No se lo digas con flores
Seguro que muchos habéis llevado u os habéis planteado
llevar alguna vez flores a vuestras parejas (o viceversa). No lo hagáis. Uno de los
principales productores de flores del mundo, Karuturi, se caracteriza por explotar a sus trabajadores.
Karuturi Global Ltd, es una multinacional india que hizo su
fama en el mercado global de la industria de flores cortadas y que
recientemente adquirió más de 300 mil hectáreas en Etiopía para producir
alimentos para los mercados extranjeros. Su filial holandesa, Flora-Holland, es la que surte de
flores a media Europa, aunque ahora parece estar en bancarrota.
Karuturi produce rosas en India, Kenia y Etiopía y planeaba
expandir sus nacientes operaciones en la producción de alimentos de Etiopía a
numerosos Estados africanos. Sólo en una finca, la de Naivasha, en Kenia,
produce un millón de rosas al día que van destinadas al mercado europeo. Todo
era de color de rosa, nunca mejor dicho. Pero…
Dice un dicho que el rico es un ladrón o es hijo de
ladrones. Una gran verdad. Porque Karuturi llegó a ese espléndido futuro rosa,
casi copando el mercado de las rosas en Europa con lo de siempre: explotando a
sus trabajadores, evadiendo impuestos, cerrando o dejando desabastecidos todos
aquellos aspectos sociales con los que beneficiaba en un primer momento a los
trabajadores (el hospital de la empresa no tiene electricidad, se cerró la
escuela para los hijos de los trabajadores, etc). Era la época dorada del
montaje neoliberal y capitalista, de ese cuento para niños de la
Responsabilidad Social Corporativa de las grandes empresas y multinacionales,
de cuando se hacían vídeos y publirreportajes, muchas veces de la mano de las
llamadas ONGs, con llamativas campañas sobre que se cumplían los requisitos
laborales y ambientales, que se ofrecían bonificaciones y mejoras sociales a
los trabajadores en alimentos, vivienda o educación…
Incluso se decía que ofrecían trabajo a las mujeres “porque
sus dedos son los más aptos para el manejo que requieren las rosas”.
Falso. Cada vez hay más denuncia de contaminación ambiental
y uso excesivo del agua. Los salarios son bajos, y eso cuando se paga, las condiciones de trabajo son
inadecuadas. Las huelgas se generalizan, como ésta en Kenia justo antes del famoso y consumista 14 de febrero para que les pagasen porque ese día, tan celebrado en el mundo, los precios de las flores suben en porcentajes asombrosos: de 20 centavos por rosa a 3 dólares. Un negocio redondo para la empresa, que no para los trabajadores. Esta es una pequeña crónica de la huelga que hicieron los trabajadores ese día.
Karuturi no sólo tiene problemas en África, sino también en India, donde comienzan a generalizarse las críticas contra las grandes sumas de dinero que se invierten en este tipo de granjas, cuyos producto, las flores, va destinado a los países occidentales y a los ricos de cada sociedad en vez de dedicarse a la producción de comida y garantizar la seguridad y soberanía alimentaria. Espero que las movilizaciones sean fructíferas, tanto como cuando los agricultores de Mehdiganj lograron derrotar a la todopoderosa Coca-Cola.
El Lince
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