Alarma

La desobediencia se extiende como una mancha de aceite y ha desatado todas las alarmas en el Estado español. La iniciativa de la CUP de convocar una huelga general con el apoyo de la CGT, la CNT, la Intersindical Alternativa de Catalunya, la Coordinadora Obrera Sindical y la Intersindical-CSG ha logrado arrastrar al conjunto de la ciudadanía y las organizaciones de la burguesía y sus centrales (CCOO y UGT) no han tenido más remedio que apoyar la convocatoria aunque han hecho lo posible por acotar su contenido y sentido. Así, de huelga general se ha pasado a "paro nacional" y evidentemente ha sido seguido de forma abrumadora. Los puertos de Barcelona y Tarragona han parado totalmente su actividad, con lo que eso supone de imagen internacional.

Centenares de miles, millones de personas han salido a la calle en toda Catalunya en lo que es ya una de las señas de identidad de la rebelión ciudadana, agudizada por la represión con la que se intentó evitar el referéndum. Esto ha provocado una crisis política e institucional desconocida en el Estado español y está hundiendo un poco más el régimen neofranquista de 1978. El Estado canalla y sus partidos canallas, incluyendo a no pocos podemitas, no saben cómo parar la ola si no es con represión. Sobre todo, porque el civismo de quienes participan en la revuelta es la tónica generalizada.

Llamadme demagogo si queréis, pero estas dos fotos son las más ilustrativas de todo lo que ha ocurrido hoy. La fuerza y la razón para un mismo objetivo: parar el país.

Lo de hoy ha sido un clamor por la democracia, la dignidad y contra la represión.

Más hoteles de otras localidades están siguiendo el ejemplo de los hoteles de Calella: no quieren alojar a los represores.

Catalunya está en un momento decisivo, lidiando entre la independencia o la neoautonomía si las fuerzas más combativas no siguen empujando el proceso. El régimen neofranquista de 1978 está hoy más débil que ayer y hay que seguir empujando.

El Lince