Carta de una miliciana de Kobani
Hace unos días os ponía aquí el vídeo de una miliciana del
Donbás en el que quedaba patente la humildad y humanidad de los combatientes
antifascistas, en contraposición a los fascistas de Kiev. Ahora os ofrezco la
traducción de una carta escrita por una miliciana kurda en Kobani. Igual, una
calidez y sencillez que hermana a ambas al igual que muestra el mismo cariz
fascista de quienes las agraden: los nazis de Kiev y los islamistas del Estado
Islámico.
Esta es la carta:
“Estoy bien, madre. Ayer celebramos mi 19 cumpleaños. Mi amigo Azad cantó una
hermosa canción sobre las madres. Me acordé de ti y lloré. Azad tiene una voz
bonita, también lloró cuando cantaba.También perdió a
su madre, a quien no ha visto desde hace años.
Ayer tuvimos que ayudar a un amigo herido. Fue herido por
dos balas. No sabía que tenía una segunda herida pues apuntaba
a la primera bala en pecho. Sangraba por ambas, le
curamos y le di mi sangre. Estamos en el lado este de Kobani,
madre… Unos pocos kilómetros se interponen entre nosotros y ellos. Vemos sus
banderas negras, escuchamos sus radios, a veces no entendemos lo
que dicen cuando hablan idiomas extranjeros, pero podemos decir que tienen miedo .
Estamos en un grupo de nueve combatientes. El más joven, Resh de
Efrin. Luchó en Abyad, después se unió a nosotros. Alan es
de Qamishli, de su mejor barrio, luchó en Kanîye y
después se unió a nosotros. Tiene algunas cicatrices en su
cuerpo. Nos lo dijo Avin. El mayor es Dersim,
es de la montaña de Qandil y su esposa fue martirizada en Diyarbakir y
lo dejó con 2 niños. Estamos en una casa en las
afueras de Kobaêi. No sabemos mucho sobre sus propietarios. Hay fotos
de un anciano y una de un hombre joven con un lazo negro, parece
como si él fuera un mártir ... Hay una foto de Qazi Mohamed, Mulla Mustafa Barzani, Apo, y un
viejo mapa otomano mencionando el nombre del Kurdistán.
No hemos tomado café ya hace tiempo, nos enteramos que
la vida es bella incluso sin café. Honestamente nunca he tenido un
café tan bueno como el tuyo, madre. Estamos aquí para defender
una ciudad pacífica . Nunca hemos participado en matar a
nadie, en cambio recibimos muchos refugiados heridos y
de nuestros hermanos sirios. Estamos defendiendo una ciudad musulmana que tiene decenas
de mezquitas. La estamos defendiendo de las fuerzas bárbaras.
Madre, os visitaré una
vez que esta guerra sucia que se nos impone acabe. Estaré allí con
mi amigo Dersim que irá a Diyarbakir para cuidar a sus hijos. Todos echamos
de menos nuestra casa y queremos volver, pero en esta guerra no sabes lo
que significa añorar. Tal vez no volveré madre. Si pasa
tenga la certeza que soñaba veros durante mucho tiempo, pero no
tuve suerte.
Sé que usted visitará Kobani un día y buscará la casa que fue testigo de mis últimos días... que está al lado este de Kobani. Parte de ella está dañada, tiene una puerta verde que tiene muchos agujeros de disparos de francotiradores y verás tres ventanas , una en el lado este, podrás ver mi nombre escrito allí en tinta roja ... Detrás de esta ventana, madre, esperé, explicando mis últimos momentos, viendo la luz del sol penetrar mi habitación por los agujeros de bala en la ventana.
Detrás de esta ventana Azad cantó su última canción de su madre, tenía una voz bonita cuando decía “mamá, te echo de menos”.
Mamá, te añoro
Tu hija , Narín”
Sé que usted visitará Kobani un día y buscará la casa que fue testigo de mis últimos días... que está al lado este de Kobani. Parte de ella está dañada, tiene una puerta verde que tiene muchos agujeros de disparos de francotiradores y verás tres ventanas , una en el lado este, podrás ver mi nombre escrito allí en tinta roja ... Detrás de esta ventana, madre, esperé, explicando mis últimos momentos, viendo la luz del sol penetrar mi habitación por los agujeros de bala en la ventana.
Detrás de esta ventana Azad cantó su última canción de su madre, tenía una voz bonita cuando decía “mamá, te echo de menos”.
Mamá, te añoro
Tu hija , Narín”
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