sábado, 30 de enero de 2021

El teatro y las bambalinas

El teatro nos entretiene, aunque cuente cosas basadas en la realidad. Es lo que vivimos permanentemente en nuestras sociedades, como acaba de ocurrir en el estado canalla (más conocido como España) cuando "el gobierno más progresista de la historia" (sic) tiene que ser salvado por los neofascistas para aprobar el plan de "ayuda" post pandemia que ofrece Bruselas pero, eso sí, siempre y cuando se implementen sus condiciones que no son otras que las habituales: destrucción de lo público en beneficio de lo privado. Algo ya sabido desde hace tiempo pero que a los "progres" habituales les importa un rábano.

Como actores que son -aunque ignorantes- viene al pelo recordarles lo que comentaba un grande como Edward Said (palestino, por si desconocen quién era) cuando decía en su imponente "Cultura e imperialismo" que vivimos en un mundo no solo de mercancías sino de representaciones y que estas son el elemento mismo de la cultura en la que nos movemos y que esto no es otra cosa que "imágenes discursivas que el poder crea sobre el pueblo colonizado". Como palestino, sabía de lo que hablaba sobre todo después del gran trágala de los Acuerdos de Oslo (que fueron en 1993 y el libro lo escribió ese mismo año). 

Porque colonizados lo estamos, y quienes planteamos otra cosa somos una especie de "desviados de la normalidad" (Said) o sectarios, o trasnochados, o... Ellos pueden hacer de todo y tienen todos los medios para representarlo (representaciones) con lo que nos entretienen y así estamos tranquilos, entretenidos y no nos preocupamos por otras cosas. Y no es que ese apoyo neofascista al "gobierno más progresista de la historia" (sic) haya sido accidental, sino concreto y meditado. Tanto que "el gobierno más progresista de la historia" (sic) no dudó en felicitar a los neofascistas y agradecer este apoyo. Y en este entretenimiento llevamos una semana.

Justo el tiempo que estuvo el Foro Económico Mundial en Davos lamiéndose las heridas por el fracaso del capitalismo. Me explico: el año pasado todo eran campanas al vuelo con aquello de "capitalismo para todos" pero llegó la pandemia, el dejar al capitalismo desnudo y ahora esos sesudos escritores de las obras de teatro con las que nos entretienen dicen que han aprendido y que va a haber el "gran reinicio" del capitalismo en el que todos vamos a ser buenos y ellos van a trabajar para "una sociedad más inclusiva y cohesiva". Tal vez un primer acto lo acabamos de ver con lo del apoyo neofascista al "gobierno más progresista de la historia" (sic). Ya se sabe que los autores suelen escribir un primer libreto antes del final y que en muchas ocasiones ven la representación de su obra tras las bambalinas para comprobar la actuación de los actores.

En Davos se ha oído una especie de recopilación de "grandes éxitos" para el musical capitalista, pero ninguno de ellos ha sido occidental. Y cuando lo ha sido, han sido cantautores casi contestatarios o que se han pasado a la crítica abierta porque, ahora, es la moda. Como era previsible, los éxitos han venido de la mano de China y, sobre todo, de Rusia.

El discurso de Xi Jinping se situó en el multilateralismo y, lo novedoso para Davos, en la defensa de la salud pública. Ni qué decir tiene que arremetió contra "la nueva guerra fría" de Occidente y contra el gusto occidental por las sanciones contra quienes tienen un modelo social, político o económico diferente al occidental ("los desviados" de Said). 

El de Putin fue casi en la misma línea, aunque más audaz porque se situó claramente entre Keynes y Marx. Solo falta que lo aplique en Rusia, por supuesto, pero un éxito es un éxito y hace que sea pegadizo: "el principal problema es la creciente desigualdad, que ha dejado de ser un problema del Tercer Mundo para llegar a los países desarrollados" (...) "y los únicos beneficiarios de esta situación son las grandes empresas supranacionales pertenecientes al mundo euroamericano, pero esto no repercute positivamente en la vida de Europa y América, donde también hay cada vez más pobreza y estratificación social". Y el riff de guitarra que acompaña a la letra y que hace que el éxito sea pegadizo: "la intervención del Estado del lado del pueblo contra las corporaciones es lo único que puede salvar a la humanidad en general y a la clase media del mundo civilizado en particular".

Con estos antecedentes, difícil se ha puesto la lista de éxitos para los occidentales, aunque ha habido buenos intentos por parte de Francia y Alemania.

Macron ha sido el más incisivo. Ya lo hizo hace un año cuando dijo eso de que la OTAN estaba en situación de muerte cerebral y ahora ha vuelto a sorprender. Otro sencillo en un disco clásico, pero ahí está: "el modelo capitalista ya no puede funcionar". ¡Diablos! ¿un chico Rothschild diciendo eso? Pues sí, aunque es un pequeño engaño: "El capitalismo y la economía de mercado ciertamente no se pueden liquidar rápidamente, ya que han sacado de la pobreza a muchos millones de personas y han ofrecido acceso a bienes y servicios de una manera sin precedentes, al mismo tiempo, sin embargo, han expulsado del ciclo productivo otros cientos de millones de ciudadanos que han tenido que sufrir choques económicos vinculados a las deslocalizaciones, han perdido sus puestos de trabajo y sienten que han perdido su utilidad”. Es el impulso del "gran reinicio", el capitalismo con rostro humano que ahora quiere retomar Davos.

