La soga alrededor del cuello
Completo lo de ayer porque mientras estamos entretenidos con "nuestro" vicepresidente lanzando pullitas verbales a los neofascistas, porque no pasa de ahí, de la verbalidad, en el zombi que es la UE las cosas siguen su curso. O sea, nada de nada aunque un poco más claro cada vez.
La reunión de ayer fue, como era previsible, técnica y sin estridencias. Solo una cosa: centrada exclusivamente en el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MES) puesto que ya comenté que los "coronabonos" están descartados. La cuestión es que ahora se habla, por parte de las múltiples derechas (la clásica y la nueva, en la que están los "progres"), de que hay que aceptarlo para poder "financiar la salud y luchar contra la pandemia". Y se da un paso más: "negarse a ello es abordar el tema desde un prejuicio ideológico".
Pues claro que sí. Todo es ideología, la suya la primera. Porque la suya es destrucción de lo público en beneficio de lo privado. Y ahora será igual. Por lo tanto, es ideológico tanto oponerse al MES como a la propia UE.
Como siempre hay gente que recula de todo en aras de la "institucionalidad", me he tomado la molestia de buscar por ahí cuáles son las condiciones exactas que están detrás de lo que propone la Europa nórdica o alemana, que es la que manda en la UE (porque no hay una UE, sino tres). Y he encontrado una carta del director del MES, Klaus Regling, alemán para más señas, en la que todo queda muy, pero que muy clarito. Es una carta enviada a todos los presidentes del Consejo de la Eurozona donde quedan claras las condiciones que se imponen.
Una es que se utilice en cuestiones sanitarias principalmente, y en los gastos relacionados con ellas. Esto, en sí, era la idea original de los coronabonos, que se descartó. Aquí tengo que utilizar mi prejuicio ideológico: ningún país de Europa, sobre todo los mediterráneos -especialmente Grecia, Italia y España- tendrían que pedir dinero alguno para este asunto si no se hubiese destruido previamente la sanidad pública en los términos que impuso la Comisión Europea tras la crisis de 2008. Porque lo que está ocurriendo con la pandemia del coronavirus es consecuencia directa de ello. Es lo que eufemísticamente, y como para no hacer demasiado daño, se ha denominado "recortes".
Es decir, que si no se hubiese producido el ataque contra el sector público, sobre todo el sanitario y el educativo, no sería necesario pedir un préstamo (porque eso es el MES) para volver a poner la sanidad en condiciones de resistir un envite como en que está suponiendo el COVID-19. Lo sé, ideología pura, ¡qué se le va a hacer! Ideología mientras otros todavía -¡todavía!- se llenan la boca con lo de "transversalidad".
Y aquí me remito a la carta de ese fulano en la que queda clara la posición de la Europa nórdica o alemana: se habla de simetría, de "plan de intervención igual para todos los países" cuando es obvio que no todos los países están sufriendo la pandemia de igual modo. Por ejemplo, mientras que Italia, España y Francia son los más afectados, en Bulgaria, Eslovaquia o Eslovenia no llegan a los 2.000 contagiados y su número de muertos no llega a los 100 en ninguno de esos países. La simetría, como os dije ayer, favorece los intereses económicos de la Europa nórdica o alemana. Porque como son préstamos, hay que devolver intereses, aunque sean muy bajos. Y ahora voy a hacer gala otra vez de mi prejuicio ideológico: ¿no véis algo raro en que los Estados tengan que devolver estos préstamos y a los bancos se les rescatase en 2008 sin pedirles nada a cambio?
Si echáis un vistazo a esa carta veréis que se habla de que "la Comisión Europea aclarará el monitoreo y la vigilancia", o sea, se está intentando decir, sin decirlo, que no va a pasar lo que en Grecia y que habrá una "vigilancia mejorada", como se dice más adelante, "por parte de la Comisión [Europea] y el Banco Central Europeo". Otra vez voy a manifestar mi prejuicio ideológico: la Comisión Europea, el BCE y el FMI son la famosa troika que destruyó a Grecia en el 2015. En cuanto aparezca el FMI por alguna parte, y aparecerá, la situación será igual, exactamente igual que la de Grecia en 2015. Ahora se escudan en eso, en que no está formalmente el FMI para decir que la situación no será como la de entonces con Grecia.
Pero ¿qué significa "vigilancia mejorada"? De nuevo mi prejuicio ideológico: significa un control más estricto del gasto público, por eso es por lo que desde los Países Bajos, el correveidile de Alemania, se ha dicho que los préstamos hay que pagarlos y que "no son descartables" nuevos "recortes", es decir, más
destrucción de lo público en beneficio de lo privado. O sea, más de lo
mismo.
Lo único que se puede apuntar para no ser aún más pesimista es que con la carta de marras las condicionalidades, el pago del préstamo, no se activarían automáticamente sino que se harán de acuerdo con los plazos que se establezcan en la negociación en el zombi de la UE. Pero de nuevo, mi prejuicio ideológico: la fuerza la tiene la Europa nórdica o alemana, luego ¿quién impondrá los plazos?
En estas estamos. Otro día más, y ya van 54, y el zombi europeo sigue mareando la perdiz sin haber tomado ninguna decisión aún. A medida que se acerque la fecha del 6 de mayo (ayer me equivoqué, es este día y no el 9) vamos a asistir a un aluvión de "narrativa tranquilizadora" sobre la postura europea y las bondades de seguir siendo uno de los zombis de la UE. Algo parecido a cuando se le pone a uno la soga alrededor el cuello y le dicen que colgarse depende de él, de si se mueve mucho en el taburete. Porque eso es el MES y ya se sabe quién pone la soga: la Europa nórdica o alemana.
El Lince
jueves, 30 de abril de 2020
miércoles, 29 de abril de 2020
Ley desigual
Hoy se cumplen 53 días desde que la pandemia del coronavirus está asolando Europa. Son ya casi 1.100.000 los contagiados y casi 130.000 los muertos. Hoy, de nuevo, ese zombi que es la UE se vuelve a reunir para ver si se adelanta algo en lo de las fantasmagóricas "ayudas" o no. Porque 53 días después no ha tomado ninguna medida, ninguna.
Como hay otra reunión para el día 9, es improbable que lo de hoy sea algo más que una reunión técnica y, de nuevo, los Países Bajos, el correveidile de Alemania, ha dejado en claro lo que siempre ha estado claro: que no hay ayuda alguna, que sólo habrá préstamos, que los habrá que pagar y que eso significará, inevitablemente, nuevos "recortes", es decir, más destrucción de lo público en beneficio de lo privado. O sea, más de lo mismo.
Supongo que ya sabéis quién va a pagar: nosotros. Estamos en una sociedad, capitalista, en la que su razón de ser es la relación injusta entre los propietarios del dinero y máquinas (tecnología) y quienes solo podemos intercambiar nuestra fuerza de trabajo por un salario (cada vez más escaso) para no morirnos de hambre y, en el mejor de los casos, para comprar los bienes necesarios para garantizar que la rueda sigue girando. Cuando se produce una situación como la que vivimos, o sea, una grave crisis social y económica se visibilizan aún más las dificultades de muchos para seguir adelante.
Ayer salieron los datos del paro en Francia (246.000 parados como consecuencia directa del coronavirus) y en el Estado canalla, más conocido como España (285.000). Eso sin incluir a quienes están sin trabajar con otras modalidades y un cierto colchón temporal proporcionado por el Estado. Así que no hace falta ser un lince para ver quién va a pagar la crisis. Otra vez.
Es decir, hay una gran parte de la población que corre el riesgo de perder su trabajo mientras que quienes no lo tenían simplemente van a verse imposibilitados para acceder a alguna fuente, siquiera provisional, de ingresos.
Ejercicio de agudeza visual: ¿creéis que en la reunión de hoy del zombi europeo, o la del 9 de mayo, se está teniendo en cuenta? La UE -que no es una, sino tres- lleva ya 53 días sin haber sido capaz de tomar medida alguna, y lo que te rondaré, morena (dicho castellano para decir que la cosa va para largo).
Porque ni el zombi europeo ni otros países capitalistas occidentales (especialmente EEUU y Gran Bretaña) van a reconocer jamás que el coronavirus ha sido el catalizador de la crisis, pero que esta ya estaba ahí puesto que no se había salido de la de 2008. Y como el zombi europeo está dominado por la Europa nórdica o alemana (Alemania, Países Bajos, Austria y ahora ya se puede decir tras todos estos días y reuniones que también Dinamarca está integrada de pleno, si bien antes solo lo estaba coyunturalmente, y Suecia, que se acaba de incorporar ocasionalmente al grupo) se niega a reconocer que no todos los países están afectados de la misma manera (es decir, es asimétrica la crisis) y que, por lo tanto, una respuesta simétrica como quiere la Europa nórdica o alemana solo aumentaría las desigualdades ya existentes entre los diferentes países de ese cuento de hadas del "espírutu comunitario".
Ya dije que no hay que hablar de la UE, que el debate solo puede ir en una dirección: salir de ella. Pero estos días me han llegado correos de "progres" que me dicen que no, que hay que insistir, que eso es hacer el juego a los "populistas" o a los neofascistas y que bla, bla, bla. Pues no. Niego la mayor. Lo he dicho y lo repito: la única disyuntiva entre vida y muerte es entre salir de la UE o permanecer en ella. Y, en el peor de los casos, que esta panda de ilusos (y paniaguados) apueste por la Europa Mediterránea (Francia, España, Italia, Portugal, Grecia, Bélgica, Luxemburgo, Irlanda, Eslovenia) y se deje de gaitas. La UE, como tal, está muerta y solo representa muerte.
Es un hecho que cada país está abordando la pandemia de forma diferente, por lo que se están preparando para la recesión de forma diferente. Por lo tanto, y de hecho, se están ya amplificando las diferencias entre unos y otros. No es nuevo, pero se reconfirma.
Y esto va para quienes me han escrito con el tema de la UE y sé que no les va a gustar: Marx ya se refirió al concepto de "ley desigual" diciendo que si la ley es igual para todos, no todos son iguales ante la ley. Es decir, para reducir las desigualdades los que tienen más deben dar más a los que tienen menos. Esa es la "ley desigual" de Marx que es de sentido común. Por lo tanto, los impuestos progresivos tienen que ser un ejemplo clásico, es decir, que cuanto mayor sea el ingreso, mayor tiene que ser el impuesto.
Esto tendría que valer para Europa y para todos los países que integran ese zombi. Y está claro que todos los números que existían en los presupuestos estatales ya no sirven, por lo que tiene que haber, sí o sí, una nueva remodelación fiscal. Veremos a ver hasta dónde se atreven a llegar los "progres".
El Lince
Hoy se cumplen 53 días desde que la pandemia del coronavirus está asolando Europa. Son ya casi 1.100.000 los contagiados y casi 130.000 los muertos. Hoy, de nuevo, ese zombi que es la UE se vuelve a reunir para ver si se adelanta algo en lo de las fantasmagóricas "ayudas" o no. Porque 53 días después no ha tomado ninguna medida, ninguna.
Como hay otra reunión para el día 9, es improbable que lo de hoy sea algo más que una reunión técnica y, de nuevo, los Países Bajos, el correveidile de Alemania, ha dejado en claro lo que siempre ha estado claro: que no hay ayuda alguna, que sólo habrá préstamos, que los habrá que pagar y que eso significará, inevitablemente, nuevos "recortes", es decir, más destrucción de lo público en beneficio de lo privado. O sea, más de lo mismo.
Supongo que ya sabéis quién va a pagar: nosotros. Estamos en una sociedad, capitalista, en la que su razón de ser es la relación injusta entre los propietarios del dinero y máquinas (tecnología) y quienes solo podemos intercambiar nuestra fuerza de trabajo por un salario (cada vez más escaso) para no morirnos de hambre y, en el mejor de los casos, para comprar los bienes necesarios para garantizar que la rueda sigue girando. Cuando se produce una situación como la que vivimos, o sea, una grave crisis social y económica se visibilizan aún más las dificultades de muchos para seguir adelante.
Ayer salieron los datos del paro en Francia (246.000 parados como consecuencia directa del coronavirus) y en el Estado canalla, más conocido como España (285.000). Eso sin incluir a quienes están sin trabajar con otras modalidades y un cierto colchón temporal proporcionado por el Estado. Así que no hace falta ser un lince para ver quién va a pagar la crisis. Otra vez.
Es decir, hay una gran parte de la población que corre el riesgo de perder su trabajo mientras que quienes no lo tenían simplemente van a verse imposibilitados para acceder a alguna fuente, siquiera provisional, de ingresos.
Ejercicio de agudeza visual: ¿creéis que en la reunión de hoy del zombi europeo, o la del 9 de mayo, se está teniendo en cuenta? La UE -que no es una, sino tres- lleva ya 53 días sin haber sido capaz de tomar medida alguna, y lo que te rondaré, morena (dicho castellano para decir que la cosa va para largo).
Porque ni el zombi europeo ni otros países capitalistas occidentales (especialmente EEUU y Gran Bretaña) van a reconocer jamás que el coronavirus ha sido el catalizador de la crisis, pero que esta ya estaba ahí puesto que no se había salido de la de 2008. Y como el zombi europeo está dominado por la Europa nórdica o alemana (Alemania, Países Bajos, Austria y ahora ya se puede decir tras todos estos días y reuniones que también Dinamarca está integrada de pleno, si bien antes solo lo estaba coyunturalmente, y Suecia, que se acaba de incorporar ocasionalmente al grupo) se niega a reconocer que no todos los países están afectados de la misma manera (es decir, es asimétrica la crisis) y que, por lo tanto, una respuesta simétrica como quiere la Europa nórdica o alemana solo aumentaría las desigualdades ya existentes entre los diferentes países de ese cuento de hadas del "espírutu comunitario".
Ya dije que no hay que hablar de la UE, que el debate solo puede ir en una dirección: salir de ella. Pero estos días me han llegado correos de "progres" que me dicen que no, que hay que insistir, que eso es hacer el juego a los "populistas" o a los neofascistas y que bla, bla, bla. Pues no. Niego la mayor. Lo he dicho y lo repito: la única disyuntiva entre vida y muerte es entre salir de la UE o permanecer en ella. Y, en el peor de los casos, que esta panda de ilusos (y paniaguados) apueste por la Europa Mediterránea (Francia, España, Italia, Portugal, Grecia, Bélgica, Luxemburgo, Irlanda, Eslovenia) y se deje de gaitas. La UE, como tal, está muerta y solo representa muerte.
Es un hecho que cada país está abordando la pandemia de forma diferente, por lo que se están preparando para la recesión de forma diferente. Por lo tanto, y de hecho, se están ya amplificando las diferencias entre unos y otros. No es nuevo, pero se reconfirma.
Y esto va para quienes me han escrito con el tema de la UE y sé que no les va a gustar: Marx ya se refirió al concepto de "ley desigual" diciendo que si la ley es igual para todos, no todos son iguales ante la ley. Es decir, para reducir las desigualdades los que tienen más deben dar más a los que tienen menos. Esa es la "ley desigual" de Marx que es de sentido común. Por lo tanto, los impuestos progresivos tienen que ser un ejemplo clásico, es decir, que cuanto mayor sea el ingreso, mayor tiene que ser el impuesto.
Esto tendría que valer para Europa y para todos los países que integran ese zombi. Y está claro que todos los números que existían en los presupuestos estatales ya no sirven, por lo que tiene que haber, sí o sí, una nueva remodelación fiscal. Veremos a ver hasta dónde se atreven a llegar los "progres".
El Lince
martes, 28 de abril de 2020
Un acto de dios
Así, con mínuscula porque para mí no hay ninguno. Pero la peña, ¡ah, la peña!, alucina con esa cosa inexistente. Pero sobre todo, alucina el sistema, desde Rusia (la iglesia ortodoxa se está forrando, con Putin utilizándola como mano derecha mientras con la mano izquierda sigue manteniendo alguna cuestión soviética), hasta Europa (en Italia la iglesia católica está presionando para que se permitan la misas), pasando por los países árabes y sus mezquitas y, por supuesto, Brasil y sus tonterías pentecostales. Y entre medias están todos los demás, por no extenderme mucho. Pero faltaba la guinda del pastel: EEUU.
Pero antes...
En el Estado canalla, más conocido como España, la Conferencia Episcopal, esa que vive del Estado a través del convenio con el Vaticano y con lo que les cae gratis total de la declaración de la renta, se opone al mogigato Ingreso Mínimo Vital que plantea el gobierno "de progreso" pero no para todas la situaciones ni para todo el Estado. Es un poquito de casi nada, pero para los obispos ya es mucho y no lo quieren. Supongo que porque ese poquito de casi nada les toca el negocio caritativo, y es como el viejo chiste sobre el dinero a la iglesia: "tiramos el dinero hacia arriba, que coja dios lo que quiera y lo que caiga al suelo para nosotros". Pues eso. El espíritu anti-clerical sigue vivo. Al menos, en mí y en el acerbo popular. Si bien es cierto que todavía, todavía, la Conferencia Episcopal no pide oficialmente la vuelta a las misas, sí hay ya movimientos en ese sentido.
Pero donde la iglesia ha entrado en tromba contra el gobierno ha sido en Italia. Y eso son palabras mayores, tanto que los ex-ex comunistas del Partido Democrático, en el gobierno de coalición de allí, ya han dicho que habrá un decreto sobre "la libertad de culto durante la pandemia", neolengua para decir que sí, que se doblegan a las presiones de la iglesia católica. Pero permitir las manifestaciones no -la del 1 de Mayo está prohibida (al igual que en España, donde ni siquiera se permite la simbólica en coche)-, y las huelgas, menos: se ha sancionado a la central Unión Sindical de Base por la huelga general que logró doblegar al gobierno y cerró las empresas no esenciales y el pasado día 23 se sancionó al comité sindical de la empresa de higiene ambiental Geofor, de Pisa, por una huelga de tres días que mantuvieron para negarse a incorporarse al trabajo ante el riesgo de contagio por el coronavirus. No se puede hacer carrera con estos "progres", desde luego.
En fin, debo ser muy corto de entenderas porque no lo entiendo. No lo entiendo porque supongo que ese dios que se reclama, en su infinita sabiduría y misericordia, no tendría que tomar a mal la situación de causa mayor por la pandemia. Debe haber un cortocircuito entre él y sus representantes en la tierra. O eso o no es tan misericordioso y sabio como dicen.
Y ahora...
Como digo, faltaba la guinda. Y lo de hoy es épico. Casi me dan ganas de nacionalizarme estadounidense. E irme a vivir a Oklahoma. El gobernador de este estado ha pedido a Trump que declare la pandemia como "un acto de dios"... para ayudar a las empresas petroleras. ¿Os creíais que iba por los incautos e incautas que piensan que dios existe? Pues no.
El gobernador de Oklahoma no se corta un pelo y dice que al declarar la pandemia del COVID-19 como "un acto de dios", la Administración Trump "protegerá a los productores de petróleo" por la parálisis e, incluso, por la amenaza de cierre de las plataformas.
Y como siempre, me he puesto a hurgar y sí, existe una ley en EEUU que habla de eso. No vale reírse, que esto es serio, muy serio. Es un código que se llama así, "Acto de Dios", y habla de "un desastre natural grave no anticipado u otro fenómeno natural de carácter excepcional, inevitable e irresistible, cuyos efectos no podrían haberse evitado o evitado con el debido cuidado o previsión".
Aquí hay mal rollito porque si interviene dios, los malos malísimos que son los chinos quedan exentos. Toda la parafernalia que se está montando en EEUU sobre que China es culpable por los suelos porque a quien se recurre es a las alturas.
