Primera aproximación a los movimientos políticos internos en
el Donbás
La situación interna en el Donbás (o Nueva Rusia) es muy
fluida y no es fácil analizar desde fuera qué está ocurriendo realmente. Una
primera impresión os dejé aquí y, en síntesis,
era: que se intensifica la lucha de clases, que hay un debate entre ganar la
guerra o hacer la revolución, y que Rusia se está desmarcando de una tutela
directa sobre los dirigentes.
Yo no utilizo el nombre de Nueva Rusia, que es el que dan
los combatientes de las Repúblicas Populares de Donetsk y Luganks, porque no
tengo claro que sea así dado que no veo una decisión tomada sobre esta nueva
entidad estatal que sólo sería posible con una unidad política y militar entre
las dos repúblicas. Por eso utilizo la denominación de Donbás, la cuenta minera
que las engloba.
En los últimos días se están publicando cosas verdaderamente
alucinantes como ésta que induce más a la
confusión que aclara. O peor: es un llamamiento a la inacción. La guerra en el
Donbás se extiende a unos extremos que la progresía no llega a entender porque
no sale en los medios y la matanza es
mucho mayor que la de Gaza. Nos solidarizamos con unos y está bien, es casi
“políticamente correcto”, pero con otros… Somos vagos, no investigamos, no analizamos y así nos va.
Mientras me doy unos días para exponeros mi propio punto de
vista, aquí os dejo un artículo que merece la pena leer con detenimiento y que,
comparado con el alucinante análisis de que os hablaba, no tiene nada que ver.
El primero es de alguien que sólo habla del asunto, algo, poco y mal, por
internet. El segundo es de alguien que no sólo está cerca, sino que también
sobre el terreno y, por lo tanto, sabe. Los subrayados son de la página original del
artículo http://dedona.wordpress.com/2014/08/17/la-republica-popular-entre-las-milicias-y-los-oligarcas-boris-kagarlitskiy/
La República Popular, entre las milicias y los oligarcas»
Boris Kagarlitskiy
[Nuestro colega el
sociólogo ruso y miembro del Frente Popular de Resistencia Boris Kagarlitsky,
acaba de publicar en rabkor.ru este artículo que nos apresuramos a traducir y
dar a conocer. Es del máximo interés pues ofrece una interpretación muy grave
de los acontecimientos de los últimos días en los que la victoriosa defensa de
las tropas republicanas de Novorossia ha ido acompañada de un terremoto
político en la retaguardia con la dimisión del coronel Strelkov y la entrada en
escena del oligarca Akhmetov. Kagarlistky ofrece luz sobre algunas de las
claves de la lucha política en la retaguardia donde las tensiones de clase son
cada día más fuertes. Sociología Crítica]
Fuente: La República Popular, entre las milicias y los oligarcas
Boris Kagarlitskiy, el 16 de agosto, 2014, en rabkor.ru
Boris Kagarlitskiy, el 16 de agosto, 2014, en rabkor.ru
[Traducción de
Sociología Crítica]
1. La guerra entre el
Gobierno de Ucrania y la República de la Nueva Rusia [Novorossya] se está
convirtiendo progresivamente en una guerra de posiciones. Los recursos en ambos
lados están muy mermados, las reservas de lucha se agotan, pero como la
República Popular se defiende contra un régimen en Kiev que cuenta con más
medios, el curso de los acontecimientos [que estamos viendo] pueden ser
considerados como un presagio de la victoria republicana. La bien conocida
máxima «un gobierno tiene que ganar, a los rebeldes les es suficiente con no
perder», se cumple a la perfección en este caso. El deterioro de la situación
económica en Ucrania, la creciente desmoralización de los seguidores del
régimen de Kiev y el desarrollo gradual del movimiento partisano en los
territorios controlados por ellos, son heraldos de la aproximación de una nueva
fase de la guerra civil que va claramente más allá de las operaciones en el
Sur-Este.
2. A mediados de
agosto se puede ya hablar con propiedad del fracaso de la última operación de
ofensiva [«definitiva»] emprendida por el ejército de Kiev, muy posiblemente la
última que pueda montar en verano. Es significativo que, como en el ataque
anterior, los principales medios de comunicación occidentales, oculten cuidadosamente
al lector toda la información sobre esta guerra tras anunciar el inminente
éxito del ejército gubernamental. Como la última vez, después de estas
previsiones optimistas, se hizo el silencio. El segundo ataque fracasó
exactamente con el mismo escenario del primero: las tropas atacantes fueron
separadas de sus bases y acabaron embolsadas. La victoria virtual se convierte
en la realidad en un verdadero desastre. La guerra no se puede ganar en el
espacio de la información, sino sobre el terreno.