Porque cuando se está al borde del abismo, como lo está el capitalismo, hay que rescatar algunos conceptos "de izquierda" o, al menos, socialdemócratas. Porque tal vez por la mala conciencia cuando se cumple un nuevo aniversario del asesinato de Rosa Luxemburgo y de Karl Liebknecht en Alemania (15 de enero), se oyeron temas menores como el de Helge Braun, asistente de Merkel, cantando "el freno de la deuda no puede ser respetado los próximos años, es razonable estabilizar el gasto social hasta 2023 y evitar un aumento de impuestos" o el de Úrsula von der Leyen (presidenta de la Comisión Europea) criticando al neoliberalismo por las "plataformas de desigualdad en las que se mueven muchas empresas".

Dudo mucho que los "progres" habituales oigan los éxitos chinos y rusos, pero a buen seguro sí oyen los sencillos franceses y alemanes. Ya oigo su tarareo de estos éxitos para acompañar su escuálidos discursitos envueltos en sus resacas gubernamentales y casi casi mirar sin rubor posters de Lenin hablando a los bolcheviques en Moscú en 1917. Tienen el papel secundario en el teatro, tal vez el de mendigos en la corte de los ricos, pero tararearán los éxitos que hablan de revisar los mecanismos capitalistas y engrasarlos mejor "para todos y todas". 

El Foro Económico Mundial ha terminado y la crema de la crema del capitalismo global (sin olvidar Bilderberg) ha intentado ser un poco más humilde y tapar las lagunas del sistema capitalista. Aunque no piensan compartir el botín con nosotros, los miserables, nos han dejado unos cuantos éxitos para que los podamos tararear como sensación importante, como representaciones teatrales evanescentes mientras siguen escribiendo los libretos tras las bambalinas.

Desde luego, estaríamos locos si tomamos estas canciones al pie de la letra porque solo buscan las representaciones, con algunas reparaciones, cuando lo que el mundo necesita es un cambio total. Ahora se percibe el daño que causa el capitalismo, se ven los síntomas en las ciudades occidentales, en los "países ricos". No hay nada reformable en quienes consideran las muertes por hambre o enfermedad como un daño colateral, pero soportable, del sistema capitalista. Pero no cabe duda que tienen miedo, mucho miedo y que estamos en una mejor situación que hace un año. A ellos les queda clara la insostenibilidad del sistema actual, a nosotros debería ocurrirnos lo mismo. Incluso a los "progres".

El Lince

lunes, 25 de enero de 2021

Luz en la fase crepuscular

El capitalismo occidental está en su fase crepuscular y lo que haya en el este, capitalismo o no, es la nueva luz de esa fase crepuscular. En sentido estricto, como decían los romanos, crepúsculo es el instante luminoso en que el día se convierte en noche (Occidente) y la noche en día (Oriente). Ahí estamos ahora.

Siguiendo con el símil del portaaviones burgués cuya estela y rumbo siguen los barcos supestamente "progres", si es de pena ver cómo se ha abordado el tema del bufón Navalny es más de pena aún ver cómo se ha abordado la "desaparición" de Jack Ma, uno de los grandes multimillonarios chinos que, a su vez, es militante del Partido Comunista. Como con el bufón, buscad por ahí y lo veréis.

Ma ha sido alabado hasta la náusea por Occidente y defendido hasta la náusea cuando ha sido llamado al orden por el gobierno chino. En noviembre su gran empresa, Alibaba, iba a lanzar una oferta pública de adquisición de acciones de una de sus empresas que, precisamente, era el "brazo financiero" de Alibaba, que fue impedida por el gobierno chino. Los capitalistas occidentales se alarmaron, pero sin estridencias aunque con los calificativos al uso del que lo más común era, por ejemplo, "burócratas de nivel medio contra el hombre más rico de China". Traducido: ¿Cómo se atreven? Sería algo así como si en el Estado canalla (más conocido como España) alguien metiese mano a Amancio Ortega (uno, si no el que más, rico del Estado canalla) contra quien nadie, absolutamente nadie, se atreve sino todo lo contrario, se le lisonjea. Como a los banqueros, a quienes se exime de trámites judiciales con sentencias y jurisprudencias judiciales ad hoc (Botín como ejemplo). Así que como siempre, quitad España y poned el nombre de vuestro país y veréis que es igual en todas partes. Menos en China.