Y también hay mal rollito en otras cosas: Oklahoma tiene gobernador republicano, Michigan demócrata. Y ha sido el fiscal general de este estado quien ha demandado a China. ¡Vaya por dios! Los más derechistas apelando a dios y los menos derechistas (y, para algunos, supuestos "progres") apelando al dinero.
Creo que voy a ir a por unas cervezas y algo de picar porque la peli en EEUU tiene pinta de ser interesante. Aunque voy a adelantar el final y, para desgracia de la beatería, creo que Trump dirá que no, que el cielo tendrá que esperar y que lo que hay que hacer es pelear contra el demonio chino.
El Lince
Así, con mínuscula porque para mí no hay ninguno. Pero la peña, ¡ah, la peña!, alucina con esa cosa inexistente. Pero sobre todo, alucina el sistema, desde Rusia (la iglesia ortodoxa se está forrando, con Putin utilizándola como mano derecha mientras con la mano izquierda sigue manteniendo alguna cuestión soviética), hasta Europa (en Italia la iglesia católica está presionando para que se permitan la misas), pasando por los países árabes y sus mezquitas y, por supuesto, Brasil y sus tonterías pentecostales. Y entre medias están todos los demás, por no extenderme mucho. Pero faltaba la guinda del pastel: EEUU.
Pero antes...
En el Estado canalla, más conocido como España, la Conferencia Episcopal, esa que vive del Estado a través del convenio con el Vaticano y con lo que les cae gratis total de la declaración de la renta, se opone al mogigato Ingreso Mínimo Vital que plantea el gobierno "de progreso" pero no para todas la situaciones ni para todo el Estado. Es un poquito de casi nada, pero para los obispos ya es mucho y no lo quieren. Supongo que porque ese poquito de casi nada les toca el negocio caritativo, y es como el viejo chiste sobre el dinero a la iglesia: "tiramos el dinero hacia arriba, que coja dios lo que quiera y lo que caiga al suelo para nosotros". Pues eso. El espíritu anti-clerical sigue vivo. Al menos, en mí y en el acerbo popular. Si bien es cierto que todavía, todavía, la Conferencia Episcopal no pide oficialmente la vuelta a las misas, sí hay ya movimientos en ese sentido.
Pero donde la iglesia ha entrado en tromba contra el gobierno ha sido en Italia. Y eso son palabras mayores, tanto que los ex-ex comunistas del Partido Democrático, en el gobierno de coalición de allí, ya han dicho que habrá un decreto sobre "la libertad de culto durante la pandemia", neolengua para decir que sí, que se doblegan a las presiones de la iglesia católica. Pero permitir las manifestaciones no -la del 1 de Mayo está prohibida (al igual que en España, donde ni siquiera se permite la simbólica en coche)-, y las huelgas, menos: se ha sancionado a la central Unión Sindical de Base por la huelga general que logró doblegar al gobierno y cerró las empresas no esenciales y el pasado día 23 se sancionó al comité sindical de la empresa de higiene ambiental Geofor, de Pisa, por una huelga de tres días que mantuvieron para negarse a incorporarse al trabajo ante el riesgo de contagio por el coronavirus. No se puede hacer carrera con estos "progres", desde luego.
En fin, debo ser muy corto de entenderas porque no lo entiendo. No lo entiendo porque supongo que ese dios que se reclama, en su infinita sabiduría y misericordia, no tendría que tomar a mal la situación de causa mayor por la pandemia. Debe haber un cortocircuito entre él y sus representantes en la tierra. O eso o no es tan misericordioso y sabio como dicen.
Y ahora...
Como digo, faltaba la guinda. Y lo de hoy es épico. Casi me dan ganas de nacionalizarme estadounidense. E irme a vivir a Oklahoma. El gobernador de este estado ha pedido a Trump que declare la pandemia como "un acto de dios"... para ayudar a las empresas petroleras. ¿Os creíais que iba por los incautos e incautas que piensan que dios existe? Pues no.
El gobernador de Oklahoma no se corta un pelo y dice que al declarar la pandemia del COVID-19 como "un acto de dios", la Administración Trump "protegerá a los productores de petróleo" por la parálisis e, incluso, por la amenaza de cierre de las plataformas.
Y como siempre, me he puesto a hurgar y sí, existe una ley en EEUU que habla de eso. No vale reírse, que esto es serio, muy serio. Es un código que se llama así, "Acto de Dios", y habla de "un desastre natural grave no anticipado u otro fenómeno natural de carácter excepcional, inevitable e irresistible, cuyos efectos no podrían haberse evitado o evitado con el debido cuidado o previsión".
Aquí hay mal rollito porque si interviene dios, los malos malísimos que son los chinos quedan exentos. Toda la parafernalia que se está montando en EEUU sobre que China es culpable por los suelos porque a quien se recurre es a las alturas.
Y también hay mal rollito en otras cosas: Oklahoma tiene gobernador republicano, Michigan demócrata. Y ha sido el fiscal general de este estado quien ha demandado a China. ¡Vaya por dios! Los más derechistas apelando a dios y los menos derechistas (y, para algunos, supuestos "progres") apelando al dinero.
Creo que voy a ir a por unas cervezas y algo de picar porque la peli en EEUU tiene pinta de ser interesante. Aunque voy a adelantar el final y, para desgracia de la beatería, creo que Trump dirá que no, que el cielo tendrá que esperar y que lo que hay que hacer es pelear contra el demonio chino.
El Lince
sábado, 25 de abril de 2020
Antifascismo estético
Estamos acostumbrados a identificar el 25 de abril con la Revolución de los Claveles en Portugal, pero ese día fue también el de la derrota del fascismo en Italia y el triunfo de la resistencia antifascista. Sus columnas liberaban, una por una, las ciudades. Fueron unos 300.000 los guerrilleros, los partisanos antifascistas, un 70-80% de ellos comunistas. Fueron unas 35.000 las guerrilleras, las partisanas antifascistas, el 90% de ellas comunistas.
De eso ha pasado ya mucho tiempo, 75 años, y no hace falta engañarse. Como recordaba el otro día hablando de Lenin, hay que evitar las ilusiones. El antifascismo hoy es más una cuestión de estética que de política práctica. Cuando se ve a pretendidos "progres" saludando y/o dando la mano a neofascistas se da más fuerza a eso de que vale más una imagen que mil palabras.
Pero el fascismo hoy no es solo el clásico o el nuevo, es también la plutocracia de Bruselas, la troika que demuestra que es la única con poder para eliminar la democracia y todo tipo de derechos sociales como ocurrió en Grecia en 2015 y está pasando ahora con la negociación de la UE sobre cómo abordar la pandemia del coronavirus.
Han pasado muchos años desde el triunfo antifascista en Italia y el antifascismo pervive, claro que sí. Pero es casi marginal allí y en toda Europa. Y si no es marginal, es banalizado como cuando una serie de televisión populariza una canción épica y clásica de la resistencia antifascista como el "Bella, chiao". Nos encontramos ante un reduccionismo estético sin daño para el sistema.
Antifascismo y anticapitalismo fueron, y tienen que ir, de la mano. La extensión del fascismo, su recuperación en Europa (y no solo) se debe a la reacción del capital conta el movimiento obrero y cómo las formaciones "de izquierda", post-moderna dicen algunos, han dejado el campo libre al neofascismo en ese terreno al procuparse solo por la institucionalidad y ser de esta forma homologables para la burguesía.
El capitalismo solo utilizará el fascismo, otra vez, si se ve realmente en peligro y por eso, y por ahora, se limita a expandir el neofascismo. Hoy, y por ahora, tiene otros instrumentos de control que le permite, por ahora, algún margen de maniobra como esos "Pactos de reconstrucción" que se empiezan a propagandizar por diferentes países de Europa. Pero si fallan, no hay ninguna duda de que tiene la otra opción.
Y el antifascismo estético se limita a ver como objetivo a los neofascistas sin tener en cuenta que no son más que el árbol y que detrás de él está el bosque capitalista.
Ser antifascista hoy significa ver el bosque y que en él hay muchos árboles que obstaculizan cualquier proceso emancipatorio con todo tipo de métodos y sistemas, formales e informales, legales e ilegales.
Ser antifascista hoy significa que
El Lince
Estamos acostumbrados a identificar el 25 de abril con la Revolución de los Claveles en Portugal, pero ese día fue también el de la derrota del fascismo en Italia y el triunfo de la resistencia antifascista. Sus columnas liberaban, una por una, las ciudades. Fueron unos 300.000 los guerrilleros, los partisanos antifascistas, un 70-80% de ellos comunistas. Fueron unas 35.000 las guerrilleras, las partisanas antifascistas, el 90% de ellas comunistas.
De eso ha pasado ya mucho tiempo, 75 años, y no hace falta engañarse. Como recordaba el otro día hablando de Lenin, hay que evitar las ilusiones. El antifascismo hoy es más una cuestión de estética que de política práctica. Cuando se ve a pretendidos "progres" saludando y/o dando la mano a neofascistas se da más fuerza a eso de que vale más una imagen que mil palabras.
Pero el fascismo hoy no es solo el clásico o el nuevo, es también la plutocracia de Bruselas, la troika que demuestra que es la única con poder para eliminar la democracia y todo tipo de derechos sociales como ocurrió en Grecia en 2015 y está pasando ahora con la negociación de la UE sobre cómo abordar la pandemia del coronavirus.
Han pasado muchos años desde el triunfo antifascista en Italia y el antifascismo pervive, claro que sí. Pero es casi marginal allí y en toda Europa. Y si no es marginal, es banalizado como cuando una serie de televisión populariza una canción épica y clásica de la resistencia antifascista como el "Bella, chiao". Nos encontramos ante un reduccionismo estético sin daño para el sistema.
Antifascismo y anticapitalismo fueron, y tienen que ir, de la mano. La extensión del fascismo, su recuperación en Europa (y no solo) se debe a la reacción del capital conta el movimiento obrero y cómo las formaciones "de izquierda", post-moderna dicen algunos, han dejado el campo libre al neofascismo en ese terreno al procuparse solo por la institucionalidad y ser de esta forma homologables para la burguesía.
El capitalismo solo utilizará el fascismo, otra vez, si se ve realmente en peligro y por eso, y por ahora, se limita a expandir el neofascismo. Hoy, y por ahora, tiene otros instrumentos de control que le permite, por ahora, algún margen de maniobra como esos "Pactos de reconstrucción" que se empiezan a propagandizar por diferentes países de Europa. Pero si fallan, no hay ninguna duda de que tiene la otra opción.
Y el antifascismo estético se limita a ver como objetivo a los neofascistas sin tener en cuenta que no son más que el árbol y que detrás de él está el bosque capitalista.
Ser antifascista hoy significa ver el bosque y que en él hay muchos árboles que obstaculizan cualquier proceso emancipatorio con todo tipo de métodos y sistemas, formales e informales, legales e ilegales.
Ser antifascista hoy significa que
aunque el viento silbe,
la tormenta se desate,
los zapatos rotos,
hay que seguir
para conquistar
la primavera roja
donde surge el sol del porvenir.
El Lince
viernes, 24 de abril de 2020
Nada más que muerte
Eso es la UE y no se puede esperar otra cosa de un zombi. Ya está todo dicho, sobre cómo ese sueño no es otra cosa que pesadilla y cómo no hay una UE, sino tres. Y de esas tres sólo una manda, la nórdica.
Lo repetiré una vez más: dentro de la UE solo hay muerte, la vida está fuera. Si lo que se quiere es eso, el futuro es de zombis. Sin más. Fin del debate.
La reunión de ayer del zombi europeo volvió a poner de manifiesto que en la UE no hay más que muerte. 48 días después de que la pandemia de coronavirus esté asolando Europa, con más de 120.000 muertos en total en el continente europeo y casi un millón de contagiados, la UE aún no ha tomado ninguna medida, ninguna.
Tras el fracaso de ayer, el presidente del Consejo de la UE, el belga Michel, solo dijo que había presentado una "hoja de ruta" a los 27 países pero, curiosamente, y hurgando más allá de las simplezas de los propagandistas habituales de la burguesía, y no pocos "alternativos" que repiten como loros los argumentos burgueses, dicha "hoja de ruta" no contiene detalles ni sobre la cantidad de dinero, ni los objetivos específicos, ni el marco temporal. Así que ¿de qué demonios están hablando, trasladando insensateces como que la UE está dispuesta a otorgar 2 billones de euros para no se sabe qué cosas? Lo cierto es que no hay nada real, todo es ficticio y simplemente para tener entretenido al rebaño.
Porque tras la reunión de ayer, tras el nuevo fracaso de ayer, hay que esperar hasta la semana que viene, sobre el 29, para ver si hay otro fracaso o, como dijo ayer también un francés, "el paquete final puede no estar listo antes de seis meses".
Supongamos que es el juego típico de alargar los plazos para luego tenerlo antes y decir: lo logramos. Pero sea como sea todo lo que haga la UE estará fuera de lugar. Porque la misma UE, ese zombi que es la UE ya está fuera de lugar.
El debate tecnocrático y de poder entre la Europa nórdica o alemana, la de Visegrado y la Mediterránea no va solo de préstamos o coronabonos. La burguesía se queda ahí. Pero nosotros deberíamos ir más allá, incluso quienes todavía creen en las hadas, sobre los problemas económicos y sociales estructurales, originados por los desequilibrios preexistentes a la crisis del coronavirus, es decir, al capitalismo y, si se quiere ser más moderado, al capitalismo neoliberal. El COVID-19 lo que ha hecho ha sido acentuarlos y acelerarlos a escala global.
Discutir si son galgos (coronabonos) o podencos (préstamos) solo enturbia el debate sobre el zombi de la UE. Porque el primer caso está descartado ya y el segundo implica que después de la "flexibilidad" que aparenta por la pandemia, en base a los acuerdos de la UE -que es a lo que se aferra la Europa nórdica o alemana- una vez pasada la emergencia "hay que fortalecer las obligaciones de rigor presupuestario". O sea, de nuevo a lo de siempre. De nuevo Grecia como fondo. De nuevo aplastando las condiciones económicas y sociales de la gente con más medidas de ajuste.
Salir de la UE es ya una cuestión de vida o muerte.
El Lince
Eso es la UE y no se puede esperar otra cosa de un zombi. Ya está todo dicho, sobre cómo ese sueño no es otra cosa que pesadilla y cómo no hay una UE, sino tres. Y de esas tres sólo una manda, la nórdica.
Lo repetiré una vez más: dentro de la UE solo hay muerte, la vida está fuera. Si lo que se quiere es eso, el futuro es de zombis. Sin más. Fin del debate.
La reunión de ayer del zombi europeo volvió a poner de manifiesto que en la UE no hay más que muerte. 48 días después de que la pandemia de coronavirus esté asolando Europa, con más de 120.000 muertos en total en el continente europeo y casi un millón de contagiados, la UE aún no ha tomado ninguna medida, ninguna.
Tras el fracaso de ayer, el presidente del Consejo de la UE, el belga Michel, solo dijo que había presentado una "hoja de ruta" a los 27 países pero, curiosamente, y hurgando más allá de las simplezas de los propagandistas habituales de la burguesía, y no pocos "alternativos" que repiten como loros los argumentos burgueses, dicha "hoja de ruta" no contiene detalles ni sobre la cantidad de dinero, ni los objetivos específicos, ni el marco temporal. Así que ¿de qué demonios están hablando, trasladando insensateces como que la UE está dispuesta a otorgar 2 billones de euros para no se sabe qué cosas? Lo cierto es que no hay nada real, todo es ficticio y simplemente para tener entretenido al rebaño.
Porque tras la reunión de ayer, tras el nuevo fracaso de ayer, hay que esperar hasta la semana que viene, sobre el 29, para ver si hay otro fracaso o, como dijo ayer también un francés, "el paquete final puede no estar listo antes de seis meses".
Supongamos que es el juego típico de alargar los plazos para luego tenerlo antes y decir: lo logramos. Pero sea como sea todo lo que haga la UE estará fuera de lugar. Porque la misma UE, ese zombi que es la UE ya está fuera de lugar.
El debate tecnocrático y de poder entre la Europa nórdica o alemana, la de Visegrado y la Mediterránea no va solo de préstamos o coronabonos. La burguesía se queda ahí. Pero nosotros deberíamos ir más allá, incluso quienes todavía creen en las hadas, sobre los problemas económicos y sociales estructurales, originados por los desequilibrios preexistentes a la crisis del coronavirus, es decir, al capitalismo y, si se quiere ser más moderado, al capitalismo neoliberal. El COVID-19 lo que ha hecho ha sido acentuarlos y acelerarlos a escala global.
Discutir si son galgos (coronabonos) o podencos (préstamos) solo enturbia el debate sobre el zombi de la UE. Porque el primer caso está descartado ya y el segundo implica que después de la "flexibilidad" que aparenta por la pandemia, en base a los acuerdos de la UE -que es a lo que se aferra la Europa nórdica o alemana- una vez pasada la emergencia "hay que fortalecer las obligaciones de rigor presupuestario". O sea, de nuevo a lo de siempre. De nuevo Grecia como fondo. De nuevo aplastando las condiciones económicas y sociales de la gente con más medidas de ajuste.
Salir de la UE es ya una cuestión de vida o muerte.
El Lince
miércoles, 22 de abril de 2020
Evitar las ilusiones
Entre los muchos libros que he podido leer o releer estos días está alguno sobre la Revolución de Octubre en Rusia y de Lenin. Y sobre la Nueva Política Económica (1921-1928) que puso en marcha después de la guerra civil, es decir, una economía de mercado por un período concreto.
Lenin murió demasiado pronto (1924) y eso influyó en la NEP, tanto en su continuación como en su final. Elucubrar sobre lo que hubiese sido la URSS si Lenin hubiese vivido simplemente 10 años más no tiene sentido, por lo que elucubrar hacia dónde hubiese podido llegar la NEP, tampoco. No hay que olvidar que en 1922, un año después de haber puesto en marcha la NEP, Lenin se disculpó públicamente ante los soviéticos por la situación del país tras la guerra civil y explicó el por qué de la NEP.
A la NEP se refirió expresamente Deng Xiaoping cuando decidió impulsar el camino económico de China tras la muerte de Mao. Sin embargo, las desigualdades sociales que ha generado el capitalismo en China son enormes y están fuera de cualquier otra consideración, sin entrar en el "combate a la pobreza" que se viene desarrollando en China en los últimos años. Ningún dirigente chino se ha disculpado con el pueblo chino por ello, aunque sí de forma indirecta cuando insisten en sus esfuerzos de combatir la pobreza y que ha sacado de la misma a 800 millones de personas según ha reconocido, incluso, el FMI. Ningún país del mundo ha hecho un esfuerzo ni mayor ni similar en tan poco tiempo para lograr algo parecido. No obstante, ahora es más que probable que ese objetivo se postergará como consecuencia del coronavirus dado que es seguro que China se centrará más en recuperar la economía de los grandes centros industriales.
Es evidente el éxito de la "NEP china", que ha logrado convertirse en el corazón del mercado mundial y es por lo que el capitalismo internacional lleva años temblando y ahora, con el coronavirus, ha entrado en pánico. Porque los chinos han destrozado el mito, ese mito que decía que "capitalismo y democracia van de la mano".
También es evidente que nunca ha sido así (el caso nazi es el más sintomático, aunque no hay que perder de vista el franquismo, o Argentina, o Chile, o Grecia, o Portugal, o ahora Brasil, o Bolivia, o la propia Europa), pero esta ha sido la iconografía que machaconamente se ha transmitido desde Occidente. Pero ahora China lo pone al desnudo: puede haber un capitalismo, sui géneris si se quiere, tan duro como el occidental, si se quiere, pero manteniendo en él claras muestras de la superioridad del socialismo como la planificación económica. Eso es el "socialismo con características chinas".
