viernes, 15 de junio de 2018

Explicando el mismo final de dos cuentos

Otra vez el alfa y el omega, el principio y el fin. El otro día no tuve tiempo de explicarlo, así que lo hago ahora con un cierto detenimiento. La Organización de Cooperación de Shanghái no es que sea el futuro, es que es el presente. El G-7 no es que sea el presente, es que es el pasado. Así de sencillo.

La cumbre del G-7 fue un desastre, la de la OCS fue todo un éxito. Las dos no hicieron otra cosa que presentar la realidad, algo que también reconocen las propias estructuras en las que se asienta el G-7 como el Fondo Monetario Internacional. Este gráfico es de abril y es mucho más clarificador que cualquier palabra.

Cuando se vive de sueños coloniales cuesta asumir la realidad. Pero es la que es y al igual que no se pueden poner puertas al campo, tampoco se puede evitar la decadencia. Occidente sabe que la eterna juventud no existe, aunque lleva unos cuantos años intentando resistirse a la idea. La hegemonía occidental es humo y en geopolítica tiene fecha de caducidad: el 2025. Todo lo que se está haciendo, por una parte y por otra, va en esa dirección. Unos, para acelerarlo; otros, para evitarlo. En el 2025 estará operativa la práctica totalidad de la Nueva Ruta de la Seda, con todo lo que eso conlleva y, especialmente, la desdolarización de la economía mundial. Ese es el fin de Occidente.

Los documentos que se aprobaron en las cumbres son totalmente antagónicos.

El G-7 (G-6, puesto que no firmó EEUU) es la reiteración de más de lo mismo: Rusia amenaza la seguridad del mundo, tiene que dejar de apoyar al gobierno sirio, tiene que dejar de apoyar al Donbás ucraniano..."Si sus acciones lo hacen necesario, también estamos dispuestos a tomar nuevas medidas restrictivas para aumentar el costo de Rusia", se dice textualmente. Es decir, sanciones pese a que son ilegales según el derecho internacional si no son impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Corea del Norte es mala, China "está impidiendo la libertad de navegación en el Mar de China" (sic), "el programa de misiles balísticos de Irán es una amenaza para la paz y la seguridad internacionales" (sic), "condenamos todo apoyo financiero para el terrorismo, incluidos los grupos terroristas financiados por Irán" (sic), y así casi hasta el infinito. Son los viejos tics coloniales que ya a nadie interesan ni asustan. No valen ni el papel en el que están impresos.

Por el contrario en la declaración de la OCS no hay ni una sola amenaza o condena a nadie, aunque sí hay un toque de atención: "la OCS se afirma como una autoridad única, influyente y autorizada de organización regional" cuyas tareas "se desarrollarán en la estrategia de desarrollo descrita hasta el año 2025". Es decir, la fecha emblemática para el fin de la hegemonía occidental. Y, al contrario que el G-7, con o sin EEUU, hay una firme apuesta por el derecho internacional: "La OCS defiende sistemáticamente la solución de las crisis en Afganistán, Siria, Oriente Medio y la península de Corea, así como otros conflictos regionales, en el marco de las normas y principios generalmente aceptados del derecho internacional". Nada de sanciones ni injerencias ni cosas parecidas.

Se firmaron 20 documentos conjuntos entre los asistentes. Para la gente profana diré que la OCS tiene 8 miembros de pleno derecho, 4 países observadores, 6 socios de diálogo, 5 invitados y 5 interesados (aquí merece la pena mencionar que, aunque sea el último escalón, pertenecen a esta categoría Siria, Egipto y Palestina, así como otro país problemático para India, como Bangladés, y Serbia). Entre esos documentos hay uno vital: el Plan de Acción para el 2018-2022 que implementará el Tratado de Vecindad a Largo Plazo, Amistad y Cooperación entre los Estados Miembros de la OCS. Esto va a ayudar a resolver el histórico enfrentamiento entre India y Pakistán, ahora los dos miembros de la OCS.