Al gobierno chino no le tembló la mano cuando impidió una operación que "debería haber establecido el nuevo récord mundial" en esta clase de operaciones y con la que se frotaban las manos todos los capitalistas, chinos o no. Y a finales de diciembre, el gobierno chino abrió una investigación sobre Alibaba. Los capitalistas, chinos o no, empezaron a ver a los "burócratas de nivel medio" como algo serio.

Y Jack Ma "desapareció". Comenzó entonces la especulación sobre su paradero y todos los medios de la burguesía tradicional (el portaaviones) y la otra (los barcos "progres") repitiendo el mismo discurso: preocupación por lo que le podría haber ocurrido y recordaron que "se había atrevido" (sic) a criticar abiertamente a los reguladores financieros y a la dirección del PCCh al cuestionar que la gobernanza del sector bancario esté (en China) totalmente en manos públicas. Para el capitalismo occidental, Ma podía ser afiliado al PCCh, sí, pero a fin de cuentas era considerado uno de los suyos.

Entre el máximo exponente de la burguesía monopolista china y las autoridades políticas de China (República Popular) existía un claro contraste que expresaba dos puntos de vista difíciles de conciliar: Ma (y otros como él) impulsan en desarrollo de innovaciones financieras sin considerar los riesgos para millones de personas mientras que para el gobierno (los "burócratas de nivel medio") es imprescindible prevenir y cancelar los riesgos que para millones de personas siempre producen los mercados financieros. 

O sea, puro sentido común de los "burócratas de nivel medio" cuando ya hay precedentes en el mundo como la crisis de 2008 provocada, precisamente, por algo similar en Lehman Brothers y que tuvo cierta repercusión en la propia China unos años más tarde. 

Sin entrar a desmenuzarlo, a lo que asistimos (tomad nota quienes pensáis que en China hay un capitalismo clásico al estilo occidental) no es a dos concepciones distintas, sino a un conflicto de clase en dos orientaciones divergentes. Si eso os parece muy fuerte voy a dejarlo en una contradicción inmanente en el uso del modo de producción capitalista que, consiguentemente, produce un choque entre dos líneas de lucha: una más neoliberal y otra más social.

China ha apretado las tuercas, y mucho, a las distorsiones del mercado con contramedidas muy fuertes que van más allá de Ma y sus empresas y afectan a todos los aprendices de brujo del capitalismo chino, de forma especial a los del mundo digital y centrados en el crédito, sobre todo. Ahora, pensad en Facebook y sus intentos de crear su propia moneda digital y en Amazon, que tiene una idea similar y que se ha ofrecido a Biden, por ejemplo, para distribuir la vacuna contra el COVID-19.

En defintiva, lo que ha hecho el gobierno chino ha sido afirmar la primacía del poder político (y social) sobre la del capital privado. Justo al revés de lo que ocurre en Occidente.

Ahora Ma ha "aparecido" (20 de enero), para consternación de Occidente, con una autocrítica casi constructiva (y pronto veremos relatos como de "lavado de cerebro" y cosas así, cuando no hablando de un retorno a la Revolución Cultural) y apelando al "bien público". La conclusión es bien obvia: toca la billetera de los ricos y los verás temblar. El medio de propaganda clásico del capitalismo, el Financial Times, lo dice de forma clara: "Ma era el hombre más rico de China el 20 de octubre, ahora se estima que es el cuarto". Y, por cierto, el FT llega a decir que "se dice que Ma ha huido preventivamente de China" (sic) aunque lo matiza un poco hablando de amigos diciendo que no, que seguía en China. Buen ojo y mejor análisis, sí señor.

Gran tragedia para los ricos, como llora el FT, y la culpa de todo la tiene Xi Jinping: "la fijación del partido por el control, especialmente desde que Xi ganó cada vez más poder desde hace diez años, ha llevado a acciones represivas periódicas contra la industria y los principales empresarios". Pero no será tan malo cuando a pesar de ello China logra desbancar a todos económicamente y resurgir de la pandemia como nadie, como certifican el FMI y la OCDE.

Siendo optimista podría decir que el caso Ma es el comienzo de la desaparición del capitalismo chino. Siendo realista, diré que es miope no ver en ello un serio toque de atención a los oligarcas existentes y a los futuros. Y lo más importante: comparad con vuestros países.

PD 1.- Hoy comienza el Foro Económico Mundial en Davos con el miedo en el cuerpo de casi todos. Los grandes capitalistas y quienes les ríen las gracias son conscientes de lo que hay en juego, nada menos que su dominio, por lo que hablan de "gran reinicio" y plantean ir "más allá" de reformas económicas, medidas climáticas y lucha contra la pandemia. Ahora hablan de "hacer la sociedad más inclusiva y cohesiva" incluso "más allá de la geopolítica". Para ello, el Foro habla de "restablecer la confianza pública, que se está erosionando, en parte, debido a la percepción de mal manejo de la pandemia". El lema del año pasado fue "capitalismo para todos", y no hace falta referirse al fracaso total que ha demostrado con la pandemia, pero no solo, y por eso mencionan que el declive capitalista se debe "en parte" a la pandemia, es decir, pero no solo, y ahora hablan de "gran reinicio".

