La luz siempre encuentra su camino
Contra todo pronóstico, una victoria (otra, después de que China impusiese aranceles del 54% a EEUU): Francesca Albanese ha sido reelegida por unanimidad como Relatora Especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los Territorios Palestinos Ocupados hasta el 30 de abril de 2028. Fue este viernes pasado.
La campaña occidental contra esta mujer valiente y decidida, feroz crítica con el genocidio que está cometiendo el IV Reich sionista, antes conocido como Israel, ha sido derrotada. EEUU, Francia, Gran Bretaña y Países Bajos, además del IVRS, que se sepa, han hecho lo posible y lo imposible porque no fuese reelegida. Sin embargo, al constatar que no tenían apoyo alguno decidieron sumarse y votar su reelección en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Este Consejo está compuesto por 47 países, 13 por África, 13 por Asia, 8 por América Latina y el Caribe, 7 por Europa occidental y 6 por Europa oriental. Es una división vieja, de 2006, por eso lo de Europa occidental y oriental, que se mantiene para dar más poder a un Occidente moribundo porque aquí están incluidos, por ejemplo, Armenia y EEUU, este dentro de la Europa occidental y Armenia en el de la oriental.
Es una victoria simbólica, desde luego, una victoria que palidece ante la inacción del mundo para parar el genocidio. Sus documentaciones sobre las atrocidades que está cometiendo el IVRS, y que no ha tenido en cuenta el conjunto de payasos pro-occidentales que se reúnen en la Corte Penal Internacional pese a su matizada condena contra Netanhayu, molestan y mucho incluso al propio secretario general de la ONU, quien la ha calificado alguna vez de "irritante". Países como Francia y Alemania han prohibido conferencias suyas por "antisemitismo". Otra muestra más de los "valores democráticos" de los psicópatas que nos gobiernan y del mortecino papel de la ONU.
No alabo la validación internacional, sino la postura de solidaridad. Su reelección no hubiese sido posible sin la constante movilización en casi todos los países, casi todos, en solidaridad con Palestina y contra el genocidio. Ninguna victoria, ni siquiera esta, puede compensar la matanza y no hay que hacerse ilusiones. Pero hay que reflejarla.
Tiene razón Francesca cuando dice, como dijo el viernes en el CDHONU: "Durante años, he instado a diplomáticos internacionales y ONG en Palestina a actuar como presencias protectoras; no ha funcionado. A medida que los ataques a la existencia palestina se vuelven más violentos, ¿qué hará falta para que las personas con conciencia de todo el mundo se solidaricen visiblemente con los palestinos y los israelíes que co-resisten la ocupación, el apartheid y el genocidio? Juntos, podemos". Parece un viejo y manido eslogan, pero Francesca no desespera. Es su obligación.
Francesca ha sido objeto de una feroz campaña de desprestigio por parte de quienes niegan el genocidio israelí contra los palestinos, del que ella misma había informado en octubre de 2023 y había seguido documentando, incluso en su informe “Anatomía de un genocidio” de abril de 2024.
En su último informe a la ONU, de hace dos semanas, vuelve a advertir que los palestinos corren el riesgo de una limpieza étnica masiva a medida que el IVRS busca apoderarse de más territorios bajo el pretexto de la ofensiva contra Hamás. Y vuelve a comparar las acciones actuales del IVRS con la Nakba de 1947-1949 y la Nakba de 1967, al argumentar que la historia se repite mientras el mundo mira hacia otro lado. Insiste en pedir a la nada, a la famosa e inexistente "comunidad internacional", tomar medidas concretas, exigiendo la aplicación de la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia de julio del año pasado que declara ilegal la ocupación israelí. Además exige medidas vinculantes para prevenir el genocidio en Gaza, enfatizando que solo una intervención internacional decisiva puede proteger a los palestinos de nuevos desplazamientos y más violencia.