Es lo que los chinos llaman "las cuatro ces": confianza, comunicación, coherencia y no coacción. Comparad eso con el G-7 o G-6.

Tal vez lo más importante es la certificación de que la OCS se ha convertido en la "capa protectora" (sic) del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), que está en plena expansión, y se da "prioridad" a la Nueva Ruta de la Seda (el nombre oficial es "Un cinturón, una carretera"). Ante las reticencias de India, como os dije, para los días 25 y 26 de este mes se ha previsto una reunión del BAII (del que India es el segundo país en aportación de capital, después de China) en la ciudad de Mumbai.

Es por eso que el documento final de la OCS "hace un llamamiento a todos los países para que abandonen la obsoleta mentalidad de buscar alianza o confrontación, actuar según la tendencia de los tiempos, tratarse mutuamente como iguales, valorar las consultas y el entendimiento mutuo y explotar alianzas incluyentes y constructivas en lugar de enfocarse en un imaginado enemigo".

El G-7 sólo es otra prolongación de EEUU. Ninguno de los otros países que lo integran es soberano, son simples vasallos de EEUU. Si el patrón se enfada, nada de lo que allí se diga tiene relieve alguno. Ni siquiera aunque aparezca en documentos. Y si se quieren muestras, está el tema de los aranceles, y el de Irán, y el de... la OTAN. 

No es posible convencer por las buenas a los colonizadores de que su tiempo ha terminado, y me temo que tampoco a los colonizados que se niegan a descolonizarse o tienen miedo a esa descolonización. Como es el caso de la práctica totalidad de los pueblos europeos. La UE está muerta. Su rusofobia (la de los políticos, que no la de los empresarios: ejemplo, los alemanes con el gasoducto Corriente del Norte 2 que ha obligado a Merkel a aceptarlo) casi supera a la de EEUU. Ahí está el caso de la absoluta estupidez española acusando a Rusia de alentar el fenómeno independentista en Catalunya.

Por el contrario, la OCS es una suma de intereses y lo más importante: de estados soberanos. Tal vez se pueda discutir esta apreciación con Tayikistán, Uzbekistán o Kirguistán, y relativamente, pero no con el resto. Sobre todo porque tienen armas nucleares y eso es una garantía de casi todo. Rusia es un problema para la UE y para EEUU porque insiste en su soberanía. China, no digamos.

Hay dos puntualizaciones que hacer sobre lo que dijo Trump de que Rusia tenía que estar dentro del G-7 otra vez y si Rusia quiere o no estar en él. Ahora mismo, a Rusia le da igual. Putin, en su discurso en la OCS no hizo mención alguna al G-7, algo que hay que hacer notar. Dijo que las principales áreas de trabajo de Rusia son la ONU, la OCS, los BRICS y el G-20 (sic). El orden es importante.

Los pro-occidentales del Kremlin claro que quieren volver al redil (palabra que utilizo conscientemente, lugar donde se acoge al rebaño), pero no los euroasiáticos. Aunque lo interesante será ver cómo, por una parte, Trump quiere romper la alianza ruso-china (y por eso dice que Rusia tiene que volver al G-7, lo que da alas a los pro-occidentales) y cómo, por otra, los euroasiáticos del Kremlin dan cuerda a los pro-occidentales para intentar romper la alianza de la UE con EEUU.

Esto da para otra entrega, sin duda. Porque el problema aquí reside en la fantasiosa idea yeltsiniana de que Rusia necesita a Occidente para sobrevivir. Y servirá para dar entrada a una explicación del neoliberalismo imperante en el Kremlin y apoyado por Putin.

El Lince

miércoles, 13 de junio de 2018

Dos cuentos con un mismo final

Alfa y omega, el principio y el fin. O lo que es lo mismo: la Organización de Cooperación de Shanghái y el G-7. Las dos reuniones no han podido ser más clarificadoras de lo que está ocurriendo en el mundo. Lo nuevo y lo viejo, lo nuevo que está naciendo y lo viejo que está muriendo. Gramsci en estado puro.

