Sigo preparando el terreno para abordar las conversaciones sobre Siria, Ginebra 3. Las cosas no van nada bien para los extremistamente moderados o moderadamente extremistas. Hay muchos mapas circulando por ahí, pero he elegido uno elaborado por los rusos porque de todo lo que he visto me parece que refleja con gran exactitud la correlación de fuerzas en este momento.
La zona naranja es la que controla el gobierno sirio, la gris clara la de los extremistamente moderados o moderadamente extremistas patrocinados por Occidente y sus vasallos, la gris oscura es la que está bajo la influencia de la organización llamada Estado Islámico y el negro es lo que controla realmente este grupo. La diferencia entre el control y la influencia reside en algo muy poco conocido: son zonas semidesérticas o desierto directamente y en ellas hay muy poca población, salvo la zona norte, en la frontera con Turquía y donde se está centrando ahora la ofensiva del Ejército Árabe Sirio. La parte amarilla es la zona que controlan los kurdos y la verde es donde en estos momentos Turquía está desarrollando su ofensiva de limpieza étnica contra los kurdos turcos.
Es muy significativa la pérdida de terreno en el sur del país, en la frontera con Jordania, por parte de los extremistamente moderados o moderadamente extremistas. La captura esta semana por el EAS, con la cobertura de Hizbulá, de la estratégica ciudad de Sheik Miskin ha provocado un rápido desmoronamiento de estos grupos porque todas sus rutas de suministro han quedado cortadas y ha permitido que se haya lanzado una rápida ofensiva sobre Daraa, justo en la frontera con Jordania. En cuanto se recupere esta ciudad, el llamado "Frente Sur" de los extremistamente moderados o moderadamente extremistas, en concreto del denominado Ejército Libre de Siria, pasará a la historia. Pero también de organizaciones como el Frente Al-Nusra y el Ejército del Islam, que han colaborado con el llamado ELS en su intento por defender la ciudad de Sheik Miskin.
He de reconocer que me lo paso muy bien leyendo a los extremistamente moderados o moderadamente extremistas y a sus panegiristas occidentales, como los británicos. Se inventan unas historias increíbles, como la que causó la pérdida, para ellos, de Sheik Miskin y que achacaron, y es literal, a que "dos terceras partes de las fuerzas del régimen [sirio] estaban compuestas por iraquíes, iraníes, libaneses y palestinos". La participación de Hizbulá en la recuperación de Sheik Miskin está acreditada, y recuerdo que no pierde una batalla desde marzo del año pasado, mientras que la de las otras organizaciones no. Ahora bien, supongamos que es cierto que había palestinos, que los hay, participando en la batalla por la recuperación de la ciudad. Eso debería hacerles pensar, supongo, porque ya os dije que sí, que los palestinos están luchando con el gobierno sirio.
También hay que decir que desde hace un tiempo les llega cada vez menos material a través de Jordania, que parece ser el primer país árabe que se ha dado cuenta de cómo están las cosas y está fortaleciendo en control de su frontera. De hecho, ayer se celebró en Moscú una reunión entre los ministros de Defensa de Rusia y Jordania. Que se celebre justo antes de las conversaciones de Ginebra no es una simple coincidencia. Tengo la impresión de que ya hay una clara sensación de quién es el vencedor de esta guerra, y no son los extremistamente moderados o moderadamente extremistas.
Junto a la recuperación de Sheik Miskin, y el claro avance en el sur, se está produciendo otro a mucha mayor velocidad en el norte, en las provincias de Latakia y Alepo. Ya os lo adelanté cuando contaba cómo tras la recuperación de la ciudad de Salma, los extremistamente moderados o moderadamente extremistas corrían dispersos por las colinas. Ahora mismo hay dos tenazas que se están cerrando sobre ellos en estas provincias, una por el sur -y que se ejemplifica con la recuperación de la ciudad de Rabia- y otra por el este con la recuperación de la ciudad de Al-Afesh, donde se sitúa la principal central térmica de Alepo. Comparad la situación hace diez días y ahora.
La cosa pinta mal, muy mal, para los extremistamente moderados o moderadamente extremistas. En todos los frentes están ahora mismo en desbandada. Las conversaciones de Ginebra pueden darles un poco de oxígeno, pero dudo mucho que se llegue a corto plazo a un alto el fuego, tal y como reclaman. Salvo que lo impongan tanto Rusia como EEUU. Sin ese alto el fuego, el tiempo corre a favor del gobierno sirio porque cada día avanza más, consolida sus posiciones y recupera el control de nuevas ciudades.
El Lince
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