jueves, 30 de septiembre de 2021

El motor gripado

En el mundo digamos "desarrollado" no seremos más de un par de docenas quienes no tenemos coche porque no queremos. Un servidor entre ellos. Siempre me muevo en transporte público -especialmente, el tren- que tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Pero entre las ventajas está el leer. 

Una de las cosas que he leído es eso de "motor gripado" porque me lo comentaban amiguetes y no tenía ni idea de lo que era. Supongo que quienes lo leéis sí, pero yo no. Y leí que un motor gripado es habitual pese a las moderneces, que se deriva de la negligencia por parte de quien conduce y se debe a cuestiones como "alarmas a las que no se hace caso", "desconexión con los sistemas de protección" y cosas así.

Justo lo que pasa con los "progres" cuando llegan a las instituciones y dejan eso de la calle, y comienzan las negligencias, el no hacer caso de las alarmas, el no hacer caso a las reivindicaciones de la gente. En definitiva, la desconexión con la gente. Que cada quien piense en sus propios "progres", pero aquí voy a hablar de los alemanes y, en concreto, de Die Linke (La Izquierda). A los Verdes ni siquiera los considero "progres", pero también hablaré de ellos otro día.

Quienes leáis esta página desde hace tiempo sabréis que tengo amigos alemanes, en Leipzig en concreto. Que nos vemos, nos escribimos y me cuentan lo que pasa por allá. Y que son, todavía, militantes de Die Linke. Así que hablo no solo por mí, sino también por ellos. Esta es la historia del declive de Die Linke en estas elecciones en Alemania.

El porcentaje ha sido decepcionante, un 4'9% a nivel federal, y solo ha conseguido representación parlamentaria porque el sistema electoral alemán dice que si tres diputados son elegidos directamente en su distrito aunque su formación no llegue al 5% legal para tener representación con eso vale y se tiene. Por eso el otro día os hablaba de tres distritos, uno en Leipzig y dos en Berlín, donde Die Linke había sobrepasado con mucho el 20% de apoyos. Esto dio los tres representantes directos y el derecho a grupo parlamentario, 39 diputados en total aunque 30 menos que los que tenían.

Vale, han podido mantenerse en el Parlamento ¿y ahora? Pues ahora nada. Ya ni pinchan ni cortan. Porque querían pinchar y cortar habían fantaseado con un gobierno socialdemócrata, verde y ellos. Pero no. El declive se ha producido por un abandono de todo movimiento de protesta, sindicatos, estudiantes, de todo. Solo a nivel local, como en Berlín y el apoyo al referéndum sobre la expropiación de viviendas a los grandes propietarios, se salva de la quema. Die Linke llevaba ya tiempo siendo un partido socialdemócrata con otro nombre, aceptando no solo gestiones corruptas y capitalistas "normales" (sic), sino las políticas neoliberales que las acompañaban y daban cobertura. 

Como dicen mis amigos, "con su participación en gobiernos Die Linke perdió su credibilidad como alternativa de izquierda a los partidos establecidos y, sobre todo, dejó de desempeñar un papel como motor de la movilización popular". Igual os suena por otros lares.

Y ponen como ejemplo el gobierno del land, equivalente a una comunidad autónoma en el Estado español, de Bremen. Es, en realidad, una ciudad-estado al norte del país. Die Linke se veía en la luna, por lo que dijo una gran estupidez: "un pequeño paso para los habitantes de Bremen, un gran paso en la estructura de poder en Alemania". Lo mismito que con las "mareas" de por aquí, que fueron tan efímeras como ellas. La diferencia es que aquí se llegó al gobierno y allí no. Se quedaron en el gobierno, pero desaparecieron las mareas. Pero a lo que voy.

Fuera de los territorios de la antigua Alemania del Este, Die Linke no estaba en ningún gobierno. Bremen era su gran salto. Se entusiasmó tanto que tiró por la borda el poco vestigio que tenía de partido alternativo. Instituciones y solo instituciones. Había que demostrar al capital que se era "responsable". Pero resultó que socialdemócratas y verdes, los niños bonitos del capital que ya estaba dando por amortizada a la Merkel y los suyos, presionaban mucho y Die Linke cedía y cedía. Y las costuras empezaron a saltar. Alguna gente, los más socialistas, comenzaron a criticar internamente a la dirección: "el acuerdo de coalición contiene parte de lo que llevamos exigiendo durante años, pero no se cuantifica, esto nos coloca bajo la cortadora de césped porque está claro que son ellos quienes van a determinar qué es la prioridad y qué no". Por ejemplo, recortes en los gastos sociales para cubrir el déficit. Insisto, a lo mejor os suena.

Y pasó lo que tenía que pasar: sanidad precaria, parón en la construcción de viviendas sociales, desahucios... Die Linke asumía lo que criticaba en aras del poder y de las esperanzas. Ahora el globo se ha pinchado del todo y Die Linke ya casi no es nadie en Alemania. "Donde no hay movimientos extraparlamentarios, o sea, movilizaciones potentes en la calle, la política no trae cambios visibles", dicen mis amigos. Exacto.

Al participar en gobiernos de este tipo, y en estas circunstancias, Die Linke ha perdido su credibilidad como alternativa de izquierda. Así de sencillo. Ya no es el motor de la movilización popular, es un motor gripado. De ahí que haya estado a punto de la debacle total, solo salvada in extremis por Leipzig y Berlín.

No es nada nuevo. Ya en el propio Berlín, entre 2003 y 2011, participó en un gobierno corrupto y envuelto en el nepotismo. Se puede argumentar que sí frenó todo eso, pero no lo eliminó. Y fueron 8 años, no uno ni dos. O sea, tuvieron tiempo y, sobre todo, pudieron abandonar el gobierno al ver que la cosa seguía. Pero no lo hicieron. "No se pueden hacer viviendas sociales desde la oposición", dijeron los de siempre. Igual os suena. Y siguieron dando cobertura a todo eso y perdiendo, y perdiendo, y perdiendo apoyos. Porque al someterse a la lógica neoliberal debilitaron la infraestructura social y sus apoyos. 

