Con la firma de los Acuerdos de Minsk II escribí dos entradas haciendo referencia a Escila y Caribdis. Ahora lo vuelvo a hacer. El referéndum propuesto por Syriza para el 5 de junio coloca al pueblo griego en la opción clásica de la mitología griega: entre Escila y Caribdis.
Según la mitología, Escila vivía en los acantilados y Caribdis era un peligroso remolino. Los marineros tenían que atravesar un pequeño estrecho que estaba flanqueado por esos dos peligros, pero tenían que optar por arrimarse a uno u otro para poder pasar, intentando que su elección fuese la del peligro menor dado que los dos peligros eran igualmente difíciles de superar.
Syriza ha ofrecido a "las instituciones" un paquete de recortes sustancial que incumple, se mire como se mire, con el programa electoral con el que fue abrumadoramente elegido para el gobierno. No obstante, "las instituciones" (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI) lo que buscan es muy simple: la rendición incondicional. Por eso consideraron "insuficientes" las propuestas de Syriza y eso es lo que está en el origen de esta situación. Todo el mundo está de los nervios, sobre todo la UE. Hoy el euro ha perdido valor y ya está casi en paridad con el dólar: 1 euro = 1'1 dólar. Las bolsas están bajando, la famosa prima de riesgo de los países PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia y España, además de Grecia) está subiendo y el miedo es palpable. Eso es bueno.
Es bueno porque si tienen miedo es por algo, porque aunque la medida de Syriza no sirve para sacar de la miseria a Grecia sí pone de manifiesto que eso de la democracia es un cuento para niños. Todos los medios de propaganda occidentales, sin excepción, publican fotos y fotos de las colas ante los cajeros automáticos que ha hecho la población griega para sacar dinero. Todos los medios de propaganda occidentales, sin excepción, identifican Grecia con Argentina y su famoso corralito. Todos los medios de propaganda occidentales, sin excepción, dicen que el culpable de todo es Tsipras y Syriza.
Casi hasta me caen simpáticos. Casi. He dicho por activa y por pasiva que Syriza es una formación con genes claramente socialdemócratas y que no está en esos genes ni la salida del euro ni de la OTAN, por mencionar un rubro presupuestario que es muy alto y que no se ha tocado pese a los miles de millones que se gastan en el Ejército y en la OTAN. Pese a que el referéndum contiene una trampa evidente, o los drásticos recortes de la UE o los algo menos drásticos recortes que propone Syriza, es una ocasión de oro para concienciar a la gente, en Grecia y fuera de Grecia, sobre la barbarie del capitalismo y su desprecio por la sacrosanta democracia.
El pueblo griego está ante el dilema mitológico de elegir entre Escila y Caribdis. Ninguna de las dos es buena, sólo hay que optar por la que parezca menos mala. Tanto en un caso como en otro el pueblo griego tendrá que optar entre medidas capitalistas, antipopulares, que se van a sumar con más o menos fuerza a las medidas del gobierno anterior que ya asfixian a la gente.
Os dije una vez que yo soy muy simple: si algo es bueno para el capital, seguro que es malo para mí. Así que cuando veo a un tipo como el presidente de la Comisión Europea, el tal Junker, el que lavó millones de millones de las multinacionales de todo el mundo en su país, Luxemburgo, aceptando que no pagaran impuestos o que lo hiciesen en cantidades ridículas diciendo que los griegos deben votar sí, yo votaría no. Es una cuestión de higiene, mental entre otras cosas.
Este es el cartel de Syriza para el referéndum. dice "No para la democracia y para la dignidad".
Cuando veo a este tipo, Junker, mentir con desparpajo diciendo que en las medidas propuestas por "las instituciones" a Grecia no está el recorte de pensiones no sólo votaría que no, sino que le partiría la cara. Cuando veo a este tipo decir que cuando uno (Grecia) se enfrenta a 18 no se está ejerciendo la democracia o que se siente "afligido y apenado" por la propuesta del referéndum hecho de menos a gente como Aris Velujiotis. Porque si alguien en la Grecia moderna ha tenido dignidad ha sido él.
El hombre que prefirió resistir hasta el último momento, junto a un puñado de idealistas como él, negándose a desarmarse cuando tras la derrota nazi se firmó un acuerdo infame de "unidad nacional" que ponía fin a la lucha entra las fuerzas guerrilleras comunistas del Ejército Nacional de Liberación Popular de Grecia y los del Frente de Liberación Nacional, subordinados a los británicos y a los estadounidenses, además de profundamente reaccionarios y monárquicos.
Aris y su gente militaban en el Partido Comunista, pero al rechazar el acuerdo de "unidad nacional" fueron expulsados. Eso lo aprovecharon los reaccionarios y monárquicos, que cercaron y dieron muerte a Aris y su gente. Dos años más tarde, como en el poema que se atribuye a Brecht, fueron los del Partido Comunista (KKE) que habían apoyado la "unidad nacional" los exterminados. Pero ya no quedaba nadie para protestar, ni para pelear.
Se puso e manifiesto que Aris tenía razón, pero estaba muerto. Los "proeuropeos" habían derrotado, exterminado, a los "prosoviéticos". Los "proeuropeos", demócratas donde les haya, cortaron la cabeza de Aris Velujiotis y la expusieron públicamente en varias de las ciudades de la zona donde operaba su guerrilla como escarmiento. Esos mismos "proeuropeos" que ahora se escandalizan porque otros cortan cabezas.
Como entonces, hoy los "proeuropeos" siguen dispuestos a cortar las cabezas de quienes, simplemente, nos atrevemos a pensar y a actuar con una consigna: hay vida fuera de la UE y del euro. Dentro de la UE y del euro sólo hay zombies, muertos vivientes.
Con esta gente no hay que tener perdón. Son ellos o nosotros.
El Lince