Dos reuniones, dos cuentos. Un mismo final: la hegemonía occidental ya es (casi) historia. Hemos asistido a una muestra clara del cambio histórico en el "orden" global. Occidente se deshilacha con cada paso que da, como los zombis que van perdiendo carne con cada paso que dan, mientras que Eurasia muestra un nuevo camino de multipolaridad, buen hacer, pacifismo y cooperación sin grandes estridencias. Las ambiciones unipolares de Occidente -y ahí está el comunicado final que no firmó EEUU- que inevitablemente fomentan el conflicto porque conllevan injerencia con afanes hegemónicos por una parte y por otra la multilateralidad basada en la asociación y en la hegemonía de un poder que no se impone sobre los otros.

EEUU ha mostrado un desdén evidente por sus vasallos, ha optado por minimizar lo irrelevante y dar relieve a lo relevante (la reunión con Corea del Norte). No sé si habéis reparado en un hecho que pone, otra vez, de manifiesto qué está ocurriendo: Kim Jong-un y su delegación llegaron a Singapur en un avión chino, con la bandera china en su fuselaje. Algo más que un símbolo.

Europa ha mostrado su indignación por la actitud de Trump y, sobre todo, porque no firmase el comunicado final que no es otra cosa que un cúmulo de más de lo mismo: Rusia, sanciones, Siria, agentes químicos, Ucrania, Donbás… El G-7, creado hace 43 años, mantiene la ficción de entonces, cuando eso de "los países más industrializados del mundo" era cierto y su poder, también. Ahora no son una cosa ni tienen la otra, pero siguen actuando como si la realidad no fuese con ellos. Viven de los sueños coloniales sin tener en cuenta que ya nadie hace caso a un ente moribundo.

Por el contrario, la OCS hizo un alarde de unidad incluso en aspectos que cuentan con planteamientos enfrentados. Por ejemplo, entre China e India por cómo se debe enfocar la Nueva Ruta de la Seda que India ve con reticencia pero que eso no fue obstáculo para que este país firmase el documento final donde se vincula a la OCS con la NRS aunque los chinos, haciendo alarde de su tradicional sutileza, introdujesen en el redactado final que sólo incumbe a los países que apoyan "sin reservas" la NRS. Un guiño a India y una muestra de buen hacer muy alejado de las normas del G-7.

Aunque no fue discutida la incorporación de Irán a la OCS (pero sí se hizo hincapié en el apoyo al acuerdo nuclear mientras que está por ver si la UE lo va a hacer), sí se centró la cuestión en normalizar la relación entre India y Pakistán en lo que es el nuevo paradigma geopolítico de Eurasia: evitar cualquier conflicto en esa zona y entre países asiáticos. Estos dos países era la primera vez que participaban como miembros de pleno derecho de la OCS y han salido con nota.

OCS frente a G-7. Respeto a la diversidad cultural, confianza mutua y consenso para resolver las contradicciones versus "exclusividad moral y de valores" y gusto por la injerencia con quienes no les comparten (casi siempre, más débiles que el G-7). Diálogo en Oriente contra "orden" desde una posición de fuerza (o supuesta) por Occidente.

La hegemonía occidental ya no lo es más. Si hay alguna imagen que ilustra la historia de dos cuentos con el mismo final  es esta:


El Lince

viernes, 8 de junio de 2018

No durmáis este mes

Comienza el verano y ya se sabe: siempre se ha considerado a esta época del año como en la que están más revueltas las hormonas sexuales, o más activas, lo que lleva a las personas a relacionarse más y a coquetear con más garbo que en otras épocas del año. Es decir, que aumenta la fantasía y esta fantasía, en algunas ocasiones, se transforma en enamoramiento.

Y fantasía es lo que vamos a tener este mes, otra cosa es el enamoramiento con lo que va a pasar. Porque este mes se va a definir el nuevo mundo que está surgiendo y en el que la hegemonía occidental se deshace como el azucarillo en una taza de café.