Al igual que el año pasado invitaron a la infumable Greta Thunberg, que supo moverse tan bien con los grandes tiburones y sonrió con ellos y aplaudió con ellos, para pintar de verde el "capitalismo para todos" fracasado, no me extrañaría que ahora invitasen a alguien del BLM o similar, por ejemplo, para dar el toque negro o rosa que junto al verde del año pasado demostraría no solo la bondad intrínseca del capitalismo sino su sincera apuesta por "el gran reinicio". Porque, además, siempre están los "progres" habituales que prefieren seguir la estela del portaaviones en vez de convertirse en misil para hundirlo.

Por cierto, China, que suele estar presente en Davos, esta vez tendrá la ocasión para mover un poco más hacia sus tesis la situación si va en serio eso de "hacer una sociedad más inclusiva y cohesiva" (no en vano ha terminado con la pobreza extrema, no así otros países capitalistas como España, por ejemplo, donse se calcula que hay 5'1 millones de personas -casi el 12% de la población- en "pobreza severa") sobre todo si se va " más allá de la geopolítica", es decir, de la campaña contra ella y se apuesta por el multilateralismo. Será curioso conocer el discurso de Xi tras lo que os comento más arriba de meter en cintura a los oligarcas y a los ricachones. 

PD 2.- Todos los medios de propaganda supuestamente "progres" han "informado" (es un decir) de la misma manera que los otros sobre el Juanito Calamidad ruso (Navalny) y las manifestaciones de apoyo del fin de semana. Tomad nota de lo que hace el patrón y luego, si no es mucho pedir, poneos a pensar. Imaginaos si hiciese lo mismo para otro tipo de manifestaciones. O que Rusia (o cualquier otro maligno) hubiese hecho lo propio con las del Black Lives Matter, por ejemplo. O con las de los partidarios de Trump, da igual. Todos los Juanitos o Juanitas Calamidad están cortados por el mismo patrón y tienen el mismo patrón.

El Lince

miércoles, 20 de enero de 2021

El gambito danés

No hay manera, los "progres" siguen, una y otra vez, la estela que marca la burguesía y juegan (por utilizar una expresión de Zizek, que es partidario de "jugar dentro del sistema)" con las reglas y hasta donde dice la burguesía. La burguesía es como el portaaviones, los "progres" son los barcos que siguen al portaaviones pero siempre siguiendo su mismo rumbo y estela, aunque a veces lo hagan en el ala izquierda. 

Todos los supuestos medios "alternativos" o "progres" han "informado" -es un decir- de la misma manera que los medios de propaganda de la burguesía sobre el regreso y encarcelamiento del don nadie ruso Navalny. Buscad por ahí y lo veréis. Estaba más que claro que era una estrategia para domar al que puede ser el sucesor de Merkel en Alemania, a priori partidario de normalizar un poco las relaciones con Rusia, por un lado, y volver a parar el gasoducto Corriente del Norte 2 que ya está en aguas danesas y que está a 150 kilómetros de terminar su recorrido. Las dos cosas ya se han puesto de relieve, una vez más, y los "progres" sin enterarse o, como suelen hacer, agachando la cabeza.

La ignorancia de los "progres" es proverbial, especialmente en política internacional. Pero no solo. También en el ajedrez, si es que saben lo que es este juego que, además, es de origen persa. Por eso viene al pelo hablar ahora del gambito danés, una modalidad de apertura que sacrifica no uno, sino dos peones con la esperanza de amenazar al enroque. Se suele realizar jugando con blancas para amenazar con los dos alfiles al enroque negro y, si sale bien, el negro queda muy debilitado en pocas jugadas y, si sale mal, las blancas son derrotadas de inmediato.

Eso es lo que está pasando con Navalny: es el gambito danés de EEUU. 

Nada más ser detenido a su regreso a Moscú, como era previsible porque tenía una orden judicial en ese sentido, EEUU impuso nuevas sanciones contra el barco que está finalizando el gasoducto. La detención fue el domingo, las sanciones el martes. Primer movimiento.

En Alemania, aunque "se toma el anuncio (de sanciones) con pesar" se arremete contra Rusia por la detención del "líder opositor" (estaría bien que se utilizase esa expresión por los "progres" españoles, por ejemplo, respecto a Puigdemont y otros catalanes) y se anuncia que el tema será abordado "de urgencia" en la reunión que el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE va a tener el lunes 25. Dinamarca ya ha dicho hoy, miércoles, que puede "revertir" el permiso para continuar el gasoducto por sus aguas. Segundo movimiento.

