciones chinas e iraníes (y siguen los cortes de electricidad, el hambre y demás, o sea, por lo que protestaban los manifestantes que consiguieron la aparición de los tecnócratas) o muestra una valentía de la que hasta ahora carece. Y eso vale, también, para quienes participaron y/o participan en las revueltas.
La aparición de Irán tiene otro componente: en unos momentos en los que muy probablemente ha sido atacado de nuevo (las explosiones recientes en sitios de investigación nuclear), el ofrecer combustible a Líbano supone presionar tanto a Egipto, porque los petroleros tienen que pasar por el Canal de Suez, como a EEUU que se ve en una tesitura muy similar a la de Venezuela. Y con el estrecho de Ormuz como fondo recordando que esa es la gran baza iraní. Incluso siendo mal pensado, sería más que probable que Irán y Egipto llegasen a un acuerdo para que los barcos no llegasen a Líbano pero sí a Siria y desde allí transferirlo a Líbano rompiendo la famosa "Ley César".
El Lince
jueves, 2 de julio de 2020
Sandías, nabos y moho
Estos días ha habido dos cosas electorales que son significativas: en Francia, las elecciones municipales han supuesto una cierta derrota de Macron y un cierto ascenso de las listas unitarias de "izquierda" con los ecologistas al frente; en Rusia, la reforma constiticional favorable a Putin ha logrado un porcentaje muy amplio de votos pero lo significativo es que casi el 25% de quienes han votado lo han hecho en contra. Eso significa que la oposición a Putin comienza a tomar cuerpo y que esa oposición es por la izquierda. Pero me voy a centrar en Francia.
El resultado de las elecciones municipales se puede ver de muchas maneras, desde las favorables hasta las desfavorables. Los optimistas, necesitados de alguna victoria tras tantas derrotas, dicen que ha "reverdecido la izquierda" porque ha habido un "tsunami ecologista" que se ha llevdo por delante el macronismo. Los pesimistas, que el macronismo ha resistido en las zonas rurales y que solo en las ciudades, y hay que matizar en cuáles, ha recibido el revés.
Nada del otro mundo, si no se tiene en cuenta la abstención de casi el 60% (por una abstención similar se han echado pestes de la "dictadura" venezolana en otras ocasiones, hablando de desafección, de crisis, de deslegitimación, etc.).
Por diseccionar un poco la cosa, las alianzas que se han articulado alrededor de los verdes han sido de socialistas y comunistas, lo que hasta ahora era La Francia Insumisa. Pero LFI ha desaparecido en estas elecciones básicamente por los verdes, que se negaron en redondo en la mayoría de los casos a coaliciones si no las dirigían ellos. Esta fue la postura de uno de los mayores oportunistas de la historia moderna, Daniel Conn-Bendit (sí, el ídolo del famoso Mayo del 68), pese a que LFI había conseguido muy buenos resultados en la primera vuelta.
LFI se había dado un tiro en el pie al apostar por la "geometría variable" en las alianzas y abandonar su esencia de actuar como "delegado político" de los diversos movimientos sociales y políticos, no solo los "chalecos amarillos", sino quienes peleaban contra el nuevo régimen de pensiones, mucho mas restrictivo, y la privatización sanitaria. Eso es lo que han utilizado los verdes para llevarse el gato al agua aunque LFI aún juega un papel de primer orden dentro de todas esas coaliciones aunque sus candidatos hayan sido muchos menos que los verdes y tiene en sus manos, por ejemplo, conseguir la alcaldía de Marsella.
El resultado en algunas de las principales ciudades, por la importancia demográfica que tienen, hay que reseñarlo pero sin alharacas. Solo hay que recordar ejemplos como los de Madrid o Barcelona, por ejemplo, como emblemas de "los ayuntamientos del cambio" y lo que no cambiaron. Así que, cuando menos, precaución a la hora de dar botes de alegría y de repetir el mantra de que los verdes son como las sandías: verdes por fuera y rojas por dentro.
La pregunta que hay que hacerse antes de ponerse a comer sandías y a dar botes de alegría es qué hay detrás de la derrota aparente de Macron, de la derrota aparente de los fascistas (que pese a todo se han hecho con una alcaldía importante) y que ha desorientado a la "izquierda" hasta difuminarse en estas listas unitarias. Pues lo que hay detrás son los "chalecos amarillos", cuyo surgimiento y movilizaciones solo muy tardíamente contaron con el apoyo de quienes ahora aparecen como ganadores. Ellos fueron quienes se opusieron al colorín verde sin sustancia de Macron y de la UE. A su carro se han sumado los demás. Pero sumarse al carro no quiere decir que lo asuman, sino que lo van a controlar y a reconducir. No hay que olvidar que la sandía es verde, sí, pero también el moho.