3. Todo apunta que
militarmente comienza a haber muchas razones para hablar de perspectivas
positivas de supervivencia de la República Popular de Nueva Rusia. Sin embargo,
simultáneamente a los éxitos militares se desarrollan crisis políticas y
administrativas que generan nuevos peligros tal vez igual de graves, si no más,
que los que representaron las ofensivas militares de las fuerzas
gubernamentales.
4. En las últimas
semanas ha sido sustituido todo el liderazgo de las repúblicas de Donetsk y
Lugansk. Más inesperada y significativa fue la renuncia del comandante de la
milicia, el coronel Igor Strelkov. La noticia se explicó de acuerdo con el
tradicional estilo soviético de informar sucintamente sobre un hipotético
«cambio de destino» y se produjo durante una de sus visitas a Moscú, lejos de
sus soldados.
5. La destitución de
Strelkov es la aparente venganza de ciertas fuerzas del Kremlin a la grave
derrota política que los líderes de la Milicia Popular les infligieron a
principios de julio. Como ustedes saben, después de dos meses de heroica
defensa en Sloviansk, la milicia rompió a través del anillo de tropas
ucranianas y marchó a Donetsk, donde ciertos políticos conectados con el
Kremlin estaban planeando llegar a ciertos acuerdos con el gobierno de Kiev.
[La Brigada Slavianks de Strelkov] tomó el control de las estructuras de poder
[en Donetsk] y de las fuerzas locales. No hubo represalias contra los
conspiradores pero todos los que habían estado en contacto con Kiev tuvieron
que presentar su renuncia por escrito y marchar en dirección a Moscú o Kiev.
Esto se produjo en un contexto de creciente radicalización política del
movimiento [republicano]. En agosto, se publicó una carta colectiva de la
milicia popular demandando en la práctica que se plasmase en medidas concretas
en Donetsk y Lugansk, el carácter Popular y social de la República,
nacionalizando las propiedades de los oligarcasy haciendo reformas a favor de
los intereses de los trabajadores. El Consejo Supremo ha sido encabezado por
Boris Litvinov, un comunista que rompió con la dirección oficial del
partido. Se aprobó una ley que derogó la comercialización de la sanidad
empezada por el anterior gobierno y han sido promovidos tímidos intentos de
proseguir con la nacionalización.
6. Por su parte, los
analistas políticos cercanos al Kremlin emprendieron el acoso de Strelkov en
los medios de comunicación rusos. Se entiende el enfurecimiento por parte
de los funcionarios y propagandistas acólitos moscovitas: mientras ellos, sentados
en sus cómodas oficinas, estaban haciendo planes y tejiendo intrigas, la gente
que se encontraba en el frente de los acontecimientos hacía por sí misma la
historia, sin preguntar su opinión.
7. Paradójicamente,
Igor Strelkov, a pesar de su simpatía por la monarquía pre-revolucionaria y la
nostalgia por el imperio ruso, fue la figura que más ha contribuido a la
radicalización del proceso. El líder de la milicia se hizo famoso no sólo por
la honradez y la sinceridad (recuérdense sus informes militares detallados
acerca de sus propias dificultades y fracasos, en agudo contraste con las
afirmaciones de la propaganda de Moscú y Kiev). El instinto político empujó a Strelkov, en
contraste con sus propios prejuicios ideológicos, a apoyar y mantener la
transformación social y política. Él y sus colegas han subrayado en repetidas
ocasiones que no van a permitir que la Novorossia se convierta en una segunda
edición de la Ucrania antes de Maidán, lo cual contradecía totalmente a la
estrategia del Kremlin, que buscaba exactamente esto.
8. A diferencia de
otros líderes de Donetsk y Lugansk, que repetidamente viajaban a Moscú para
pedir ayuda (en su mayor parte, en vano), el comandante de la milicia Strelkov
se encontraba en el frente con sus tropas, donde, como se ha podido comprobar
en la práctica, estaba políticamente mucho más seguro que en los pasillos del
poder moscovita.