EEUU ya ha movido sus dos peones. Pero hay un pero: da por hecho que Rusia se va a enrocar, y no suele ser el caso ruso. Prefiere el contraataque, por lo que las blancas (EEUU y sus vasallos) van a quedar muy desprotegidas y con sus defensas al descubierto. No conviene olvidar de dónde han surgido los grandes jugadores de ajedrez de toda la historia: Alejin, Botvinnik, Jalifman, Karpov, Kasparov, Kramnik, Petrosian, Smyslov, Spaski, Tal... Simplificando: más de la mitad de los campeones del mundo de ajedrez de toda la historia eran soviéticos y/o rusos.

El Lince

lunes, 18 de enero de 2021

Dime de qué presumes

... y te diré de lo que careces. Es un refrán popular castellano que se aplica a casi todo, especialmente a Occidente y sus famosos "valores". 

Acaba de llegar a China la misión de la Organización Mundial para la Salud para investigar el origen del COVID-19. Supongo que no hace falta recordar cómo durante todo un año se ha estado vilipendiando a China con lo del "virus chino" y la campaña que se ha hecho contra este país no solo por ello, sino por haber sido capaz de derrotar sin paliativos una pandemia que sigue haciendo estragos en Occidente, además de ayudar a otros como en África y Asia de forma notoria. Se acusó al país de todo lo habido y por haber -recordad toda la propaganda de entonces- porque se utilizaba el coronavirus como "el último paso" en la escalada geopolítica occidental para destruir al país que pone patas arriba su hegemonía. Desde entonces, lo más recurrente es calificar su sistema político como autoritario, en el mejor de los casos, o directamente hablar de comunismo como el gran Satán. Merkel usó los dos calificativos, por ejemplo, cuando en el verano parecía que Alemania había vencido a la pandemia -contraponiendo la "democracia" a China- y ahora anda llorando por las esquinas porque no ha sido así, como no lo es en ningún país occidental. Quitad Alemania, poned el nombre de cualquier país occidental y veréis el mismo patrón de comportamiento.

Sea consecuencia de ello o no, y en política exterior no hay casualidades, la moribunda Unión Europea acaba de publicar un documento "para luchar contra la desinformación y la manipulación extranjera", con apartado relevante sobre la pandemia. Y quien lo hace público es el mismísimo Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. O sea, el español Josep Borrell.

Borrell es un histórico bocazas que ha pasado por todos los estamentos políticos internos (del Estado canalla, más conocido como España) a externos. Lleva en el cargo desde julio de 2019 y sus meteduras de pata son sonadas, desde Catalunya (arremetiendo contra los jueces belgas o pidiendo al parlamento europeo "contundencia" contra el independentismo catalán) a China (hablando de "intencionalidad política" con la donación de mascarillas en los comienzos de la pandemia, en marzo) y pasando por la doble vara de medir por la "violencia policial" en EEUU (inaceptable) y la de Catalunya con el referéndum del 1 de octubre de 2017 (inexistente, llegando a calificarla de "noticias falsas") y arremetiendo contra la vacuna rusa Sputnik (acusando a Rusia tanto de "interés" en su venta como de "burlarse" de Occidente).

El paso natural era el que acaba de dar (28 de diciembre): elaborar un "manual de combate" sobre las "batallas de información" y que no es otra cosa que la continuación de la postura de EEUU. 

Atención a lo que dice, textualmente; "Durante la «infodemia» de covid-19, muy especialmente, hemos podido ver lo extensas y dañinas que pueden ser las injerencias extranjeras y la desinformación para nuestra sociedad, nuestra seguridad y nuestra democracia. Combatir la desinformación es, por lo tanto, una necesidad urgente. (...) No estamos, obviamente, ante un fenómeno nuevo. Sin embargo, con las posibilidades que ofrece Internet, la desinformación se propaga ahora más rápidamente que nunca, llegando directamente cada día a los hogares de los ciudadanos. Algunos agentes estatales, como Rusia y China, participan activamente en estas actividades, intentando socavar y deslegitimar nuestros sistemas democráticos y los valores de libertad y pluralismo, así como los sistemas de contrapoderes institucionales en los que se basan". ¿La UE se inmiscuye en algo socavando sistemas y gobiernos? ¡Jamás! Hong Kong es parte integral de China, Navalny un reputado actor de teatro, Guaidó no existe, la Juanita Calamidad de Bielorrusia un ente de ficción y el apoyo al golpe contra Evo Morales en Bolivia fue un espejismo malévolo de los de siempre. Y de Siria para qué hablar. O de Yemen. O...

Menos mal que aquí está nuestro aguerrido ejército democrático para combatir a esos facinerosos rusos y malévolos chinos: "Gracias a la cooperación con nuestros socios internacionales, como el G7 y la OTAN, podemos seguir también las tendencias mundiales y prepararnos para hacerles frente. Los verificadores de datos, periodistas, ONG y grupos de reflexión están también contribuyendo enormemente a frenar la propagación de la desinformación". Pasmaos y reflexionad sobre si estos encantadores muchachitos y muchachitas son tan inofensivos y bellas personas como parecen. Todos en el mismo barco, para que no haya dudas.

