Tres rosas en el estercolero
Sigue el hedor en Francia y se extiende por Europa. Un partido que se dice socialista aprueba una ley antiterrorista de claros ribetes fascistoides. La derecha tradicional (los partidos que se dicen socialistas en Europa son la otra derecha) aplaude con fervor. En España la derecha y la otra derecha (antes llamada izquierda) aprueban al unísono nuevas medidas antiterroristas y la derecha tradicional quiere que los escraches, acciones de protesta frente a sedes y casas de políticos acusados de corrupción, por ejemplo, sean considerados delitos de terrorismo. El fascismo en Europa cada vez avanza con mayor rapidez y sin tapujos, alentado por toda esa panda de papanatas que hacen, consciente o inconscientemente el juego al poder con reacciones como las del atentado contra la revista Charlie Hebdo. Cuando la gente no tiene en menor empacho en salir a la calle de la mano de genocidas como Netanyahu (¿hay que recordar Gaza?) o Poroshenko (¿hay que recordar la matanza de la Casa de los Sindicatos de Odesa, la de Mariupol o la guerra contra el Donbás?) no es que sea estúpida, como alguno ha calificado la manifestación de París, sino que es, simple y llanamente, un claro exponente del fascismo cotidiano.
Pero en todo este estercolero que es hoy Francia, un estercolero que ya rebasa este país y se extiende por otros de Europa, hay tres rosas que crecen y sobresalen entre tanta mierda. Son tres mujeres kurdas que también hubiesen querido que alguien se hubiese acordado de ellas y hubiese salido a la calle con cartelitos de "yo soy...". Estas tres mujeres son Sakine Cansız, Fidan Doğan y Leyla Söylemez. Las tres eran militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Fueron asesinadas el 9 de enero de 2013 en París, muy probablemente por los servicios secretos turcos, cuando estaban en la sede del Centro de Información del Kurdistán. El entonces ministro del Interior y hoy primer ministro francés, Manuel Valls, prometió que iba a aclarar el crimen. No se ha hecho nada. Los disparos fueron efectuados con silenciador, las mujeres fueron ejecutadas con tiros en la nuca y en la frente.
Pero en todo este estercolero que es hoy Francia, un estercolero que ya rebasa este país y se extiende por otros de Europa, hay tres rosas que crecen y sobresalen entre tanta mierda. Son tres mujeres kurdas que también hubiesen querido que alguien se hubiese acordado de ellas y hubiese salido a la calle con cartelitos de "yo soy...". Estas tres mujeres son Sakine Cansız, Fidan Doğan y Leyla Söylemez. Las tres eran militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Fueron asesinadas el 9 de enero de 2013 en París, muy probablemente por los servicios secretos turcos, cuando estaban en la sede del Centro de Información del Kurdistán. El entonces ministro del Interior y hoy primer ministro francés, Manuel Valls, prometió que iba a aclarar el crimen. No se ha hecho nada. Los disparos fueron efectuados con silenciador, las mujeres fueron ejecutadas con tiros en la nuca y en la frente.
El 10 de enero, sin el apoyo de los medios de propaganda
(antes llamados de comunicación), ni del gobierno, ni de nadie, hubo gente que
las recordó. Otra bocanada de aire fresco y limpio en el hedor francés.
Los kurdos siguen luchando y resistiendo en Kobani. Ya nadie
recuerda la historia de esta emblemática ciudad. Quienes defienden Kobani tan
vez desearían que toda la gente que ha salido a la calle con los cartelitos
hiciesen lo mismo con ellos, su ciudad y su lucha.
Por todos los combatientes de Kobani, por ellos y por ellas. Y por Sakine Cansız, Fidan Doğan y Leyla Söylemez.
El Lince
Por todos los combatientes de Kobani, por ellos y por ellas. Y por Sakine Cansız, Fidan Doğan y Leyla Söylemez.
El Lince
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