Quiérase o no, China es aún una sociedad en transición o, como ellos mismos dicen, "una sociedad en fase primaria del socialismo" y que si bien es un modelo en el que se está fijando gran parte de Asia, África y América Latina, es decir, países en desarrollo, también lo empieza a ser en Europa por lo que supone de volver a una etapa, 1950-1980, en la que había una economía mixta Estado-mercado que garantizaba ciertos derechos con alguna amplitud. Y quiérase o no, China está poniendo el acento en algo que también es ejemplo: una mayor regulación y planificación del desarrollo gracias al Estado y lo que supone que en sus manos esté el mantenimiento estratégico de compañías y empresas públicas. Y las privadas, subordinadas a él.
Hay que apuntar que en esos años Europa estaba en un nivel de destrucción casi completo como consecuencia de la II Guerra Mundial y que eso facilitó las cosas porque el capitalismo necesitaba el apoyo de la clase obrera para reconstruir. Pero hoy el nivel de destrucción es desconocido porque no son edificios, ni ciudades. Por eso la resistencia del capital será fuerte y ya se está viendo cómo las fórmulas que se proponen son más de lo mismo. A fin de cuentas, más de 30 años de demolición del Estado y de destrucción de lo público pesan bastante. Y por eso aunque la clase obrera esté muchísimo más desestructurada que entonces es tan determinante como antes. Porque sin ella, sin nosotros, nada será posible.
Lenin dijo que hay días que valen años. Los días del coronavirus valen años. Ha quedado patente la regresión neoliberal de todos estos años tras la desaparición de la URSS, el culto religioso al mercado. El mundo capitalista occidental está herido de muerte, pero aún no muerto del todo. Porque lo que ya comienza a intuirse es que es capaz de adoptar formas socialdemócratas, de nuevo, para hacer frente a esta nueva crisis.
Ya lo hizo cuando el "virus" era la existencia de la URSS: otorgó beneficios sociales, laborales y mejores estándares de vida a los trabajadores para que no se viesen tentados a mirar el espejo soviético. Y eso, como ocurrió durante la existencia de la URSS, volverá a ser coyuntual a la espera de tiempos mejores para el capitalismo para recuperar, y con creces, lo que ahora de nuevo se va a ver obligado a ceder y que, por supuesto, no llegará a los niveles de 1950-1980. Será bastante menos, aunque algo más de lo que hay ahora.
Por eso, cuando se cumplen 150 años del nacimiento de Lenin, lo mejor que se puede hacer para recordarle es hacer algo que él hizo: evitar las ilusiones. Páginas y páginas están llenas de ilusiones estos días, estas semanas con la crisis del coronavirus. Y no, hay que matizar. Lo que está muerto es el neoliberalismo, pero no el capitalismo en sí. Y quienes ven ya cambios reales no tienen en cuenta qué tipos de cambio.
Uno de los libros de Lenin que he releído estos días es el "¿Qué hacer?". Y viene al pelo. Una de las cosas que dice es, retomando a Marx y criticando a los pactistas rusos, que "ya que hace falta unirse, pactad acuerdos para alcanzar los objetivos prácticos del movimiento, pero no trafiquéis con los principios, no hagáis concesiones teóricas". Pensar que alguien en Unidas Podemos tiene en cuenta a Lenin es utopía pura, pero ahí queda. Porque añadía: "todo lo que sea rebajar la ideología socialista, todo lo que sea alejarse de ella equivale a fortalecer la ideología burguesa". Y por eso hacía un llamamiento contra los demagogos y el peligro de dejarse arrastrar por ellos dado que "sólo se podrá salir del error tras las pruebas más amargas". O tras haberse tragado no solo sapos sino elefantes, recordando la espúrea justificación utilizada por UP para entrar en el gobierno. Un ejemplo cualquiera: la Renta Básica Garantizada que ahora es un Ingreso Mínimo Vital -clara marcha atrás- pero que no se aplicará en todo el Estado.
En este Estado canalla, más conocido como España, el "gatopardismo" está asomando por la esquina. Llámese "nuevos Pactos de la Moncloa" o "Pacto de reconstrucción". Eso no son cambios reales porque los cambios reales no son posibles a menos que haya una fuerza social y política lista para implementarlos.
Eso Lenin lo entendió a la perfección porque tenía un perfecto y estrecho contacto con la base bolchevique. Vale la pena mencionar que insistir en la insurrección no solo fue la postura de Lenin sino la de Trotsky y apoyada por Stalin. La dirección bolchevique se preparaba para la revolución, pero tuvo que ser persuadida, convencida y empujada a la insurrección que iba a lanzar la base. Era una interrelación dialéctica perfecta entre el soviet y el partido. Sin ella, la dirección simplemente se hubiese quedado en el apoyo al acuerdo a una "solución democrática avanzada".
Supongamos, en un acto de bondad suprema, que es lo que plantea UP. Sería el momento para hacer realidad su eslogan de "partido de lucha y gobierno". Pero no, ni se les ve ni se les espera.
Es evidente que estamos muy lejos de los soviet, pero con el coronavirus están surgiendo ciertas estructuras autónomas (también las había antes, por cierto), que si se mantienen y trabajan, pueden tomar diferentes formas y eso, en sí, es ya un buen signo de la existencia de un movimiento que vaya en otra dirección que la simple resistencia. Ya no basta solo con resistir, hay que actuar. Pero, como decía Lenin, evitando las ilusiones.
El Lince
Entre los muchos libros que he podido leer o releer estos días está alguno sobre la Revolución de Octubre en Rusia y de Lenin. Y sobre la Nueva Política Económica (1921-1928) que puso en marcha después de la guerra civil, es decir, una economía de mercado por un período concreto.
Lenin murió demasiado pronto (1924) y eso influyó en la NEP, tanto en su continuación como en su final. Elucubrar sobre lo que hubiese sido la URSS si Lenin hubiese vivido simplemente 10 años más no tiene sentido, por lo que elucubrar hacia dónde hubiese podido llegar la NEP, tampoco. No hay que olvidar que en 1922, un año después de haber puesto en marcha la NEP, Lenin se disculpó públicamente ante los soviéticos por la situación del país tras la guerra civil y explicó el por qué de la NEP.
A la NEP se refirió expresamente Deng Xiaoping cuando decidió impulsar el camino económico de China tras la muerte de Mao. Sin embargo, las desigualdades sociales que ha generado el capitalismo en China son enormes y están fuera de cualquier otra consideración, sin entrar en el "combate a la pobreza" que se viene desarrollando en China en los últimos años. Ningún dirigente chino se ha disculpado con el pueblo chino por ello, aunque sí de forma indirecta cuando insisten en sus esfuerzos de combatir la pobreza y que ha sacado de la misma a 800 millones de personas según ha reconocido, incluso, el FMI. Ningún país del mundo ha hecho un esfuerzo ni mayor ni similar en tan poco tiempo para lograr algo parecido. No obstante, ahora es más que probable que ese objetivo se postergará como consecuencia del coronavirus dado que es seguro que China se centrará más en recuperar la economía de los grandes centros industriales.
Es evidente el éxito de la "NEP china", que ha logrado convertirse en el corazón del mercado mundial y es por lo que el capitalismo internacional lleva años temblando y ahora, con el coronavirus, ha entrado en pánico. Porque los chinos han destrozado el mito, ese mito que decía que "capitalismo y democracia van de la mano".
También es evidente que nunca ha sido así (el caso nazi es el más sintomático, aunque no hay que perder de vista el franquismo, o Argentina, o Chile, o Grecia, o Portugal, o ahora Brasil, o Bolivia, o la propia Europa), pero esta ha sido la iconografía que machaconamente se ha transmitido desde Occidente. Pero ahora China lo pone al desnudo: puede haber un capitalismo, sui géneris si se quiere, tan duro como el occidental, si se quiere, pero manteniendo en él claras muestras de la superioridad del socialismo como la planificación económica. Eso es el "socialismo con características chinas".
Quiérase o no, China es aún una sociedad en transición o, como ellos mismos dicen, "una sociedad en fase primaria del socialismo" y que si bien es un modelo en el que se está fijando gran parte de Asia, África y América Latina, es decir, países en desarrollo, también lo empieza a ser en Europa por lo que supone de volver a una etapa, 1950-1980, en la que había una economía mixta Estado-mercado que garantizaba ciertos derechos con alguna amplitud. Y quiérase o no, China está poniendo el acento en algo que también es ejemplo: una mayor regulación y planificación del desarrollo gracias al Estado y lo que supone que en sus manos esté el mantenimiento estratégico de compañías y empresas públicas. Y las privadas, subordinadas a él.
Hay que apuntar que en esos años Europa estaba en un nivel de destrucción casi completo como consecuencia de la II Guerra Mundial y que eso facilitó las cosas porque el capitalismo necesitaba el apoyo de la clase obrera para reconstruir. Pero hoy el nivel de destrucción es desconocido porque no son edificios, ni ciudades. Por eso la resistencia del capital será fuerte y ya se está viendo cómo las fórmulas que se proponen son más de lo mismo. A fin de cuentas, más de 30 años de demolición del Estado y de destrucción de lo público pesan bastante. Y por eso aunque la clase obrera esté muchísimo más desestructurada que entonces es tan determinante como antes. Porque sin ella, sin nosotros, nada será posible.
Lenin dijo que hay días que valen años. Los días del coronavirus valen años. Ha quedado patente la regresión neoliberal de todos estos años tras la desaparición de la URSS, el culto religioso al mercado. El mundo capitalista occidental está herido de muerte, pero aún no muerto del todo. Porque lo que ya comienza a intuirse es que es capaz de adoptar formas socialdemócratas, de nuevo, para hacer frente a esta nueva crisis.
Ya lo hizo cuando el "virus" era la existencia de la URSS: otorgó beneficios sociales, laborales y mejores estándares de vida a los trabajadores para que no se viesen tentados a mirar el espejo soviético. Y eso, como ocurrió durante la existencia de la URSS, volverá a ser coyuntual a la espera de tiempos mejores para el capitalismo para recuperar, y con creces, lo que ahora de nuevo se va a ver obligado a ceder y que, por supuesto, no llegará a los niveles de 1950-1980. Será bastante menos, aunque algo más de lo que hay ahora.
Por eso, cuando se cumplen 150 años del nacimiento de Lenin, lo mejor que se puede hacer para recordarle es hacer algo que él hizo: evitar las ilusiones. Páginas y páginas están llenas de ilusiones estos días, estas semanas con la crisis del coronavirus. Y no, hay que matizar. Lo que está muerto es el neoliberalismo, pero no el capitalismo en sí. Y quienes ven ya cambios reales no tienen en cuenta qué tipos de cambio.
Uno de los libros de Lenin que he releído estos días es el "¿Qué hacer?". Y viene al pelo. Una de las cosas que dice es, retomando a Marx y criticando a los pactistas rusos, que "ya que hace falta unirse, pactad acuerdos para alcanzar los objetivos prácticos del movimiento, pero no trafiquéis con los principios, no hagáis concesiones teóricas". Pensar que alguien en Unidas Podemos tiene en cuenta a Lenin es utopía pura, pero ahí queda. Porque añadía: "todo lo que sea rebajar la ideología socialista, todo lo que sea alejarse de ella equivale a fortalecer la ideología burguesa". Y por eso hacía un llamamiento contra los demagogos y el peligro de dejarse arrastrar por ellos dado que "sólo se podrá salir del error tras las pruebas más amargas". O tras haberse tragado no solo sapos sino elefantes, recordando la espúrea justificación utilizada por UP para entrar en el gobierno. Un ejemplo cualquiera: la Renta Básica Garantizada que ahora es un Ingreso Mínimo Vital -clara marcha atrás- pero que no se aplicará en todo el Estado.
En este Estado canalla, más conocido como España, el "gatopardismo" está asomando por la esquina. Llámese "nuevos Pactos de la Moncloa" o "Pacto de reconstrucción". Eso no son cambios reales porque los cambios reales no son posibles a menos que haya una fuerza social y política lista para implementarlos.
Eso Lenin lo entendió a la perfección porque tenía un perfecto y estrecho contacto con la base bolchevique. Vale la pena mencionar que insistir en la insurrección no solo fue la postura de Lenin sino la de Trotsky y apoyada por Stalin. La dirección bolchevique se preparaba para la revolución, pero tuvo que ser persuadida, convencida y empujada a la insurrección que iba a lanzar la base. Era una interrelación dialéctica perfecta entre el soviet y el partido. Sin ella, la dirección simplemente se hubiese quedado en el apoyo al acuerdo a una "solución democrática avanzada".
Supongamos, en un acto de bondad suprema, que es lo que plantea UP. Sería el momento para hacer realidad su eslogan de "partido de lucha y gobierno". Pero no, ni se les ve ni se les espera.
Es evidente que estamos muy lejos de los soviet, pero con el coronavirus están surgiendo ciertas estructuras autónomas (también las había antes, por cierto), que si se mantienen y trabajan, pueden tomar diferentes formas y eso, en sí, es ya un buen signo de la existencia de un movimiento que vaya en otra dirección que la simple resistencia. Ya no basta solo con resistir, hay que actuar. Pero, como decía Lenin, evitando las ilusiones.
El Lince
lunes, 20 de abril de 2020
La tierra es plana
Seguro que os sorprende, pero he llegado a esta conclusión después de todo lo que se lee por ahí, supuestos "progres" incluídos, sobre la muerte del neoliberalismo -que no del capitalismo-, la forma de afrontar el futuro geopolítico -con el evidente giro hacia el Este-, europeo -con una UE aún más zombi que antes- y local.
Cualquiera que se atreva a aseverar que hay otras salidas o -parafraseando a Sartre ya que el pasado 15 de abril hizo 40 años de su muerte- afirme que "hay otro mundo, pero no está en este" está abocado a la quema por la Inquisición. Es como criticar al "gobierno de progreso" español, porque de inmediato te colocan en el mismo bando que los fascistas. Sin pretender comparación alguna, es como cuando Galileo intentó defenderse en el juicio a que fue sometido diciendo a sus acusadores que mirasen por el telescopio para observar el cielo y fue respondido diciendo que no, que ya tenían la teoría en "las sagradas escrituras".
Y las sagradas escrituras son ahora el capitalismo y el mantra (alguien me ha dicho que utilizo mucho esta palabra, por lo que la explicaré: el mantra es una oración -hindú o budista- que se repite inmunerables veces) "democrático". China ha puesto de relieve que no, que ni lo uno, en su sentido clásico, ni lo otro. Pero da igual. En cuanto se propone alguna otra cosa, rápidamente la acusación es de "totalitario". Y a la hoguera. Bueno no, ahora hacen como con Galileo: o te encierran o te ningunean.
Con la pandemia, los empresarios han demostrado que son terraplanistas, insistiendo una y otra vez que el cierre de fábricas y actividades comerciales es más grave que las muertes y los contagios. ¿Mirar por el telescopio? Eso no va con ellos. Pero sí pedir y exigir al Estado que acuda en su ayuda con dinero público. Eso sí, pero que ese dinero vaya para sanidad no. Y muchos gobiernos están totalmente pendientes de lo que dicen.
Con la pandemia, los gobiernos europeos siguen insistiendo en la viabilidad y fortaleza de la UE demostrando que son terraplanistas después de constatar cómo se ha negado a los países más afectados ayudas sin condiciones de préstamo, actuando igual que siempre y con Grecia como referente de lo que ocurrió y ocurrirá. Pero también son terraplanistas los países más afectados (Italia y España, sobre todo, pero también Francia y Bélgica) cuando andan hablando de un "plan de reconstrucción" que abordaría algunas medidas de reforma que suavicen el desastre pero que ni lo niegan ni lo evitarán otra vez en el futuro. Debe ser por eso que según las encuestas (no conozco ninguna en el Estado español) en Francia el 74% (¡ojo!) dice que tiene miedo (39%) de la UE o está desilusionado (35%). O que en Italia el 53'4% (¡también ojo!) dice que o quiere salir de la UE (40%) o solo de la UE pero no del euro (6'1%) o solo del euro pero no de la UE (7'3%).
Como son terraplanistas quienes siguen insistiendo en la campaña contra la OMS. ¿Mirar el telescopio de la batalla que está habiendo entre Occidente y los demás en la nueva geopolítica, que se escenificará este año y el que viene en el control de las agencias de la ONU? Eso no va con ellos. A fin de cuentas el papa Trump y los cardenales británicos y franceses saben, a través de las sagradas escrituras occidentales y sus "valores", que China ha ocultado fechorías con el coronavirus y que las recomendaciones de la OMS, que son eso, recomendaciones, favorecen el modelo chino de cierre empresarial y comercial lo que debilita a Occidente. Como Galileo, mirar por el telescopio para ver lo que pasa con la OMS y lo que hace Occidente con la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW) en Siria no tiene sentido porque ahí están las sagradas escrituras occidentales con su verdad.
Como son terraplanistas quienes siguen culpando a China en lugar de ver las ineficiencias, retrasos y demás estropicios que ha provocado la inacción y la prepotencia occidental al haber desperdiciado todo el tiempo que se tuvo desde que se conoció hasta que llegó el coronavirus (los países occidentales han tardado casi 70 días en reaccionar).
Las sagradas escrituras dicen que no puede haber equivocación tras 30 años de neoliberalismo, por lo que los herejes son quienes hablan de la maldad de un sistema ineficaz haciendo apología de la mala fe insinuando otro mundo, que no está en este. Al igual que con Galileo, el dominio de la religión afecta a la experimentación o, traducido, el dominio del "mundo libre" y, en el caso de los "progres", de "lo único posible" hace hoy la misma función.
Así que antes de que me trinquen porque las medidas que ahora han puesto en marcha con la pandemia (¿"libertad-autoritarismo"?) ya no van a desaparecer de nuestras vidas (un ejemplo: ¿alguien se acuerda hoy de que en Euskadi la policía empezó a utilizar pasamontañas por "miedo a ser reconocidos y que ETA atentase contra ellos" y que ahora es la norma en todas las policías cuando, por no haber, ya casi ni hay manifestaciones?), hago autocrítica y me ratifico en la doctrina oficial: la tierra es plana.
El Lince
Seguro que os sorprende, pero he llegado a esta conclusión después de todo lo que se lee por ahí, supuestos "progres" incluídos, sobre la muerte del neoliberalismo -que no del capitalismo-, la forma de afrontar el futuro geopolítico -con el evidente giro hacia el Este-, europeo -con una UE aún más zombi que antes- y local.
Cualquiera que se atreva a aseverar que hay otras salidas o -parafraseando a Sartre ya que el pasado 15 de abril hizo 40 años de su muerte- afirme que "hay otro mundo, pero no está en este" está abocado a la quema por la Inquisición. Es como criticar al "gobierno de progreso" español, porque de inmediato te colocan en el mismo bando que los fascistas. Sin pretender comparación alguna, es como cuando Galileo intentó defenderse en el juicio a que fue sometido diciendo a sus acusadores que mirasen por el telescopio para observar el cielo y fue respondido diciendo que no, que ya tenían la teoría en "las sagradas escrituras".
Y las sagradas escrituras son ahora el capitalismo y el mantra (alguien me ha dicho que utilizo mucho esta palabra, por lo que la explicaré: el mantra es una oración -hindú o budista- que se repite inmunerables veces) "democrático". China ha puesto de relieve que no, que ni lo uno, en su sentido clásico, ni lo otro. Pero da igual. En cuanto se propone alguna otra cosa, rápidamente la acusación es de "totalitario". Y a la hoguera. Bueno no, ahora hacen como con Galileo: o te encierran o te ningunean.
Con la pandemia, los empresarios han demostrado que son terraplanistas, insistiendo una y otra vez que el cierre de fábricas y actividades comerciales es más grave que las muertes y los contagios. ¿Mirar por el telescopio? Eso no va con ellos. Pero sí pedir y exigir al Estado que acuda en su ayuda con dinero público. Eso sí, pero que ese dinero vaya para sanidad no. Y muchos gobiernos están totalmente pendientes de lo que dicen.
