El ejemplo de Syriza no deja de crecer. El modelo a seguir por la supuesta "izquierda transformadora" en Europa, encandilada cuando Syriza ganó las elecciones en enero de 2015, sigue siendo el modelo a seguir un año y medio después incluso por la derecha clásica. Sorprendente, ¿verdad? En Francia, por ejemplo, el gobierno supuestamente "progresista" del llamado Partido Socialista, está siguiendo a rajatabla "la lógica Syriza" para destruir el fuerte movimiento sindical que está contestando la Ley del Trabajo que destroza todas y cada una de las conquistas laborales y sociales vigentes desde hace 80 años.
Los medios de propaganda franceses, en especial los partidarios de la otra derecha (antes llamada izquierda, es decir, del gobierno "progresista"), al ver que fracasan una y otra vez todo tipo de acusaciones contra el movimiento de protesta ("terrorismo social", "toma de los ciudadanos como rehenes" y lindezas similares propias de la tan defendida libertad de expresión y de la ética "informativa") ahora apelan al ejemplo de Syriza en Grecia para que el movimiento obrero y estudiantil pasen por el aro. Es lo que llaman "la lógica Syriza". La táctica consiste en dos vías: una, ir extinguiendo el movimiento de protesta haciendo concesiones económicas -que no laborales, que es lo que una gran parte de los sindicatos encabezados por la CGT reclaman- y está comenzando a funcionar parcialmente en el caso de los controladores aéreos y los profesores, no tanto en los ferrocarriles; dos, todos los ministros, intelectuales paniaguados y "sindicalistas" vinculados al poder se pasan un día sí y otro también en los medios de propaganda (antes llamados de comunicación) afirmando que "si no se aprueba esta ley ahora, cuando hay un gobierno progresista, será mucho peor la que se apruebe cuando la derecha llegue al poder" (sic). Y siguen desarrollando el argumento diciendo que la CGT y los sindicatos que secundan el planteamiento de rechazo a la ley "actúan contra los intereses de los trabajadores porque están dejando vía libre a la derecha en este campo" (sic) dado que todas las encuestas dicen que en las elecciones de junio de 2017 las diferentes expresiones de la derecha clásica, incluyendo a los fascistas, arrasarán.
Por ello, en un movimiento sorpresivo, el fascista Frente Nacional acaba de pedir al gobierno "progresista" francés la retirada de la ley "porque significa la obediencia a la dictadura de Bruselas", aunque mantiene su crítica a los sindicatos y a las movilizaciones. El Frente Nacional es consciente del masivo rechazo a la ley, sabe que el movimiento de protesta le ha dejado desnudo, que está perdiendo predicamento y tiene que reconducir su estrategia, y es lo que ha hecho.
A pesar de la resistencia masiva contra la ley, la izquierda está presa de sí misma y en una actitud abiertamente defensiva. En la práctica, actúan igual que los fascistas del Frente Nacional: critican la ley, pero al mismo tiempo se desmarcan de las acciones de rechazo que se están produciendo. Una de las expresiones más coreadas en las manifestaciones es "Tout le monde deteste la police" ("Todo el mundo odia a la policía") porque el "gobierno progresista" francés la ha dotado de un conjunto de prerrogativas que hacen que todas sus acciones queden impunes y eso está provocando un significativo aumento de la violencia policial que cada vez está dejando más víctimas y detenidos sin que haya un solo caso de sanción por brutalidad y abusos policiales. Ni siquiera contra el policía que dejó en coma a un fotógrafo en una manifestación del 26 de mayo. La prensa protestó tímidamente, pero rápida y convenientemente lo ha olvidado aunque el periodista sigue en coma. La consigna: no hay que alimentar la protesta. De nuevo un excelente ejemplo de lo que son los "valores occidentales" y la sacrosanta libertad de expresión.
La "lógica Syriza" está atenazando al Frente de Izquierda de Jean Luc Melenchon (11'10% de votos en las elecciones presidenciales de 2012). La movilización contra la Ley del Trabajo ha llegado en un buen momento para el Frente de Izquierda, que se había atrevido a dar un paso más allá del que dio Syriza hablando con claridad de la necesidad de abandonar el euro, por ejemplo, y comenzar a desmarcarse de Europa, pero la postura frente a la respuesta popular a la violencia policial le está dejando casi paralizado y ahora es casi incapaz de desmarcarse de la policía y criticar sus actuaciones. Eso está pasando factura, tanto entre la militancia, que empieza a quemar carnets, como entre simpatizantes que se ven prácticamente solos en la protesta y sin ser arropados como debiera hacerlo su organización. Incluso hay una tendencia de opinión que considera al cada vez más numeroso "movimiento antifa" (de antifascista) como "un señuelo del que se benefician con claridad las clases dominantes" porque responden a la violencia policial.