Los "chalecos amarillos", reprimidos con saña por Macron, están en el origen de todo porque gracias a ellos todos, menos Macron, pueden decir que han ganado: los verdes, los fascistas, la izquierda y la derecha no macronista.
Pero son los verdes quienes centran todo el foco, y en su interior no todo es rojo ni mucho menos. Tal vez en vez de compararlos con las sandías haya que hacerlo con los nabos, rojos por fuera y blancos por dentro. Vuelvo a los ejemplos de Madrid y Barcelona. Los verdes no solo son ambigüos sino que no tienen una política única respecto a temas supuestamente centrales para ellos como la infraestructura y la vivienda. Las diferencias entre lo que pasa en ciudades como Lyon, Estrasburgo o Burdeos, por mencionar solo tres, son evidentes y parecen partidos distintos.
Ahora, y no ha pasado una semana, ya hay carreras entre quienes apuestan por mantener la coalición de cara a las elecciones presidenciales -pero encabezada por ellos- y quienes prefieren ir en solitario. Quedan dos años para las presidenciales y cómo actúen las nuevas alcaldías será determinante para ver si son algo nuevo o más de lo mismo.
Porque hay cosas que chirrían, y mucho. Por ejemplo, todos sin excepción son partidarios de la Unión Europea. De nuevo el capo Conn-Bendit aquí, europarlamentario desde 1994 y vividor a costa de ello. Y eso en unos momentos en los que el 58% de la población francesa dice que la UE no sirve para nada, "irrelevante" es la expresión que se utiliza, y que así ha quedado acreditado con la pandemia.
Me voy a centrar en este personaje, Conn-Bendit, porque es el gurú y es un peligro. Es vicepresidente del grupo parlamentario de los verdes en el Parlamento Europeo y es más beligerante que nadie... con China. No es nuevo, ya en 1999 apoyó la guerra de agresión de la OTAN contra Yugoslavia.
El mes pasado se presentó una llamada Alianza Interparlamentaria sobre China y Conn-Bendit es partidario de ella junto con los verdes alemanes, por ejemplo. Estar al mismo lado que los impresentables como Marco Rubio y otros no es problema para tan insigne ecologista. Por eso en el Parlamento Europeo son muchos los verdes que están adhiriéndose a la campaña contra China. Y antes, contra Rusia.
Así que cuidadito con los verdes porque estamos entre sandías y nabos, sin olvidar que el moho también es verde.
El Lince
Estos días ha habido dos cosas electorales que son significativas: en Francia, las elecciones municipales han supuesto una cierta derrota de Macron y un cierto ascenso de las listas unitarias de "izquierda" con los ecologistas al frente; en Rusia, la reforma constiticional favorable a Putin ha logrado un porcentaje muy amplio de votos pero lo significativo es que casi el 25% de quienes han votado lo han hecho en contra. Eso significa que la oposición a Putin comienza a tomar cuerpo y que esa oposición es por la izquierda. Pero me voy a centrar en Francia.
El resultado de las elecciones municipales se puede ver de muchas maneras, desde las favorables hasta las desfavorables. Los optimistas, necesitados de alguna victoria tras tantas derrotas, dicen que ha "reverdecido la izquierda" porque ha habido un "tsunami ecologista" que se ha llevdo por delante el macronismo. Los pesimistas, que el macronismo ha resistido en las zonas rurales y que solo en las ciudades, y hay que matizar en cuáles, ha recibido el revés.
Nada del otro mundo, si no se tiene en cuenta la abstención de casi el 60% (por una abstención similar se han echado pestes de la "dictadura" venezolana en otras ocasiones, hablando de desafección, de crisis, de deslegitimación, etc.).
Por diseccionar un poco la cosa, las alianzas que se han articulado alrededor de los verdes han sido de socialistas y comunistas, lo que hasta ahora era La Francia Insumisa. Pero LFI ha desaparecido en estas elecciones básicamente por los verdes, que se negaron en redondo en la mayoría de los casos a coaliciones si no las dirigían ellos. Esta fue la postura de uno de los mayores oportunistas de la historia moderna, Daniel Conn-Bendit (sí, el ídolo del famoso Mayo del 68), pese a que LFI había conseguido muy buenos resultados en la primera vuelta.