Con la pandemia, los gobiernos europeos siguen insistiendo en la viabilidad y fortaleza de la UE demostrando que son terraplanistas después de constatar cómo se ha negado a los países más afectados ayudas sin condiciones de préstamo, actuando igual que siempre y con Grecia como referente de lo que ocurrió y ocurrirá. Pero también son terraplanistas los países más afectados (Italia y España, sobre todo, pero también Francia y Bélgica) cuando andan hablando de un "plan de reconstrucción" que abordaría algunas medidas de reforma que suavicen el desastre pero que ni lo niegan ni lo evitarán otra vez en el futuro. Debe ser por eso que según las encuestas (no conozco ninguna en el Estado español) en Francia el 74% (¡ojo!) dice que tiene miedo (39%) de la UE o está desilusionado (35%). O que en Italia el 53'4% (¡también ojo!) dice que o quiere salir de la UE (40%) o solo de la UE pero no del euro (6'1%) o solo del euro pero no de la UE (7'3%).
Como son terraplanistas quienes siguen insistiendo en la campaña contra la OMS. ¿Mirar el telescopio de la batalla que está habiendo entre Occidente y los demás en la nueva geopolítica, que se escenificará este año y el que viene en el control de las agencias de la ONU? Eso no va con ellos. A fin de cuentas el papa Trump y los cardenales británicos y franceses saben, a través de las sagradas escrituras occidentales y sus "valores", que China ha ocultado fechorías con el coronavirus y que las recomendaciones de la OMS, que son eso, recomendaciones, favorecen el modelo chino de cierre empresarial y comercial lo que debilita a Occidente. Como Galileo, mirar por el telescopio para ver lo que pasa con la OMS y lo que hace Occidente con la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW) en Siria no tiene sentido porque ahí están las sagradas escrituras occidentales con su verdad.
Como son terraplanistas quienes siguen culpando a China en lugar de ver las ineficiencias, retrasos y demás estropicios que ha provocado la inacción y la prepotencia occidental al haber desperdiciado todo el tiempo que se tuvo desde que se conoció hasta que llegó el coronavirus (los países occidentales han tardado casi 70 días en reaccionar).
Las sagradas escrituras dicen que no puede haber equivocación tras 30 años de neoliberalismo, por lo que los herejes son quienes hablan de la maldad de un sistema ineficaz haciendo apología de la mala fe insinuando otro mundo, que no está en este. Al igual que con Galileo, el dominio de la religión afecta a la experimentación o, traducido, el dominio del "mundo libre" y, en el caso de los "progres", de "lo único posible" hace hoy la misma función.
Así que antes de que me trinquen porque las medidas que ahora han puesto en marcha con la pandemia (¿"libertad-autoritarismo"?) ya no van a desaparecer de nuestras vidas (un ejemplo: ¿alguien se acuerda hoy de que en Euskadi la policía empezó a utilizar pasamontañas por "miedo a ser reconocidos y que ETA atentase contra ellos" y que ahora es la norma en todas las policías cuando, por no haber, ya casi ni hay manifestaciones?), hago autocrítica y me ratifico en la doctrina oficial: la tierra es plana.
El Lince
sábado, 18 de abril de 2020
Empieza la contra-narrativa, pero sigue el interés
Os dije ayer que EEUU y dos de sus principales vasallos, Gran Bretaña y Francia, están coordinando al unísono los ataques contra China bajo la acusación de que "mintió" sobre el coronavirus.
El pequeño Luis XVI francés, Macron, es quien está poniendo más énfasis en ello a raíz de lo que está ocurriendo en África tras la decisión de la Organización para la Unidad Africana de solicitar ayuda a China para combatir la pandemia.
África se va a convertir en el continente crucial para decantar la historia de este siglo XXI, ya claramente girando sobre el eje de Eurasia. En él EEUU tiene intereses, por supuesto, pero no tiene la influencia que tienen Francia o Gran Bretaña (sobre todo Francia) como antiguas potencias coloniales. Por eso lo que se ve es un reparto muy cuidadoso de tareas y es Francia quien lleva la voz cantante anti-china en este continente.
Cuando la OUA pidió ayuda a China sólo las antiguas colonias francesas se abstuvieron de participar, mientras que las británicas se dividieron. Entonces se había detectado coronavirus en 43 de los 54 países africanos y de esos 43 fueron 24 los que solicitaron la ayuda de China. Eso me llamó mucho la atención. Ahora tengo alguna respuesta.
Según el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades de la Unión Africana no llegan a los 14.000 los casos de COVID-19 y tampoco llegan a 800 las muertes. Pero como en todos los países, y más en África, son cifras ante las que hay que tener muchos reparos. En cualquier caso, son los países del África Meridional los más afectados y después los del Magreb árabe. Por esta razón, e intentando lograr una unidad de acción, la OUA decidió que todos los países, teniendo en cuenta sus filias o sus fobias, tenían que hacer un frente común en lo relativo a la deuda externa dado que ante la situación mundial que reseña el FMI a la emergencia pandémica hay que sumar la económica. Por esta razón se nombraron cuatro "enviados especiales" de la OUA (de Nigeria, Ruanda, Costa de Marfil y Sudáfrica) "para solicitar un apoyo rápido y concreto" para sus países de todo el mundo, especialmente del G-20. Esta es la razón por la que el G-20 decidió hace pocos días conceder un "alivio temporal" a los países para que paguen su deuda externa.
En el G-20 están todos los países que tienen intereses en África, por lo que es el vehículo perfecto para que pro-chinos y pro-occidentales (simplificando) lleguen a acuerdos. Si os fijáis en los enviados especiales, dos serían pro-chinos (Sudáfrica y Ruanda), y dos pro-occidentales (Nigeria, ex colonia británica, y Costa de Marfil, ex colonia francesa), aunque Nigeria tiene también una importante presencia china.
Esta unidad no solo se ha producido por el tema de la deuda externa, sino ante los ataques que está recibiendo la OMS. Porque, en paralelo, la OUA ha vuelto a insistir en que no solo es necesario el "alivio temporal" que se les ha ofrecido para el pago de la deuda, sino "la creación de un fondo global para prevenir el colapso de los sistemas de salud en África". Y aquí, por ejemplo, se resalta lo ocurrido con un país, Nigeria, al que en 2016 el FMI concedió un crédito de 3.600 millones de dólares pero sólo 82 millones fueron destinados a sanidad, es decir, el 2'27% exactamente. Son las formas clásicas de actuación no solo del FMI (aunque ahora se dé algún golpe de pecho por ello), sino del Banco Mundial y de su estructura local, el Banco Africano de Desarrollo.
En este contexto, la actitud china de ayuda y solidaridad no puede ser pasada por alto puesto que tiene, además, un alto componente geopolítico. Mientras EEUU y la UE están colapsadas, China se ha repuesto y está a la iniciativa. Por ello el único lugar donde Occidente puede responder es, precisamente, en África. Y por eso quien lleva la voz cantante es Francia. Porque la UE (8 de abril) decidió "responder" al llamamiento de ayuda de los enviados especiales de la OUA con una simple afirmación de que ya ofrece financiación al continente africano por valor de 3.200 millones de euros y que lo que hay que hacer es "completar los programas en curso". Es decir, no hay dinero extra. África se tiene que apañar con lo que tiene.
Y al rescate de la UE salió quien únicamente podía hacerlo, Francia, que ha decidido ofrecer 1.200 millones de euros a través de la Agencia Francesa para el Desarrollo a todas sus ex colonias, especialmente Senegal, Burkina Faso, Guinea y Madagascar. Pero lo más interesante es el discurso de Macron: "esto tiene una perspectiva estratégica, el juego no es solo desarrollar una contra-narrativa [a China] sino poder confiar en un equilibrio [económico] elocuente". Pero, al mismo tiempo, se vuelve a lo de siempre porque se recuerda que ese dinero no es una donación sino un préstamo (solo 150 millones de euros son donación), es decir, que tiene que devolverse con intereses aunque, eso sí, "500 millones de euros deberían destinarse al tratamiento de diversas enfermedades infecciosas".
Es un intento claro por parte de Occidente de dificultar el "Camino de la Salud" de la Nueva Ruta de la Seda que se inició el 18 de marzo y que sigue desarrollándose semanalmente desde entonces. La OUA ha sido concisa y clara al respecto: "China está movilizada [con África], su apoyo es crucial y salvífico".
Es evidente que nadie da duros a pesetas, o euros a céntimos, pero lo que sí es evidente también es que las relaciones de China con África con "más suaves" (expresión de la OUA) que las de Occidente en comparación con la condición de pago de las deudas contraídas. La lucha geopolítica que vivimos, ahora a gran escala, afecta a todo el planeta y África no es una excepción, pero lo que se está viendo en este continente como resultado de la pandemia es una lucha entre quienes quieren separarse aún más de los actores tradicionales anteriores, sobre todo neocoloniales, y quienes siguen aferrados a ellos. Pero aquí entramos, desde nuestra perspectiva occidental y eurocéntrica, en si China actúa de forma neocolonial o no porque ya lo dice el refrán castellano: "el ladrón piensa que todos son de su condición".
El Lince
Os dije ayer que EEUU y dos de sus principales vasallos, Gran Bretaña y Francia, están coordinando al unísono los ataques contra China bajo la acusación de que "mintió" sobre el coronavirus.
El pequeño Luis XVI francés, Macron, es quien está poniendo más énfasis en ello a raíz de lo que está ocurriendo en África tras la decisión de la Organización para la Unidad Africana de solicitar ayuda a China para combatir la pandemia.
África se va a convertir en el continente crucial para decantar la historia de este siglo XXI, ya claramente girando sobre el eje de Eurasia. En él EEUU tiene intereses, por supuesto, pero no tiene la influencia que tienen Francia o Gran Bretaña (sobre todo Francia) como antiguas potencias coloniales. Por eso lo que se ve es un reparto muy cuidadoso de tareas y es Francia quien lleva la voz cantante anti-china en este continente.
Cuando la OUA pidió ayuda a China sólo las antiguas colonias francesas se abstuvieron de participar, mientras que las británicas se dividieron. Entonces se había detectado coronavirus en 43 de los 54 países africanos y de esos 43 fueron 24 los que solicitaron la ayuda de China. Eso me llamó mucho la atención. Ahora tengo alguna respuesta.
Según el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades de la Unión Africana no llegan a los 14.000 los casos de COVID-19 y tampoco llegan a 800 las muertes. Pero como en todos los países, y más en África, son cifras ante las que hay que tener muchos reparos. En cualquier caso, son los países del África Meridional los más afectados y después los del Magreb árabe. Por esta razón, e intentando lograr una unidad de acción, la OUA decidió que todos los países, teniendo en cuenta sus filias o sus fobias, tenían que hacer un frente común en lo relativo a la deuda externa dado que ante la situación mundial que reseña el FMI a la emergencia pandémica hay que sumar la económica. Por esta razón se nombraron cuatro "enviados especiales" de la OUA (de Nigeria, Ruanda, Costa de Marfil y Sudáfrica) "para solicitar un apoyo rápido y concreto" para sus países de todo el mundo, especialmente del G-20. Esta es la razón por la que el G-20 decidió hace pocos días conceder un "alivio temporal" a los países para que paguen su deuda externa.
En el G-20 están todos los países que tienen intereses en África, por lo que es el vehículo perfecto para que pro-chinos y pro-occidentales (simplificando) lleguen a acuerdos. Si os fijáis en los enviados especiales, dos serían pro-chinos (Sudáfrica y Ruanda), y dos pro-occidentales (Nigeria, ex colonia británica, y Costa de Marfil, ex colonia francesa), aunque Nigeria tiene también una importante presencia china.
Esta unidad no solo se ha producido por el tema de la deuda externa, sino ante los ataques que está recibiendo la OMS. Porque, en paralelo, la OUA ha vuelto a insistir en que no solo es necesario el "alivio temporal" que se les ha ofrecido para el pago de la deuda, sino "la creación de un fondo global para prevenir el colapso de los sistemas de salud en África". Y aquí, por ejemplo, se resalta lo ocurrido con un país, Nigeria, al que en 2016 el FMI concedió un crédito de 3.600 millones de dólares pero sólo 82 millones fueron destinados a sanidad, es decir, el 2'27% exactamente. Son las formas clásicas de actuación no solo del FMI (aunque ahora se dé algún golpe de pecho por ello), sino del Banco Mundial y de su estructura local, el Banco Africano de Desarrollo.
En este contexto, la actitud china de ayuda y solidaridad no puede ser pasada por alto puesto que tiene, además, un alto componente geopolítico. Mientras EEUU y la UE están colapsadas, China se ha repuesto y está a la iniciativa. Por ello el único lugar donde Occidente puede responder es, precisamente, en África. Y por eso quien lleva la voz cantante es Francia. Porque la UE (8 de abril) decidió "responder" al llamamiento de ayuda de los enviados especiales de la OUA con una simple afirmación de que ya ofrece financiación al continente africano por valor de 3.200 millones de euros y que lo que hay que hacer es "completar los programas en curso". Es decir, no hay dinero extra. África se tiene que apañar con lo que tiene.
Y al rescate de la UE salió quien únicamente podía hacerlo, Francia, que ha decidido ofrecer 1.200 millones de euros a través de la Agencia Francesa para el Desarrollo a todas sus ex colonias, especialmente Senegal, Burkina Faso, Guinea y Madagascar. Pero lo más interesante es el discurso de Macron: "esto tiene una perspectiva estratégica, el juego no es solo desarrollar una contra-narrativa [a China] sino poder confiar en un equilibrio [económico] elocuente". Pero, al mismo tiempo, se vuelve a lo de siempre porque se recuerda que ese dinero no es una donación sino un préstamo (solo 150 millones de euros son donación), es decir, que tiene que devolverse con intereses aunque, eso sí, "500 millones de euros deberían destinarse al tratamiento de diversas enfermedades infecciosas".
Es un intento claro por parte de Occidente de dificultar el "Camino de la Salud" de la Nueva Ruta de la Seda que se inició el 18 de marzo y que sigue desarrollándose semanalmente desde entonces. La OUA ha sido concisa y clara al respecto: "China está movilizada [con África], su apoyo es crucial y salvífico".
Es evidente que nadie da duros a pesetas, o euros a céntimos, pero lo que sí es evidente también es que las relaciones de China con África con "más suaves" (expresión de la OUA) que las de Occidente en comparación con la condición de pago de las deudas contraídas. La lucha geopolítica que vivimos, ahora a gran escala, afecta a todo el planeta y África no es una excepción, pero lo que se está viendo en este continente como resultado de la pandemia es una lucha entre quienes quieren separarse aún más de los actores tradicionales anteriores, sobre todo neocoloniales, y quienes siguen aferrados a ellos. Pero aquí entramos, desde nuestra perspectiva occidental y eurocéntrica, en si China actúa de forma neocolonial o no porque ya lo dice el refrán castellano: "el ladrón piensa que todos son de su condición".
El Lince
viernes, 17 de abril de 2020
Enfoque histórico: yo y... yo
Ya estamos en guerra oficialmente. No una guerra clásica, todavía, pero sí una guerra híbrida en toda su extensión. Y cuando digo extensión es que incluye a todo el planeta y no solo uso de peones internos quintacolumnistas, comercio o diplomacia. Quien la ha desatado es EEUU. El derrumbe del capitalismo occidental es evidente con la crisis del coronavirus. El desastre en Europa y, sobre todo, en EEUU es determinante. Por lo tanto, hay que identificar rápidamente al enemigo y hacer resurgir el patriotismo de la población. Como el enemigo es invisible, el COVID-19, lo más eficaz es ponerle cara: China.
EEUU, Gran Bretaña y Francia están coordinando al unísono los ataques tanto al país como al Partido Comunista de China. Detrás de ellos van a ir, lo están ya, aunque de una forma aún no tan burda, el resto de perros falderos.
Es el pistoletazo de salida de la Guerra Fría 2 en toda su extensión, así que preparémonos contra ella desde ya. Sobre todo, a nivel mental.
Ayer el Senado de EEUU anunció que va a estudiar la aprobación de una ley anti-china que tiene como objetivo acusar al país asíatico de la pandemia y preparar a EEUU para un escenario de reclamaciones judiciales de indemnización, algo a lo que son tan aficionados los estadounidenses. Para ellos, es una forma muy rápida de salir de la miseria y nunca jamás lo hacen a la inversa, aceptan que otros países les reclamen a ellos. Eso se llama patriotismo, yo y yo y tú me importas una mierda. Sobre todo si el tú no es como el yo.
Quieren llamar a la ley "Justicia para las víctimas del COVID-19" y lo primero que se establece en ella es que se priva a China de su inmunidad soberana para que así se puedan entablar "demandas privadas" contra el PCCh por "acciones aventureras" como "ocultar información". Y se dice que el Departamento de Estado llevará a cabo una "investigación internacional para descubrir el alcance del engaño del PCCh al mundo" que haga posible responsabilizar al gobierno chino, "que debe ser responsable ante sus víctimas".
Esto supondría, entre otras cosas, permitir que los tribunales congelen los activos del gobierno chino para que "sus víctimas" puedan recibir las indemnizaciones.
Desde luego, si se aprobase la respuesta china sería demoledora. O imaginad que los múltiples países que han sido agredidos por EEUU hiciesen lo mismo. Sería bastante divertido. Pero no adelantemos acontecimientos.
Porque también, y dentro del articulado de este proyecto de ley se habla del "papel fundamental" que ha tenido en todo ello (la ocultación, el oscurantismo, el aventurerismo, etc.) la Organización Mundial de la Salud, "que ha ayudado a China con sus mentiras".
Es un intento muy torpe, al estilo de EEUU del yo y yo y nadie más que yo, de transferir sus errores hacia otros, de ocultar el desastre de su sistema no ya social, sino sanitario y del bochornoso sistema médico que tiene.
Pero es, también, una muestra, otra más, de que no hay ninguna diferencia entre republicanos y demócratas y de cómo actúa, más allá de las películas de Hollywood y sus cuentos de hadas.
La agresión contra la OMS, otra vez más, no es más que la guinda de todas y cada una de las actuaciones de EEUU, además de la constatación de que la ONU no sirve para nada. Es, también, la demostración más evidente de la preocupación que tiene EEUU, y Occidente en general, por el cada vez menor peso que tiene en la ONU y cómo le preocupa lo que pueda pasar este año con la elección de seis directores generales de otras tantas agencias de la ONU. Ya os dije que Occidente controla 21 de las 32 agencias, pero pese a ello tiene mucho miedo porque cada una que pierde es una pérdida de su poder.
Supongo que sabéis que EEUU ha decidido "suspender" su contribución a la OMS por su supuesta "postura pro-china". Y está de moda culpar a Trump por ello, por actuar como hacen todos los empresarios del mundo mundial: amenazar, actuar, presionar... y volver a negociar bajo sus condiciones. El objetivo es siempre el mismo: cuantificar las ganancias. Y en este caso, las ganancias son una OMS bajo su tutela.
Voy a hacer un poco de historia: el cargo de director general de una agencia de la ONU se elige cada cuatro años. El año que viene toca elegir (o reelegir) al de la OMS. En 2016 se presentaron seis candidatos, cuatro occidentales (Francia, Italia, Hungría y Gran Bretaña) y dos no occidentales (Etiopía y Pakistán). La votación es secreta entre todos los miembros de la Asamblea General de la ONU, aunque hay un proceso previo de revisión de candidaturas e idoneidad de los propuestos. En este caso, quedaron tres candidatos tras ese proceso: una paquistaní, un británico y el etíope. En la votación posterior se eliminó a la pakistaní y quedaron solo el británico y el etíope. Aquí ya se conocieron los votos de cada uno: 52 el británico (todo Occidente en pleno y las neocolonias británicas de la Commonwealth, aunque no todas porque algunas votaron por la pakistaní y, en el caso de África, por el etíope) y 95 el etíope. Luego, la Asamblea General realizó una última votación para ratificar al que era claro ganador y recibió el apoyo de 186 países de un total de 194 que forman parte de la ONU.