9 de junio

1.- Mañana da comienzo en Qingdao, una ciudad china, la XVIII Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái. A ella pertenecen China, Rusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, India y Pakistán. Es decir, el 44% de la población mundial pertenece a ella. Y ya que me meto en cifras, allá van otras: el 17'5% de las reservas probadas de petróleo del mundo, el 50% de las reservas conocidas de gas natural, el 21% del Producto Interior Bruto del mundo...

O sea, que aquí está el meollo del futuro, el eje de Eurasia sobre el que ya está pivotando todo el siglo XXI.

¿Qué tiene de especial esta reunión? Pues que es probable que haya una mejora del status de Irán en la OCS, que ahora tiene la categoría de "miembro observador". Si se produce, y aquí habrá que ver la postura de Rusia tras su último acercamiento a Israel, será el empujón definitivo del concepto de Eurasia y, de rebote, su expansión hacia Oriente Próximo porque habrá otro país que estará obligado a dar otro paso similar al iraní: Turquía. Ahora los turcos son "socios de diálogo", el escalón por debajo a observador. Si Irán es admitido como miembro de pleno derecho, Turquía no tiene otra opción que subir de rango a observador. Y eso, en un país que sigue siendo miembro de la OTAN, prácticamente significa que ya tiene un pie fuera del engranaje bélico dirigido por EEUU. De todas formas, además de la incógnita de Rusia está la de Tayikistán, donde Arabia Saudita tiene mucha influencia y puede bloquear el ingreso de Irán porque se necesita unanimidad.

No voy a entrar ahora en otras cuestiones que se abordarán, como la creación de zonas de libre comercio entre los países de la OCS, la firma de un Programa de Cooperación Comercial y Económica Multilateral, la creación de un Comité Industrial de la OCS y una Asociación Interbancaria, así como el reforzamiento del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, la vinculación de la OCS con la Nueva Ruta de la Seda o la firma de tratados bilaterales de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación a Largo Plazo (y ya se ha anunciado uno de ellos entre China y Kirguistán) porque con lo que os cuento basta.

2.- Para contrarrestar esta reunión el atajo de mentirosos que se presentan a sí mismos como "los países más industrializados del mundo" (sic), o sea, el llamado G-7 (EEUU, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Canadá) -que no estén los chinos ya habla por sí mismo de tamaña estupidez- también mañana se van a reunir. El G-7 es un anacronismo, un intento de mantener algo que ya se ha ido, hace mucho tiempo.

Pero si la OCS está unida, el G-7 está a la greña. Los vasallos están algo alborotados por la política de sanciones y aranceles de EEUU. Pero a ello hay que sumar un elemento común con la OCS: Irán. Si la OCS va a discutir su incorporación o no, el G-7 va a discutir sobre si hay rebelión o no contra EEUU por haber abandonado el acuerdo nuclear y la imposición de sanciones que también tocan, y mucho, a sus vasallos. Eso será determinante para comprobar el grado de vasallaje respecto a EEUU.

12 de junio

3.- Reunión entre EEUU y Corea del Norte. Toda una incógnita, aunque las recientes visitas de Kim Jong-un a China y del ministro de Exteriores ruso Lavrov a Pyongyang indican que al menos hay una cierta coordinación de los norcoreanos con sus "aliados".

Aquí también aparece el mismo elemento que une las dos reuniones anteriores: Irán. Después de la postura de EEUU de retirarse del acuerdo con Irán, Trump no puede permitirse el lujo de mantener dos crisis internacionales de este calibre de forma simultánea. Y lo que le preocupa es Irán porque es lo que preocupa a Israel. Además, Corea del Norte tiene una baza que deliberadamente perdió Irán: el desarrollo de sus armas nucleares. Esa es la baza de los norcoreanos, por muy tocados que estén ahora con las sanciones. El principal interés, por no decir único, de EEUU es eliminar los misiles intercontinentales que pueden llegar a su territorio. Todo lo demás es secundario. Esa es la gran baza de Corea del Norte.

