Ganar la batalla, continuar la guerra
Hoy es el día. Hoy Grecia vota y he dicho que apoyo el “no”.
Ocasional y consciente de las circunstancias. Hay que recordar a Protágoras cuando dijo que “el hombre es la medida de todas las cosas”.
Grecia está optando entre el dilema de si el hombre es la medida de todas las
cosas o lo es el dinero.
Syriza ya no tiene ilusiones, la gente ya no tiene
ilusiones. Syriza es socialdemócrata y se ha comportado como tal, aceptandotodas y cada una de las propuestas de “las instituciones”, antes llamadastroika, aunque con muy suaves matizaciones. Syriza nunca ha estado dispuesta a
jugar las dos grandes bazas que tiene, la salida del euro y la salida de la
OTAN. La troika siempre ha sido consciente de ello, por lo que ha actuado en
consecuencia. El referéndum no es más que el intento de legitimar “democráticamente”
el acuerdo menos malo: optar entre la muerte y la amputación. Syriza no es que
sea débil, que lo es; es que ha elegido ser débil, por lo que ha agravado las
dudas de la población griega.
El voto “no” forma parte de la batalla, una batalla en la
que ocasionalmente hay que estar junto a Syriza. Pero hasta ahí. Si se gana la
batalla, de inmediato hay que continuar la guerra. Incluyendo a Syriza.
Syriza puede que considere que si gana el “no” cuenta con el
apoyo incondicional del pueblo y hacer como cuando un barco cambia de rumbo:
aparentemente avanza pero lo que hace es trazar un círculo para volver al mismo
punto donde decidió cambiar de rumbo. Eso es el referéndum. Syriza puede
considerar, si gana el “no”, que está legitimada para volver a donde estaba
cuando decidió aceptar todas y cada una de las propuestas de la troika, aunque
matizando ligeramente algunas. Eso es lo que hay que impedir. Si se gana la
batalla, hay que continuar para ganar la guerra. Y eso incluye combatir contra
Syriza y lo que representa con más denuedo que hasta ahora porque ya se habrá
producido una derrota de la troika.
La UE intentó silenciar el informe del FMI que reconoce que
la deuda griega es impagable, que hay que ir a una quita que Syriza establece
en el 30%. Es decir, que es la propia Syriza la que establece lo que hay que
pagar y lo que no, descargando del peso de la decisión a “las instituciones”. Syriza no quiere aprovechar un informe
demoledor –y habrá que analizar por qué EEUU presionó para que se conociese
precisamente ahora, antes del referéndum, en contra de lo que pretendía la UE- para desacreditar al FMI, al Banco Central
Europeo y a la Comisión Europea. Tras este informe son entidades sin credibilidad
alguna, si es que tenían alguna. Pero Syriza sale en su defensa estableciendo
un tope para la quita, la tercera parte. Solo la tercera parte.
Pero es que, además, este informe es determinante para
España, para Portugal, para Irlanda porque pone de manifiesto que todo lo que
se ha hecho, la destrucción de los sistemas públicos de salud, educación,
trabajos era perfectamente evitable. Al no insistir en el impago de la deuda,
Syriza es corresponsable de todo ello.
No hay otra salida
que abandonar el euro. El empecinamiento de Syriza en seguir en el euro es
suicida. Es garantizar el desastre financiero y económico a corto, medio y largo plazo bajo la
apariencia del pan para hoy aunque sea hambre para mañana. Syriza no sólo es socialdemócrata, sino euro-fanática. Dentro de Europa hay muchos países que
mantienen su moneda y no pasa nada. No se han derrumbado ni están en la
bancarrota. Incluso Grecia podría aprender de su enemigo Turquía, que no está
en la UE, mantiene su moneda y crece económicamente (no voy a entrar en otros
parámetros políticos o económicos, sino que sólo menciono lo mismo que otros
hacen con el euro, que sin el euro sería la quiebra lo que no es real en
absoluto). Por ejemplo, Dinamarca mantiene
su moneda, la corona, y no pasa nada. Por ejemplo, Rumanía mantiene su moneda,
el leu, y no pasa nada. Es más, según los parámetros capitalistas incluso Rumanía
ha crecido el doble desde que está en la UE mientras que Grecia ya vemos dónde
está con el euro. No han caído sus exportaciones, al contrario.
En la zona euro sólo hay un ganador: Alemania. Que los
abuelos y abuelas griegos no puedan cobrar sus pensiones se debe únicamente a
que los bancos alemanes han sido salvados de las pérdidas porque se han
descargado estas pérdidas en los griegos, por ejemplo. Por eso Grecia debe
abandonar el euro. Y lo mismo vale para otros países como España o Portugal.
El Lince
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