Estos demócratas de postín son los que han "informado" verazmente y verificado datos sobre los "chalecos amarillos" franceses, sobre los independentistas catalanes, sobre los yihadistas de Siria, sobre las elecciones en Venezuela, sobre el golpe en Bolivia, sobre... Sabido es que aquí está la aquiescencia del "periodismo independiente" y la "sociedad civil".

Por eso la UE no solo lucha para que la verdad resplandezca dentro de su territorio, sino que "la UE está desarrollando un proyecto para hacer frente a la desinformación sobre la covid-19 en los países africanos y en Oriente Próximo. Estamos creando asociaciones con verificadores de datos en todos los países de la Asociación Oriental y los Balcanes Occidentales, y seguimos apoyando al periodismo independiente a través de la Dotación Europea para la Democracia en nuestra vecindad y fuera de ella". Si no pilláis la diferencia entre "ayuda" e "injerencia", recurrid a ese ente medio muerto que es la UE para que os lo explique mejor.

Uno de los lugares donde la Dotación Europea para la Democracia está más activa es Bielorrusia, tal como reconoce nuestro encomiable bocazas (y es que no lo puede evitar). Si el documento que os comento es del 28 de diciembre, el 25 concede una entrevista a un medio de propaganda alemán (gracias a mis amigos de Leipzig por el envío) en donde cuenta qué está haciendo la UE. Entre otras cosas, se ayuda a "la oposición democrática", a la sociedad civil y a los periodistas independientes "con finanzas" (o sea, los compran para que defiendan sus intereses) aunque, eso sí, sin exagerar "porque no podemos empujar a Bielorrusia a los brazos de Moscú". Ya lo dije, Juanita Calamidad y los suyos, cada vez menos, pueden seguir con sus apariciones circenses para ganarse la vida, pero sin muchas esperanzas de derrocar a Lukashenko. Exactamente igual que el otro Juanito Calamidad (Guaidó) y los suyos, viviendo de esas "ayudas" occidentales y saqueando los activos públicos venezolanos. 

Y todavía hay quien piensa que este zombie de la UE es referente de algo. De todas maneras esto es antes del simpático espectáculo de la toma del Congreso en EEUU y el derrumbe definitivo del sueño de la superioridad de Occidente. El mundo -que es mucho más que la famosa y mentirosa "comunidad internacional" con que nos bombardean los medios de propaganda- ha tomado buena nota de ello y no aceptará las conferencias (e injerencias) morales habituales de unos muertos vivientes.

PD.- El don nadie ruso Navalny, que estaba en Alemania, ha sido detenido en Moscú al bajar del avión. En Alemania el partido de Merkel ha elegido esta semana como sucesor a un tipo que, a priori, es partidario de regularizar las relaciones con Rusia. Teniendo en cuenta que se han restablecido los trabajos para completar el gasoducto Corriente del Norte 2, que ha terminado su desarrollo en Alemania y está comenzando los últimos kilómetros en Dinamarca, es un evidente intento de volver a poner palos en la rueda. Otro Juanito Calamidad a añadir a la lista de títeres occidentales.

El Lince

lunes, 11 de enero de 2021

Más de lo mismo (y el camino a la perestroika capitalista)

Tras el paréntesis del espectáculo de EEUU -que visualiza para todo el mundo la decadencia occidental, encabezada por EEUU- vuelvo con lo mismo: los datos económicos que lo certifican. Si previamente os había puesto lo que dice el Fondo Monetario Internacional sobre la caída del mito del G-7 y sobre la nueva caída del dólar como moneda de reserva global, llega el momento de referirse a lo que dice la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, de la que forman parte 37 países sobre todo europeos pero también otros como Chile, México, Turquía, Israel, Australia, Nueva Zelanda, Corea y Japón. Es decir, todos los tradicionales vasallos de EEUU y que se pueden englobar dentro de la categoría de "occidentales" en cuanto a "valores" y sistema económico.

La OCDE acaba de hacer público su balance de 2020 y sus previsiones para 2021 y lo que se recoge en él son "perspectivas sombrías" (sic) para Occidente porque si bien dice que "la economía de China está creciendo con fuerza nuevamente" eso no significa que haya recuperación mundial dado que "muchas de las naciones más ricas del mundo no se recuperarán por completo hasta 2022 como muy pronto". Y eso no significa que se vuelva a la "normalidad", que nunca se recuperará, sino que se situarán ya siempre por detrás de otros países, especialmente asiáticos. Fijaos en las previsiones, muy parecidas a lo que vaticina el FMI.

Son ya tantos los indicadores que lo anuncian que nadie debería sentirse sorprendido, y ya os lo he venido reiterando: cuesta hacerse a la idea, pero cuanto antes lo hagamos será más fácil encontrar alternativas, internas y externas, ante un derrumbe inevitable. No son los rojos nostálgicos quienes lo dicen, sino todos y cada uno de los instrumentos capitalistas clásicos que conocemos. El que ahora se sume la OCDE muestra la altísima preocupación que existe en esa pérdida de la hegemonía que sitúa a todos en otra perspectiva. 

