Se dice que la deuda odiosa es aquella que contrae un gobierno en contra de los ciudadanos del país y que no tiene que ser pagada porque los contratos son nulos legalmente.
Se van a cumplir 30 años de la catástrofe nuclear de Chernobil (Ucrania). Entonces Ucrania formaba parte de la Unión Soviética. Era el 26 de abril de 1986. Una explosión destruyó la tapa protectora del reactor y la radiación se extendió rápidamente. Unas 100.000 personas fueron afectadas.
Hubo un país, ejemplar donde les haya, que ofreció lo que tenía: su espléndido servicio médico para atender a los afectados por las radiaciones, especialmente niños. Ese país es Cuba. Sus mejores especialistas se volcaron en tratar a los afectados, que eran en su mayoría niños. Muchos de ellos tenían lesiones muy graves. El lugar elegido fue el Hospital Pediátrico de Tarará, al este de La Habana. Es un lugar donde se acoge a pioneros con sus familias. Tiene 520 viviendas e instalaciones hospitalarias y cuenta con una playa de un kilómetro.
Desde entonces han pasado por Tarará 18.910 niños y niñas de Ucrania, Bielorrusia y Rusia. Todos ellos afectados por las radiaciones y, como es lógico, son los ucranianos el número mayor por ser los afectados directamente por la catástrofe. Muchos de ellos (el 59%) han sido diagnosticados y tratados de afecciones graves, especialmente en su sistema endocrino con predominio de la hiperplasia tiroidea. También con cardiopatías, enfermedades oftalmológicas y afecciones de la piel. En más del 60% de los casos se detectó una relación directa con la radiación y en el resto, indirecta. 810 de ellos llegaron a estar, y están todavía, en Tarará varios años tratándose de sus dolencias.
Eran otros tiempos. En el año 2010 Víctor Yanukovich llegó a la presidencia y volvió a reiterar el agradecimiento de Ucrania por el tratamiento que reciben, todavía, los niños y niñas y los ya no tan niños y niñas ucranianos y se comprometió a pagar el costo total del tratamiento. Los cubanos se negaron, pero los ucranianos insistieron y fue la propia Ucrania la que estimó en 350 millones de dólares ese coste.
Pero llegó el golpe nazi del Maidán y Yanukovich abandonó el país. Llegó a la presidencia Petro Poroshenko y esta semana ha dicho que ese compromiso de Ucrania de pagar a Cuba por el tratamiento de los niños y niñas ucranianos no se va a cumplir porque fue adquirido por Yanukovich y no por un gobierno democrático.
La muy democrática Unión Europea y el más democrático aún EEUU no derramarán ni una lágrima por ello. No presionarán a Ucrania ni dirán que las deudas hay que pagarlas. No harán nada de nada. O tal vez sí. Dirán ¡Heil Hitler!
El Lince
Dios mio, espero que Cuba aguante, por lo menos para poder tener Aspirinas.
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