No obstante, volvieron de nuevo al gobierno de Berlín en 2017 y todavía siguen. Pero el Die Linke de ahora es diferente del de entonces. De ahí los porcentajes que han sacado en esos dos distritos que han resultado claves. Porque, ahora sí, están con la calle y en la calle. El referéndum sobre la expropiacion de viviendas a los grandes propietarios para ponerlas en alquiler social es un ejemplo. Pero es una actitud que solo se da en Berlín porque la organización aquí está casi al margen de la dirección federal. Digamos que han vuelto a los orígenes mientras que a nivel federal se socialdemocratizan cada vez más.

Die Linke ahora, en Berlín, ya no cuida las formas institucionales y el éxito del referéndum lo empuja. Y ha dado un ultimátum a sus socios de gobierno, SPD y Verdes: o se acepta el resultado (56% a favor) o se rompe la coalición. Es el momento de la credibilidad definitiva de Die Linke. Pero ha tenido que llegar el varapalo de este domingo para ello. Y habrá que ver si al final lo hace porque el SPD y los Verdes ya dicen que el referéndum no es vinculante "aunque lo tendrán en cuenta". No es lo mismo cumplir el referéndum, o sea, expropiar, que "tenerlo en cuenta", o sea, están diciendo que algo harán pero no expropiar. Trasladad esto, por ejemplo, a la Ley de Vivienda que lleva meses de retraso en el Estado español porque tenía que haberse aprobado en marzo, según el acuerdo del gobierno de coalición "más progresista de la historia", (sic) porque el PSOE se pone del lado de las empresas y Unidas Podemos se aferra al poder y no quiere plantear un ultimátum similar al de Die Linke.

El argumento es el de siempre: hay que estar en los gobiernos. En Die Linke se dice que descartar eso significa perder entre el 5 y el 10% de votos. Bueno, ahora han perdido exactamente la mitad de lo que tenían, han perdido el 4'3% y no van a estar en el gobierno federal (han perdido unos 2 millones de votos, de los que unos 600.000 han ido al SPD, unos 400.000 a los Verdes -ambos claramente el "voto útil" porque entre la copia, Die Linke, y el original mejor votar al original- y el resto se ha quedado en casa). Luego ese argumento no vale. Sobre todo porque no sirve de nada estar por estar si no se cambia la vida de la gente y si hay resistencias para ello, lo mejor es no estar y hacer un enfrentamiento total. En pocas palabras, "el miedo a romper con las políticas de austeridad europea está en la base del fracaso", como dicen mis amigos. Y ponen como modelo a Syriza. Un buen modelo, sin duda.

Otro de los argumentos es el "antifascista": "el progreso de la extrema derecha nos presenta nuevos desafíos, ya no es una cuestión de capitalismo o socialismo sino de defender la democracia". Pero Die Linke no ha frenado al fascismo porque, simplemente, abandonó la calle (que tomaron los fascistas, junto a muchios de sus votos "antisistema") y los aceptó en las instituciones. Y debatió con ellos de igual a igual. Lo mismo os suena, también. Aquí hay que hacer una mención que, a la postre, sirve para aclarar un poco lo que ha pasado, sobre todo en la Alemania del Este donde Die Linke era una fuerza poderosa. 

Antes de eso, algo actual: en Die Linke, tras el estrepitoso fracaso, se habla ya de "neuaufstellung", o sea," reposicionamiento" porque ha habido "un corte profundo" entre Die Linke y su electorado. Normal. El camino seguido hasta ahora ha sido erróneo, lo que hace falta es que ese reposicionamiento sea sincero. Que el motor estaba gripado era evidente, que quienes no lo veían eran los institucionalistas, los apegados a los sillones, también. La cuestión es que ya están buscando culpables que, por supuesto, no son ellos. Se señala a Sara Wagenknecht y su movimiento "Aufsthen"(Levantarse), lanzado en 2018. 

Os voy a explicar un poco de qué va. En 2015, Merkel, acuciada por la patronal alemana, lanzó un movimiento de acogida de refugiados que tenía dos vertientes: reforzar la campaña contra Al-Assad en Siria (intentando impedir la presencia de Rusia) al mismo tiempo que vendía a Arabia Saudita el lote más grande de toda la historia armamentística alemana y, sobre todo, debilitar al movimiento sindical en unos momentos en los que recuperaba fuerza. Los refugiados (que no eran tanto sirios como afganos e iraquíes) se convirtieron en mano de obra dócil, mal pagada, pero agradecida. Y los sindicatos alemanes perdieron. Fue un movimiento parecido al de Thatcher con los sindicatos mineros ingleses en 1984. Toda la progresía se sumó con entusiasmo a esa campaña de acogida, entre otras cosas por el dinero que recibió para gestionar y acoger a los refugiados, sin ver lo que había detrás. Cuando lo vieron, ya era tarde.

Sara y su movimiento fueron quienes dieron la voz de alarma. En síntesis, decía que había que centrarse más en cuestiones sociales y laborales que en el tema de los refugiados, sin abandonar este pero sin darle la primicia, como se dio. Y decía que hablar solo de los refugiados sin ver el contexto "reforzará al neofascismo porque las preocupaciones de los trabajadores no tienen nada que ver con el racismo sino con unas políticas que les quitan derechos". Y criticaron lo evidente, que la llegada de los refugiados, impulsada por la patronal, había servido para reducir los salarios y perjudicar al movimiento sindical. Les cayó la del pulpo. Y una parte de Die Linke parece que ha pasado factura al partido por eso. Son quienes se han ido a los Verdes, por ejemplo. Pero si hay un partido atlancista, que está en las antípodas de Die linke, ese son los Verdes. 

Pero otra parte parece que les da la razón cuando un millón de votantes se ha quedado en casa. Porque en la Alemania del Este quien ha subido esponencialmente han sido los neofascistas con un discurso socio-económico en el que aparecen muchas de las reivindicaciones históricas de la izquierda y que esta ha dejado de lado.