LFI se había dado un tiro en el pie al apostar por la "geometría variable" en las alianzas y abandonar su esencia de actuar como "delegado político" de los diversos movimientos sociales y políticos, no solo los "chalecos amarillos", sino quienes peleaban contra el nuevo régimen de pensiones, mucho mas restrictivo, y la privatización sanitaria. Eso es lo que han utilizado los verdes para llevarse el gato al agua aunque LFI aún juega un papel de primer orden dentro de todas esas coaliciones aunque sus candidatos hayan sido muchos menos que los verdes y tiene en sus manos, por ejemplo, conseguir la alcaldía de Marsella.
El resultado en algunas de las principales ciudades, por la importancia demográfica que tienen, hay que reseñarlo pero sin alharacas. Solo hay que recordar ejemplos como los de Madrid o Barcelona, por ejemplo, como emblemas de "los ayuntamientos del cambio" y lo que no cambiaron. Así que, cuando menos, precaución a la hora de dar botes de alegría y de repetir el mantra de que los verdes son como las sandías: verdes por fuera y rojas por dentro.
La pregunta que hay que hacerse antes de ponerse a comer sandías y a dar botes de alegría es qué hay detrás de la derrota aparente de Macron, de la derrota aparente de los fascistas (que pese a todo se han hecho con una alcaldía importante) y que ha desorientado a la "izquierda" hasta difuminarse en estas listas unitarias. Pues lo que hay detrás son los "chalecos amarillos", cuyo surgimiento y movilizaciones solo muy tardíamente contaron con el apoyo de quienes ahora aparecen como ganadores. Ellos fueron quienes se opusieron al colorín verde sin sustancia de Macron y de la UE. A su carro se han sumado los demás. Pero sumarse al carro no quiere decir que lo asuman, sino que lo van a controlar y a reconducir. No hay que olvidar que la sandía es verde, sí, pero también el moho.
Los "chalecos amarillos", reprimidos con saña por Macron, están en el origen de todo porque gracias a ellos todos, menos Macron, pueden decir que han ganado: los verdes, los fascistas, la izquierda y la derecha no macronista.
Pero son los verdes quienes centran todo el foco, y en su interior no todo es rojo ni mucho menos. Tal vez en vez de compararlos con las sandías haya que hacerlo con los nabos, rojos por fuera y blancos por dentro. Vuelvo a los ejemplos de Madrid y Barcelona. Los verdes no solo son ambigüos sino que no tienen una política única respecto a temas supuestamente centrales para ellos como la infraestructura y la vivienda. Las diferencias entre lo que pasa en ciudades como Lyon, Estrasburgo o Burdeos, por mencionar solo tres, son evidentes y parecen partidos distintos.
Ahora, y no ha pasado una semana, ya hay carreras entre quienes apuestan por mantener la coalición de cara a las elecciones presidenciales -pero encabezada por ellos- y quienes prefieren ir en solitario. Quedan dos años para las presidenciales y cómo actúen las nuevas alcaldías será determinante para ver si son algo nuevo o más de lo mismo.
Porque hay cosas que chirrían, y mucho. Por ejemplo, todos sin excepción son partidarios de la Unión Europea. De nuevo el capo Conn-Bendit aquí, europarlamentario desde 1994 y vividor a costa de ello. Y eso en unos momentos en los que el 58% de la población francesa dice que la UE no sirve para nada, "irrelevante" es la expresión que se utiliza, y que así ha quedado acreditado con la pandemia.
Me voy a centrar en este personaje, Conn-Bendit, porque es el gurú y es un peligro. Es vicepresidente del grupo parlamentario de los verdes en el Parlamento Europeo y es más beligerante que nadie... con China. No es nuevo, ya en 1999 apoyó la guerra de agresión de la OTAN contra Yugoslavia.
El mes pasado se presentó una llamada Alianza Interparlamentaria sobre China y Conn-Bendit es partidario de ella junto con los verdes alemanes, por ejemplo. Estar al mismo lado que los impresentables como Marco Rubio y otros no es problema para tan insigne ecologista. Por eso en el Parlamento Europeo son muchos los verdes que están adhiriéndose a la campaña contra China. Y antes, contra Rusia.
Así que cuidadito con los verdes porque estamos entre sandías y nabos, sin olvidar que el moho también es verde.
El Lince