miércoles, 29 de octubre de 2014

Carta de una miliciana de Kobani

Hace unos días os ponía aquí el vídeo de una miliciana del Donbás en el que quedaba patente la humildad y humanidad de los combatientes antifascistas, en contraposición a los fascistas de Kiev. Ahora os ofrezco la traducción de una carta escrita por una miliciana kurda en Kobani. Igual, una calidez y sencillez que hermana a ambas al igual que muestra el mismo cariz fascista de quienes las agraden: los nazis de Kiev y los islamistas del Estado Islámico.

Esta es la carta:



“Estoy bien, madre. Ayer celebramos mi 19 cumpleaños. Mi amigo Azad cantó una hermosa canción sobre las madres. Me acordé de ti y lloré. Azad tiene una voz bonita, también lloró cuando cantaba.También perdió a su madre, a quien no ha visto desde hace años. 

Ayer tuvimos que ayudar a un amigo herido. Fue herido por dos balas. No sabía  que tenía una segunda herida pues apuntaba a la primera bala en pecho. Sangraba por ambas, le curamos y le di mi sangre. Estamos en el lado este de Kobani, madre… Unos pocos kilómetros se interponen entre nosotros y ellos. Vemos sus banderas negras, escuchamos sus radios, a veces no entendemos lo que dicen cuando hablan idiomas extranjeros, pero podemos decir que tienen miedo .

Estamos en un grupo de nueve combatientes. El más joven, Resh de Efrin. Luchó en Abyad, después se unió a nosotros. Alan es de Qamishli, de su mejor barrio, luchó en  Kanîye y después se unió a nosotros. Tiene algunas cicatrices en su cuerpo. Nos lo dijo Avin. El mayor es Dersim, es de la montaña de Qandil y su esposa fue martirizada en Diyarbakir y lo dejó con 2 niños. Estamos en una casa en las afueras de Kobaêi. No sabemos mucho sobre sus propietarios. Hay fotos de un anciano y una de un hombre joven con un lazo negro, parece como si él fuera un mártir ... Hay una foto de Qazi Mohamed, Mulla Mustafa Barzani, Apo, y un viejo mapa otomano mencionando el nombre del Kurdistán. 

No hemos tomado café ya hace tiempo, nos enteramos que la vida es bella incluso sin café. Honestamente nunca he tenido un café tan bueno como el tuyo, madre. Estamos aquí para defender una ciudad pacífica . Nunca hemos participado en matar a nadie, en cambio recibimos muchos refugiados heridos y de nuestros hermanos sirios. Estamos defendiendo una ciudad musulmana que tiene decenas de mezquitas. La estamos defendiendo de las fuerzas bárbaras.

 Madre, os visitaré una vez que esta guerra sucia que se nos impone acabe. Estaré allí con mi amigo Dersim que irá a Diyarbakir para cuidar a sus hijos. Todos echamos de menos nuestra casa y queremos volver, pero en esta guerra no sabes lo que significa añorar. Tal vez no volveré madre. Si pasa tenga la certeza que soñaba veros durante mucho tiempo, pero no tuve suerte.

Sé que usted visitará Kobani un día y buscará la casa que fue testigo de mis últimos días... que está al lado este de Kobani. Parte de ella está dañada, tiene una puerta verde que tiene muchos agujeros de disparos de francotiradores y verás tres ventanas , una en el lado este, podrás ver mi nombre escrito allí en tinta roja ... Detrás de esta ventana, madre, esperé, explicando mis últimos momentos, viendo la luz del sol penetrar mi habitación por los agujeros de bala en la ventana.

Detrás de esta ventana  Azad cantó su última canción de su madre, tenía una voz bonita cuando decía “mamá, te echo de menos”.

Mamá, te añoro
Tu hija , Narín”
 





El ejemplo que unas y otras están dando es impresionante y merecedor no sólo de solidaridad, sino de reconocimiento. 

El Lince

No hay comentarios:

Publicar un comentario