En defintiva, como dicen mis amigos, "Die Linke pasó de ser un partido joven a ser un partido viejo, de ser un partido innovador a uno conservador. Porque si no se tiene claro que tiene que haber primacía de la política sobre la economía no se tiene claro nada. La participación en el gobierno no es solo una cuestión de unas, pocas, reformas que no son más que simples parches sin cambios estructurales porque lo que queda son los fracasos, y esto es un sentimiento de largo alcance y de largo recorrido en el tiempo. Porque a un traidor no se le perdona nunca". Ni yo lo hubiese dicho mejor. 

¿Hablaba de Alemania? Desde luego, pero con el espejo delante.

El Lince

lunes, 27 de septiembre de 2021

Nihilismo o rebelión

Viendo lo que ocurre con los jóvenes españoles, que son capaces de reunirse a millares para beber los fines de semana, un fin de semana tras otro, pero son incapaces de hacer lo mismo para reivindicar, ya que lo luchar, por una vivienda digna, por ejemplo, he sentido la tentación de ponerme filosófico y hablar del nihilismo, eso de negar toda creencia o principio que está muy arraigado en los genes de toda una generación. Que sea el país europeo con mayor indice de paro juvenil no importa, que sea el país europeo con más contratos -basura les da igual, que sea el país europeo donde más tarde se emancipan, lo mismo, que no haya un parque público de viviendas en alquiler les es indiferente... y así se puede seguir y seguir.

Algo normal cuando se vive en un continente zombi donde la apariencia de vida queda circunscrita a un fin de semana de botellón. 

Sin embargo, hay pequeños núcleos de resistentes que contraponen la rebelión al nihilismo. Esos pequeños núcleos están en Noruega, en Alemania, en Austria, en Portugal...

Hace una semana hubo elecciones en Noruega y el Partido Rojo (se llama así) consiguió el 4'7% de los votos, consiguiendo 8 parlamentarios. Histórico no solo porque tenían uno sino porque son imprescindibles para echar del poder a los derechistas clásicos. No ocultaron su discurso de clase y les fue bien. Especialmente, porque su voto fue básicamente joven, menor de 35 años. Ni qué decir tiene que los medios de la burguesía arremetieron contra el peligro, literal, que suponía Rodt (Rojo) para la Noruega "moderna y atlántica" (sic) y no faltó quien dijo que su modelo era Corea del Norte. ¿Cuál fue su respuesta? Provocar a los millonarios pidiendo expropiaciones de aviones privados, yates, coches de lujo y cosas así. No se quedaron callados, no agacharon la cabeza, no les amedrentaron los medios de la burguesía. Y ahí están.

Este fin de semana ha habido elecciones en los otros tres países. En Alemania, una izquierda que no lo es, Die Linke, ha sufrido un descalabro general, perdiendo la mitad de su apoyo, pero sosteniéndose en aquellos lugares donde el discurso se enfrentaba con el oficial, ya casi indiferenciable respecto a la socialdemocracia. Ha sido el caso de Leipzig, donde ha conseguido el 22'8% (4'9% a nivel global) y dos distritos emblemáticos de Berlín Este como Treptow (35'5%) y Lichtenberg (25'8%). Poco teniendo en cuenta el resultado global, pero significativo en tanto en cuanto son muestras de cómo rebelarse contra la dirección tiene recompensa. Sobre todo, porque en estos tres lugares mencionados, el voto joven a Die Linke ha sido determinante para su crecimiento porque apostó, en concreto, por la vivienda social y la regulación de alquileres. Igual que Los Verdes, por ejemplo, pero con la diferencia que estos no consideran bajo ningún procepto la expropiación a los grandes propietarios y dicen que acturán (porque han ganado) con mesura y respetando "al mercado".

Exactamente igual que en Austria, donde la historia se repite con mucho mayor énfasis puesto que el Partido Comunista ha logrado triunfar en la segunda ciudad del país, Graz, con un histórico 29'3%. No es probable que se haga con la alcaldía porque se vislumbra un acuerdo entre el resto de partidos para impedirlo, pero ahí queda. Sobre todo, porque el PC de esta ciudad es especial por su resistencia y su rebelión.

Aquí tenéis una pequeña historia de cómo actuar cuando se tienen las cosas claras. 

Érase una vez un partido que, como todos los de su especie, entró en una crisis existencial tras la desaparición de la Unión Soviética. Había que reciclarse porque el comunismo había muerto y había que arrojar por la ventana cualquier atisbo de lo que se fue y ya no se quería ser. Lo primero, el marxismo-leninismo. Lo segundo, el rechazo a la Unión Europea, que ya no se veía como "una herramienta para promover la desregulación económica y la privatización de bienes y servicios del sector público en beneficio del privado" (sic). 

Pero una organización local se resistió y dijo que no, que de renuncias nada, que nanai. Ni a una cosa ni a otra. El PC de Austria (KPO) era irrelevante desde 1970 y a partir de 1991 fue mucho más irrelevante aún. Excepto los irreductibles de Graz. Al oponerse a las renuncias, la dirección les dejó por imposibles y, en consecuencia, ellos renunciaron a la escisión, pero gracias a ellos, en 1998, el PC austriaco logró su primer representante institucional en 30 años y desde entonces no han hecho más que crecer. Y con el mismo discurso. Y así hasta el éxito de ahora, que está extendiéndose a otros lugares.

Con una militancia que no deja de crecer, con un ejemplo de trabajo y de austeridad personal, con un discurso sin concesiones respecto a la lucha de clases, han llegado hasta aquí. Lo que para muchos como Lula, Pablo Iglesias, Varoufakis... hablar de lucha de clases es un discurso "tóxico", para otros es una forma de entender la vida y la política. No han tenido que buscar subterfugios ni palabras políticamente correctas para ganarse la confianza de la gente. Su credibilidad está en el compromiso directo, en la formación de la militancia y en el distanciamiento comprometido de cualquier enfoque burgués. Uno de sus logros ha sido mantenerse distantes de los discursos alentados por los medios de propaganda de la burguesía y crear, y mantener, los suyos propios. Y otro de sus logros: la penetración entre la juventud.

