Recordaréis
que no hace mucho tiempo un puñado de Premios Nobel y otros
científicos paniaguados, al servicio de las grandes industrias
"alimentarias" como Monsanto, Syngenta, DuPont o Dow Chemical se
atrevieron a criticar a Greenpeace por su oposición al arroz dorado transgénico
diciendo, ni más ni menos, que ello equivalía a un "crimen contra la humanidad".
Los transgénicos son buenos y si lo dicen los Premios Nobel, al servicio del sistema y de las empresas que sustentan este sistema, será que es así. Los ignorantes, que para eso son ignorantes, no tienen nada que decir frente a la inteligencia manifiesta de tantas lumbreras.
Los Premios Nobel no saben que los agricultores indios rechazan los transgénicos, ni tampoco que los agricultores españoles hacen lo mismo. Seguro que hay muchos otros lugares donde lo hacen, pero me voy a centrar en lo que acaba de pasar en una zona muy extensa del Estado español (España, para otras latitudes) que se llama Aragón y que es uno de los lugares donde más terreno se ha sembrado de maíz transgénico. Pues bien, los agricultores de esta zona han decidido renunciar a plantar maíz transgénico y han comenzado a optar por siembras de otros alimentos naturales, incluyendo el propio maíz.
Los agricultores aragoneses lo hacen por varias razones, entre ellas que el maíz transgénico es más caro, por lo tanto menos rentable, que la cosecha es peor que la del maíz natural y que el maíz transgénico perjudica a la larga el rendimiento de las plantaciones. Añaden, además, que no es cierto que sea un medio eficaz para combatir el hambre porque lo que se ha hecho con las semillas transgénicas es aminorar y liquidar las especies locales.
Esto está comenzando a ser corroborado por otros estudios -hechos por las propias instituciones- que cuestionan lo que dicen los paniaguados y famosos Premios Nobel: "la disminución de las cosechas de maíz transgénico es un hecho y eso ha permitido que los cultivos de maíz tradicional sean más eficientes en términos económicos".
Los Premios Nobel son muy listos, pero también hay otros listos por ahí que no son Premios Nobel y que dicen, por ejemplo, que el maíz transgénico no es tan resistente a los gusanos que comen el maíz como dice Monsanto y los famosos Premios Nobel. Resulta que estos listos no Premios Nobel hacen estudios y llegan a conclusiones radicalmente diferentes a las de los famosos Premios Nobel. Puede ser por dos razones: o porque son más íntegros o porque no están en nómina de las multinacionales. Elegid la que queráis.
Por ejemplo, el pasado día 10 se publicaron dos estudios, realizados por dos equipos de investigadores diferentes y en lugares diferentes, sobre el maíz y el algodón que llegan a las mismas conclusiones críticas con los transgénicos: los gusanos evolucionan y son capaces de resistir las toxinas que incorpora el maíz transgénico (por lo tanto, uno de los principales mitos de Monsanto y sus apologistas se desvanece porque las cosechas sí son atacadas por los gusanos) y, por otra parte, las variedades de algodón que han sido tratadas de una forma similar lo que están logrando es inhibir el desarrollo de hongos naturales que tienen funciones útiles para el crecimiento y la salud de las plantas que mejoran la absorción de nutrientes y generan una especie de inmunidad natural a las enfermedades y plagas.
Así que mira tú por donde, las dos cuestiones llevan a las mismas conclusiones: toda la historia, científica y literaria, sobre los transgénicos es más que cuestionable. Aunque la defiendan los famosos y paniaguados Premios Nobel y sus campañas bélicas contra quienes las refutan, sean Greenpeace, otros listillos que no son Premios Nobel y los agricultores ignorantes.
En este caso, los ignorantes agricultores aragoneses han
dado una lección a los famosos Premios Nobel. Claro que como para ellos los
ignorantes son invisibles, no tendrán ninguna noticia y no les hará la más
mínima mella, al igual que no les hace mella la resistencia de los agricultores
de la India a los transgénicos. Tampoco los medios de propaganda se harán eco
de ello, como sí se hicieron de la carta de los famosos y paniaguados Premios
Nobel contra quienes se oponen al arroz dorado y otros transgénicos.
Ya veis, parece que la verdad está ahí fuera, en los campos
y en quienes los cultivan.
El Lince
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