miércoles, 10 de diciembre de 2014

Érase una vez... los Objetivos de Desarrollo del Milenio

Aquí de nuevo, tras este paréntesis por el viaje y nada mejor que comenzar con un cuento. Un cuento que tiene que ver con algo que leí ayer.  Un cuento para niños repetido hasta la saciedad por políticos, economistas, "solidarios", ONGs...

Érase una vez un mundo en el que todo era bonito y Occidente se había puesto las pilas para "erradicar la pobreza". Comenzaba el siglo XXI y parecía que el futuro no se iba a parecer en nada al pasado porque, al final del cuento, todos íbamos a ser felices y a comer perdices. Ese final del cuento tenía fecha, 2015 y se iba a llegar a él a través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

¡Ah, qué tiempos aquellos! Ya no existía el muro de Berlín, había desaparecido el "socialismo realmente existente" y el capitalismo podía mostrar su cara humana. Corría el año 2000 y todos se las prometían felices. Tanto, que se establecían unos objetivos y compromisos que hasta entonces, por aquello del comunismo, que era el objetivo principal a batir, no se habían tenido en cuenta. Eran "efectos colaterales", esa expresión inventada con tanta fortuna por la OTAN al hablar de las víctimas civiles de sus bombardeos en la guerra contra Yugoslavia. Unas víctimas colaterales que eran necesarias para alcanzar el objetivo principal y a quienes, una vez alcanzado ese objetivo principal, se podía ayudar porque ya no había miedo de que se hiciesen comunistas.

Como digo, desaparecida la amenaza del comunismo se podía erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal,  promover la igualdad de sexos y el empoderamiento de la mujer,  reducir la mortalidad en los niños menores de 5 años,  mejorar la salud materna,  combatir el sida, la malaria y otras enfermedades,  garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y  fomentar una alianza mundial para el desarrollo. Estos eran los famosos Objetivos de Desarrollo del Milenio. ¡Ah, qué bonito era todo!

Lástima que se pusiese en manos del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio, junto a los gobiernos, el rol principal para alcanzar esas metas,. Los mismos que habían provocado el desastre que se intentaba paliar eran los encargados de arreglar el desaguisado. Tal vez alguien bien pensante diga que mejor eso que nada en aras del realismo y de lo posible. Entonces habría que recordar a esa persona algo que dijo Albert Einstein: "nunca se puede solucionar un problema con la misma racionalidad que originó el problema". O más a lo castizo: no se puede poner la zorra al cuidado del gallinero.

Pues bien, ya estamos casi en 2015 y vemos los resultados: nada de nada o, para ser más precisos, muy poco. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio son un fracaso se mire como se mire. Y si sois de los crédulos, de quienes piensan que este es el camino y chorradas semejantes no tenéis más que iros a lo que acaba de decir UNICEF: el año 2014 ha sido devastador para los niños. Sólo con esta afirmación los famosos y propagandizados ODM no son más que humo, pese al marketing. Un fracaso se mire por donde se mire.Tanto que ahora el Secretario General de la ONU acaba de anunciar un nuevo plan hasta el 2030. Este nuevo plan se llama "Elcamino a la dignidad en 2030: acabar con la pobreza, transformar todas lasvidas y proteger al planeta" que recoge todos y cada uno de los objetivos anteriores y, como no se han logrado, hay que seguir mareando la perdiz y engañando al personal sobre la bondad del capitalismo.

Porque conviene hacerse unas cuantas preguntas simples y tontas ¿cómo se va a reducir la pobreza si se continúa dando carta blanca al FMI o al BM para que impongan a los países y pueblos unos planes económicos y sociales que sólo han servido en estos 15 años de los pomposos Objetivos de Desarrollo del Milenio para garantizar que los países deudores cumplen con los pagos que exigen los acreedores y sus políticas relacionadas con el pago de la deuda externa que han llevado a muchos países a la hambruna, al desmantelamiento de sus estructuras sanitarias y educativas? No estoy hablando sólo del llamado Tercer Mundo o países del Sur, sino ya del mismo Norte. ¿Hablamos de Grecia. de Portugal o del mismísimo estado español (España, para los de otras latitudes)? Resulta que donde se han mejorado los indicadores de todos estos ODM ha sido en los países "raros", donde se están desarrollando procesos emancipatorios diferentes a los rígidos sistemas capitalistas, y me estoy refiriendo en concreto a Bolivia. También ocurrió con la Venezuela de Chávez, por cierto.

Supongo que no hace falta recordar el bochornoso papel de los países capitalistas, tan preocupados por lograr los ODM, con el ébola. Os recuerdo aquí lo que decían tanto EEUU como el FMI y el BM sobre esta enfermedad y la forma de combatirla. El ébola es una muestra, bien visible, del cuento para niños occidental que nos vuelven a contar ahora, por mucho que lo sancione la ONU. Y con el ébola hay un país que es la antítesis de todos estos cuentos para niños: Cuba. Desde luego, en este país sí están cumplidos todos y cada uno de los ODM. Y sin necesidad de plazos.


El Lince



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