Y queda Portugal. Menos mal que nos queda Portugal, que decía una canción. Este domingo el Partido Comunista ha retenido, y crecido, en alcaldías significativas. Aunque a nivel global su porcentaje ha bajado un par de puntos, sus alcaldías han sido reforzadas en lugares emblemáticos como Grandola (sí, el pueblo de la canción que dio inicio a la Revolución de 1974) con el 43'8%, Seixal (33'4%), Loures (una parroquia, municipio, de Lisboa) con 29'7%, Évora (27'4%)...

Enlazando con el principio, y como no me he podido resistir, os dejo con un cartel soviético de 1958 que habla de la bebida. Dice: "¡Avergonzado! Me emborraché, rompí un arbolito y ahora me da vergüenza mirar a la gente a la cara".

Ya que nada les importa, ni se importan a sí mismos, tal vez deberían hacerse una camiseta con él estos (y estas) nihilistas de hoy.

El Lince

jueves, 23 de septiembre de 2021

La caja de cerillas   

Sobre verdades incuestionables, hay una que seguro no os habíais parado a pensar: el mundo siempre gira sobre los ladrillos. La burbuja inmobiliaria, la especulación sobre “el activo más seguro” dio un duro golpe al capitalismo en 2008 y está a punto de dar otro ahora. O sea, hacer estallar las bolsas de valores mundiales. Y eso en plena pandemia. 

Pero hay alguien que tiene una caja de cerillas en la mano, por no decir la caja de cerillas, la única, no una más, y ese alguien es China. Acotando aún más el margen, diré que ni siquiera es China, es el Partido Comunista de China. De él depende que la caja de cerillas se abra y queme todo o que siga cerrada.  

Estos días estaréis leyendo a sesudos analistas sobre la “crisis de Evergrande”, lamiéndose los labios con lo de que va a ser “el momento Lehman Brothers de China”, el golpe definitivo a los chinos y su empuje geopolítico. Lo que faltaba para el duro: a la habitual acusación sobre el COVID-19, cada vez más desfondada, hay que añadir ahora esta. Occidente no sabe qué hacer, qué decir ni qué inventar para soñar con el colapso chino.  

El capitalismo neoliberal está muerto, por más que se intente que no. El capitalismo chino está herido, por más que se intente ver que no. La coincidencia entre ambos capitalismos es que el colapso se ha producido en el punto más peligroso, el financiero. Pero la diferencia es mucho más abismal que la coincidencia porque en el primero el Estado era inexistente y en el segundo el Estado es omnipresente y es el Estado quien está hiriendo, voluntariamente, al capitalismo chino.

Porque hay un hecho en el que no se ha parado mucho la gente: el capitalismo chino está en dificultades porque el PCCh así lo ha querido, porque el gobierno ha decidido combatir el peligro de los gigantes financieros, un peligro que podría, condicional, trastocar el camino hacia esa “sociedad moderadamente próspera” que se anunció en el XIV Plan Quinquenal de octubre de 2020. De ahí parte todo. Lo que estamos viendo es otra muestra más de cómo se está segando la hierba debajo de los pies de los partidarios de un sistema financiero que se miran en el espejo occidental, ultraespeculativo y desregulado.

La crisis del capitalismo occidental de 2008 se inició en el sector inmobiliario (Lehman Brothers). La crisis que les gustaría ver ahora en China, también empezaría aquí. Y utilizo el condicional. Pero el gobierno chino lleva años discurriendo por otros caminos, y vuelvo al XIV Plan Quinquenal porque es cuando comienza una nueva etapa. La de la acentuación de la planificación centralizada, el desarrollo de la economía real (industria, servicios, etc.) con respecto a la financiera, - eso de la “circulación dual, del fomento del consumo” anunciado en el XIV Plan Quinquenal -, el mercado interno, el crecimiento de los salarios, el volver la mirada hacia lo interno en vez de remarcar tanto las exportaciones. Es decir, el camino de China es totalmente opuesto al occidental, aunque la interconexión entre las economías mundiales esté ahí.

El miedo occidental, que también lo hay, que se oculta tras la imagen que se quiere trasladar del “momento Lehman Brothers de China” es que la crisis de una empresa inmobiliaria gigantesca sea el alfiler que pinche definitivamente la burbuja de la especulación financiera mundial. Y, junto a ello, el fin de las ilusiones post-pandémicas de “recuperación” y sus dos caminos, el de la UE, donde se intenta revivir el neoliberalismo con la imposición de “reformas” que consoliden el poder desmedido de las grandes empresas (reduciendo salarios, derechos y servicios sociales públicos), y el de EEUU donde se apuesta por aumentar la inversión pública. En cualquier caso, se tome un camino u otro, el sistema financiero tiene que estar en calma. Y la crisis de Evergrande es justo lo contrario.  

Y, además, es una empresa china sobre la que no pueden interferir. Es decir, no pueden hacer nada de nada. De ahí su miedo. Porque es al PCCh a quien tendrán que felicitar, si interviene (y lo que está haciendo hasta ahora es un aviso a navegantes capitalistas, internos y externos).  

Ahora situémonos en el nuevo escenario geopolítico, con EEUU agudizando su reposicionamiento estratégico contra China, con la UE sufriendo bofetón tras bofetón (Afganistán, los submarinos…) y China actuando calmada tras haber pasado el primer tsunami de 2008 con medidas económicas, si se quiere, de emergencia, que terminaron salvando al capitalismo: construcción de casas, infraestructuras… Todo ello para evitar costes sociales mayores, abordar el desempleo (todo el sistema económico basado en la producción de bienes para la exportación quedó casi paralizado por la crisis capitalista occidental). Y todo eso sirvió para la población china (comparad con el despropósito occidental, el incremento del paro, de las privatizaciones, de la ausencia del Estado para la gente). Pero eso tuvo un coste que reforzó el capital especulativo, sobre todo del ladrillo. Es el caso Evergrande. Por utilizar un lenguaje que nos es común, se creó una burbuja inmobiliaria parecida a la de aquí y mucha gente metió dinero para ganar dinero rápido y fácil con la compra-venta de casas. Enriquecimiento y especulación, eso es Evergrande.