14 de junio

4.- Con el mundial de fútbol como excusa (hay un partido Rusia-Arabia Saudita) Putin y Mohammed Bin Salman van a mantener una reunión oficial. Ya se sabrá si Irán ha subido de status dentro de la OCS y si los vasallos de EEUU se han rebelado. Por lo tanto, será una reunión crucial en la que se abordará, sobre todo, el acuerdo sobre el sur de Siria. Os dije que también los saudíes estaban en el ajo. Además, Rusia y Qatar están haciendo manitas con el bloqueo y Arabia Saudita dice que quiere atacar a Qatar si compra los misiles S-400 a Rusia.

17 de junio

5.- Elecciones presidenciales en Colombia. Sólo tangencialmente una cuestión geopolítica y porque Colombia se acaba de unir a la OTAN como "socio global". La descripción que hace la propia OTAN de "socio global" es bien clara: "desarrollar la cooperación con la OTAN en áreas de interés mutuo, incluidos los desafíos de seguridad emergentes (…). Un vínculo íntimo entre este país y la estructura de la OTAN implica una estrecha colaboración en la mayoría de las áreas militares". En contra de todo y de todos, a mí no me cae bien Gustavo Petro (como no me cae bien Dilma Rousseff o Rafael Correa, por ejemplo) pese a que siempre haya quien considere bueno a lo menos malo. La cuestión aquí está en saber si Petro va a reconducir la política exterior de Colombia o no. Y por lo que he visto por ahí, hay mucho más que dudas.

Y otra cuestión: en el año 2014 la Comunidad Económica de América Latina y el Caribe (CELAC) aprobó una declaración sobre América Latina como una "zona de paz". Con la OTAN de por medio eso es ahora una ilusión, y no lo de Petro.

24 de junio

6.- Elecciones en Turquía, aunque con el añadido del punto 1 sobre la OCS y en el punto 4 sobre Siria. Lo que aquí está en juego es algo más que interno de Turquía. Si Erdogan permanece en el poder las relaciones con Occidente (EEUU y UE) se van a deteriorar aún más y a EEUU sólo le queda ya una baza que jugar: los kurdos. Son una baza doble para EEUU, para jugar en Siria y para jugar en Turquía. No hay que olvidar los intentos de compra del S-400, las amenazas de sanciones si lo hace, las contra-amenazas de no utilizar la base aérea de Incirlik por los aviones de EEUU...

¿Ya podemos dormir?, preguntaréis. Pues no. Porque si contabais con ello al acabar junio, el 1 de julio hay elecciones en México y de nuevo está la historia de López Obrador y los fraudes electorales que ha sufrido en anteriores ocasiones. Y ahora, además, con la amenaza de Trump de no renovar el Tratado de Libre Comercio, y los aranceles, y el muro, y... (y Ayotzinapa aún sangrando, casi cuatro años después).

Tanto tiempo despiertos sólo puede ser bueno si nos enamoramos. Seis historias, tal vez siete ¿cuál recordaremos dentro de unos años al rememorar este mes?

El Lince


miércoles, 6 de junio de 2018

… y mandó parar

A Rusia se le ha subido a la cabeza su postura en Siria. El giro que ha dado hacia Israel es tan evidente que le está llevando a cometer errores. Solo que con quien ha dado resulta que es un hueso muy duro de roer.

Rusia quiere acelerar todo el proceso de diálogo político. Ha presionado al gobierno de Damasco para que nombre ya a los representantes de la comisión Constitucional y ha llegado a un acuerdo con Israel sobre el control de las fronteras del sur por parte del gobierno sirio a cambio de la retirada de esa zona de los iraníes y de Hizbulá (los primeros sí están en muy pequeño número y desde hace tiempo no participan en combates allí, los segundos no están). Subida en la cresta de la ola, acaba de comprobar que puede ser dura la caída.