La referencia a la CIJ por parte de Francesca, que no menciona a la CPI, es importante porque es el único instrumento judicial de la ONU, de quien no depende la CPI. La CPI está vinculada a la ONU, pero no forma parte de ella. A la CPI pertenecen 125 países; a la ONU, y, por lo tanto, a la CIJ, 193 países.
Tenedlo en cuenta cuando os alegréis de cosas como la de Netanhayu cuando este tribunal, la CPI, es y será un instrumento de la hegemonía de Occidente e hizo lo que hizo después de un año largo de genocidio porque tenía que salvar algo su cara. No os entrañéis si veis a Netanhayu visitar Moscú el 9 de mayo, cuando se celebre el 80 aniversario de la victoria sobre el nazismo.
De hecho, y a diferencia de la CIJ, la CPI nunca habla de "territorios palestinos ocupados", como debe considerarse a Gaza y Cisjordania, y no acusa al IVRS de ocupante, como lo es. Tampoco habla de genocidio, como sí hace la CIJ, y se refiere a la matanza de forma muy tangencial y casi justificándola con las acciones de Hamás. Por eso la CPI habla de "derecho a la autodefensa" por parte del IVRS, inexistente porque solo se puede argumentar en el caso de estado contra estado, y Palestina no es estado, algo que reconoce muy bien jurisprudenciado la CIJ. En definitiva, la CPI no es más que un atajo de bufones defendiendo el "orden internacional basado en reglas" occidental. Ya expliqué un poco las diferencias entre la CIJ y la CPI aquí. Y ni siquiera el propio Occidente, con todos sus "valores democráticos", hace caso a la CPI cuando condena, por leve que sea esa condena, a quien no debe.
La tarea de la Relatora Especial, según establece el CDHONU es "evaluar la situación de los derechos humanos en el Territorio Palestino Ocupado, informar públicamente sobre ella y trabajar con los gobiernos, la sociedad civil y otros para promover la cooperación internacional. Realiza visitas o misiones periódicas al Territorio Palestino Ocupado e informa anualmente al Consejo de Derechos Humanos.
El mandato establece la tarea de Relatora Especial:
a. Investigar las violaciones por parte de Israel de los principios y fundamentos del derecho internacional, del derecho internacional humanitario y del Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra, de 12 de agosto de 1949, en los territorios palestinos ocupados por Israel desde 1967;
b. Recibir comunicaciones, escuchar testigos y utilizar los métodos procesales que considere necesarios para su mandato.
c. Presentar un informe con sus conclusiones y recomendaciones a la Comisión de Derechos Humanos en sus futuros períodos de sesiones, hasta el fin de la ocupación israelí de esos territorios".
Conozco bastante bien Líbano, donde he estado en cuatro ocasiones y he recorrido el país de norte a sur y de este a oeste. Líbano tiene 10.500 kilómetros cuadrados y su extensión es exactamente igual a la de la provincia de Zamora. Así que no es difícil de recorrer. De ese conocimiento de Líbano os podéis hacer una idea en la etiqueta Líbano. En todos los viajes he recorrido también los campos de refugiados palestinos (es obligado si se va de solidario) y me precio de conocer todos ellos. Una vez coincidí con el mundial de fútbol y me sorprendió el que la mayoría de los palestinos querían que ganase dicho mundial Italia y unos pocos Alemania. Cuando comentaba que Alemania es, después de EEUU, el principal patrocinador y apoyo del IVRS no me querían creer, simplemente. Doy por hecho que ahora ningún palestino lo cuestiona. Pero, como digo, la mayoría de los palestinos simpatizaban con Italia, al menos en el fútbol.
No sé si los palestinos que quedan vivos en Gaza, que no están siendo reprimidos por la mal llamada Autoridad Palestina en Cisjordania, y quienes malviven en los campos de refugiados dentro y fuera de la Palestina ocupada sabrán cómo se dice gracias en italiano, pero lo diré yo por ellos y con ellos.
¡Grazie, Francesca!
El Lince