sábado, 14 de enero de 2017

Fría realidad

Hace mucho tiempo que no hablo de Ucrania y esta página la inicié ante el hartazgo y el hastío por la inacción de la pretendida izquierda con la agresión al Donbás y la nazificación de Ucrania. El mismo payaso español, gurú de los wahabiés seculares (antes llamados "progres"), que filosofa sobre la "revolución siria" y sataniza a Assad y a Putin defendió a los neonazis del Maidán y, también, satanizó a Yanukovich y Putin. Ahora sigue con sus gilipolleces sobre Siria (arropándose con "arabistas"), pero está callado sobre Ucrania. Mejor.

1.- Este invierno está siendo particularmente duro en Ucrania. Los neonazis de Kiev han animado a la población para que haga uso de la leña para calentar las casas debido a que las reservas de gas están en niveles muy bajos. El inventario actual, de la propia junta neonazi que gobierna el país, indica que Ucrania sólo tiene 11'2 millones de metros cúbicos de gas, insuficientes para lo que resta de invierno. Eso ha hecho que la empresa que lo maneja, Naftogaz, haya tenido que realizar una campaña a la población avisando que "no está en condiciones de garantizar ni el tránsito ni un suministro estable de gas a los consumidores". Es decir, que los ucranianos van a tener gas sólo unas ciertas horas al día y tal vez no todos los días de la semana. Se llevan tres semanas de invierno y ya han muerto 40 personas por frío en sus casas, un buen logro de los neonazis.

Supongo que sabéis que Ucrania se niega a pagar a Rusia la deuda contraída por el suministro de gas, que supera los 3.000 millones de dólares, y que por esa razón ya no tiene tantos descuentos en el precio como tenía y que la Unión Europea pretendía presionar a Rusia para que los mantuviese (y eso que la UE mantiene desde hace tres años las sanciones a este país). Incluso el FMI no dudó el saltarse sus propias reglas (con Grecia fue muy duro y muy blando con Ucrania) para conceder un crédito a los neonazis de Kiev con el que pagar algo de esa deuda -las normas del FMI indican que no se pueden conceder nuevos créditos a un país si un acreedor reclama una deuda impagada-. Ni aún así los neonazis pagaron. Eso sí, los oligarcas se han seguido enriqueciendo.

Rusia ya ha dicho que de seguir así las cosas en 2019 se pensará si sigue suministrando gas a Ucrania y si sigue utilizando a este país como ruta de tránsito del gas que vende a Europa. Para esa fecha ya tiene que estar operativo el gasoducto "Corriente Turca", por lo que Ucrania pierde la única baza con que cuenta para chantajear a la UE.

2.- La alternativa al gas en Ucrania es tradicionalmente el carbón que en su mayor parte se extrae del Donbás. Tanto desde Donetsk como desde Luganks se ofertó a la junta neonazi comprar el carbón allí producido, pero los neonazis se negaron. Las dos repúblicas populares, que se rebelaron contra los neonazis tras el Maidán, están recuperando la producción de carbón a los niveles de antes de la guerra. Ante la negativa ucraniana, la mayor parte de ese carbón va para Rusia.

Al mismo tiempo, el Donbás ha puesto en funcionamiento su propia empresa distribuidora de gas, Donbassgaz, por lo que no depende de Ucrania para nada en este aspecto. Un paso más hacia la añorada independencia. El gas y el carbón del Donbás hace que la mayoría de los hogares de Donetsk y Luganks estén más calientes que los de Ucrania y que el precio de esta energía sea la mitad de barata: 42 frente a 83 grivnas. En estos momentos, y a pesar de que continúan los bombardeos y que aún no ha sido posible la reconstrucción total de lo destruido en la guerra, el 60% de las casas de estas dos repúblicas están totalmente acondicionadas para el invierno.

3.- Junto al gas y al carbón, Ucrania también tiene dificultades para la generación de electricidad. La mitad de la que necesita se produce a partir de 16 centrales nucleares que tienen tecnología soviética. Ucrania quiso renunciar a ella y se puso en contacto con Westinghouse para reemplazar a los proveedores rusos, pero la empresa estadounidense se echó finalmente atrás ante el estado de las instalaciones. Ucrania tuvo que volver a negociar con Rusia y el combustible nuclear sigue siendo suministrado por el malo-malísimo de Putin.

4.- La debacle económica de Ucrania es de tal calibre que ni siquiera con los créditos ilegales que le concede el FMI puede salir del pozo. Esto hace que tenga que recurrir a vender sus reservas de oro. El Banco Central de Ucrania acaba de reconocer que el país sólo tiene 23'64 toneladas de oro porque durante los meses de octubre-noviembre-diciembre tuvo que vender 16 toneladas. Lo sarcástico del caso es que la mayor parte de esas reservas fueron compradas por Rusia y China.

5.- Hay algo más que está congelado: las pensiones. Mientras que con el dinero logrado por la venta del oro se está pagando armanento a EEUU y a Alemania, los pensionistas ucranianos (que son 12'2 millones) ven cómo por decisión del gobierno neonazi la pensión media se mantiene en los 1.670 grivnas al mes (56 euros), la misma cantidad que el año pasado. Mal, muy mal lo tienen todos los ucranianos y no sólo los pensionistas puesto que este año 2017 se ha iniciado con una subida del pan del 20% y se anuncia que puede no quedarse ahí la subida sino escalar hasta el 30%, sobre todo si el pan se elabora con harina de trigo sarraceno.

6.- El Ministerio de Educación, que había anunciado una reducción de su presupuesto en un equivalente a los 29 millones de euros, acaba de presentar su nuevo plan de estudios para el curso que viene. En el nuevo currículo escolar la enseñanza de matemáticas, física, química, geografía, informática y literatura se reduce una hora a la semana mientras que esas horas perdidas por estas asignaturas suben para historia (incorporándose una parte sobre "la agresión rusa"), religión y deportes.

Recordad que el pasado mes de septiembre un informe de la ONU reconoció que el 80% de la población de Ucrania estaba "en el umbral de la pobreza". Para huir de ella, en el último año 1'5 millones de ucranianos han solicitado el pasaporte para emigrar. Según la Oficina Internacional de Migraciones, de ellos 330.000 abandonaron el país en 2016 (es decir, casi mil al día) y se dirigieron, por este orden, a Rusia, República Checa, Hungría, Polonia, Italia, Portugal y España.

Como digo siempre, ¡bienvenida, democracia! ¡felicidades, Maidán (y a quienes lo apoyaron)!

El Lince

1 comentario:

  1. Gracias Lince. Esto es el neoliberalismo, ni más ni menos. Es decir el capitalismo salvaje.

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