Nada más ser elegido Tedros Adhanom Ghebreyesus, desde EEUU se lanzó una primera andanada contra él acusándole de haber ocultado una epidemia de cólera en Etiopía durante su etapa como ministro de Asuntos Exteriores. Pero se añadía otra variable que es la que está detrás de todo lo que ahora vemos: su pasado como dirigente del Frente Popular de Liberación del Tigray (o Tigré), una organización marxista-leninista que luchó contra el gobierno etíope de las décadas 1970-80 y que también se proclamaba socialista, curiosamente. Primero fue ministro de Salud del Tigray y después de Asuntos Exteriores de Etiopía en un gobierno que si hay que situarle en algún lado, habría que decir que es "ligeramente socialista". Pero entonces la labor sucia contra Ghebreyesus no corrió a cargo del gobierno de EEUU, sino de uno de sus engrendros: la pretendida ONG de derechos humanos Human Right Watch.
Así que no es nueva la campaña contra él. Derrotó a un occidental y eso Occidente no lo olvida, ni lo perdona. Ese es el derecho internacional que entiende Occidente: el que está a su servicio. El yo y... yo.
La campaña de EEUU contra la OMS no es nueva, ni tampoco única. Desde hace mucho tiempo, y no solo con Trump, EEUU tiene otras muchas maneras de hacer la guerra cuando le conviene sin mandar a los marines. Aunque sí es cierto que Trump lo ha convertido en su principal arma de guerra en estos momentos, junto con las sanciones a países (ilegales según el derecho internacional).
Por ejemplo, ya en 1984 EEUU se retiró de la UNESCO (Organización para la Educación y la Cultura) argumentando el "sesgo anti-israelí". Pues lo mismo, con el mismo argumento, hizo en 2017. La razón fue que la UNESCO aceptó el ingreso de Palestina en la organización pese a no ser un país reconocido por la ONU. Para EEUU eso fue "parcialidad contra Israel".
Ese mismo año se retiró del Acuerdo del Clima porque "impone restricciones engorrosas en el sector energético".
Y de la Asociación Trans-Pacífico, afirmando que volvería al mismo "si se le ofrecían mejores condiciones".
En 2018, le tocó el turno a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA). EEUU lo hizo para preparar el terreno para su "acuerdo del siglo" en el que desaparece el derecho al retorno y se presiona a los países árabes que acogen a unos 8 millones de refugiados palestinos para que se mantengan allí.
Y al Acuerdo Nuclear con Irán, con las consiguientes sanciones (ilegales según el derecho internacional) al considerar que "hay falta de protección de los intereses de la seguridad nacional de EEUU".
Y al Consejo de Derechos Humanos de la ONU tras la condena a EEUU por separar a los niños migrantes de sus padres en la frontera, lo que para EEUU fue "sesgo político".
En 2019 le tocó el turno al Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio que tenía con Rusia.
Y ahora la OMS. En medio de la pandemia y aunque la OMS deje mucho que desear, sea proclive a los intereses de las farmacéuticas y no tenga, en realidad, poder decisorio. Pero tampoco es nuevo, porque EEUU ya amenazó a la OMS con retirada de fondos cuando el SIDA, o el rebrote de tuberculosis, o... a los propios organismos estadoundienses que se encargan de la salud, que solo en la etapa de Trump han visto reducir su presupuesto el 35%. A lo mejor eso ayuda a entender el desastre sanitario de ahora.
EEUU tiene fama de contar con una de las poblaciones más ignorantes del planeta. No es de extrañar, el único enfoque histórico que conocen es el yo, yo y yo. Así que aquí va un pequeño recordatorio solo de la etapa Trump porque no es un comportamiento único de este presidente. Para que luego no se extrañen de por qué se les odia. Sin contar otras agresiones ni las guerras, por supuesto.
El Lince
Ya estamos en guerra oficialmente. No una guerra clásica, todavía, pero sí una guerra híbrida en toda su extensión. Y cuando digo extensión es que incluye a todo el planeta y no solo uso de peones internos quintacolumnistas, comercio o diplomacia. Quien la ha desatado es EEUU. El derrumbe del capitalismo occidental es evidente con la crisis del coronavirus. El desastre en Europa y, sobre todo, en EEUU es determinante. Por lo tanto, hay que identificar rápidamente al enemigo y hacer resurgir el patriotismo de la población. Como el enemigo es invisible, el COVID-19, lo más eficaz es ponerle cara: China.
EEUU, Gran Bretaña y Francia están coordinando al unísono los ataques tanto al país como al Partido Comunista de China. Detrás de ellos van a ir, lo están ya, aunque de una forma aún no tan burda, el resto de perros falderos.
Es el pistoletazo de salida de la Guerra Fría 2 en toda su extensión, así que preparémonos contra ella desde ya. Sobre todo, a nivel mental.
Ayer el Senado de EEUU anunció que va a estudiar la aprobación de una ley anti-china que tiene como objetivo acusar al país asíatico de la pandemia y preparar a EEUU para un escenario de reclamaciones judiciales de indemnización, algo a lo que son tan aficionados los estadounidenses. Para ellos, es una forma muy rápida de salir de la miseria y nunca jamás lo hacen a la inversa, aceptan que otros países les reclamen a ellos. Eso se llama patriotismo, yo y yo y tú me importas una mierda. Sobre todo si el tú no es como el yo.
Quieren llamar a la ley "Justicia para las víctimas del COVID-19" y lo primero que se establece en ella es que se priva a China de su inmunidad soberana para que así se puedan entablar "demandas privadas" contra el PCCh por "acciones aventureras" como "ocultar información". Y se dice que el Departamento de Estado llevará a cabo una "investigación internacional para descubrir el alcance del engaño del PCCh al mundo" que haga posible responsabilizar al gobierno chino, "que debe ser responsable ante sus víctimas".
Esto supondría, entre otras cosas, permitir que los tribunales congelen los activos del gobierno chino para que "sus víctimas" puedan recibir las indemnizaciones.
Desde luego, si se aprobase la respuesta china sería demoledora. O imaginad que los múltiples países que han sido agredidos por EEUU hiciesen lo mismo. Sería bastante divertido. Pero no adelantemos acontecimientos.
Porque también, y dentro del articulado de este proyecto de ley se habla del "papel fundamental" que ha tenido en todo ello (la ocultación, el oscurantismo, el aventurerismo, etc.) la Organización Mundial de la Salud, "que ha ayudado a China con sus mentiras".
Es un intento muy torpe, al estilo de EEUU del yo y yo y nadie más que yo, de transferir sus errores hacia otros, de ocultar el desastre de su sistema no ya social, sino sanitario y del bochornoso sistema médico que tiene.
Pero es, también, una muestra, otra más, de que no hay ninguna diferencia entre republicanos y demócratas y de cómo actúa, más allá de las películas de Hollywood y sus cuentos de hadas.
La agresión contra la OMS, otra vez más, no es más que la guinda de todas y cada una de las actuaciones de EEUU, además de la constatación de que la ONU no sirve para nada. Es, también, la demostración más evidente de la preocupación que tiene EEUU, y Occidente en general, por el cada vez menor peso que tiene en la ONU y cómo le preocupa lo que pueda pasar este año con la elección de seis directores generales de otras tantas agencias de la ONU. Ya os dije que Occidente controla 21 de las 32 agencias, pero pese a ello tiene mucho miedo porque cada una que pierde es una pérdida de su poder.
Supongo que sabéis que EEUU ha decidido "suspender" su contribución a la OMS por su supuesta "postura pro-china". Y está de moda culpar a Trump por ello, por actuar como hacen todos los empresarios del mundo mundial: amenazar, actuar, presionar... y volver a negociar bajo sus condiciones. El objetivo es siempre el mismo: cuantificar las ganancias. Y en este caso, las ganancias son una OMS bajo su tutela.
Voy a hacer un poco de historia: el cargo de director general de una agencia de la ONU se elige cada cuatro años. El año que viene toca elegir (o reelegir) al de la OMS. En 2016 se presentaron seis candidatos, cuatro occidentales (Francia, Italia, Hungría y Gran Bretaña) y dos no occidentales (Etiopía y Pakistán). La votación es secreta entre todos los miembros de la Asamblea General de la ONU, aunque hay un proceso previo de revisión de candidaturas e idoneidad de los propuestos. En este caso, quedaron tres candidatos tras ese proceso: una paquistaní, un británico y el etíope. En la votación posterior se eliminó a la pakistaní y quedaron solo el británico y el etíope. Aquí ya se conocieron los votos de cada uno: 52 el británico (todo Occidente en pleno y las neocolonias británicas de la Commonwealth, aunque no todas porque algunas votaron por la pakistaní y, en el caso de África, por el etíope) y 95 el etíope. Luego, la Asamblea General realizó una última votación para ratificar al que era claro ganador y recibió el apoyo de 186 países de un total de 194 que forman parte de la ONU.
Nada más ser elegido Tedros Adhanom Ghebreyesus, desde EEUU se lanzó una primera andanada contra él acusándole de haber ocultado una epidemia de cólera en Etiopía durante su etapa como ministro de Asuntos Exteriores. Pero se añadía otra variable que es la que está detrás de todo lo que ahora vemos: su pasado como dirigente del Frente Popular de Liberación del Tigray (o Tigré), una organización marxista-leninista que luchó contra el gobierno etíope de las décadas 1970-80 y que también se proclamaba socialista, curiosamente. Primero fue ministro de Salud del Tigray y después de Asuntos Exteriores de Etiopía en un gobierno que si hay que situarle en algún lado, habría que decir que es "ligeramente socialista". Pero entonces la labor sucia contra Ghebreyesus no corrió a cargo del gobierno de EEUU, sino de uno de sus engrendros: la pretendida ONG de derechos humanos Human Right Watch.
Así que no es nueva la campaña contra él. Derrotó a un occidental y eso Occidente no lo olvida, ni lo perdona. Ese es el derecho internacional que entiende Occidente: el que está a su servicio. El yo y... yo.
La campaña de EEUU contra la OMS no es nueva, ni tampoco única. Desde hace mucho tiempo, y no solo con Trump, EEUU tiene otras muchas maneras de hacer la guerra cuando le conviene sin mandar a los marines. Aunque sí es cierto que Trump lo ha convertido en su principal arma de guerra en estos momentos, junto con las sanciones a países (ilegales según el derecho internacional).
Por ejemplo, ya en 1984 EEUU se retiró de la UNESCO (Organización para la Educación y la Cultura) argumentando el "sesgo anti-israelí". Pues lo mismo, con el mismo argumento, hizo en 2017. La razón fue que la UNESCO aceptó el ingreso de Palestina en la organización pese a no ser un país reconocido por la ONU. Para EEUU eso fue "parcialidad contra Israel".
Ese mismo año se retiró del Acuerdo del Clima porque "impone restricciones engorrosas en el sector energético".
Y de la Asociación Trans-Pacífico, afirmando que volvería al mismo "si se le ofrecían mejores condiciones".
En 2018, le tocó el turno a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA). EEUU lo hizo para preparar el terreno para su "acuerdo del siglo" en el que desaparece el derecho al retorno y se presiona a los países árabes que acogen a unos 8 millones de refugiados palestinos para que se mantengan allí.
Y al Acuerdo Nuclear con Irán, con las consiguientes sanciones (ilegales según el derecho internacional) al considerar que "hay falta de protección de los intereses de la seguridad nacional de EEUU".
Y al Consejo de Derechos Humanos de la ONU tras la condena a EEUU por separar a los niños migrantes de sus padres en la frontera, lo que para EEUU fue "sesgo político".
En 2019 le tocó el turno al Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio que tenía con Rusia.
Y ahora la OMS. En medio de la pandemia y aunque la OMS deje mucho que desear, sea proclive a los intereses de las farmacéuticas y no tenga, en realidad, poder decisorio. Pero tampoco es nuevo, porque EEUU ya amenazó a la OMS con retirada de fondos cuando el SIDA, o el rebrote de tuberculosis, o... a los propios organismos estadoundienses que se encargan de la salud, que solo en la etapa de Trump han visto reducir su presupuesto el 35%. A lo mejor eso ayuda a entender el desastre sanitario de ahora.
EEUU tiene fama de contar con una de las poblaciones más ignorantes del planeta. No es de extrañar, el único enfoque histórico que conocen es el yo, yo y yo. Así que aquí va un pequeño recordatorio solo de la etapa Trump porque no es un comportamiento único de este presidente. Para que luego no se extrañen de por qué se les odia. Sin contar otras agresiones ni las guerras, por supuesto.
El Lince
jueves, 16 de abril de 2020
Decirlo con flores perversas
¿Pueden ser perversas las flores? Evidentemente, no. Pero si recurrimos a otro escritor, Ramón María del Valle-Inclán, se pueden juntar las flores del almendro con las historias perversas. Cuando vemos los almendros en flor ya sabemos que llega la primavera. Eso pasa siempre. Y siempre por estas fechas el Fondo Monetario Internacional publica su "informe de primavera". No se le suele hacer mucho caso fuera de los círculos habituales, pero ahora, en plena crisis capitalista, había una expectativa mundial sobre qué diría el FMI.
Y aquí estamos, mezclando las flores del almendro con las historias perversas. Porque el FMI no se ha limitado, como otras veces, a hacer una fotografía de lo existente sino que aventura predicciones para la economía mundial para este año y el que viene. Es decir, está diciendo a los gobiernos que tienen que hacer planes a medio plazo, más allá de la inmediatez habitual. Eso, entre otras cosas, pone de relieve la gravedad de la situación.
Lo que dice el FMI es siempre desde la vertiente capitalista clásica, pero en este caso y dado que no hay una varita mágica sobre cómo va a salir el mundo de la crisis, no ha tenido más remedio que establecer tres escenarios posibles. Sin embargo, los medios de propaganda habituales no los han mencionado sino que se han quedado en lo que el FMI llama "el escenario más probable". Pero, como digo, hay más.
Primer escenario.- El FMI reconoce que "llevará más tiempo del esperado detener la pandemia de coronavirus".
Segundo escenario.- Plantea la hipótesis de una segunda ola pandémica el año que viene.
Tercer escenario.- Dice que como consecuencia de los dos escenarios anteriores, que se interconectan, "hay que tener en cuenta las hipótesis anteriores" por lo que el escenario real sería que el Producto Interior Bruto Mundial caería hasta el -13'8%.
Como esto desataría el pánico total, el FMI lo oculta tras las flores de los dos primeros escenarios, estableciendo que este año habrá una caída generalizada en todos los países menos los asiáticos (ver China e India) aunque ya para el año que viene se volvería a la "recuperación". Es decir, está obligado el FMI a mostrar la fortaleza del capitalismo global siempre y cuando, claro está, se sigan sus recetas.
Es un juego psicológico perverso: pintar escenarios cada cual más catastrófico para llevarte a donde ellos quieren que estés. O sea, a un cierre de filas y si es con sus parámetros y variables, mejor. Por eso, en varias partes del informe aparece el condicional: "si la pandemia desaparece". Y si desaparece en una fecha concreta, "en la segunda mitad de 2020". Pero no solo aquí, sino "si las acciones de política emprendidas en todo el mundo son efectivas para evitar la quiebra generalizada de empresas y una amplia pérdida de empleos". Si-si..., no hay certezas en el informe del FMI. Aún así, se dice que si se logra todo lo anterior es cuando el mundo volvería a crecer un 5'8% en 2021. Pero hay un pero: "la recuperación será parcial".
El FMI ha tenido que reconocer lo evidente: que se está en recesión, que no tiene nada que ver con la de 2008 y que se está a las puertas de una depresión como la de 1929. Lo que se lee es textual: "Al igual que durante una guerra o crisis política, existe una continua y grave incertidumbre sobre la duración e intensidad del choque". Por lo tanto, sus previsiones solo serán posibles si la pandemia desaparece en la segunda mitad de este año. Si no es así, ya no se puede ocultar el hecho de que todo el mundo capitalista está en modo pánico. Y lo sitúa con dos referentes como la guerra y la crisis política. Tomad nota de ello. Es decir, ninguna de esas dos referencias es descartable para el FMI.
Porque, como también se reconoce, "datos mucho peores son posibles y quizás incluso probables". Por lo tanto, y sin que sirva de precedente, el FMI se ve obligado a reconocer una obviedad: "la prioridad inmediata es la de contener la pandemia" y, pasmaos, "aumentar los gastos de apoyo a los sistemas de salud". El FMI reconoce así, de forma sibilina y encubierta, que han sido sus métodos los que han llevado al desastre actual porque entre ellos ha estado la destrucción de la sanidad pública. Aunque bien es cierto que aquí no se pronuncia de forma expresa por la sanidad pública, sí subyace a lo largo de todo el texto.
Una parte importante del informe del FMI se centra en el paro, que será especialmente duro en los países mediterráneos. Grecia (22'3%) y España (20'8%) lo vuelven a encabezar, pero la bomba no está aquí sino en EEUU donde el FMI vaticina el 10'4%. A ver, se supone, si hay que hacer caso a las cifras oficiales, que el paro en EEUU es del 3'7% por lo que el FMI lo triplica. Y como es de sobra sabido, las cifras de EEUU hay que cogerlas con pinzas porque en cuestiones de empleo hay mucho informal y mucho escondido debajo de la alfombra. Por eso se dice que casi la mitad de la población de EEUU no tiene unos ahorros superiores a los 400 dólares, por la precariedad del empleo. Por lo tanto aquí está el Talón de Aquiles: la "primera economía del mundo" es la más vulnerable ante la crisis del coronavirus. De ahí el miedo existente en EEUU.
Porque, además, el FMI tiene que reconocer que "la crisis amenaza la estabilidad del sistema financiero mundial" lo que "aumenta el riesgo de que los endeudados no puedan cumplir con sus compromisos, presionando a los bancos". Y ya sabemos lo que ocurrió en el 2008, que hubo que salir en tromba a rescatar a los bancos (a costa de todos nosotros, recuerdo). Solo que ahora ya no sería gratis para el capital, como en el 2008, porque el FMI intuye que habría disturbios y revueltas sociales si se llegase a esta situación.
Y es por eso que el FMI (y el Banco Mundial) ayer "dieron la bienvenida" a la decisión del G-20 de dar un "alivio temporal" a los países para que paguen su deuda externa. En un rasgo de gran generosidad, el FMI dice: "Defendemos esta iniciativa y estamos comprometidos a tomar todas las medidas posibles para apoyar a los países pobres".
Tenía razón Valle-Inclán: sí se pueden juntar las flores del almendro con las historias perversas.
El Lince
¿Pueden ser perversas las flores? Evidentemente, no. Pero si recurrimos a otro escritor, Ramón María del Valle-Inclán, se pueden juntar las flores del almendro con las historias perversas. Cuando vemos los almendros en flor ya sabemos que llega la primavera. Eso pasa siempre. Y siempre por estas fechas el Fondo Monetario Internacional publica su "informe de primavera". No se le suele hacer mucho caso fuera de los círculos habituales, pero ahora, en plena crisis capitalista, había una expectativa mundial sobre qué diría el FMI.
Y aquí estamos, mezclando las flores del almendro con las historias perversas. Porque el FMI no se ha limitado, como otras veces, a hacer una fotografía de lo existente sino que aventura predicciones para la economía mundial para este año y el que viene. Es decir, está diciendo a los gobiernos que tienen que hacer planes a medio plazo, más allá de la inmediatez habitual. Eso, entre otras cosas, pone de relieve la gravedad de la situación.