La "logica Syriza" es un cáncer que está generalizando la metástasis en el cuerpo social europeo.
Sin embargo, aún hay anticuerpos que combaten esta metástasis de "la lógica Syriza". Al igual que ocurrió con Manolis Glezos, un histórico partisano griego contra los nazis que criticó abiertamente a Syriza por rendirse a los designios de la troika, históricos luchadores de la resistencia contra los nazis en Francia han salido al paso de las acusaciones de "terrorista" que realiza "el gobierno progresista" del llamado Partido Socialista al movimiento sindical y estudiantil que viene combatiendo en las calles desde hace cuatro meses contra la Ley del Trabajo que destruye todo tipo de conquistas sociales.
El manifiesto se encabeza con un sonoro ¡Gloria a los nuevos resistentes de la CGT obrera!
Comienza de una forma demoledora: "Mientras el mundo del trabajo hace frente con honor, con la clase obrera y el sindicato CGT a la cabeza, a la más grave ofensiva antisocial desde los años treinta y cuarenta, una campaña fascistoide de difamación nacida del odio de clase y del espíritu versallesco, véase de Vichy, inunda los grandes medios de comunicación públicos y privados. Lacayos del Estado policial, “periodistas” indignos gritan hasta la muerte contra el primer sindicato de Francia. Particularmente provocadoras son las manifestaciones de la patronal que llega a calificar a los valientes sindicalistas de la CGT de “gamberros” y de “terroristas”.
Dicen que también el régimen nazi llamó "terroristas" a los obreros, a ellos, los y las resistentes mientras que los grandes capitalistas, como Louis Renault, se enriquecían sirviendo a los nazis y destruyendo Francia mediante la reubicación de sus fábricas igual que hacen hoy y añaden una acusación al gobierno "progresista" por cómo trata con guante blanco a estos defraudadores que tienen sus capitales en paraísos fiscales mientras que trata con mano dura al movimiento de protesta. Dicen que no son los sindicalistas quienes están destruyendo el país, como dice el gobierno "progresista", sino que lo que están haciendo es "defender el patrimonio social de Francia de los matones que se han instalado en el gobierno".
Y añaden: "La resistencia comienza ahora. Nosotros, quienes hemos arriesgado nuestras vidas para liberar a Francia de la opresión nazi, que hemos visto morir a nuestros compañeros por una Francia libre, republicana, independiente y social, seguimos siendo fieles a nuestros ideales de juventud. Defendemos a la CGT, a la clase obrera en lucha y criticamos al capitalismo y sus medios de comunicación, comprometidos de forma deshonrosa en un odio de clase que es digno de Versalles y Vichy [el régimen colaboracionista de Petain con los nazis]. Nosotros nos mantenemos firmes en el camino del honor, que conduce a una Francia libre, en el camino del progreso social y defendemos a nuestros compañeros de la CGT y otros sindicatos que están luchando".
Todos los y las firmantes de este manifiesto fueron condecorados por sus acciones dentro de la resistencia contra los nazis, incluso con la Legión de Honor, la máxima condecoración en Francia. Lo encabezan León Landini, Pierre Pranchere, Enriqueta Dubois-Gastaus "Nelly", Arsenio Tchakarian, Hermine Pulvemacher, Lina Girelli, Maurice Fraysse, Elise Mazenoux...
Este es León Landini, el primer firmante.
Y éste es Arsenio Tchakarian, el último superviviente del mítico grupo antifascista conocido por los nazis como "la red Manouchian", compuesta por 60 integrantes de los que 37 eran combatientes: españoles, polacos, armenios, rumanos, húngaros, italianos y franceses. Unos valientes internacionalistas, unos valientes resistentes, liderados por el armenio Missak Manouchian, que durante dos años realizaron acciones audaces y espectaculares -incluyendo ejecuciones de generales- causando a los nazis al menos 150 muertos y más de 600 heridos. Muchos integrantes de "la red Manouchian" fueron muriendo en combates y finalmente fueron capturados casi todos los restantes componentes. Los hombres (22) fueron fusilados y una mujer, Olga Bancic, rumana, decapitada.
¡Estos abuelos siempre dándonos ejemplo!
El Lince
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