El golpe y la carnaza
China, de nuevo China. La bicha para Occidente. Resulta que con la política de Covid-0 que viene impulsando el país asiático desde el inicio, hay una serie de manifestaciones que son resaltadas por los sospechosos habituales como si se estuviese a punto de una rebelión en masa. Ya les gustaría. Los medios de propaganda ya tienen carnaza durante unos días, al igual que la tuvieron con Irán, y antes con cualquier otro malo malísimo.
Occidente vive de la propaganda, de la carnaza. Si la semana pasada fue espeluznante para el declive occidental, la que ahora comienza no se queda atrás. Pese a la carnaza con que nos dan de comer los sospechosos habituales, ha recibido otros dos golpes.
Lo primero a tener en cuenta es la estrepitosa derrota de los partidarios de EEUU (y de sus vasallos occidentales en Taiwán). Este fin de semana ha habido elecciones locales y el batacazo ha sido de los que hacen época para Occidente: la oposición, partidaria de una buena relación con la parte continental, ha barrido haciéndose con 16 de las 23 principales ciudades, incluyendo la capital. Dos están en manos de candidatos independientes, aunque también partidarios de la buena relación. Por lo tanto, los amiguitos de la abuela Pelosi y adláteres se han quedado con un palmo de narices manteniendo solo 5 ciudades.
La aplastante derrota de los "pelosianos", partidarios de la alianza con EEUU y el resto de Occidente, frente a los partidarios del acercamiento a China continental no tiene parangón. Es el resultado de la provocación constante y que tuvo su momento culminante con la visita de la abuela Pelosi. En China están alborozados porque el resultado de los secuaces de Occidente es el peor en 36 años. Y eso es buena señal, es un buen golpe el recibido por los sospechosos habituales aunque los que han ganado quieren seguir manteniendo las buenas relaciones con Occidente pero sin la agresividad que había ahora con el continente. Los residentes en Taiwán han demostrado que entienden que el camino seguido por el actual gobierno, respaldado como siempre por Estados Unidos, conlleva riesgos y peligros que no quieren afrontar en absoluto.
Uno de los activos de Occidente se desinfla, de ahí el interés en resaltar las protestas contra el Covid-0. Uno, el otro es Ucrania, y aquí están saltando chispas.
No, no son las instalaciones eléctricas que están volando, volando. Es el Occidente colectivo el que está empezando a estar hasta el gorro del payaso y sus neonazis.
Si hay que hacer caso a lo que se dice por los lares del patrón, 20 de los 30 países de la OTAN "han agotado sus reservas de armas". Así que eso de "apoyar a Ucrania tanto como haga falta" tiene fecha de caducidad.
Y como la historia juega malas pasadas, aquí hay un excelente recordatorio de lo que hizo (y hace siempre) la OTAN en Yugoslavia durante la guerra de 1999. Así respondía en entonces portavoz de la OTAN -acordaos de los "efectos colaterales"- cuando se le preguntó el porqué de los ataques a las centrales eléctricas: "Desafortunadamente, los sistemas de comando y control también dependen de la electricidad. Si Milosevic realmente quiere que sus ciudadanos tengan agua y electricidad, todo lo que tiene que hacer es aceptar los términos de la OTAN y detendremos esta campaña. Hasta que lo haga, seguiremos atacando objetivos que suministran electricidad a su ejército. Si esto tiene consecuencias para la población, esos son sus problemas [de Milosevic]. El suministro de agua y la electricidad se están utilizando contra el pueblo de Serbia, los hemos "cortado" para siempre o durante mucho tiempo por el bien de las vidas de 1'6 millones de kosovares que han sido expulsados de sus hogares y cuyas vidas han sido gravemente dañadas. Esta diferencia no gustará a todo el mundo, pero para mí esta diferencia es fundamental".
Occidente es encantador, por supuesto. Y democrático y eso. Y con valores, por supuesto. Su orden y sus reglas. Este es un recordatorio muy oportuno y que no conviene olvidar. Porque donde las dan, las toman.
El Lince