Un buen movimiento en
medio de la tormenta
Podría haber titulado también este escrito como “segunda aproximación a los movimientos políticos internos en el Donbás” (ver la primera aquí),
pero creo que es más poético. Porque lo
que está ocurriendo en el Donbás tiene todo el carácter de una tormenta interna.
En esta ocasión voy a dejar al margen a Poroshenko, su viaje a EEUU y los
movimientos dentro de la junta filonazi de Kiev.
La tormenta en el Donbás tiene mucho que ver con el acuerdo
de alto el fuego firmado en Minsk el 5 de septiembre y que también os analicé aquí. Repetir lo dicho no tiene
ningún sentido. Pero desde entonces la tormenta no amaina, sino que arrecia.
Las noticias surgen, se confirman, se desmienten y vuelta a empezar. No hay
nada claro en estos momentos. Quien se aventure a hacer predicciones va a
fallar. Seguro. Lo que hay en el Donbás es una lucha, cada vez más vitrulenta,
entre los sectores más proclives a un pacto con Kiev (no son nuevos, por otra
parte) y quienes apuestan de forma clara por la autodeterminación. Falta por saber si con oligarcas o sin ellos. Es una clara lucha de clases.
A mí me gusta ofrecer datos, así que aquí tenéis un par de
ellos. La firma del documento de Minsk (por cierto, hoy se está volviendo a
negociar, con los mismos participantes que entonces en la misma ciudad) provocó
tal revuelo que dos días después, el 7 de septiembre, el Consejo Supremo de Donetsk
tuvo que hacer una declaración pública afirmando que el acuerdo se había
firmado “guiándose por la declaración de soberanía de la República Popular de Donetsk”.
Tal vez sí, pero eso no se refleja en el articulado, vago e impreciso pero que
está siendo considerado como inmutable por Poroshenko sin que por la otra parte
no haya una reacción clara. Sólo balbuceos que ponen de manifiesto la lucha
sorda que se está produciendo dentro de las repúblicas populares.
Una semana más tarde, o sea, el día 14 de septiembre, el presidente del Consejo Supremo de Donetsk,
hizo unas declaraciones en las que se desmarcaba de sus antecesores, de forma
especial respecto a Boroday, quien había dicho “en Donetsk no somos comunistas”,
y remarcando que el camino de la Nueva
Rusia no tiene que ser “el socialismo puro” sino un “socialismo modelo chino”.
Este hombre se llama Boris Litvinov
y ha sido siempre un militante comunista, tanto en el PCUS como en el Partido Comunista
de Ucrania tras la desaparición de la URSS. Litvinov es uno de los autores
intelectuales de la revuelta popular del Donbás tras el golpe del Maidán y un
activo luchador antifascista. Es uno de
los redactores de la Declaración de Soberanía de la RPD y de la Constitución,
en la que se recoge el reconocimiento de la propiedad privada pero dando “prioridad
a las formas colectivas de la propiedad”.
Sin embargo, no todos los actuales dirigentes piensan igual.
Es el caso de Oleg Tsarev, un
antiguo miembro del Partido de las Regiones de Yanukovich, y presidente del
parlamento de Nueva Rusia. Este es el
promotor del nuevo emblema, la bandera zarista aunque invertida (negro,
amarillo y blanco en vez de la original blanco, amarillo y negro) bajo la que
desfilan las milicias y que está siendo asumida cada vez más como la bandera
del futuro estado, relegando la tradicional (roja con la cruz de San Andrés
azul) a emblema de las Fuerzas Armadas de Nueva Rusia. Tsarev tiene lazos
claros con sectores oligárquicos y es
uno de los redactores de la Constitución de Nueva Rusia en la que, a
diferencia de la de Donetsk, no se apuesta por una u otra forma de propiedad sino
que se simplemente se dice que “se
protegerán por igual todas las formas de propiedad”. Tsarev defiende a capa
y espada las conversaciones de Minsk, aunque es consciente de que con el texto
actual no se puede hablar de Nueva Rusia y ni siquiera de todo Donetsk y
Luganks dado que la autonomía ofrecida por Kiev se limita sólo a la zona que
controlan las milicias y es temporal. No sólo eso, sino que puede decaer en
cualquier momento por una decisión presidencial de Poroshenko.
Por no hacer más
largo este análisis, hay que hablar de otro movimiento extraño protagonizado
por varios comandantes de las milicias que han vuelto a demostrar que dentro de
ellas hay varias tendencias y, tal vez, ambiciones personales. Uno de ellos es el comandante del Batallón “Vostok”, Alexander
Jodakovski, que ya estuvo implicado en un intento de negociación con la
junta neonazi de Kiev que fue abortado por Strelkov cuando se retiró de
Slavianks (ver análisis aquí). Jodakovski y
otros tres comandantes de milicias decidieron el 16 de septiembre crear las Fuerzas Armadas de Nueva Rusia colocando al
frente de ellas a un desconocido general. La sorpresa por este movimiento fue
general, puesto que nadie sabía nada al respecto. Una de las sorpresas es que
se ha dejado fuera a uno de los comandantes más críticos con el acuerdo de cese
el fuego, Alexei Mozgovoi, y azote de los oligarcas. Este es el documento de creación de las FANR.
Todo ello se junta con la
campaña de desprestigio que se está haciendo ¿por parte de quién? contra Igor
Strelkov, que anda desmintiendo un día sí y otro también tanto su muerte
como conspiraciones en las que estaría metido. Strelkov dio hace unos días una
rueda de prensa en la que arremetía
contra el acuerdo de Minsk, afirmaba que no hay que participar en la estrategia
contra Rusia y denunció la existencia de una quinta columna en el Donbás que
ha estado, y sigue, negociando con la junta neonazi de Kiev.
Hay muchas teorías sobre lo que está pasando dentro del
movimiento popular del Donbás y, como os he dicho, muchas noticias que
aparecen, se confirman o niegan. Aún es pronto, al menos para mí, interpretar
todo esto. Pero en medio de la tormenta ha aparecido una buena noticia. Tarde,
pero ya era hora: se está estudiando en serio la posibilidad de tener moneda
propia y se están diseñando los billetes. Estos son algunos de los proyectos.
El Donbás es rico, produce la cuarta parte de todo el
Producto Interior Bruto de Ucrania, por lo que su independencia es factible.
Tiene en sus manos las oficinas del Banco Nacional de Ucrania y de la Oficina Regional
del Tesoro, con sus recursos, muchos o pocos, y hasta ahora no se habían
decidido a dar este paso. Otra muestra de las tensiones existentes. Pero se ha
dado, y eso es interesante. En los
diseños de la nueva moneda, que se llamará “nuevo rublo” o similar, aparece una
clara mezcla de las tensiones y de la lucha de clases: el primer billete
recoge la imagen de la Tumba de Saur, un monumento a la victoria soviética
sobre los nazis en la II Guerra Mundial y donde están los nombres de los
soldados muertos en esa victoria, y el segundo al efigie de Georgy Sedov, explorador
del Ártico que nació en Donetsk.
El Donbás tiene la suficiente entidad para ser independiente
si Nueva Rusia se constituye finalmente. Tendría un nivel comercial
equiparable, o superior a países que hoy son parte de la UE como Macedonia o
Estonia, entre otros. Pero no todo el mundo dentro del Donbás está por la labor. Esa es la tormenta que existe y veremos si después de la tormenta viene la calma.
El Lince
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