Porque Rusia ha sufrido una humillación en Siria y no ha sido de los enemigos, sino de los amigos.

Os conté que Rusia tiene un acuerdo de colaboración con Hizbulá y que se ha negado en dos ocasiones a que la ONU considere a Hizbulá como "organización terrorista", iniciativas ambas que llegaron desde Arabia Saudita. Sin embargo, ahora ha cometido un error del que como no lo reconozca pronto va a tener graves consecuencias. Es lo que tiene la prepotencia.

Ese error ha sido subestimar a Hizbulá y pensar que es una organización que le dice "sí" a cualquier cuestión que proponga Rusia. Y no. Aquí se puede parafrasear la vieja canción del cubano Carlos Puebla cuando decía "...llegó el comandante y mandó parar".

La historia es, cuando menos, curiosa porque se da entre aliados.

Hace dos días Rusia intentó un despliegue de soldados en la frontera de Siria con Líbano, en la zona del Qalamún. Esa zona fue la primera victoria sonada de Hizbulá en la guerra siria, hace de ello ya tres años. Desde entonces las fuerzas de Hizbulá han controlado la frontera e impedido la presencia de la "contra" siria en Líbano. Ayer las tropas rusas quisieron hacerse con el control de tres posiciones de Hizbulá en las localidades de Qusair y Jusé. Hizbulá se negó y no sólo eso: pidió la retirada inmediata de las fuerzas rusas. Rusia se negaba. Hizbulá presionó aún más diciendo que no se había coordinado el movimiento con ellos y que sin su aprobación, nada de nada porque la zona está fuera del ámbito de actuación de Rusia y allí no hay "contra" y, ni mucho menos, el llamado Estado Islámico por lo que el movimiento ruso no tenía otra razón de ser que complacer a Israel.

Hizbulá dijo, además, que no aprobaba ese movimiento ruso. Dicen que tuvo que intervenir el mismísimo Al-Assad para que los rusos se retirasen y Hizbulá mantuviese sus posiciones. La 11 División del Ejército de Siria se está moviendo ahora hacia la zona en lo que oficialmente se considera "un paso descoordinado de Rusia". Mientras, Hizbulá mantiene sus posiciones y las mantendrá aun cuando llegue el ejército sirio.

Rusia ha metido la pata. Es la primera vez desde que se alcanzó el acuerdo que Rusia y Hizbulá chocan o, si se quiere, muestran su desacuerdo. Y Rusia ha salido perdiendo. El afán por reconciliarse con EEUU (pretensión estúpida porque EEUU no quiere reconciliación, sino vasallaje) de la mano de los judíos israelíes está provocando errores que va a pagar caro como esto siga así.

El extraño movimiento de Rusia se produce cuando en Líbano se está comentando que hay una propuesta de demarcación de fronteras por parte de Israel. Las principales son las marítimas, donde hay importantes reservas de gas que Líbano ha comenzado a intentar explotar firmando acuerdos con empresas de Francia, Italia y Rusia. Los libaneses dijeron -y eso fue antes de las elecciones, donde el triunfo fue para Hizbulá y sus aliados- que sólo discutirían el tema si se enmarcaba en la Línea Azul (la demarcación fronteriza entre Líbano e Israel establecida por la ONU tras la vergonzosa retirada de Israel del sur de Líbano al ser derrotado por Hizbulá en el año 2000). Israel se retiró de casi toda la zona. Casi, porque mantuvo ocupadas las Granjas de la Shebaa. En esta zona son frecuentes los enfrentamientos entre Israel y Hizbulá (ver aquí y aquí, por ejemplo).

Según el presidente del parlamento libanés, que es quien ha dado a conocer la propuesta israelí, la idea es "terminar la disputa marítima que ha impedido la explotación de gas y petróleo". Impedir para Israel, puesto que ya he dicho que Líbano ha comenzado el proceso de explotación. Y Líbano lo hace porque Hizbulá dijo muy palmariamente: "atacaremos sin dudar a la entidad sionista si establece alguna plataforma de prospección (…) Reiteramos nuestra posición, firme e inequívoca, de enfrentar ferozmente cualquier agresión a nuestros derechos de petróleo y gas, defendiendo así los activos del Líbano y protegiendo su riqueza".