9. Cómo fue atraído
Strelkov a Moscú y qué hicieron para arrancarle una declaración de renuncia
«voluntaria» (si es cierto que la ha hecho), es algo que sólo podemos intentar
a adivinar. Tal vez fue amenazado con el cese completo de los suministros rusos
al territorio liberado de Novorossia. La dependencia de las Repúblicas
Populares de los suministros externos es, en gran parte, el resultado de la gestión
incompetente de las personas cesadas por Strelkov en julio y principios de
agosto, que no pudieron o no quisieron organizar la economía y la logística
para establecer una distribución normal de los recursos, de manera que para el
agosto se creó una situación en la que, sin suministros externos de alimentos y
municiones, a las repúblicas les amenaza un colapso. Lo más probable es que los
intrigantes del Kremlin hayan presionado en este sentido para lograr la
neutralización de Strelkov.
10. De
un modo o de otro las fuerzas conservadoras tomaron la revancha: el jefe
militar de Donetsk ha sido cesado. Para una serie de puestos clave han sido
designadas personas que son sospechosas de tener vínculos con los oligarcas.Estos
mismos días Oleg Tsarev, un político ucraniano que no representa a nadie,
estuvo enseñando en Moscú “la nueva bandera de Novorossia”, que no se sabe
porque representa la vieja bandera imperial invertida cabeza abajo (obviamente
en contraste con la bandera bajo la cual luchan los milicianos: de color rojo
oscuro y con la cruz de San Andrés).
11. Estos días en la
prensa rusa se escribe ya abiertamente sobre el acuerdo alcanzado entre los
funcionarios de Moscú y el oligarca ucraniano Rinat Akhmétov. Siguiendo las
mejores tradiciones del «antiguo régimen», la burocracia del Kremlin ha
decidido conceder a su nuevo vasallo los territorios liberados a cambio de su
mediación en las relaciones con Kiev y, a largo plazo, con el Occidente. Al
mismo tiempo, se avivan contactos entre diplomáticos rusos y ucranianos que
discuten animadamente sobre el destino del Sur-Este. En un contexto dominado
por el fracaso militar de la última ofensiva y las crecientes dificultades
internas de Kiev bien podría salir de ahí algún tipo de acuerdo.
12. La única cosa que
no han tenido en cuenta los autores de este guión, es la opinión de la
población de Novorossia y Ucrania, el sentimiento de la gente en Donetsk y la
lógica general del proceso revolucionario en que se va involucrando paulatinamente
la sociedad rusa. Los milicianos y activistas, que bajo las bombas construyen
un nuevo estado, ya no serán títeres movidos por voluntad ajena,
independientemente de dónde, en Moscú o en Kiev, sean adoptadas las decisiones
ajenas a sus intereses. La simpatía idealista hacía una Rusia abstracta, que
caracterizó los primeros meses de la sublevación en Novorossia, ahora
claramente está siendo reemplazada por la creciente hostilidad hacia los
funcionarios del Kremlin, a quienes los partidarios de las Repúblicas acusan de sabotaje y
traición. Estos mismos sentimientos están creciendo en avalancha y en la propia
Rusia. En cuanto a Igor Strelkov, está siendo reemplazado por un nuevo grupo de
los señores de la guerra, que, en gran parte, siguen su ejemplo, siendo mucho
más radicales y estando mucho más a la izquierda.
13. Con todo tipo de
intrigas administrativas, chantajes y manipulaciones se pueden lograr éxitos
tácticos y apartar de la escena a una figura importante, pero es imposible
detener el proceso de despliegue creciente de una crisis revolucionaria.
Boris Kagarlistky /
rabkor.ru / 16/08/2014
Una forma de ilustrar las contradicciones en que se está
peleando es este vídeo. No vais a entender mucho porque no está traducido, pero
es la historia de un padre (que rememora sus recuerdos soviéticos) y un hijo
que combaten en la misma unidad de la milicia. Aparecen varios referentes
visuales a tener en cuenta: el vídeo aparece patrocinado por la que la oligarquía
quiere que sea la nueva bandera de Nueva Rusia, la zarista invertida (franja
negra, amarilla y blanca), los milicianos pelean con la bandera que ellos
consideran suya (roja con la cruz de San Andrés) y están en un lugar emblemático
para la memoria soviética, como se ve con las rocas pintadas de rojo con la hoz
y el martillo.
El Lince
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