Lo que dice el FMI es siempre desde la vertiente capitalista clásica, pero en este caso y dado que no hay una varita mágica sobre cómo va a salir el mundo de la crisis, no ha tenido más remedio que establecer tres escenarios posibles. Sin embargo, los medios de propaganda habituales no los han mencionado sino que se han quedado en lo que el FMI llama "el escenario más probable". Pero, como digo, hay más.
Primer escenario.- El FMI reconoce que "llevará más tiempo del esperado detener la pandemia de coronavirus".
Segundo escenario.- Plantea la hipótesis de una segunda ola pandémica el año que viene.
Tercer escenario.- Dice que como consecuencia de los dos escenarios anteriores, que se interconectan, "hay que tener en cuenta las hipótesis anteriores" por lo que el escenario real sería que el Producto Interior Bruto Mundial caería hasta el -13'8%.
Como esto desataría el pánico total, el FMI lo oculta tras las flores de los dos primeros escenarios, estableciendo que este año habrá una caída generalizada en todos los países menos los asiáticos (ver China e India) aunque ya para el año que viene se volvería a la "recuperación". Es decir, está obligado el FMI a mostrar la fortaleza del capitalismo global siempre y cuando, claro está, se sigan sus recetas.
Es un juego psicológico perverso: pintar escenarios cada cual más catastrófico para llevarte a donde ellos quieren que estés. O sea, a un cierre de filas y si es con sus parámetros y variables, mejor. Por eso, en varias partes del informe aparece el condicional: "si la pandemia desaparece". Y si desaparece en una fecha concreta, "en la segunda mitad de 2020". Pero no solo aquí, sino "si las acciones de política emprendidas en todo el mundo son efectivas para evitar la quiebra generalizada de empresas y una amplia pérdida de empleos". Si-si..., no hay certezas en el informe del FMI. Aún así, se dice que si se logra todo lo anterior es cuando el mundo volvería a crecer un 5'8% en 2021. Pero hay un pero: "la recuperación será parcial".
El FMI ha tenido que reconocer lo evidente: que se está en recesión, que no tiene nada que ver con la de 2008 y que se está a las puertas de una depresión como la de 1929. Lo que se lee es textual: "Al igual que durante una guerra o crisis política, existe una continua y grave incertidumbre sobre la duración e intensidad del choque". Por lo tanto, sus previsiones solo serán posibles si la pandemia desaparece en la segunda mitad de este año. Si no es así, ya no se puede ocultar el hecho de que todo el mundo capitalista está en modo pánico. Y lo sitúa con dos referentes como la guerra y la crisis política. Tomad nota de ello. Es decir, ninguna de esas dos referencias es descartable para el FMI.
Porque, como también se reconoce, "datos mucho peores son posibles y quizás incluso probables". Por lo tanto, y sin que sirva de precedente, el FMI se ve obligado a reconocer una obviedad: "la prioridad inmediata es la de contener la pandemia" y, pasmaos, "aumentar los gastos de apoyo a los sistemas de salud". El FMI reconoce así, de forma sibilina y encubierta, que han sido sus métodos los que han llevado al desastre actual porque entre ellos ha estado la destrucción de la sanidad pública. Aunque bien es cierto que aquí no se pronuncia de forma expresa por la sanidad pública, sí subyace a lo largo de todo el texto.
Una parte importante del informe del FMI se centra en el paro, que será especialmente duro en los países mediterráneos. Grecia (22'3%) y España (20'8%) lo vuelven a encabezar, pero la bomba no está aquí sino en EEUU donde el FMI vaticina el 10'4%. A ver, se supone, si hay que hacer caso a las cifras oficiales, que el paro en EEUU es del 3'7% por lo que el FMI lo triplica. Y como es de sobra sabido, las cifras de EEUU hay que cogerlas con pinzas porque en cuestiones de empleo hay mucho informal y mucho escondido debajo de la alfombra. Por eso se dice que casi la mitad de la población de EEUU no tiene unos ahorros superiores a los 400 dólares, por la precariedad del empleo. Por lo tanto aquí está el Talón de Aquiles: la "primera economía del mundo" es la más vulnerable ante la crisis del coronavirus. De ahí el miedo existente en EEUU.
Porque, además, el FMI tiene que reconocer que "la crisis amenaza la estabilidad del sistema financiero mundial" lo que "aumenta el riesgo de que los endeudados no puedan cumplir con sus compromisos, presionando a los bancos". Y ya sabemos lo que ocurrió en el 2008, que hubo que salir en tromba a rescatar a los bancos (a costa de todos nosotros, recuerdo). Solo que ahora ya no sería gratis para el capital, como en el 2008, porque el FMI intuye que habría disturbios y revueltas sociales si se llegase a esta situación.
Y es por eso que el FMI (y el Banco Mundial) ayer "dieron la bienvenida" a la decisión del G-20 de dar un "alivio temporal" a los países para que paguen su deuda externa. En un rasgo de gran generosidad, el FMI dice: "Defendemos esta iniciativa y estamos comprometidos a tomar todas las medidas posibles para apoyar a los países pobres".
Tenía razón Valle-Inclán: sí se pueden juntar las flores del almendro con las historias perversas.
El Lince
miércoles, 15 de abril de 2020
No hacer de la ignorancia un argumento
El zombie de la UE sigue revolviéndose como si estuviese vivo. Los nigromantes continúan con sus experimentos y los propagandistas habituales siguen siendo fieles escribanos a las órdenes de su señor. Si ya ensalzaron la tontería lanzada por el Partido Demócrata de EEUU -un sector, ese que entronizó a Bernie Sanders como un "rojo" y que tiene en Alexandria Ocasio-Cortez a uno de sus máximos exponentes- del Green New Deal (Nuevo Acuerdo Verde), ahora vuelven con energías renovadas (por el chute de dinero que habrán recibido).
Son los mismos, revestidos de progresismo, de ecologismo y demás ismos insignificantes. Sobre todo cuando ese ismo se refiere a "europeísmo".
Resulta que ese zombie que es la UE, que no es una sino tres, publicó el 9 de abril un manifiesto titulado "Recuperación Verde" del que son firmantes 12 países (un poco entremezclados los representantes de las tres tendencias, aunque hay predominancia de la Europa Mediterránea) que pretende que la salida de la recesión en la que ya está la UE por el coronavirus tiene que ir "de la mano" de la "acción medioambiental". No son solo países, son también partidos, empresarios (por ejemplo, en el caso español está Iberdrola) y como no podía faltar, sindicatos. Incluso ONGs. Vamos, todos buenos servidores porque están muy acostumbrados a las subvenciones. Y eso va a suponer que nos van a bombardear con decenas de artículos sobre la bondad del proyecto.
Y para venderlo bien, hay que endulzarlo. Se habla de "situación difícil", de "shock para la economía más duro que la crisis de 2008" y de que, por ello, tiene que haber una "respuesta económica coordinada" que no puede ser igual que la del 2008 porque "hacen falta más inversiones y menos austeridad". Preguntas ¿con esta UE? ¿con la que acaba de demostrar lo que es aplastando a los países mediterráneos que imploraban los "coronabonos" para salir de la pandemia? ¿de verdad se puede ser tan ingenuo?
Igual me he adelantado, perdón. Porque leyendo... "a diferencia de 2008, la transición ecológica es mucho más fácil ahora: las energías renovables con muchísimo más rentables y baratas que antes". ¡Cachis, lo de siempre! Y yo que empezaba a creérmelo. Supongo que recordaréis el "impuesto al sol" que existió en el Estado canalla, más conocido como España, entre 2015 y 2018 y que fue abolido al perder el PP las elecciones. Y supongo que sabréis que existe en Bélgica y que en Alemania están a punto de imponerlo. Y resulta que estos tres países están entre los proponentes de la pomposa "Recuperación Verde". Luego aquí hay gato encerrado, sobre todo si las eléctricas están por medio.
O tal vez no sea más que un engañabobos para ocultar el famoso "Plan Marshall" que reclaman casi todos los gobiernos, empezando por el español. Y así los dos socios del gobierno de "progreso", PSOE y UP, tienen una patita en cada historia: los unos, a lo duro y los otros, a lo blando. Porque los dos planes son lo mismo: ayudas a empresas, nada de justicia social. Aunque se pinte de verde.
Porque, de inmediato, y como mal pensado que soy, voy y me dedico a hurgar. Y entonces veo lo que hay detrás. Porque en paralelo a esta iniciativa tan bonita como engañosa hay esto otro: "BlackRock asesorará a la UE sobre regulación verde para los bancos". Un momento, ¿BlackRock? ¿El mismo fondo que no solo es accionista de innumerables empresas (entre ellas de petróleo y gas) sino que vota sistemáticamente en contra de todas las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad y el medio ambiente? ¿el que está asesorando a Trump sobre cómo manejar económicamente el coronavirus en EEUU? ¿el que está detrás de la privatización de las pensiones en Francia? ¿el fondo buitre que controla casi 30.000 viviendas de alquiler en el Estado español? Pues sí, el mismito BlackRock.
Ahora entenderéis mejor lo que también os dije del cuento para niños del capitalismo con rostro verde, como cuando en Davos se llevó a "ecologistas" para mostrar preocupación por el cambio climático. ¿No os dije quién compone la Junta de Asesores Asociados de Davos que estaba detrás de la Agenda del Cambio Climático que se discutió allí? Os lo dije: entre otra gente, BlackRock.
El círculo se cierra. La UE no da más de sí. Niños y niñas "progres": engañar no está bien. Si no lo sabíais, mal. Pero en cualquier caso os voy a ayudar un poquito con la cultura recuperando a Joan Fuster diciendo algo que tendría que convertirse en norma: "no hagas nunca de tu ignorancia un argumento".
El Lince
El zombie de la UE sigue revolviéndose como si estuviese vivo. Los nigromantes continúan con sus experimentos y los propagandistas habituales siguen siendo fieles escribanos a las órdenes de su señor. Si ya ensalzaron la tontería lanzada por el Partido Demócrata de EEUU -un sector, ese que entronizó a Bernie Sanders como un "rojo" y que tiene en Alexandria Ocasio-Cortez a uno de sus máximos exponentes- del Green New Deal (Nuevo Acuerdo Verde), ahora vuelven con energías renovadas (por el chute de dinero que habrán recibido).
Son los mismos, revestidos de progresismo, de ecologismo y demás ismos insignificantes. Sobre todo cuando ese ismo se refiere a "europeísmo".
Resulta que ese zombie que es la UE, que no es una sino tres, publicó el 9 de abril un manifiesto titulado "Recuperación Verde" del que son firmantes 12 países (un poco entremezclados los representantes de las tres tendencias, aunque hay predominancia de la Europa Mediterránea) que pretende que la salida de la recesión en la que ya está la UE por el coronavirus tiene que ir "de la mano" de la "acción medioambiental". No son solo países, son también partidos, empresarios (por ejemplo, en el caso español está Iberdrola) y como no podía faltar, sindicatos. Incluso ONGs. Vamos, todos buenos servidores porque están muy acostumbrados a las subvenciones. Y eso va a suponer que nos van a bombardear con decenas de artículos sobre la bondad del proyecto.
Y para venderlo bien, hay que endulzarlo. Se habla de "situación difícil", de "shock para la economía más duro que la crisis de 2008" y de que, por ello, tiene que haber una "respuesta económica coordinada" que no puede ser igual que la del 2008 porque "hacen falta más inversiones y menos austeridad". Preguntas ¿con esta UE? ¿con la que acaba de demostrar lo que es aplastando a los países mediterráneos que imploraban los "coronabonos" para salir de la pandemia? ¿de verdad se puede ser tan ingenuo?
Igual me he adelantado, perdón. Porque leyendo... "a diferencia de 2008, la transición ecológica es mucho más fácil ahora: las energías renovables con muchísimo más rentables y baratas que antes". ¡Cachis, lo de siempre! Y yo que empezaba a creérmelo. Supongo que recordaréis el "impuesto al sol" que existió en el Estado canalla, más conocido como España, entre 2015 y 2018 y que fue abolido al perder el PP las elecciones. Y supongo que sabréis que existe en Bélgica y que en Alemania están a punto de imponerlo. Y resulta que estos tres países están entre los proponentes de la pomposa "Recuperación Verde". Luego aquí hay gato encerrado, sobre todo si las eléctricas están por medio.
O tal vez no sea más que un engañabobos para ocultar el famoso "Plan Marshall" que reclaman casi todos los gobiernos, empezando por el español. Y así los dos socios del gobierno de "progreso", PSOE y UP, tienen una patita en cada historia: los unos, a lo duro y los otros, a lo blando. Porque los dos planes son lo mismo: ayudas a empresas, nada de justicia social. Aunque se pinte de verde.
Porque, de inmediato, y como mal pensado que soy, voy y me dedico a hurgar. Y entonces veo lo que hay detrás. Porque en paralelo a esta iniciativa tan bonita como engañosa hay esto otro: "BlackRock asesorará a la UE sobre regulación verde para los bancos". Un momento, ¿BlackRock? ¿El mismo fondo que no solo es accionista de innumerables empresas (entre ellas de petróleo y gas) sino que vota sistemáticamente en contra de todas las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad y el medio ambiente? ¿el que está asesorando a Trump sobre cómo manejar económicamente el coronavirus en EEUU? ¿el que está detrás de la privatización de las pensiones en Francia? ¿el fondo buitre que controla casi 30.000 viviendas de alquiler en el Estado español? Pues sí, el mismito BlackRock.
Ahora entenderéis mejor lo que también os dije del cuento para niños del capitalismo con rostro verde, como cuando en Davos se llevó a "ecologistas" para mostrar preocupación por el cambio climático. ¿No os dije quién compone la Junta de Asesores Asociados de Davos que estaba detrás de la Agenda del Cambio Climático que se discutió allí? Os lo dije: entre otra gente, BlackRock.
El círculo se cierra. La UE no da más de sí. Niños y niñas "progres": engañar no está bien. Si no lo sabíais, mal. Pero en cualquier caso os voy a ayudar un poquito con la cultura recuperando a Joan Fuster diciendo algo que tendría que convertirse en norma: "no hagas nunca de tu ignorancia un argumento".
El Lince
lunes, 13 de abril de 2020
El sueño es pesadilla
Empiezo fuerte por si no queréis seguir leyendo: sigo viendo que todavía hay gentes que se dicen "progres" que siguen manteniendo la esperanza en ese zombi que es la Unión Europea, aunque critican el peso de Alemania. Es decir, siguen dormidos y soñando con "la construcción del sueño europeo". Pero el sueño es una pesadilla. Y no, no ha sido el coronavirus quien la ha provocado, sino que ha sido el golpe final.
No doy ningún beneficio de la duda a estos "progres", pero si quieren seriamente trabajar por una mejora de las condiciones de vida de la gente, vulgo pueblo, es decir, la inmensa mayoría social, hacia un camino de "progreso e igualdad" solo tienen que tomar nota de la miseria de la UE tras la última reunión de la que os hablaba en la entrega anterior.
La UE es -y repetirlo a estas alturas es casi un insulto- un proyecto de unión monetaria. Nada más. Nunca ha pretendido, ni de lejos, la solidaridad entre los pueblos ni la justicia social. Esto ha vuelto a quedar claro, una vez más. Pero ha tenido que ser un evento, digamos casual, el que ha tenido la virtud de exponer que el rey está desnudo incluso para los más escépticos sobre la bondad del proyecto europeo. Y cuando este evento, digamos casual, ha llevado a muchos países -sobre todo los mediterráneos- a enfrentar la emergencia sanitaria y económica con un tímido aumento del gasto público para salvar vidas y empleos, la UE ha mostrado su verdadera cara. O sus caras, porque cada vez es más evidente que ya hay tres UEs.
El resultado, vendido por los propagandistas habituales (y comprado por no pocos "progres") como un éxito, supone que es imposible financiar la emergencia de la manera aparentemente menos dañina para los países mediterráneos, los más afectados, y esa forma aparentemente menos dañina eran los coronabonos.
Voy a explicar un poco qué son. O qué eran. Gobiernos como el español, el italiano, el portugués e, incluso, hasta cierto punto el francés, insistieron en ellos como la herramienta útil para hacer frente a la pandemia. Más allá de ciertos matices entre uno u otro gobierno, los coronabonos no son otra cosa que un préstamo otorgado por la UE a los países miembros afectados por el COVID-19 y destinado a financiar los costos de salud necesarios para combatir la pandemia y "revivir la economía" después. Hasta aquí, parece que todo el mundo tendría que haber estado de acuerdo. Pero se proponía, y en esto fue Italia quien más insistió -no en vano es el país más afectado en contagiados y muertos en Europa- que el coronabono debería llevar añadido la derogación de la condicionalidad, es decir, no tendría que haber las condiciones clásicas (como en Grecia) de adoptar nuevas medidas de austeridad.
Y ahí es donde se pinchó en el hueso de la Europa nórdica o alemana.
Los coronabonos fueron casi casi bien vendidos por sus proponentes como el fetiche ilusiorio de "la Europa de los pueblos", unida y solidaria. Pero se dio de bruces con la realidad. Por si no queréis volver a leer lo que comentaba de las tres Europas, reitero que lo que se ha puesto de relieve es que hay una Europa dividida entre los países centrales, los nórdicos o la Europa alemana, que son quienes gobiernan las palancas de la economía, y el resto de países -divididos a su vez- sujetos a chantaje y convertidos en simples pagadores y financiadores de los nórdicos o Europa alemana.
Lo que se ha aprobado es una mínima parte de lo que se pretendía con los coronabonos y, sobre todo, que hay que devolver todo menos lo referente a la sanidad. Y aquí es donde está la trampa y el por qué muchos gobiernos, como el español, insisten en reiniciar las actividades económicas abriendo de nuevo las empresas. No es solo la presión empresarial para hacerlo, sino también el intentar pagar menos intereses por el dinero que "reviviría la economía" tras el coronavirus. Porque cuanto mayor sea el tiempo de la pandemia, mayor será el costo del préstamo.
Luego criticar al gobierno por reabrir las actividades no esenciales sin criticar la permanencia en la UE no es solo una muestra de ceguera sino de insensatez. Porque la UE es determinante, en esto y en otras actuaciones. Porque todos los gobiernos son simples peones de la plutocracia europea. La decisión del gobierno español de reabrir empresas no esenciales es la muestra más palpable de la derrora sufrida por los países mediterráneos porque no es el único que lo ha hecho.
El "sueño europeo" ha terminado, si es que alguna vez alguien lo tuvo. La respuesta que se ha dado es más de lo mismo y va a conducir a un mayor aumento del paro y a un empeoramiento de la situación social porque no hay respuesta popular que se vislumbre. Este sí es un logro de Unidas Podemos: desactivar y desarticular las luchas pese a su mantra de que es un partido "de lucha y gobierno".
Se han hecho malabarismos terminológicos para que parezca que lo acordado difiere de las prácticas habituales de la UE (con Grecia sobre todo), es decir, que no va a haber medidas de austeridad adicionales (o sea, nuevas privatizaciones y destrucción de lo público) pero eso no es más que otro engaño porque somete a los países al chantaje de la deuda. Y por eso reaccionan como han reaccionado, con la apertura de los sectores no esenciales.
En el caso español, ahora mismo se está jugando a la ruleta rusa: si sale bien, el gobierno -muy golpeado por la derecha clásica- saldría reforzado porque vendería que ha actuado "por el bien común" y no se ha comprometido más de lo necesario con la "disciplina fiscal" que siempre reclama la UE; si sale mal, al gobierno "progresista y de izquierdas" le queda muy poco tiempo porque estará acabado.