El régimen fascista de Israel sabe que el único escollo para ello es Hizbulá, que ahora está en una posición de mayor fuerza dentro del gobierno libanés, y con mayor influencia en el mismo, y que este movimiento político-militar no habla por hablar. Rusia también lo sabe, de antes y de ahora, cuando Hizbulá ha mandado parar. Y Rusia ha tenido que hacerlo.

El Lince

lunes, 4 de junio de 2018


El arte de equilibrar o...

...el cambio de rumbo. Depende del punto de vista. Es la botella medio llena o medio vacía.

Es la historia de Rusia. Dentro y fuera de su territorio. Dejaré por el momento lo de dentro -que tiene tela, con Putin reforzando a todo el sector neoliberal y dándoles, de nuevo, todo el poder económico- y me centraré en el externo. En Siria.

Rusia acaba de confirmar que ha llegado a un acuerdo con Israel para que el ejército sirio se haga cargo del control de las fronteras del sur del país a cambio de que los iraníes y Hizbulá no participen en la ofensiva y que se mantengan alejados de la frontera de Israel. Esto es más simbólico que importante, puesto que desde hace tiempo ni iraníes ni Hizbulá participan en operaciones militares, puesto que el ejército sirio ya tiene la capacidad suficiente y los efectivos necesarios para hacerlo. De hecho, ahora está licenciando a soldados, lo que indica que la época dura de escasez de soldados ya pasó.

Es decir, todas esas tonterías que se estuvieron diciendo un tiempo sobre que el régimen fascista de Israel se preparaba para la guerra con Rusia no son otra cosa que tonterías. Porque a diferencia de EEUU, donde el lobby judío está en Washington, el lobby judío ruso está en Tel Aviv. Son dos millones de judíos rusos los que viven en Israel y es aquí donde se hace presión, una presión diferente a la de EEUU porque viven sobre el terreno la situación. Y Rusia no puede desoírles. Eso ayudará a entender la estrecha relación que hay entre Rusia e Israel y el por qué de los viajes de Netanhayu a Moscú y el por qué Israel cuenta con que Rusia suele mirar para otro lado cuando ataca a Irán o a Hizbulá en territorio sirio.

Además, esta gente de origen ruso se ha comprometido a presionar a EEUU para una normalización de relaciones de Rusia con EEUU, y eso suena a música celestial para los neoliberales pro-occidentales rusos. Teniendo en cuenta que ahora Putin les ha reforzado a nivel interno, se entiende mucho más qué está pasando y por qué Rusia no dio un golpe encima de la mesa cuando los ataques de EEUU y sus vasallos europeos a Siria. Putin considera que el frente euroasiático ya está suficientemente desarrollado y que ahora llega el momento de intentar la reconciliación con Occidente.

Rusia es un aliado de Irán. Lo fue durante las sanciones, pese a que las apoyó en la ONU, y lo es ahora. Sin embargo una cosa es ser un aliado táctico y otra estratégico. El aliado estratégico de Irán es China, no Rusia. El aliado estratégico de Rusia en la zona es Israel. Así hay que entender los últimos movimientos rusos, cada vez más proclives a Israel y más críticos con Irán.

Por ejemplo, Putin criticó a Irán en el Foro Económico de San Petersburgo el pasado 25 de mayo. Y lo hizo con un lenguaje muy similar al utilizado por Netanhayu. Este es un foro tradicional de los neoliberales rusos en el que se quiere emular al Foro de Davos y que sólo tiene una pretensión: lograr la distensión con Occidente y, en especial, con EEUU.

