Hay dos cuestiones en América Latina que merecen atención: Brasil y Colombia. Me decanto por Brasil porque, a mi juicio, tiene una mayor importancia y porque las cosas están yendo bien para la izquierda, segmento en el que no coloco al PT aunque haya criticado el golpe contra Dilma.
Estuve allí hace unos ocho años haciendo un trabajo sobre los pueblos indígenas (originarios) y cuando vi cómo el PT de Lula (era el presidente entonces) utilizaba los mismos argumentos que los gobiernos anteriores para negar los derechos a estos pueblos y a reconocer sus tierras ancestrales el mito empezó a caer. En esa época había conflictos indígenas en prácticamente todo el país: Mato Grosso, Bahía, Pernambuco, Roraima... y el PT se encontraba entre dos fuegos: el de la oligarquía terrateniente y el de los indígenas. Apostó por los primeros. Supongo que a quienes lean ésto desde Brasil les sonará el conflicto de Raposa-Sierra do Sol, donde se terminó la "política de bellas frases" del PT (como decían los indígenas) y quedó al descubierto el tipo de partido que era y de prácticas políticas que hacía.
Volver a Europa y comentarlo no se podía. El PT no sólo era ensalzado sino que era el gran referente de gobierno para la izquierda. Lula era un dios y el PT el instrumento "del cambio". El PT era el referente sin discusión y no sólo para América Latina. Todo el mundo iba encantado a Sao Paulo, a Porto Alegre y a sus múltiples foros. Por no entrar en detalles sobre mi estancia allá y el tema, que he ido siguiendo desde entonces, diré simplemente que el PT ha estado dando una de cal y tres de arena en el tema indígena. Por eso no fue nada sorprendente que Dilma Rousseff nombrase a una terrateniente, con grandes intereses ganaderos, como ministra del ramo y que esta sujeta fuese, sin tapujos, una virulenta opositora de los derechos de los pueblos indígenas sin que el PT le hiciese la más mínima crítica.
No voy a insistir en lo que ya he dicho del PT, especialmente durante la etapa de Dilma. Pero las elecciones municipales que se acaban de celebrar merecen atención puesto que el PT ha perdido más de la mitad de las alcaldías que tenía. Al mismo tiempo, las diferentes expresiones que hay a la izquierda del PT se han fortalecido.
Dado lo prolijo que es hablar de todas estas organizaciones creo que hay que destacar el papel del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), que está recogiendo gran parte del descontento que ha generado el PT. Dos alcaldías emblemáticas están ahora a su alcance en la segunda vuelta de las elecciones, que serán a finales de mes: la de Belém (2'2 millones de habitantes), donde ha logrado el 29`5%, en coalición con otros tres partidos, y la de Río de Janeiro (6'3 millones de habitantes), donde ha conseguido el 18'26%, en alianza con el PCB. En otros ayuntamientos ha ocurrido lo mismo, pero éstos son los más importantes.
Además, en otras localidades, con Porto Alegre como la más emblemática, ha demostrado que es ya el referente para la izquierda revolucionaria en Brasil colocándose muy cerca del PT. Aquí el PT, pese a ir en coalición con el Partido Comunista do Brasil (PCdoB, no confundir con el PCB), ha logrado el 16'3% mientras que el PSOL, que iba en solitario, ha logrado el 12'06%. Y eso a pesar de que en no pocos municipios se ha impedido la presencia de los y las (más las que los) candidatos del PSOL en los debates electorales organizados por diferentes sectores públicos o privados.
El PSOL fue fundado en 2004 por disidentes del PT ante la deriva neoliberal que ya venían tiempo denunciando, casi desde el mismo momento en el que Lula ganó las elecciones presidenciales en 2002. La ruptura se produjo cuando en aras de la "gobernabilidad" (a ver si os suena el discurso) el PT buscó alianzas, permanentes o coyunturales, con los partidos de derechas y ex presidentes como José Sarney y Fernando Collor de Mello. Estos partidos son los que ahora le han dado el golpe parlamentario.
Como es lógico, no es para tirar cohetes pero la referencia única del PT está comenzando a desaparecer y a un ritmo acelerado. Aunque el PT mantiene 250 alcaldes y 2.795 concejales, la pérdida de poder municipal indica que en caso de elecciones generales adelantadas, como viene preconizando desde el golpe que sacó a Dilma de la presidencia, no va a tener los resultados que presagiaba. La gente ha votado más en contra del PT y de sus prácticas clientelares de gobierno que por cuestiones ideológicas, mientras que a su izquierda hay un interesante reagrupamiento que a poco que se consolide tiene el campo abonado para avanzar y crecer.
El PT está ahora en una curiosa tesitura, puesto que en Belém y en Río de Janeiro está obligado a votar por la candidatura del PSOL, un partido que le ha fustigado con dureza por sus devaneos con la burguesía que le ha terminado desbancando. El que un partido que se proclama abiertamente socialista, que habla públicamente de destruir el capitalismo y que dice sin sonrojo que "el sistema económico capitalista es destructivo y egoísta", se haya colocado en esta posición indica el nivel de hastío que hay con el PT y lo que este partido representa en la actualidad para la izquierda brasileña.
El PSOL no ha buscado en ningún momento el cobijo ni la colaboración con el PT sino con otras expresiones más a la izquierda. Con dos de ellas, el Partido Socialista de los Trabajadores Unificado y el Partido Comunista Brasileño (PCB) ha formado el Frente de Izquierdas, con el que ha concurrido a estas elecciones en varios municipios. Como he dicho, el campo está abonado en Brasil para que la izquierda revolucionaria crezca.
Por cierto, ¿sabéis qué se ha gritado en alcaldías que la derecha clásica ha arrebatado al PT? Un esclarededor "Menos Marx, más mises". En Porto Alegre, por ejemplo. Y lo han hecho los niñatos y niñatas, blancos, blancas, por supuesto, que no tienen reparo en reír chistes como éste: "¿Por qué el negro pobre recibe más ayuda que el blanco pobre? Porque es más burro el negro que el blanco".
En este Brasil, muchas de las candidatas del PSOL son mulatas o negras. Su sola presencia les indigesta a los niñatos, a las niñatas el triunfo.
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Dos años de la matanza de Ayotzinapa (México). Aún impune, aún desaparecidos.
El Lince
En Costa Rica, de los pocos comunistas que hay, la mayoría son trostkistas muy influenciados por sus pares brasileños. No digo que sea bueno, pero es lo que hay.
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