domingo, 19 de abril de 2015

El esplendor del fascismo ucraniano, el aplauso de Occidente y la respuesta en el Donbás


1.- Aprobada la ley que persigue la ideología comunista, así como sus símbolos, nombres de calles con pasado soviético y estatuas toca el turno a la persecución de todo lo que critique el régimen fascista de Kiev. Se están colocando en las ciudades vallas publicitarias en las que se indica cómo hay que conocer a los disidentes, se están buzoneando carteles con las mismas instrucciones y se dan números de teléfono para denunciar a los “prorrusos” y a los “separatistas”, además de a los comunistas. Estos son las vallas publicitarias y los carteles que aparecen en los buzones. Observad que el número de teléfono, de la Seguridad del Estado, es el mismo en unos y otros.



He traducido algo y dice que hay que denunciar a quien pida la entrada de tropas rusas o sugiera rendirse a Rusia, a quien haga propaganda de símbolos rusos, a quien denigre los valores de la lengua ucraniana, a quien hable sobre “amenazas inexistentes” (sic) a la lengua rusa en Ucrania –hay que recordar que el parlamento neonazi ha dicho que la única lengua oficial es el ucraniano-, a quien no critique a las repúblicas populares de Donetsk y Luganks, a quien proteste contra la movilización militar; a quien organice o promueva movilizaciones para provocar el derrocamiento del gobierno y a quien difunda “mentiras” como el odio interétnico. Como dice el cartel, las penas son de 7 a 12 años de cárcel.

Occidente aplaude estas genuinas expresiones de democracia y apoyo a los valores occidentales. Tomad nota: quien promovió y alentó movilizaciones para derrocar a Yanukovich, ahora lo rechaza. Que los ucranianos se olviden de esa cosa tan alabada por los valores occidentales y a la que llaman libertad de expresión. Imaginemos que algún día alguien llama a vuestro teléfono, dice que es una empresa encuestadora y vais y respondéis pensando que quien está al otro lado sólo se está ganando su sueldo -supongo que sabréis de qué hablo, con esas llamadas a cualquier hora para las cosas más peregrinas. Y supongamos que os dicen que es una encuesta de tal o cual empresa para saber qué opina de la situación en el Donbás, por poner un ejemplo, Y supongamos que la respuesta es que hay que negociar o que lo que pedían en un primer momento, que no era otra cosa que la federación, es justo. Separatista, denunciado. O que le preguntan sobre si hay que retirar o no los monumentos a Lenin y usted, jubilado y ex combatiente de guerra, dice que no. Comunista, denunciado. ¿Sigo? Y Occidente aplaude y defiende con ardor sus "valores", como se está viendo en Ucrania.

2.- Como consecuencia de ello, el primer lugar donde se está produciendo una denuncia masiva de comunistas, prorrusos y separatistas es en las universidades, como os dije aquí. Ya se han producido los despidos de 123 profesores sólo en la universidad de Odesa por estas razones. Aún está por producirse alguna reacción de las universidades europeas y su sacrosanta "libertad de cátedra"

3.- El parlamento ucraniano está discutiendo el “régimen jurídico de la ley marcial”, puesto que tiene previsto proclamarla en cuanto vuelva a agredir a las repúblicas populares y se reponga de la última paliza recibida en Debáltsevo (y es muy probable que sea para el verano). En este reglamento se reconoce que habrá “medidas de internamiento para los nacionales de un estado extranjero que amenaza con atacar o  lleva a cabo la agresión contra Ucrania”, es decir, se internará a los rusos en campos de concentración. Algo parecido a lo que hicieron los estadounidenses con los japoneses que residían en EEUU durante la II Guerra Mundial. Dado que los fascistas de Kiev no reconocen a los milicianos de Donetsk y Luganks como nacionales, sino que considera que son “invasores rusos” imaginaos dónde van a terminar si es que no les matan antes. Los fascistas se aman mutuamente, por lo que no deberían sorprender fotos como ésta. EEUU, la bandera de los nazis de "Sector Derecho" y la de Ucrania.


4.- Pasó desapercibido, pero también os dije aquí que el Servicio de Seguridad de Ucrania  va a actuar según las estructuras de los fascistas de la Organización de los Nacionalistas Ucranianos y del Ejército Insurgente de Ucrania, organizaciones que colaboraron con los nazis en la II Guerra Mundial y que mataron al menos a un millón de personas, de ellas 200.000 polacos. Al mismo tiempo, el SSU ha dicho que va a "depurar sus filas de traidores", es decir, que va a despedir a todos aquellos que hayan nacido antes de 1991 por considerarles "contaminados" o "tener simpatías" con la URSS o Rusia. 

 Ucrania se está hundiendo en el abismo, es un estado en bancarrota y la fascistización es imparable dado que cuenta con el beneplácito de Occidente. Un año después del Maidán, el 80% de la población está por debajo de la línea que marca la ONU de pobreza, que es de 5 dólares diarios, o sea, 3.750 grivnas al mes. A instancias del FMI, se va a privatizar "un primer paquete" de 342 empresas de energía, minería, petróleo, agrícolas y de transporte. El régimen neonazi reconoce que la inflación es del 34'5%, pero expertos del FMI apuntan a que la real es del 111%, como publicó el día 4 de este mes la revista Forbes, nada sospechosa de "prorrusa". 

Por el contrario, mientras el régimen fascista de Kiev alienta el derribo de las estatuas de la época soviética, lo que se lleva a la práctica de noche, tal vez por miedo a la reacción popular pese a las amenazas, en las repúblicas populares se reponen estos monumentos en las zonas liberadas. No es que sean comunistas los gobiernos, precisamente, pero sí respetan los sentimientos populares muy arraigados y profundamente antifascistas. Y en Donetsk y Luganks estos sentimientos tienen, también, mucho que ver con lo que supuso para ellos la URSS. Esta es la restauración de la estatua de Lenin en Novoazosk, a 112 kilómetros de Donestk, ciudad recuperada por las milicias en septiembre del año pasado.




El Lince

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