¿Os acordáis de lo que os comenté sobre "abordar las tres grandes montañas", vivienda, salud y educación? Pues este es el momento de una de ellas. 

La diferencia entre China y el resto del mundo, sobre todo Occidente, es que el sistema financiero e industrial chino no está tan inflado y es el Estado quien tiene el control del sistema fianciero. Y esa diferencia es vital. No obstante, China aún tiene que decidir qué hace con la caja de cerillas, si la abre y da fuego a todo (lo que sería el adiós a Wall Street, por ejemplo) o la mantiene cerrada aunque agitándola para que las cerillas suenen y Occidente sepa dónde está el mando.

China, guste o no, tiene ahora en sus manos el control del sistema financiero global y tiene que decidir si abriendo la caja de cerillas y haciendo que arda todo (con lo que, también, arderían muchas empresas chinas que cotizan en Wall Street) le es más rentable que mantenerla cerrada y agitarla metiendo miedo a los "inversores globales", muchos de ellos con intereses en China.

Bloomberg, que controla un tercio del mercado financiero, está en modo pánico total y lleva días pidiendo un rescate del gobierno chino a Evergrande. O sea, que actúe como el capitalismo occidental en 2008, al rescate de los grandes pisando sobre las cabezas de la gente. Pero en China hay otra onda, más marxista si se quiere porque hoy se puede leer en los medios chinos que "hay que separar las formas productivas (manufactura), las improductivas (servicios) y las ficticias (activos financieros)". No encontraréis un lenguaje parecido en vuestros países, desde luego. Ni hechos.

Y se dice que la vivienda es para vivir y no para especular. El gobierno chino va a actuar, pero no en interés de los grandes capitalistas de Evergrande sino de la gente. Eso se va a traducir, se está traduciendo ya, en que muchas de las viviendas vacías ya construídas van a ser viviendas sociales y a incentivar a la empresa a que las venda mucho más baratas.

Tradicionalmente, en China los meses de septiembre y octubre son lo que se denomina "meses de oro y plata", meses en los que la compra-venta de viviendas es más común. Pues en lo que va de septiembre el precio ya ha bajado entre un 28% y un 52% dependendiendo de la zona. Pero eso no afecta solo a las casas de Evergrande, sino en general. El Estado está interviniendo en los precios y no "el mercado". Es lo que en la terminología economicista se denomina "período de corrección del mercado de la vivienda, tanto en términos de precios como de volumen de operaciones".

Curiosamente, "no es eso lo que el mercado quiere escuchar", como se queja Bloomberg. Y se critica que se esté pagando a los locales "mientras que los acreedores extraterritoriales están en el limbo". ¿Y cuáles son algunos de esos acreedores extraterritoriales? Pues nada menos que Black Rock o HSBC. O Blackstone, que se olió la tostada y de deshizo de la práctica totalidad de sus bonos en Evergrande.

Este es el quid de la cuestión: en China la prosperidad común está por encima de los acreedores extranjeros, en Occidente es al revés. ¿Oís el sonido de la caja de cerillas? Porque la diferencia entre Lehman y Evergrande es como el agua y el aceite, el primero operaba en "el mercado libre" y el segundo en uno regulado.

Si China decide abrir la caja de cerillas el impacto será también en el país, pero mucho menor que fuera. El PCCh ya ha dado instrucciones a los gobiernos locales para mitigar las consecuencias sociales y económicas, como que las empresas estatales y municipales se hagan cargo de todas las propiedades locales de Evergrande para ponerlas a disposición de la gente. Es lo que en Occidente se llama "temor al malestar social". Ya están las cámaras dispuestas para recoger la "represión". Si agita la caja de cerillas para que se oiga el ruido, Evergrande será nacionalizado, dividido en sectores y se habrá dado un nuevo golpe al capitalismo chino tras los que ya se han dado (y los que aún se darán).

No obstante, queda claro que China no quiere acabar con el capitalismo, al menos por ahora, pero sí establece límites cada vez más estrictos para los capitalistas y siempre en función de los intereses del Estado. Eso incluye, cómo no, al capital extranjero. De eso va la cosa.

Como dijo Xi Jinping en la reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai, "hay que rechazar cualquier sermón condescendiente de Occidente". No hablaba del "momento Lehman" que tanto busca Occidente para China (y donde se quiere que este país actúe igual que lo hizo Occidente, y sienta el mismo desasosiego que desde entonces siente Occidente), pero la cita sirve para demostrar qué camino está recorriendo China. En todos los aspectos.

El Lince

martes, 21 de septiembre de 2021

Entre bueno y excelente

1.- Aunque Israel ha capturado ya a los seis presos palestinos que se fugaron de una cárcel de máxima seguridad, no puede ocultar su debilidad tras la derrota en la penúltima agresión a Gaza: ha tenido que aceptar, por primera vez, la entrada en la Franja de hierro sin restricción ni control alguno. Es la primera vez que pasa porque hasta ahora imponía condiciones y excusas como “termina en los túneles de Hamás”. Esta era una condición impuesta por la resistencia palestina, Egipto - que actúa de mediador – ha tratado de que la resistencia aceptase volver a la situación anterior, o sea, a que lo poco que entraba fuese inspeccionado y distribuido por la ONU pero la inflexibilidad de los grupos de la resistencia ha sido determinante. En todo el tiempo que lleva el bloqueo a la Franja, y son ya 15 años, es la primera vez. El éxito de la resistencia palestina (y no de la mal llamada Autoridad) es rotundo.

2.- Las elecciones en Rusia han tenido los resultados previstos, con el triunfo de Rusia Unida y un excelente resultado del Partido Comunista. El PC no reconoce los resultados en Moscú, acusa a RU de fraude a gran escala, y a pesar de ello ha logrado el 22’6% frente al 36’9% de RU en el distrito capitalino. El porcentaje superior al 20% ha sido logrado en Oriol, Sverlovsk, Tver, Samara, Altai… Pero lo realmente importante es que ha sido la primera fuerza en Yakutia (35’1%), en Samara (51’1%) y en Ulianovsk (83’2%). 