Ni qué decir tiene que la pandemia del coronavirus, y cómo Occidente se está enfrentando a ella, ha sido determinante. Pero todos insisten también en un hecho: no solo. La decadencia occidental se viene arrastrando desde la crisis del 2008 y lo de ahora solo lo ha acelerado. 

La diferencia entre lo que dicen la OCDE y el FMI es que países como India, México y Brasil tampoco lo tienen fácil dado el número de contagios y de muertos. Y dice la OCDE que "muchos millones de trabajadores del sector informal se van a ver obligados a regresar a sus aldeas y barrios marginales urbanos para hacer frente a la pobreza masiva e incluso al hambre". Algo que también vaticina, por cierto, la ONU.

Y una cosa en la que coinciden tanto el FMI como la OCDE: "la redistribución de la riqueza y los ingresos mediante impuestos más altos podría dar a los gobiernos occidentales más recursos para hacer frente a las víctimas de la pandemia, pero será políticamente difícil en una recesión continua".

Por eso estamos viendo, también, desesperados intentos del capitalismo para sacar la cabeza y no morir ahogado. 

La pandemia ha destrozado empleos, ha polarizado sociedades y terminado con las ilusiones de la supremacía occidental. A partir de ahora los problemas solo pueden agravarse (como el espectáculo de EEUU) sin descartar el colapso de la estructura social que ahora conocemos. Por eso el capitalismo se mueve, y rápido. El Foro Económico Mundial ya está preparando su reunión de Davos de este año (este mes de enero): "en 2021 y más allá, nuestras sociedades tendrán que encontrar un nuevo camino político si queremos alejarnos de la profundización de la desigualdad social, así como evitar el malestar político, el descontento social y el riesgo sistémico".

Cómo lo hagan está por ver, pero el miedo les está recorriendo la espina dorsal. ¿Puede ser una Renta Básica Universal? No es descartable. El capitalismo buscando utopías, no está mal. Es por eso por lo que ahora se habla del "gran reinicio" o de "capitalismo responsable". Siendo malo, podría decir que el capitalismo está ahora en su "perestroika" y que ya sabemos a dónde llevó a la URSS. 

Lo que debería estar ya claro para todo el mundo es que la vida nunca volverá a la "normalidad" y que el mundo que creíamos conocer antes de este 2020 ya no está ni existe, ni existirá.

Como no existe el Boni, el guitarrista y una de las voces -junto al Drogas- de Barricada, uno de mis grupos de referencia, que acaba de morir. Os dejo uno de sus temas por excelencia como recuerdo. Porque son tiempos que arden.

El Lince

jueves, 7 de enero de 2021

Sin pizca de ironía

Simpático espectáculo en EEUU, sin pizca alguna de ironía. Se lo merecían. O si queréis, es el karma.

Esta vez no hay manifestaciones de circunstancia y duelo como con los atentados del 11-S. Esta vez el mundo ha sido testigo visual del derrumbe del mito del "corazón de la democracia mundial". Ya hay otros indicadores, no visuales, de ese derrumbe pero lo de ayer no tiene parangón porque se ha visualizado de forma irreversible. 

Por eso hay que entender la consternación de todos los países vasallos de EEUU y las sonrisas de todos los países donde la "exportación de la democracia" y la "defensa del mundo libre" ha creado sistemáticamente la desestabilización y la violencia que se ha vivido ahora principalmente en Washington pero también en Atlanta, Georgia, Phoenix, Santa Fe y otros lugares.

Lo fácil sería hacer comparaciones como lo que ha hecho EEUU (y sus vasallos) con Hong Kong o Bielorrusia, por mencionar solo los dos más recientes, de cómo se ha saludado a los "valientes luchadores por la democracia" y de cómo se ha tratado a los asaltantes de ahora. El "coraje" que se alababa entonces es denostado ahora. Los valientes de entonces son fascistas ahora cuando son lo mismo entonces y ahora.

Lo de ayer no es más que el primer acto visible (y entendible por todos) de la tragedia occidental: la pérdida de su hegemonía en todos los aspectos, incluyendo ya la más visual. 

La sonrisa de buena parte del planeta por lo ocurrido encubre una clara irritación y enfado con los famosos "valores" occidentales de una pandilla cada vez más loca y desprestigiada y no solo en EEUU. El estado real de Occidente, de esos países que durante siglos han mantenido el colonialismo y el neocolonialismo en el planeta y que continúan reforzando todas las divisiones dentro de sus sociedades, se demuestra ahora y solo queda, a modo del bálsamo de Fierabrás, el mantra de las elecciones para anestesiar conciencias (y depende de qué elecciones y de qué resultados, con Venezuela como más reciente ejemplo y sin olvidar la Bolivia de Evo Morales y el golpe contra él que se avaló por el muy "democrático" Occidente). Y, en el caso europeo, unas elecciones que no valen nada de nada porque todos quedan subordinados a las decisiones de la plutocracia de Bruselas.