La ilusión de una Europa solidaria ha muerto y el sueño de "otra Europa es posible" se ha convertido en pesadilla porque ha demostrado que ni siquiera puede ser reformada en tiempos de crisis como la actual. No hay espacio para nada más. La UE está muerta, es incompatible con la justicia social y la defensa de la salud pública, impide salir de la recesión y del paro, tiene el chantaje como norma y como arma. Así que llega el momento de optar: por la UE mediterránea como mal menor, o por ninguna como todo salvador.
El Lince
Empiezo fuerte por si no queréis seguir leyendo: sigo viendo que todavía hay gentes que se dicen "progres" que siguen manteniendo la esperanza en ese zombi que es la Unión Europea, aunque critican el peso de Alemania. Es decir, siguen dormidos y soñando con "la construcción del sueño europeo". Pero el sueño es una pesadilla. Y no, no ha sido el coronavirus quien la ha provocado, sino que ha sido el golpe final.
No doy ningún beneficio de la duda a estos "progres", pero si quieren seriamente trabajar por una mejora de las condiciones de vida de la gente, vulgo pueblo, es decir, la inmensa mayoría social, hacia un camino de "progreso e igualdad" solo tienen que tomar nota de la miseria de la UE tras la última reunión de la que os hablaba en la entrega anterior.
La UE es -y repetirlo a estas alturas es casi un insulto- un proyecto de unión monetaria. Nada más. Nunca ha pretendido, ni de lejos, la solidaridad entre los pueblos ni la justicia social. Esto ha vuelto a quedar claro, una vez más. Pero ha tenido que ser un evento, digamos casual, el que ha tenido la virtud de exponer que el rey está desnudo incluso para los más escépticos sobre la bondad del proyecto europeo. Y cuando este evento, digamos casual, ha llevado a muchos países -sobre todo los mediterráneos- a enfrentar la emergencia sanitaria y económica con un tímido aumento del gasto público para salvar vidas y empleos, la UE ha mostrado su verdadera cara. O sus caras, porque cada vez es más evidente que ya hay tres UEs.
El resultado, vendido por los propagandistas habituales (y comprado por no pocos "progres") como un éxito, supone que es imposible financiar la emergencia de la manera aparentemente menos dañina para los países mediterráneos, los más afectados, y esa forma aparentemente menos dañina eran los coronabonos.
Voy a explicar un poco qué son. O qué eran. Gobiernos como el español, el italiano, el portugués e, incluso, hasta cierto punto el francés, insistieron en ellos como la herramienta útil para hacer frente a la pandemia. Más allá de ciertos matices entre uno u otro gobierno, los coronabonos no son otra cosa que un préstamo otorgado por la UE a los países miembros afectados por el COVID-19 y destinado a financiar los costos de salud necesarios para combatir la pandemia y "revivir la economía" después. Hasta aquí, parece que todo el mundo tendría que haber estado de acuerdo. Pero se proponía, y en esto fue Italia quien más insistió -no en vano es el país más afectado en contagiados y muertos en Europa- que el coronabono debería llevar añadido la derogación de la condicionalidad, es decir, no tendría que haber las condiciones clásicas (como en Grecia) de adoptar nuevas medidas de austeridad.
Y ahí es donde se pinchó en el hueso de la Europa nórdica o alemana.
Los coronabonos fueron casi casi bien vendidos por sus proponentes como el fetiche ilusiorio de "la Europa de los pueblos", unida y solidaria. Pero se dio de bruces con la realidad. Por si no queréis volver a leer lo que comentaba de las tres Europas, reitero que lo que se ha puesto de relieve es que hay una Europa dividida entre los países centrales, los nórdicos o la Europa alemana, que son quienes gobiernan las palancas de la economía, y el resto de países -divididos a su vez- sujetos a chantaje y convertidos en simples pagadores y financiadores de los nórdicos o Europa alemana.
Lo que se ha aprobado es una mínima parte de lo que se pretendía con los coronabonos y, sobre todo, que hay que devolver todo menos lo referente a la sanidad. Y aquí es donde está la trampa y el por qué muchos gobiernos, como el español, insisten en reiniciar las actividades económicas abriendo de nuevo las empresas. No es solo la presión empresarial para hacerlo, sino también el intentar pagar menos intereses por el dinero que "reviviría la economía" tras el coronavirus. Porque cuanto mayor sea el tiempo de la pandemia, mayor será el costo del préstamo.
Luego criticar al gobierno por reabrir las actividades no esenciales sin criticar la permanencia en la UE no es solo una muestra de ceguera sino de insensatez. Porque la UE es determinante, en esto y en otras actuaciones. Porque todos los gobiernos son simples peones de la plutocracia europea. La decisión del gobierno español de reabrir empresas no esenciales es la muestra más palpable de la derrora sufrida por los países mediterráneos porque no es el único que lo ha hecho.
El "sueño europeo" ha terminado, si es que alguna vez alguien lo tuvo. La respuesta que se ha dado es más de lo mismo y va a conducir a un mayor aumento del paro y a un empeoramiento de la situación social porque no hay respuesta popular que se vislumbre. Este sí es un logro de Unidas Podemos: desactivar y desarticular las luchas pese a su mantra de que es un partido "de lucha y gobierno".
Se han hecho malabarismos terminológicos para que parezca que lo acordado difiere de las prácticas habituales de la UE (con Grecia sobre todo), es decir, que no va a haber medidas de austeridad adicionales (o sea, nuevas privatizaciones y destrucción de lo público) pero eso no es más que otro engaño porque somete a los países al chantaje de la deuda. Y por eso reaccionan como han reaccionado, con la apertura de los sectores no esenciales.
En el caso español, ahora mismo se está jugando a la ruleta rusa: si sale bien, el gobierno -muy golpeado por la derecha clásica- saldría reforzado porque vendería que ha actuado "por el bien común" y no se ha comprometido más de lo necesario con la "disciplina fiscal" que siempre reclama la UE; si sale mal, al gobierno "progresista y de izquierdas" le queda muy poco tiempo porque estará acabado.
La ilusión de una Europa solidaria ha muerto y el sueño de "otra Europa es posible" se ha convertido en pesadilla porque ha demostrado que ni siquiera puede ser reformada en tiempos de crisis como la actual. No hay espacio para nada más. La UE está muerta, es incompatible con la justicia social y la defensa de la salud pública, impide salir de la recesión y del paro, tiene el chantaje como norma y como arma. Así que llega el momento de optar: por la UE mediterránea como mal menor, o por ninguna como todo salvador.
El Lince
sábado, 11 de abril de 2020
Propuesta para los utópicos distópicos
Madre mía, leyendo estos días lo que publican los "progres" sobre el fiasco de ese zombi que es la Unión Europea uno llega a la misma conclusión: peor, imposible. Siguen insistiendo en su mantra de "otra Europa es posible" y, con ello, siguen reforzando esta misma Europa. Es decir, pese a toda la fraseología, son mantenedores esenciales del status quo actual, el que ha llevado al desastre que vemos.
Porque lo que se ha visto es muy simple: intentar afrontar la crisis del coronavirus con los mismos instrumentos financieros que la han generado. Así de simple. Ya lo dijo Einstein: no se pueden solucionar los problemas con los mismos métodos que los han creado. Pero ellos, tanto los ellos clásicos, los capitalistas, como los nuevos ellos capitalistas, los "progres", insisten una y otra vez en el mismo error: la UE.
Lo que se ha visto en la UE no es, ni siquiera, una disputa ideológica porque no la ha habido. Solo ha sido una disputa monetaria. Aquellos que quieren mantener las viejas reglas para seguir teniendo una posición privilegiada que les ha permitido obtener ganancias a costa de los países del sur han impuesto sus criterios. Grecia de nuevo. Con algún pequeño matiz.
Porque lo que se ha visto, para quien haya querido verlo sin las gafas de madera de "otra Europa es posible", es que hay tres UE. Como suena. La de Visegrado, la nórdica y la mediterránea. Estaría bien, pero que muy bien, que estos "progres" de las gafas de madera lo sepan y, cuando menos, digan cuál de esas otras Europas posibles es la que prefieren.
Dentro de la UE, un zombi, no hay vida. Donde la hay es fuera. Pero por ayudar a los "progres" en su deriva ideológica diré que en su utopía distópica sería la mediterránea por la que tendrían que apostar. Es decir, una Europa intregrada por Portugal, Irlanda, Italia, Grecia, España (los famosos y despectivamente llamados PIIGS por los nórdicos), Bélgica, Luxemburgo y Francia.
Es mantener el mismo sistema capitalista pero corregido y, sobre todo, actualizado a los intereses de los "progres". Porque supongo que en lo que ellos están pensando es en Keynes y no en Marx. Nada de revolución social, que les asusta, nada de revolución política, que les asusta. Si quieren, algo parecido a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado Comercial de los Pueblos (de la época de Chávez, puesto que ahora está prácticamente muerta). Pero mencionar a Cuba y Venezuela no se yo si no los asusta más aún. En fin, igual no es un símil acertado.
Si no quieren utlilizar el concepto de clase, que no quieren (otra cosa con la que se ponen de los nervios), no hay otras soluciones para su utopía distópica. Porque lo que es evidente, se mire como se mire, es que la UE es más un problema que una solución para los países mediterráneos. Grecia, y ahora Italia (y lo veremos, también, en el Estado español) lo volverán a dejar bien clarito. Pero para verlo no solo hay que quitarse las gafas de madera de "otra Europa es posible" sino tener honestidad intelectual.
Esta no es una propuesta porque sí: es lo que se ha visto estos días y lo que seguimos viendo, que hay tres Europas.
1.- La Europa nórdica o, mejor, la Europa alemana (Alemania, Austria, Países Bajos, con ayuda en ocasiones de Dinamarca) insistiendo en el Mecanismo Europeo de Solidaridad para que ningún país se escape de la troika (de nuevo Grecia). Aunque en las ayudas aprobadas se dice que no afecta a la sanidad, sí afecta a todo lo demás. Es decir, volvemos a las famosas primas de riesgo y a los pagos. De solidaridad, muy poco. Los países con deuda alta (Italia, España, Portugal, Irlanda y Grecia, incluso Francia) van a tener dificultades porque tendrán que devolver grandes cantidades. Es decir, de nuevo "recortes" en su neolengua, destrucción de lo público en la mía. Porque los países de la Europa nórdica o alemana se niegan en redondo a compartir los beneficios de las emisiones comunes.
2.- La Europa de Visegrado (Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, con ayuda en ocasiones de Lituania y Letonia), grupo visceralmente antirruso y la gran cuña de EEUU para debilitar la UE porque, al mismo tiempo, aisla a Alemania en sus pretensiones de suavizar la relación con Rusia (véase, por ejemplo, su postura con el gasoducto "Corriente del Norte 2"). Aunque han tenido una postura matizada en esta crisis, han permitido la relajación de las condiciones solo para molestar a Alemania y a los "nórdicos".
3.- La Europa mediterránea (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia, España, Bélgica, Luxemburgo y Francia). Es la más afectada y la que ha presionado más para una iniciativa financiera conjunta para abordar la pandemia, intentando la fórmula de los "coronabonos" y no la del Mecanismo Europeo de Solidaridad. Únicamente ha conseguido que las ayudas a la sanidad no estén bajo control de la troika. El eslabón débil aquí es Francia, que tiene un tratado con Alemania para "revitalizar la UE" y que sea capaz de competir con EEUU y China. Pero eso era antes del coronavirus. Y la esperanza, Luxemburgo, un paraíso fiscal (al igual que la Europa nórdica o alemana tiene a los Países Bajos como paraíso fiscal) que sin la menor duda sería la sede ideal para un banco central de esa Europa mediterránea.
En total, 18 países de los 27 están alineados ya con una u otra vertiente por lo que mantener eso de que "otra Europa es posible" no es solo una utopía distópica sino que es irreal totalmente.
Si algo ha dejado claro estos días la UE es que no existe ninguna "unión" solidaria, que todo es condicionado y que todo es en función de determinados intereses. La derrota de la Europa mediterránea es clara, por lo que es el momento de que los utópicos distópicos salgan de su cascarón y comiencen a hablar de ella. Quienes llevan décadas beneficiándose del diseño europeo no van a renunciar a él voluntariamente y lo han vuelto a dejar muy claro.
El Lince
Madre mía, leyendo estos días lo que publican los "progres" sobre el fiasco de ese zombi que es la Unión Europea uno llega a la misma conclusión: peor, imposible. Siguen insistiendo en su mantra de "otra Europa es posible" y, con ello, siguen reforzando esta misma Europa. Es decir, pese a toda la fraseología, son mantenedores esenciales del status quo actual, el que ha llevado al desastre que vemos.
Porque lo que se ha visto es muy simple: intentar afrontar la crisis del coronavirus con los mismos instrumentos financieros que la han generado. Así de simple. Ya lo dijo Einstein: no se pueden solucionar los problemas con los mismos métodos que los han creado. Pero ellos, tanto los ellos clásicos, los capitalistas, como los nuevos ellos capitalistas, los "progres", insisten una y otra vez en el mismo error: la UE.
Lo que se ha visto en la UE no es, ni siquiera, una disputa ideológica porque no la ha habido. Solo ha sido una disputa monetaria. Aquellos que quieren mantener las viejas reglas para seguir teniendo una posición privilegiada que les ha permitido obtener ganancias a costa de los países del sur han impuesto sus criterios. Grecia de nuevo. Con algún pequeño matiz.
Porque lo que se ha visto, para quien haya querido verlo sin las gafas de madera de "otra Europa es posible", es que hay tres UE. Como suena. La de Visegrado, la nórdica y la mediterránea. Estaría bien, pero que muy bien, que estos "progres" de las gafas de madera lo sepan y, cuando menos, digan cuál de esas otras Europas posibles es la que prefieren.
Dentro de la UE, un zombi, no hay vida. Donde la hay es fuera. Pero por ayudar a los "progres" en su deriva ideológica diré que en su utopía distópica sería la mediterránea por la que tendrían que apostar. Es decir, una Europa intregrada por Portugal, Irlanda, Italia, Grecia, España (los famosos y despectivamente llamados PIIGS por los nórdicos), Bélgica, Luxemburgo y Francia.
Es mantener el mismo sistema capitalista pero corregido y, sobre todo, actualizado a los intereses de los "progres". Porque supongo que en lo que ellos están pensando es en Keynes y no en Marx. Nada de revolución social, que les asusta, nada de revolución política, que les asusta. Si quieren, algo parecido a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado Comercial de los Pueblos (de la época de Chávez, puesto que ahora está prácticamente muerta). Pero mencionar a Cuba y Venezuela no se yo si no los asusta más aún. En fin, igual no es un símil acertado.
Si no quieren utlilizar el concepto de clase, que no quieren (otra cosa con la que se ponen de los nervios), no hay otras soluciones para su utopía distópica. Porque lo que es evidente, se mire como se mire, es que la UE es más un problema que una solución para los países mediterráneos. Grecia, y ahora Italia (y lo veremos, también, en el Estado español) lo volverán a dejar bien clarito. Pero para verlo no solo hay que quitarse las gafas de madera de "otra Europa es posible" sino tener honestidad intelectual.
Esta no es una propuesta porque sí: es lo que se ha visto estos días y lo que seguimos viendo, que hay tres Europas.
1.- La Europa nórdica o, mejor, la Europa alemana (Alemania, Austria, Países Bajos, con ayuda en ocasiones de Dinamarca) insistiendo en el Mecanismo Europeo de Solidaridad para que ningún país se escape de la troika (de nuevo Grecia). Aunque en las ayudas aprobadas se dice que no afecta a la sanidad, sí afecta a todo lo demás. Es decir, volvemos a las famosas primas de riesgo y a los pagos. De solidaridad, muy poco. Los países con deuda alta (Italia, España, Portugal, Irlanda y Grecia, incluso Francia) van a tener dificultades porque tendrán que devolver grandes cantidades. Es decir, de nuevo "recortes" en su neolengua, destrucción de lo público en la mía. Porque los países de la Europa nórdica o alemana se niegan en redondo a compartir los beneficios de las emisiones comunes.
2.- La Europa de Visegrado (Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, con ayuda en ocasiones de Lituania y Letonia), grupo visceralmente antirruso y la gran cuña de EEUU para debilitar la UE porque, al mismo tiempo, aisla a Alemania en sus pretensiones de suavizar la relación con Rusia (véase, por ejemplo, su postura con el gasoducto "Corriente del Norte 2"). Aunque han tenido una postura matizada en esta crisis, han permitido la relajación de las condiciones solo para molestar a Alemania y a los "nórdicos".
3.- La Europa mediterránea (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia, España, Bélgica, Luxemburgo y Francia). Es la más afectada y la que ha presionado más para una iniciativa financiera conjunta para abordar la pandemia, intentando la fórmula de los "coronabonos" y no la del Mecanismo Europeo de Solidaridad. Únicamente ha conseguido que las ayudas a la sanidad no estén bajo control de la troika. El eslabón débil aquí es Francia, que tiene un tratado con Alemania para "revitalizar la UE" y que sea capaz de competir con EEUU y China. Pero eso era antes del coronavirus. Y la esperanza, Luxemburgo, un paraíso fiscal (al igual que la Europa nórdica o alemana tiene a los Países Bajos como paraíso fiscal) que sin la menor duda sería la sede ideal para un banco central de esa Europa mediterránea.
En total, 18 países de los 27 están alineados ya con una u otra vertiente por lo que mantener eso de que "otra Europa es posible" no es solo una utopía distópica sino que es irreal totalmente.
Si algo ha dejado claro estos días la UE es que no existe ninguna "unión" solidaria, que todo es condicionado y que todo es en función de determinados intereses. La derrota de la Europa mediterránea es clara, por lo que es el momento de que los utópicos distópicos salgan de su cascarón y comiencen a hablar de ella. Quienes llevan décadas beneficiándose del diseño europeo no van a renunciar a él voluntariamente y lo han vuelto a dejar muy claro.
El Lince
viernes, 10 de abril de 2020
Ni sentido y ni sensibilidad
Ya que ayer iba de fecha conmemorativa, hoy voy con otra: la OTAN acaba de cumplir 71 años (el 4 de abril). Y no lo ha podido celebrar por todo lo alto por el maldito coronavirus. ¡Mecachis!
Dicen que es el bloque político-militar más poderoso de la historia. Lo dudo. Es más, lo niego. Es un argumento que vengo sosteniendo desde hace mucho tiempo, especialmente desde que Rusia anunció oficialmente que posee armas supersónicas que dejan en nada todo (menos las armas nucleares) de lo que tiene la OTAN. Pero Rusia también tiene armas nucleares, así que...
El coronavirus COVID-19 ha expuesto que el capitalismo está desnudo. Todo el mundo lo ve. Y con él, todos sus instrumentos. Incluyendo la OTAN. Desaparecida sin combatir, sin ayudar, sin... Más o menos un billón de dólares, o de euros, sin hacer nada de nada en esta crisis. Muchos tanques, muchos aviones, muchos barcos perfectamente inútiles en una crisis como esta. Y eso es dinero. Es decir, mucho gasto militar que no se destina a sanidad y que no está salvando vidas, sino costando vidas. Os recuerdo que las fábricas de armas han estado abiertas en esta crisis; solo se cerraron, y no todas puesto que algunas se han considerado "estratégicas", cuando se constató que era imposible parar la pandemia si muchos trabajos no esenciales seguían funcionando. Es el caso de Italia (tras una huelga general) y del Estado canalla más conocido como España, de los que ya os hablé. En EEUU ni siquiera se han cerrado las tiendas de venta de armas, así que para qué hablar de lo otro.