3.- Vietnam anuncia oficialmente la compra a Cuba de de 5 millones de vacunas Abdala contra el COVID-19. Un respiro económico para la isla y un reconocimiento a su medicina.

4.- La bofetada de EEUU a Francia y, de rebote, a la UE es de las que hacen época. Algo excelente en política internacional porque todo el mundo lo ha visto. Es el problema del vasallaje, que el señor siempre pone a los vasallos en su lugar. No es una historia de submarinos, sino de desprecio absoluto por el vasallo. Toda esa caterva de imbéciles compulsivos (Lula, Pablo Iglesias, Varoufakis…) que saludaron la llegada de Biden a la presidencia están ahora escondidos. No es una cuestión de figuras, es una cuestión del establecimiento, de lo que es EEUU en estado puro, de que realmente piensa que no está haciendo nada reprobable sino solo en defensa de sus propios intereses y es lo único que tiene en cuenta. Que Francia y la UE son naciones subordinadas ya no es cuestionable.

Hay pocos países que se hayan atrevido a decir “no” al EEUU: Cuba, Corea del Norte, Irán, China, Rusia, Siria, Venezuela... y creo que ninguno más. Esta sí es la “coalición de los dispuestos” a hablar en condiciones de igualdad o casi igualdad frente a la arrogancia de EEUU. Son los países sancionados por su dignidad y por su resistencia y son los que preocupan realmente a EEUU. No Francia, ni la UE ni ningún vasallo, por mucho que se quejen. EEUU sabe que las quejas de los vasallos no amenazan el “orden basado en reglas” (nuevo mantra de EEUU, sus reglas, que no el derecho internacional) mientras que los otros países sí lo hacen. Y ganan.

EEUU ha dejado bien claro que se puede humillar a un vasallo y éste aprenderá la lección y seguirá diligentemente al patrón contra Cuba, Corea del Norte, Irán, China, Rusia, Siria, Venezuela… Ha dejado claro, también, que aunque se esté en el estatus más alto de la jerarquía de los vasallos (incluso con fuerza nuclear) no se está exento de la ira arbitraria del patrón. Y que lo más que se le permite es una pataleta. 

Y cuando se producía esto, otros que se ubican en los imbéciles compulsivos, los Verdes alemanes, han dicho que si ganan las elecciones "el gasoducto Corriente del Norte 2 será una inversión ruinosa" porque impedirán que entre en funcionamiento. Las elecciones en Alemania son este domingo que viene.

5.- Y, en paralelo, el ingreso oficial de Irán en la Organización de Cooperación de Shanghai, que ya os anuncié. Eso puede ser interpretado como la apuesta de Rusia y de China por reforzar el frente asiático pero, también como el valor de la fuerza y de la resistencia de Irán ante las amenazas y las presiones. La iniciativa de aumentar el enriquecimiento de uranio solo deja a EEUU (y sus vasallos europeos) dos opciones: o atacar militarmente o volver a los acuerdos abandonados unilaterateralmente por EEUU (y secundado por sus vasallos). Y dado el ingreso iraní en la OCS la primera opción es ahora mucho, pero que mucho más irrealizable.


PD.- Es alucinante cómo Occidente está tratando el tema de la crisis de la empresa china Evergrande. Esta semana os hablaré de ello porque, a mi entender, es el gobierno chino quien tiene en sus manos una caja de cerillas con la que hacer que arda la famosa “recuperación” occidental post-pandemia. Tened clara una cosa: es China quien tiene en sus manos el control del sistema financiero global, por eso Wall Street está temblando.

El Lince

lunes, 13 de septiembre de 2021

Los eslabones

Desde Perú a Chile, pasando por Argentina, una cosa son los deseos y otra las realidades. El gobierno de Pedro Castillo es un bluff, en Chile siguen los timoratos mangoneando y en Argentina los timoratos pierden por su mogigatería. El capital sonríe. 

Debe ser porque ya no tenemos en cuenta cosas como aquellas de Lenin cuando hablaba del "eslabón principal" que hay que encontrar para resolver unos problemas interrelacionados. Lenin decía que se podía comparar con una cadena en la que no se puede elegir un eslabón al azar sino que se tiene que encontrar aquel que sea más importante en un momento determinado y que garantice el apoderarse de toda la cadena. Lenin encontró ese eslabón en la I Guerra Mundial y el deseo del pueblo ruso de terminar con ella, lo que eclipsaba todo lo demás. Los bolcheviques afianzaron su poder cuando decidieron salir de la guerra. 

Pero Lenin también habló del eslabón más débil, que es el que determina la resistencia de la cadena. Y siempre el eslabón más débil somos nosotros mismos, nuestros miedos, que son los que hacen imposible romper la cadena imperialista y lograr nuestra liberación. 

El próximo domingo hay elecciones en Rusia y las cosas no pintan nada bien para el partido de Putin, aunque ganará. El pasado 21 de abril Putin dio su último discurso de política interna, abordando cuestiones cruciales como la sanidad, la educación, la política social y la economía. Ha prometido muchas veces dar un giro a la política neoliberal del gobierno pero no lo ha hecho hasta ahora. Entonces dije que el fantasma de Lenin estaba empezando a preocupar al Kremlin porque la gente está comenzando a plantear de forma abierta que hay que acabar con la política neoliberal, enfrentarse a Occidente y acabar con los corruptos de una vez por todas. 

Pues aquí está la cuestión, que el apoyo al socialismo en Rusia no decae. 

Nada menos que el 62% dice que el sistema económico preferido es la planificación y la distribución estatal y solo el 24% apuesta por un sistema basado en la propiedad privada y el mercado libre. No obstante, eso no se traduce en un apoyo explícito a un sistema soviético, por el que se decanta el 49% mientras que el 18% apuesta por un sistema mixto y el 14% por "una democracia occidental". Otra vez se constata que toda la parafernalia del bufón Navalni, de nuevo, es solo un globo.

 

 

Es evidente que Putin sabe esto y por eso en abril dijo lo que dijo. También es evidente que Rusia está en un prolongado estancamiento sociopolítico y económico interno como consecuencia de la renuencia de Putin a quitarse de encima a los neoliberales. Porque no hay que ser muy listo para llegar a la conclusión de que con la organización existente en el país no hay esperanza alguna de mejora ni de cambios económicos y sociales serios.  