Está claro que Rusia está cambiando de rumbo. La guerra está ganada en Siria a nivel militar, otra cosa es la cuestión política. Y aquí Rusia está claramente presionando a Siria en una doble vía: para que sea más flexible en la composición de la Comisión Constitucional que se aprobó en Astaná y en que modere su presencia en el "eje de la Resistencia" contra Israel. Rusia quiere acelerar el acuerdo político y aprovechar el tirón para coger un gran trozo de pastel en la reconstrucción de Siria. Porque intuye que los chinos ya se están adelantando.

En el primer asunto, hay un enfrentamiento claro entre los intereses de Rusia, que habla -al igual que EEUU, Arabia Saudita y la "contra"- de elaborar una nueva Constitución, y los de Damasco, que insiste en que sólo hay que revisar algunos aspectos de la misma. En el segundo, Rusia no quiere que haya la menor amenaza para Israel mientras que Siria mantiene que la presencia de Irán y Hizbulá ha sido a invitación suya, al igual que hizo con Rusia, y que será Damasco quien decida cuándo y cómo se tienen que retirar esas fuerzas.

Rusia lleva unas semanas responsabilizando a Irán de aumentar las tensiones con Israel, no al revés. Es decir, consciente o inconscientemente -y en política exterior no se hace nada al azar- se está dando pábulo a lo que dicen EEUU y los sionistas. Rusia está claramente intentando que "su" lobby presione para una normalización de relaciones con EEUU utilizando un lenguaje que suena bien a EEUU. Eso tiene algo que ver con lo que se está diciendo de que una hipotética entrevista entre Putin y Trump puede producirse después del verano.

Quien vea la botella medio llena podrá decir que la postura rusa lo único que pretende es un equilibrio entre unos y otros. Gracias a Rusia se ha ganado la guerra. Gracias a Rusia se pusieron en marcha "zonas de desescalada" bélica en Siria que ha ido sirviendo para que el ejército fuese recuperando terreno al silenciar varios focos a la vez, lo que le ha permitido centrarse en uno y luego en otro. Los casos de Guta y Yarmuk son claros. Gracias a Rusia se puede llegar a un acuerdo, como el que se acaba de reconocer, por el que el ejército sirio llegará a las fronteras del sur sin tener que pelear en exceso lo que supone, lisa y llanamente, el reconocimiento por todo el mundo, Israel incluido, de Basar al-Assad y una reducción significativa de la influencia de la "contra" en esa zona. Sólo quedaría la cuestión de Idlib y los kurdos.

Eso implica también a otros patrocinadores de la "contra" siria como Arabia Saudita. Desaparecida la financiación de Qatar, solo queda la de Turquía, al norte, y la de Arabia Saudita y EEUU, al sur (quitando a los kurdos). Un acuerdo como el que se acaba de reconocer por parte de Rusia solo sería posible si también forma parte de él Arabia Saudita. Una cosa es que sea Israel quien lo negocia y otra que Israel tenga influencia sobre los grupos de la "contra". Puede que la tenga con alguno, pero es Arabia Saudita quien les financia. Por lo tanto, también Arabia Saudita está metida en el ajo. La constatación la tendremos si no hay enfrentamientos y se llega a un acuerdo para el que ya se da un plazo: quince días.

Concluyendo, el gobierno sirio obtendrá un reconocimiento expreso de su existencia, su ejército controlará los pasos fronterizos con Jordania -sin descartar una retirada de EEUU de la zona que ocupa en Al-Tanf-, con lo que todas las vías principales estarán abiertas y eso redundará en una rápida mejora de la situación económica, y a cambio Irán se irá retirando progresivamente del país aunque no lo abandonará, como es lógico. Eso también va en el interés de Irán ahora mismo, que necesita no tener más frentes abiertos de cara a afrontar las sanciones de EEUU tras la retirada de este país del acuerdo nuclear.

Es lo que los rusos llaman "el arte del equilibrio". Si tiene éxito está por ver. Pero si no lo tiene será considerado un cambio de rumbo muy perjudicial para los intereses gesoestratégicos de Rusia y su papel no solo en Oriente Próximo sino en otras partes.

El Lince