Catalunya
Otra vez lo han vuelto a hacer, otra vez han vuelto a
reivindicar su derecho a la libre autodeterminación como pueblo. Dicen que han
sido casi 2’5 millones los que han votado a pesar de que la votación había sido
prohibida por el Gobierno español y ninguneada como “antidemocrática” e ilegal.
Ahora resulta que votar es “antidemocrático”, y lo dice el mismo Gobierno que
envió soldados a Bosnia, a Kosovo y a otros lugares, como os decía aquí.
Por encima de amenazas y prohibiciones, la ciudadanía de
Catalunya ha vuelto a expresar que quiere ser independiente. Eso quiere decir
que fue un acto de desobediencia civil y política que ahora tiene que
concretarse en una real desobediencia civil y política que vaya más allá de los
gestos y de los símbolos como la votación de ayer: tiene que ser efectiva y
eficaz. A todos los niveles.
Os recuerdo que la legislación internacional dice que "Todos los
pueblos tienen derecho a la libre autodeterminación, en virtud de este derecho
determinan libremente su condición política y persiguen libremente su
desarrollo económico, social y cultural”. Articulo 2 de la Resolución 1514
de la Asamblea General de la ONU denominada "Declaración sobre concesión de
independencia a países y pueblos coloniales". El derecho internacional que recoge la carta de la ONU se centra en
tres grandes pilares: los derechos fundamentales, la libre autodeterminación y
la resolución pacífica de controversias.
Está claro que no se respetan y que a la burguesía sólo le preocupan los derechos fundamentales individuales y no los colectivos porque les asustan los pueblos. Sobre todo, los pueblos que construyen su futuro al margen de las directrices y valores occidentales. Catalunya se sitúa en ellos, pero aún así se rechaza su derecho a autodeterminarse. Por lo tanto, sólo queda el camino de la desobediencia civil y política, una revuelta contundente y radical contra este sistema capitalista.
Está claro que no se respetan y que a la burguesía sólo le preocupan los derechos fundamentales individuales y no los colectivos porque les asustan los pueblos. Sobre todo, los pueblos que construyen su futuro al margen de las directrices y valores occidentales. Catalunya se sitúa en ellos, pero aún así se rechaza su derecho a autodeterminarse. Por lo tanto, sólo queda el camino de la desobediencia civil y política, una revuelta contundente y radical contra este sistema capitalista.
Y un poco de historia y de crítica a la burguesía catalana a través de un vídeo de una organización que cuenta con todas mis simpatías: la CUP (Candidatura d'Unidat Popular). Pinchad en subtítulos para el castellano.
El Lince
No hay comentarios:
Publicar un comentario