Putin todavía cuenta con mucha popularidad, pero menguante. Su imagen es favorable para el 61% -37% en contra- (67%-32% en enero), sobre todo por la política exterior, mientras que su gestión a nivel interno no es tan buena: 53% a favor, 42% en contra (56%-38% en enero).

Por el contrario, su primer ministro es cada vez más impopular y Putin no hace nada por cambiarlo (53% de apoyo, 42% de rechazo) -57%/38% en enero-, al igual que el gobierno (46% de apoyo, 51% de rechazo) -49%/48% en enero-.

 Veremos si los rusos buscan en estas elecciones el eslabón fuerte o siguen aferrados al débil.

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Hay mucha preocupación por el bloqueo de Xiaomi a los teléfonos en Cuba. Xiaomi es totalmente privada, no como Huawei (por eso esta es atacada por EEUU y la otra no) y actúa siempre mirando a EEUU. Porque la medida no es solo contra Cuba, sino contra Irán, Corea del Norte, Siria, Sudán y Crimea. La excusa de Xiaomi es "prevenir el contrabando" porque la empresa no tiene "presencia oficial" en esos países que son, además, "países y regiones prohibidos" en su política de exportación. Es evidente que esta empresa asume la política de EEUU y que, al mismo tiempo, comenzará a buscar alguna salida porque es algo que no gusta al gobierno chino. Por eso, al día de hoy, Xiaomi habla de "bloqueo temporal" a sus móviles en esos países.

Xiaomi, como todas las empresas, solo quiere ganar dinero y quien se lo proporciona es EEUU y no esos países. Tiene como objetivo convertirse en el número 1 de teléfonos inteligentes en todo el mundo en un plazo de tres años (ahora es el 2, tras Samsung) porque ya ha superado a Samsung en Europa. Xiaomi está favoreciéndose de la ausencia de Huawei tanto en el mercado europeo como estadounidense y por eso actúa como actúa. Pero no tengáis la menor duda que el gobierno chino "sugerirá" a Xiaomi que ese "bloqueo temporal" sea muy breve.

El Lince

jueves, 9 de septiembre de 2021

Otra norma totalitaria

Y es que los malignos nunca descansan y no dejan de atentar contra la libertad privada. No contentos con arremeter contra los grandes capitalistas financieros, contra la enseñanza privada y contra la industria de los videojuegos por su impacto en los menores ahora los malditos comunistas chinos la toman con el desperdicio de alimentos. 

Estos malditos comunistas chinos van rápido, muy rápido. Tanto, que casi no da tiempo a contarlo. Acaban de aprobar una ley totalitaria (otra) sin precedentes en el mundo mundial para evitar el desperdicio de alimentos. Y todo es culpa del maldito Xi Jinping, que ya en el verano del año pasado (tomad nota: cuando China derrotó la pandemia del COVID-19) dijo que "el fenómeno del desperdicio de alimentos es aterrador y perturbador" por lo que se tenía que hacer era elaborar una ley que lo eliminase de manera decisiva.

Pues ya está. Otra ley totalitaria en el totalitarismo chino. Se aprobó en abril, pero es ahora cuando ya está comenzado a aplicarse en sentido estricto.

A ver. Imaginemos que China tiene 1.400 millones de habitantes. Imaginemos que ha eliminado la pobreza absoluta y que se ha embarcado en otro ambicioso objetivo que es eliminar la pobreza, a secas. Imaginemos que para ello tiene que meter mano a las empresas, que multiplican sus ganancias en la misma manera que se reducen las nuestras (como bien sabemos en Occidente, donde eso de "estado del bienestar" es ya historia antigua, casi tanto como el imperio romano). Imaginemos que, como dicen los gurús del capitalismo, "los dirigentes del PCCh parecen cada vez más cómodos aceptando un daño económico considerable para lograr objetivos no económicos" tales como la jubilación, sanidad, la educación, la vivienda... o la alimentación. Imaginemos que de eso va lo de lograr una "sociedad moderadamente próspera" que es ahora el eslogan de China para el 2035.

Y ahora veamos (sin imaginar) que el 30% de los alimentos son arrojados a la basura en el muy democrático y desarrollado Occidente. ¡Pero quién se han creído que son estos malditos comunistas arremetiendo contra mi libertad individual de engordar si quiero y para ello acumulo comida, aunque luego tenga que tirarla! 

No son muchos los países que tengan algo similar -y, desde luego, no con la profundidad y amplitud de la ley china-, destacando Francia como pionera en 2008 pero, como siempre, promoviendo el asistenciacionismo porque se recalca el deber de las empresas de donar sus excedentes o lo que está a punto de caducar a diferentes organizaciones caritativas. En España no hay nada parecido por ley, sino alguna cosa autonómica que depende de la buena voluntad de las empresas. Vamos, lo mismo que cuando el gobierno español, "el más progresista de la historia" (sic) pide a las empresas eléctricas "empatía social" para abaratar el precio del recibo de la luz porque no se atreve a meterlas mano como sí hacen los chinos. Porque, en paralelo a todas las medidas que os he venido comentando, China está obligando a que las grandes empresas donen una parte considerable de sus millonarios beneficios a cuestiones sociales. Ejemplo: Alibaba, Tencent, Didi y otras han tenido que aportar más de 30.000 millones de euros "para satisfacer la política de prosperidad común de Xi", como ha dicho Bloomberg. Debería haber dicho que las empresas, esas tan guays y que crean riqueza, mucha empatía social no tienen si no se las obliga.