Os recuerdo que la OTAN intentó continuar con su "ejercicio" "Defensor de Europa 2020" en las fronteras de Rusia y que solo se canceló cuando ya no se podía ocultar la magnitud de la crisis, y ya avanzado el contagio en todos los países europeos. ¿Dar imagen de debilidad? Nunca, por favor. Pero llegó un enemigo invisible. No son los troll rusos, ni los hackers. Ni siquiera los chinos y su insidiosa propaganda silenciosa. Era el coronavirus. Y en un plis-plas destrozó la famosa "solidaridad atlántica" entre los miembros de la OTAN.
Porque los "aliados" dejaron de serlo, se piratearon contratos, envíos de mascarillas, respiradores, equipos sanitarios que llegaban de China; tuvieron que pedir ayuda al archi-enemigo ruso, y así. Resulta que el enemigo estaba en casa. Ninguno, y cuando digo ninguno es ninguno, con o sin partidos "progres" en el gobierno, ha decidido destinar ni una pizca del presupuesto militar a detener la propagación del coronavirus.
No ha sido hasta la semana pasada -¡la semana pasada, más de un mes después de que el coronavirus esté haciendo estragos!- cuando la OTAN se reunió para decidir qué hacer. Y se pelearon. ¡Vaya por dios! Frases generales, sí. Vacíos llamados a la solidaridad, también. Humo, solo humo. Porque Grecia y Turquía se llamaron de todo, entre otras cosas por los refugiados. Y no se llegó a nada de nada. O sea, igual que ese zombi que es la Unión Europea aunque dice ahora que ya hay un miniacuerdo para que los países soliciten fondos de ayuda. Pero aún hay que concretar.
Pero estoy con la OTAN. Y tras apaciguar un poco a griegos y turcos, se decidió que la OTAN "determinará la capacidad del transporte aéreo para garantizar la entrega de suministros médicos" y que "combinará las solicitudes de apoyo con propuestas de aliados y socios". ¡Bualá, menudo logro! Un mes y medio despúes y es el único acuerdo. La montaña parió un ratón. Los apologistas de la OTAN dirán que no, que hay más. Es cierto: "La OTAN simplificará los procedimientos de tráfico aéreo en coordinación con Eurocontrol, permitirá que sus distintivos de llamada se utilicen para vuelos de rescate militar y proporcionará a los países interesados información transparente y oportuna para superar la pandemia global y combatir la información errónea al respecto". ¡Ahí es nada!
Tanto para ésto. Lo que me llama la atención es lo de "combatir la información errónea". ¿Otra vez los trolls rusos enredando? Esta gente no aprende (ni nosotros, dejando de lado estas cuestiones, porque cada euro que va a armamento es un euro menos para sanidad). Necesitan un enemigo que visualizar para justificar su existencia. Y el virus no se ve. Es como lo de demonizar a China, y luego la OMS, y así.
Si queréis divertiros un rato ved cómo la OTAN anuncia con orgullo que está proporcionando asistencia a Macedonia del Norte (apenas dos millones de personas de población). Fijaos en la fecha. Es todo lo que pueden ofrecer tras esa fracasada reunión. Todo.
Ese orgullo para nada me recordó una novela de Jane Austen, "Orgullo y prejuicio", pero luego me acordé de otra también suya que viene más al pelo para la OTAN, "Sentido y sensibilidad". Porque 71 años despúes ni la OTAN tiene sentido ni, como ha quedado claro una vez más, tiene sensibilidad.
El Lince
Ya que ayer iba de fecha conmemorativa, hoy voy con otra: la OTAN acaba de cumplir 71 años (el 4 de abril). Y no lo ha podido celebrar por todo lo alto por el maldito coronavirus. ¡Mecachis!
Dicen que es el bloque político-militar más poderoso de la historia. Lo dudo. Es más, lo niego. Es un argumento que vengo sosteniendo desde hace mucho tiempo, especialmente desde que Rusia anunció oficialmente que posee armas supersónicas que dejan en nada todo (menos las armas nucleares) de lo que tiene la OTAN. Pero Rusia también tiene armas nucleares, así que...
El coronavirus COVID-19 ha expuesto que el capitalismo está desnudo. Todo el mundo lo ve. Y con él, todos sus instrumentos. Incluyendo la OTAN. Desaparecida sin combatir, sin ayudar, sin... Más o menos un billón de dólares, o de euros, sin hacer nada de nada en esta crisis. Muchos tanques, muchos aviones, muchos barcos perfectamente inútiles en una crisis como esta. Y eso es dinero. Es decir, mucho gasto militar que no se destina a sanidad y que no está salvando vidas, sino costando vidas. Os recuerdo que las fábricas de armas han estado abiertas en esta crisis; solo se cerraron, y no todas puesto que algunas se han considerado "estratégicas", cuando se constató que era imposible parar la pandemia si muchos trabajos no esenciales seguían funcionando. Es el caso de Italia (tras una huelga general) y del Estado canalla más conocido como España, de los que ya os hablé. En EEUU ni siquiera se han cerrado las tiendas de venta de armas, así que para qué hablar de lo otro.
Os recuerdo que la OTAN intentó continuar con su "ejercicio" "Defensor de Europa 2020" en las fronteras de Rusia y que solo se canceló cuando ya no se podía ocultar la magnitud de la crisis, y ya avanzado el contagio en todos los países europeos. ¿Dar imagen de debilidad? Nunca, por favor. Pero llegó un enemigo invisible. No son los troll rusos, ni los hackers. Ni siquiera los chinos y su insidiosa propaganda silenciosa. Era el coronavirus. Y en un plis-plas destrozó la famosa "solidaridad atlántica" entre los miembros de la OTAN.
Porque los "aliados" dejaron de serlo, se piratearon contratos, envíos de mascarillas, respiradores, equipos sanitarios que llegaban de China; tuvieron que pedir ayuda al archi-enemigo ruso, y así. Resulta que el enemigo estaba en casa. Ninguno, y cuando digo ninguno es ninguno, con o sin partidos "progres" en el gobierno, ha decidido destinar ni una pizca del presupuesto militar a detener la propagación del coronavirus.
No ha sido hasta la semana pasada -¡la semana pasada, más de un mes después de que el coronavirus esté haciendo estragos!- cuando la OTAN se reunió para decidir qué hacer. Y se pelearon. ¡Vaya por dios! Frases generales, sí. Vacíos llamados a la solidaridad, también. Humo, solo humo. Porque Grecia y Turquía se llamaron de todo, entre otras cosas por los refugiados. Y no se llegó a nada de nada. O sea, igual que ese zombi que es la Unión Europea aunque dice ahora que ya hay un miniacuerdo para que los países soliciten fondos de ayuda. Pero aún hay que concretar.
Pero estoy con la OTAN. Y tras apaciguar un poco a griegos y turcos, se decidió que la OTAN "determinará la capacidad del transporte aéreo para garantizar la entrega de suministros médicos" y que "combinará las solicitudes de apoyo con propuestas de aliados y socios". ¡Bualá, menudo logro! Un mes y medio despúes y es el único acuerdo. La montaña parió un ratón. Los apologistas de la OTAN dirán que no, que hay más. Es cierto: "La OTAN simplificará los procedimientos de tráfico aéreo en coordinación con Eurocontrol, permitirá que sus distintivos de llamada se utilicen para vuelos de rescate militar y proporcionará a los países interesados información transparente y oportuna para superar la pandemia global y combatir la información errónea al respecto". ¡Ahí es nada!
Tanto para ésto. Lo que me llama la atención es lo de "combatir la información errónea". ¿Otra vez los trolls rusos enredando? Esta gente no aprende (ni nosotros, dejando de lado estas cuestiones, porque cada euro que va a armamento es un euro menos para sanidad). Necesitan un enemigo que visualizar para justificar su existencia. Y el virus no se ve. Es como lo de demonizar a China, y luego la OMS, y así.
Si queréis divertiros un rato ved cómo la OTAN anuncia con orgullo que está proporcionando asistencia a Macedonia del Norte (apenas dos millones de personas de población). Fijaos en la fecha. Es todo lo que pueden ofrecer tras esa fracasada reunión. Todo.
Ese orgullo para nada me recordó una novela de Jane Austen, "Orgullo y prejuicio", pero luego me acordé de otra también suya que viene más al pelo para la OTAN, "Sentido y sensibilidad". Porque 71 años despúes ni la OTAN tiene sentido ni, como ha quedado claro una vez más, tiene sensibilidad.
El Lince
jueves, 9 de abril de 2020
100 días
Hoy se cumplen 100 días desde que China anunció oficialmente a la Organización Mundial de la Salud el brote de coronavirus en Wuhan. 100 días que han cambiado el mundo, sin la menor duda. Y como os he venido diciendo, ante la ineficacia y derrumbe del muy "democrático" Occidente, las culpas ahora ya no se están dirigiendo tanto hacia China, que también, como a la propia OMS.
La campaña contra la OMS es ya seguida, sin distinción, en todos los países occidentales aunque no se llega, aún, a amenazar con retirar los fondos como sí ha hecho EEUU. Volvemos a lo de siempre, dinero. El capitalismo no entiende otra cosa, y Occidente mucho menos. Capitalismo y ganancias. Es decir, como la OMS nos critica, vamos a dejar de darle dinero y así nos garantizamos que no nos critique. Porque, además, no solo está dirigida por un negro sino que, además, es un negro muy progresista, africano y no hay nada mejor que eso para ocultar nuestro propio fracaso. Aquí, en el Estado canalla más conocido como España, tenéis un buen ejemplo en esto.
Es una muestra, porque no es el único. En Italia están criticando a cuatro bandas, criticando no solo a la OMS sino a China, a Rusia e, incluso, a Cuba. En Francia, son la OMS y China. En Gran Bretaña otro tanto. En Alemania, lo mismo. Ya lo comenté hace tiempo. Los medios de propaganda hacen muy bien su trabajo, sin duda. Pero el péndulo de la historia sigue funcionando, al igual que Foucault demostró con su péndulo en 1851 la rotación de la tierra: la tierra gira, aunque no nos demos cuenta. Y ahora estamos girando hacia el Este y sí nos damos cuenta. Por eso Occidente tiene miedo. Y de ahí las campañas para asustar.
La crisis sanitaria es histórica; la económica, también. Pero por este orden. Aunque el capitalismo invierta los términos porque le interesa lo segundo y no lo primero. Pero como la realidad es tozuda y no se puede ocultar, hay que desviar la atención. Y como lo de China ya hace aguas por su comportamiento solidario (y también comercial), hay una víctima más propiciatoria: la OMS. Porque la gente no sabe lo que es, en primer lugar. Y a alguien hay que culpar no vaya a ser que nos culpen a nosotros, dicen. Es el nuevo chivo expiatorio de Occidente ante su desastrosa gestión.
Y la crítica no es solo contra la OMS como institución, sino contra su director general en particular. Un ejemplo.
Este hombre es Tedros Adhanom Ghebreyesus, etíope, microbiólogo reconocido, director general de la OMS. En él se están personalizando todas las críticas. Pero...
Está la historia, que la histeria Occidental olvida porque parte del desconocimiento de la gente. El aquí y ahora, sin tener en cuenta el pasado. Y el pasado está ahí, muy cerca.
En 2009, sin ir más lejos. El año de la gripe porcina (que se originó en EEUU, por cierto, en California para ser más exacto) y a la que nadie llama "gripe estadounidense" como sí hace EEUU con "el virus chino". Ese año la directora general de la OMS era Margaret Chan, de Hong Kong, y fue apoyada para el cargo por todo Occidente, también por China. Cuando se extendió la gripe porcina se acusó a la OMS de ser "demasiado alarmista". Cuando se logró controlar, habían muerto entre 150.000 y 575.000 personas, cogiéndome tanto a la banda más baja (la de los gobiernos) y la banda más alta (la de los epidemiólogos).
En 2014 ocurrió el brote de ébola en África occidental. También era Chan la directora general, reelegida. Se acusó a la OMS de "arrastrar los pies" a la hora de declarar la emergencia sanitaria aunque el número de muertos fue mucho menor: unas 11.000 personas.
¿Se podría argumentar que se sigue la estela de crítica contra la OMS iniciada con el ébola? Para nada. Porque entonces no hubo ataques personales contra la directora general, y ahora sí. Esa es la diferencia. Y son ataques, también, racistas. "Soy una persona negra, y muy orgullosa de ello. No me importa que me llamen negro. Lo soy". Esta ha sido la respuesta del director general de la OMS. Y por ello la Organización para la Unidad Africana ha acudido en bloque a defenderle. Seguro que era algo que los occidentales no esperaban. Porque, de rebote, se refuerza la unión africana en estos tiempos y si ya la OUA había dado un paso crucial al pedir ayuda a China con la pandemia, a partir de ahora será mayor. Porque lo que ha dicho la OUA es clave: "África ha sido insultada". Esto es, también, Occidente. El colonialismo occidental que subyace en su comportamiento.
Estos son algunos ejemplos de lo que digo, para no aburrir con todos.
La prepotencia y arrogancia neocolonial de Occidente es eso, neocolonial. Es evidente que la OMS no es perfecta, que se puede y se debe criticar su papel -en ocasiones subordinada a los intereses de las grandes farmacéuticas, es decir, a los gobiernos (especialmente EEUU) que defienden a las farmacéuticas- pero no hay que olvidar que desempeña un papel de coordinador más que otra cosa. La campaña de Occidente contra la OMS enmascara que Occidente, el muy "democrático" Occidente, se está hundiendo en su misma mierda. Especialmente, EEUU, cuya actitud frente al coronavirus es, ya, la peor del mundo. Porque a día de hoy son 432.438 los afectados y 14.808 los muertos los que se contabilizan (si es que hay que hacer caso de sus cifras, por utilizar el mismo criterio que ellos utilizaron con China). Y subiendo.
Lo he dicho y lo repito: Occidente actúa con tres arrogancias, racial, cultural e ideológica. Las tres se resumen en una sola cosa: neocolonialismo. Por eso tiene miedo por lo que está ocurriendo, porque se diluye su poder, porque cada vez son menos quienes le siguen. Y por eso tiene miedo, además, a lo que ocurra este 2020 en la ONU y sus agencias.
Adiós, Occidente, adiós.
El Lince
Hoy se cumplen 100 días desde que China anunció oficialmente a la Organización Mundial de la Salud el brote de coronavirus en Wuhan. 100 días que han cambiado el mundo, sin la menor duda. Y como os he venido diciendo, ante la ineficacia y derrumbe del muy "democrático" Occidente, las culpas ahora ya no se están dirigiendo tanto hacia China, que también, como a la propia OMS.
La campaña contra la OMS es ya seguida, sin distinción, en todos los países occidentales aunque no se llega, aún, a amenazar con retirar los fondos como sí ha hecho EEUU. Volvemos a lo de siempre, dinero. El capitalismo no entiende otra cosa, y Occidente mucho menos. Capitalismo y ganancias. Es decir, como la OMS nos critica, vamos a dejar de darle dinero y así nos garantizamos que no nos critique. Porque, además, no solo está dirigida por un negro sino que, además, es un negro muy progresista, africano y no hay nada mejor que eso para ocultar nuestro propio fracaso. Aquí, en el Estado canalla más conocido como España, tenéis un buen ejemplo en esto.
Es una muestra, porque no es el único. En Italia están criticando a cuatro bandas, criticando no solo a la OMS sino a China, a Rusia e, incluso, a Cuba. En Francia, son la OMS y China. En Gran Bretaña otro tanto. En Alemania, lo mismo. Ya lo comenté hace tiempo. Los medios de propaganda hacen muy bien su trabajo, sin duda. Pero el péndulo de la historia sigue funcionando, al igual que Foucault demostró con su péndulo en 1851 la rotación de la tierra: la tierra gira, aunque no nos demos cuenta. Y ahora estamos girando hacia el Este y sí nos damos cuenta. Por eso Occidente tiene miedo. Y de ahí las campañas para asustar.
La crisis sanitaria es histórica; la económica, también. Pero por este orden. Aunque el capitalismo invierta los términos porque le interesa lo segundo y no lo primero. Pero como la realidad es tozuda y no se puede ocultar, hay que desviar la atención. Y como lo de China ya hace aguas por su comportamiento solidario (y también comercial), hay una víctima más propiciatoria: la OMS. Porque la gente no sabe lo que es, en primer lugar. Y a alguien hay que culpar no vaya a ser que nos culpen a nosotros, dicen. Es el nuevo chivo expiatorio de Occidente ante su desastrosa gestión.
Y la crítica no es solo contra la OMS como institución, sino contra su director general en particular. Un ejemplo.
Este hombre es Tedros Adhanom Ghebreyesus, etíope, microbiólogo reconocido, director general de la OMS. En él se están personalizando todas las críticas. Pero...
Está la historia, que la histeria Occidental olvida porque parte del desconocimiento de la gente. El aquí y ahora, sin tener en cuenta el pasado. Y el pasado está ahí, muy cerca.
En 2009, sin ir más lejos. El año de la gripe porcina (que se originó en EEUU, por cierto, en California para ser más exacto) y a la que nadie llama "gripe estadounidense" como sí hace EEUU con "el virus chino". Ese año la directora general de la OMS era Margaret Chan, de Hong Kong, y fue apoyada para el cargo por todo Occidente, también por China. Cuando se extendió la gripe porcina se acusó a la OMS de ser "demasiado alarmista". Cuando se logró controlar, habían muerto entre 150.000 y 575.000 personas, cogiéndome tanto a la banda más baja (la de los gobiernos) y la banda más alta (la de los epidemiólogos).
En 2014 ocurrió el brote de ébola en África occidental. También era Chan la directora general, reelegida. Se acusó a la OMS de "arrastrar los pies" a la hora de declarar la emergencia sanitaria aunque el número de muertos fue mucho menor: unas 11.000 personas.
¿Se podría argumentar que se sigue la estela de crítica contra la OMS iniciada con el ébola? Para nada. Porque entonces no hubo ataques personales contra la directora general, y ahora sí. Esa es la diferencia. Y son ataques, también, racistas. "Soy una persona negra, y muy orgullosa de ello. No me importa que me llamen negro. Lo soy". Esta ha sido la respuesta del director general de la OMS. Y por ello la Organización para la Unidad Africana ha acudido en bloque a defenderle. Seguro que era algo que los occidentales no esperaban. Porque, de rebote, se refuerza la unión africana en estos tiempos y si ya la OUA había dado un paso crucial al pedir ayuda a China con la pandemia, a partir de ahora será mayor. Porque lo que ha dicho la OUA es clave: "África ha sido insultada". Esto es, también, Occidente. El colonialismo occidental que subyace en su comportamiento.
Estos son algunos ejemplos de lo que digo, para no aburrir con todos.
La prepotencia y arrogancia neocolonial de Occidente es eso, neocolonial. Es evidente que la OMS no es perfecta, que se puede y se debe criticar su papel -en ocasiones subordinada a los intereses de las grandes farmacéuticas, es decir, a los gobiernos (especialmente EEUU) que defienden a las farmacéuticas- pero no hay que olvidar que desempeña un papel de coordinador más que otra cosa. La campaña de Occidente contra la OMS enmascara que Occidente, el muy "democrático" Occidente, se está hundiendo en su misma mierda. Especialmente, EEUU, cuya actitud frente al coronavirus es, ya, la peor del mundo. Porque a día de hoy son 432.438 los afectados y 14.808 los muertos los que se contabilizan (si es que hay que hacer caso de sus cifras, por utilizar el mismo criterio que ellos utilizaron con China). Y subiendo.
Lo he dicho y lo repito: Occidente actúa con tres arrogancias, racial, cultural e ideológica. Las tres se resumen en una sola cosa: neocolonialismo. Por eso tiene miedo por lo que está ocurriendo, porque se diluye su poder, porque cada vez son menos quienes le siguen. Y por eso tiene miedo, además, a lo que ocurra este 2020 en la ONU y sus agencias.
Adiós, Occidente, adiós.
El Lince
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