El Lince


lunes, 4 de enero de 2021

Sobre el auge y el declive

Cuesta hacerse a la idea, pero cuanto antes lo hagamos mejor será para nosotros. Todos los indicadores apuntan en la misma dirección, guste o no, esté en índices clásicos o no. Si el Fondo Monetario Internacional es capaz de decir que este 2020 ha sido el año en que ha caído el mito del G-7 (debido a la pandemia, pero no solo) es también el año en que se certifica la caída del dólar como moneda hegemónica. Y, de nuevo, la pandemia se convierte en determinante (pero no solo).

La posición del dólar estadounidense como moneda de reserva global está cada vez más amenazada y así, y solo así, hay que interpretar todos los espasmos agónicos que está realizando EEUU con sus sanciones, aranceles y otras formas de guerra no clásica. 

El año 2020 comenzó con el dólar situándose en el 61'63% de todas las reservas monetarias internacionales (y eso era ya una pérdida de 10'3 puntos respecto al porcentaje del 71'93% con que había comenzado el siglo XXI). Pues bien, el año 2020 ha terminado con una nueva pérdida, pasando a ser ahora mismo del 60'5% de todas las reservas monetarias mundiales. ¿Sabéis quién lo dice? Pues el FMI. Otra vez. Y eso que son datos solo de los tres trimestres primeros del 2020, faltando el cuarto. 

Así estaba la cosa al comienzo del 2020.

¿Quién ha cogido el relevo? Pues todas las otras monedas que el FMI incluye en su canasta de divisas, formalmente llamadas Derechos Especiales de Giro (euro, renminbi chino, yen japonés, libra británica, franco suizo, dólar canadiense, dólar australiano). Aquí hay que hacer algunas apreciaciones: la primera, que el euro no ha aprovechado la circunstancia como se esperaba, consecuencia de la desastrosa situación y gestión de la pandemia (el aumento ha sido del 20'35% al 20'5%); la segunda, que el yen japonés ha cogido un poco más de fuerza (del 5'41% al 6%); la tercera, que el renminbi chino sigue su camino ascendente (pasa del 1'97% al 2'13%) a pesar de todos los ataques y sin que China lo haya convertido aún en moneda mundial (para lo que esperará al 2022 cuando se ponga en marcha de forma oficial el renminbi-yuan digital). Y habría una cuarta: el FMI certifica que cada vez más países hacen transacciones comerciales en sus propias monedas. Incluso habría una quinta: el Brexit no ha pasado factura a la libra británica, que también ha subido un pelín. Por lo tanto, todos se han beneficiado de la caída del dólar, en especial el yen, el renminbi y el euro.



Pase lo que pase con la pandemia, ya no hay vuelta atrás. Occidente cae, los "emergentes" (como dice el FMI) suben. Lo que también dice el FMI es que el estancamiento del euro es notable porque no ha aprovechado la ocasión (la pandemia) para hacer realidad el sueño de ser una moneda "en paridad con el dólar". Para el FMI el estancamiento del euro tiene dos razones: una actual, la pandemia; otra algo vieja, la quiebra de Grecia hace cinco años.

La hegemonía del dólar como moneda de reserva mundial ha permitido a EEUU financiar sus impresionantes déficits comerciales. Su constante caída altera sustancialmente esa situación. Aunque no es el caso, por ahora, del FMI, hay quien vaticina que para el 2027 el dólar estará rondando el 50% de todas las monedas de reserva. Tal vez sea esto lo que temía el centro británico que no hace mucho afirmaba que para el 2028 China será la primera potencia económica mundial (aunque según el FMI ya lo sea).

Y algo a tener en cuenta: el acuerdo comercial de la UE y China que fortalecerá sus dos monedas sin duda alguna.

En este marco, y aunque no tenga nada que ver con lo anterior (o sí), hay un dato que me ha llamado poderosamente la atención: Venezuela dice que va a ser el primer país en pasar a un sistema monetario 100% digital como forma de enfrentar el bloqueo y la agresión de EEUU. Hasta ahora, solo China había manifestado su intención de desarrollar el yuan digital en 2022, pero ahora Venezuela acelera y supera a los chinos. 

El viernes pasado Maduro lo afirmó en una entrevista en Telesur, dando datos sorprendentes como que solo el 18'6% de todas las transacciones comerciales venezolanas son el dólares mientras que el 77'3% se realizan con tarjetas de débito y que sólo el 3'4% de la población usa moneda física. Lógico por el bloqueo a que está sometido el país y la dificultad para comerciar normalmente. De hecho, Venezuela está técnicamente aislada del SWIFT (las transacciones financieras internacionales en dólares) por el bloqueo y las sanciones. Ahora adquiere más peso lo que os contaba hace unos meses sobre cómo Venezuela sorteaba el bloqueo comerciando en petros.

El Lince