El mundo libre está en peligro sin la menor duda, sobre todo cuando los chinos demuestran que se puede obligar a los empresarios a rascarse el bolsillo en aras del bien común. La teoría dice que el comunismo se caracteriza por el control estatal no solo sobre la producción y distribución sino también sobre el consumo, que la producción debe ser proporcional y equilibrada y que el consumo debe ser razonable, entre otras cosas. Los chinos dicen que son comunistas y su Constitución establece que el Estado tiene el papel central en la sociedad porque posee y dispone de toda la tierra, desarrolla la educación, la salud (con una mezcla de la medicina moderna y la tradicional), que... aunque en China hay una "combinación flexible" de capital público y privado "es el Estado el sujeto principal de la economía y quien establece las condiciones económicas",  como también se recoge en el XIV Plan Quinquenal aprobado en el XIX Pleno del Comité Central del PCCh (26-29 de octubre de 2020).

Por lo tanto, es normal que el Estado regule también este aspecto y que va mucho más allá que combatir el desperdicio de alimentos: es garantizar la seguridad alimentaria, ahorrar recursos y, de rebote, proteger el medio ambiente promoviendo el desarrollo social y económico sostenible. Me ha salido un discurso muy gubernamental, pero es que es así. O sea, que el PCCh, en su centenario, está dando fuertes señales de que no solo no se deja amedrentar por los ataques occidentales sino que está preparando a su población por lo que pueda pasar. Sobre todo, porque la ley dice que aunque China no tiene problemas en ese sentido y la cosecha ha tenido superávit en los últimos cinco años, es decir, que no se enfrenta a un riesgo inmediato de escasez de alimentos, "es una medida con visión de futuro para la seguridad alimentaria, ya que el país busca estabilizar la producción nacional de cereales y garantizar el suministro, enfrentando un aumento nacional de demanda de cereales debido al crecimiento de la población y las incertidumbres externas". Tomad nota de esto último.

La ley fomenta la continuación de la campaña "Limpia tu plato", que se puso en marcha en agosto de 2020 como experiencia piloto de lo que ahora se aprueba. Estos son carteles de esa campaña.



Los capitalistas no piensan como los chinos. Solo ven el daño en los negocios. Y ya están haciendo cuentas de las pérdidas. Porque pronto habrá millones de denuncias contra las empresas que tiran alimentos. Pero China no es Occidente. En China no se hace un reportaje de televisión y ya, o se presenta una reclamación en la oficina del consumidor o donde sea y a esperar. No. Allí se recurre primero al PCCh. Y el PCCh convoca a los directores y/o dueños de la fábrica o negocio que tira alimentos. Y es luego cuando aparecen los jueces. Porque con lo primero los afectados se ponen las pilas y con lo segundo se tardaría años en que lo hiciesen, aunque los tribunales chinos son algo más rápidos que los occidentales (mirad a vuestros países con lo de la lentitud de la denominada justicia).

Esta ley contra el desperdicio de alimentos también prohíbe tanto a los cargos públicos y privados la celebración de eventos que generen despilfarro de comida como "la demostración de la glotonería en la televisión y en las películas". Ya me diréis si unos honrados representantes populares, diputados, alcaldes y demás, no pueden hacer asasajos para vender su gestión. O la televisión no puede hacer esos exitosos programas de a ver quién se come la hamburguesa más grande o más huevos cocidos. Totalitarismo puro.

Lo dicho: el mundo libre está en peligro. Rebelaos, comprad mucha comida (que eso es bueno para la ganadería y agricultura intensiva, para las empresas; en definitiva, para la mcroeconomía) y tiradla después como gesto de protesta contra el comunismo.

El Lince

lunes, 6 de septiembre de 2021

Las alas de la libertad

Occidente no gana para sustos, poquito a poquito se deshace sin remisión. Por si lo de Afganistán fuese poco (y toda la parafernalia de los medios de propaganda sobre "la resistencia" de Panshir ha explotado com un globo al que se infla demasiado) ahora le toca el turno a Israel: seis presos palestinos se han fugado de una cárcel de máxima seguridad. Con 32 cámaras de seguridad funcionando las 24 horas, con suelo de hormigón con una capa de acero, un acero utilizado en la construcción de los tanques Merkava, y se han escapado seis presos.

Seis de 4.650 es una cifra insignificante, pero esos seis son las alas de las mariposas aleteando en libertad. Y ya se sabe lo que pasa con el aleteo de las mariposas. Israel está en estado de shock, sobre todo porque tuvieron que contar con apoyo externo. El tiempo que estén en libertad hundirá un poco más el escaso prestigio del régimen fascista de Israel, ya duramente golpeado tras su derrota en la penúltima agresión a Gaza donde la inesperada respuesta de la resistencia palestina, conocida como "La espada de Jerusalén", le puso contra las cuerdas y se tuvo que rendir.

El desasosiego es palpable, al igual que la euforia palestina. Si a eso se le añade que en Siria sus ataques ya no tienen efectividad porque los misiles con derribados, el círculo se va cerrando. O la llegada a Siria del petrolero iraní que va a surtir de combustible a Líbano. O el primer encuentro de ministros de Egipto, Líbano y Jordania con Siria para que a través de este país pase energía eléctrica para Líbano. Toda la tela de araña occidental se va deshaciendo y las mariposas siguen aleteando.

Esta era una imagen de Gaza después del triunfo que no os puse en su momento. Cómo Palestina se reconstruye una y otra vez con tesón, como el mostrado por los seis presos huidos.

Lo mismo pasa en Afganistán, donde la euforia talibán es proporcional al desasosiego occidental que pretendía que "la resistencia" de Panshir iba a ser el comienzo de una revuelta contra los talibanes. Y ¡puf!, el globo explotó. Todo lo que habían dicho los pro-occidentales ha resultado ser falso y si bien unos pocos remanentes se han trasladado a las montañas, las ciudades del valle están en poder talibán. Esta es la primera foto de ellos en la ciudad de Bazarak, la capital de Panshir, con el retrato del glorificado (por Occidente) Mashoud en una de las puertas de la ciudad. Pues bien, Mashoud ha reconocido la derrota desde las montañas.

El Lince

sábado, 4 de septiembre de 2021

Héroes de película

 

Ahora que "la operación de evacuación más grande de la historia" (sic) ha terminado, aquí hay un excelente vídeo de los héroes de la misma, como los calificó Biden. Igualitos que los de Marvel (lo que dice mucho de ambos, los reales y los de cine). Que lo disfrutéis.

El Lince