Sobre el reino de las sombras
Videojuegos, Tolkien, Lovecraft... y ahora el Fondo Monetario Internacional. Todo un mundo para hablar de lo mismo: el reino de las sombras que es Occidente y de cómo nos siguen oscureciendo la realidad: el fin de su hegemonía.
El Fondo Monetario Internacional está, como todo el mundo, haciendo balance de fin de año y lo que publica no solo es revelador de lo anterior sino de cómo ese gran castillo de naipes que es Occidente ni siquiera resiste ya un soplido. Lo penúltimo, porque lo último está aún por escribirse, es que el tan cacareado G-7, los supuestos países más industrializados del mundo (EEUU, Canadá, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia), no es más que una estafa a gran escala que sigue aparentando algo que no es real.
Porque el G-7 real es otra cosa, por este orden: China, India, Corea del Sur, Rusia, Brasil, Indonesia y México.
Casi, casi, lo mismo que dice el Centro de Investigación Económica y Empresarial británico que ha hecho fortuna estos días con su informe sobre que China superará a EEUU como la primera economía del mundo en 2028. Aunque la estrategia de los medios de propaganda es clara: reflejar algo y ocultar el todo. Como el iceberg. Porque lo que dice el centro británico es una mentira manifiesta dado que desde 2017 China supera económicamente a EEUU, según el propio FMI. Pero como estamos en navidades, no hay que destrozar la ilusión de los niños con la verdad, así que alejemosla un poco más y sigamos en nuestra inocencia y oscuridad.
La diferencia entre uno y otro es que los británicos siguen aferrándose a la historia y a la histeria de la supremacía occidental mientras que el FMI no. El centro británico sigue insistiendo en que el G-7 sigue siendo casi, casi el G-7 con el que Occidente sueña, mientras que el FMI no. Los británicos dicen que China liderará, pero que también hay que tener en cuenta a India, que entraría en el "nuevo" G-7 en detrimento de Italia mientras que los otros se mantienen. El FMI es mucho más claro al respecto e introduce un elemento determinante: la pandemia.
Los británicos la consideran coyuntural, mientras que el FMI la considera determinante para el vuelco. No obstante, el centro británico -que tiene metido el miedo en el cuerpo- solo puede reconocer lo obvio, aunque lo oculte: "otras economías asiáticas se están disparando en la tabla de clasificación", aunque no las menciona. Si os fijáis, cuatro de los países del nuevo y real G-7 son asiáticos: China, India, Corea del Sur e Indonesia. Cinco, si contamos a Rusia como asiático.
El FMI es claro, los británicos no: "El adelantamiento se produjo ayudado por la pandemia, pero no solo. La crisis pandémica ha impactado más en las economías de los países más industrializados y ha llevado a los mercados emergentes a superar el PIB del G-7" (...) "Esto ha hecho que el PIB de los países emergentes se sitúe en los 39.672 billones de dólares frente a los 38.137 billones de dólares de los países del G-7".
El FMI no augura nada bueno para los países occidentales porque, aún considerando que en el 2021 habrá un "repunte económico" de los países del G-7 lo mismo ocurrirá en los países emergentes y que "en los próximos cuatro años" estos países "crecerán casi el doble que las economías avanzadas".
Desde luego, a buen entendedor pocas palabras bastan. Pero hay que ser buen entendedor y Occidente es no solo sordo, sino ciego y mudo.
Lo último, pero no menos importante, es que la deuda pública de los países que el FMI llama "emergentes" -pero que ya son una realidad- es significativamente menor que la de los del famoso e irreal G-7. Esto hace que su crecimiento sea mucho más sostenible, y más cuanto hay que añadir otra cuestión: que todos ellos, sin excepción (sobre todo China, Rusia, India y Brasil, como integrantes de los BRICS) han realizado un desacoplamiento del dólar e incentivado el comercio en sus propias monedas.
Así que nada, terminemos el año comparando civilizaciones, viendo cómo Occidente desaparece en su nihilismo reaccionario, lleno de seres rotos y aislados que siguen creyendo que están en la cúspide de todo y sobre todos. El neoliberalismo está muerto y el capitalismo herido, de ahí su intento de reconstrucción con diversos nombres y figuras. Es hora de cambiar este modelo que ya no se sostiene, hora de enfrentar las sombras y luchar contra el oscurantismo y la opresión.