sábado, 29 de junio de 2019

La imprescindible de Stalingrado

Al igual que me ocurrió con Marta Harnecker, rompo el fin de semana un momento para recordar a otra imprescindible: Ekaterina Mijailova. La imprescindible de Stalingrado. Conocemos muchas historias de Stalingrado, la mayoría colectivas. Pocas individuales, como la casa de Pavlov.


Tuve la suerte, y el privilegio, de conocer a Ekaterina (Catalina, en castellano) en el año 2000 y su historia es tanto fascinante como desconocida. Como la de la mayoría de las mujeres luchadoras y, en la Unión Soviética, fueron millones. En muchos otros sitios también, las hubo y las hay. Pero en la Unión Soviética, durante el combate contra el fascismo, fueron determinantes.

Ekaterina se alistó voluntaria con 17 años, con 19 se convirtió en la salvadora de miles de vidas durante la defensa de Stalingrado. Uno de los aspectos menos conocidos de la guerra es que el tráfico fluvial por el Volga, la última frontera entre los nazis y la Unión Soviética no ocupada, estuvo en manos de mujeres. Capitaneaban, eran la tripulación y la defensa de centenares de barcazas que desafiaban una y otra vez a los bombarderos nazis, a los cazas nazis. 

Esas barcazas transportaban alimentos, municiones, soldados... para la defensa de Stalingrado, la primera ciudad tras el Volga, la primera ciudad en esa frontera. Ekaterina mandaba una de ellas, la que se convirtió en la principal para la salvación de millares de personas, civiles y militares, heridas en Stalingrado. Ekaterina fue voluntaria a Stalingrado. Insisto, tenía 19 años. Todos los días, durante más de un año (desde enero de 1942 a febrero de 1943), se jugó la vida, ella y su tripulación, todas mujeres, transportando heridos del frente de Stalingrado. Ekaterina era enfermera también. Sus cuidados, exquisitos, fueron determinantes en las primeras curas. Fue herida en tres ocasiones por los ametrallamientos producidos por los aviones nazis. Pero siguió, y siguió combatiendo en otros frentes después de la victoria contra los nazis en Stalingrado, ya como enfermera.


Ekaterina Mijailova recibió el título de Heroína de la Unión Soviética y su última misión fue en Austria.

Se ha ido otra mujer irrepetible. Hasta siempre.


El Lince

lunes, 24 de junio de 2019

¿Nos salvó o nos condenó?

¡Menuda historia! Leída así, en titulares, me ha dado por bajar a comprar unas cuantas aceitunas para acompañar con la cerveza mientras la leo con detenimiento. Resulta que Trump había decidido atacar a Irán y a 10 minutos de la hora prevista se arrepintió. Menos mal, casi me atraganto con los huesos de las aceitunas. Porque no me diréis que no es para atragantarse saber que estás a punto de irte a la mierda con una gran guerra. O eso, o te lo tomas con calma. Y yo he decidido tomármelo con calma, por ahora, y saborear las aceitunas. Y la cerveza.

Y me he puesto a pensar: Trump ¿nos salvó o nos condenó? ¿Nos salvó no tanto de una guerra como de una nueva depresión económica -si es que la anterior ha terminado, lo que está por ver-? ¿Nos condenó a la guerra final, esa que volverá a tener como principales habitantes de los desiertos de Oriente Próximo y Lejano a los camellos y en la que ni rusos ni chinos se van a quedar callados? No me digáis que la trama no es interesante. Esta va a ser una de esas historias con final abierto, anunciando una segunda parte.

¿Lo hizo porque tuvo un arranque de decencia?: ¿cuántos muertos causaría?, dicen que preguntó; 150, le respondieron; un avión no tripulado no merece ese precio, dicen que dijo. Pero ¿y si lo hizo porque la respuesta de Irán dejó conmocionado al Pentágono por la sofisticación armamentística demostrada?

Porque aquí hay algo que no cuadra. O bien EEUU volvía a hacer uso de su arrogancia y prepotencia, una vez más, con el maravilloso avioncito, o bien no tiene ni idea del poderío real iraní. Arrogancia porque se supone que aunque el avioncito, una joya no sólo de EEUU, sino de la OTAN, puede volar a una altura muy alta y, técnicamente, es inderribable para unos cuantos palurdos pastores persas, no iba tan alto, confiado.

Prepotencia porque Irán tal vez haya cometido un error al derribar el avioncito -descubrir una posición, o dos, de sus defensas- pero ha demostrado que no va de farol y que sus armas tienen capacidad para derribar sofisticados aparatos. Ya os dije que inventaron el ajedrez y que en el ajedrez no hay faroles, que sí los hay en el póker. En el ajedrez hay estrategia y, a veces, conviene sacrificar una pieza.

¿El armamento de Irán es de producción propia, como dicen? ¿Es tecnología inversa? ¿Tienen algo que ver los rusos suministrando a escondidas tecnología punta? (me estoy quedando sin aceitunas y sin cerveza, tendré que ir a por más porque esto comienza a atraerme). Esta es una de las incógnitas. La que se acaba de despejar es que Irán no habla por hablar.

Porque los rusos se están moviendo. Por sorpresa, Rusia ha dicho (el viernes, un día después del follón) que "está lista para ayudar a Irán a exportar su petróleo y facilitar las restricciones a su sistema bancario si Europa no lanza su mecanismo (el llamado Instrumento de Apoyo a los Intercambios Comerciales -INSTEX- con Irán". Tómese nota de lo de "sistema bancario", puesto que Rusia tiene su propio sistema y acaba de acoplarse al de China para eludir la soga en el cuello que es el occidental SWIFT.

Y una tontería: resulta que como consecuencia de la guerra arancelaria lanzada contra China, Irán se ha convertido en el sustituto de EEUU en cuanto a suministro de gas licuado a los chinos (aunque la parte del león se la lleva Rusia en este comercio con China) porque Irán está ofreciendo un precio muy ventajoso. Así que otro factor, y no pequeño, a tener en cuenta. Rusia y China en el mismo barco, o muy cerca, de Irán. Mal asunto para EEUU.


En cualquier caso, hay que constatar dos cosas, otra vez, que llevan a la pregunta inicial. La primera, que Irán está diciendo la verdad al afirmar que derribó el avioncito en su territorio. El haber recuperado piezas del mismo, y haberlas mostrado -junto con la secuencia completa del viaje-, es indicativo suficiente y el por qué EEUU ha tenido que envainársela. En ese caso, Trump nos salvó porque con el petróleo por las nubes, nosotros estaríamos más abajo del suelo.


Además, Irán ha demostrado que el avioncito salió de los Emiratos Árabes Unidos por lo que, indirectamente, está diciendo que hay otro responsable y que se atenga a las consecuencias.

La segunda, que con la celebración de la cumbre del G-20 a la esquina y la presión de todo el mundo para que haya un acuerdo con China, a Trump no le interesaba, por el momento, iniciar la guerra. Eso, sumado a la conferencia económica sobre la venta de Palestina que se va a iniciar esta semana en Bahrein, no hubiese unificado las filas árabes ni mucho menos puesto que las fuerzas chiítas (que también son árabes) tienen mucho que decir en Siria, Líbano, Yemen... y no puede haber ningún follón a gran escala mientras no se solucione el tema palestino.

¡Ah!, y por cierto, añadid que el día 28 se reúnen en Viena los viceministros de Relaciones Exteriores y otros funcionarios de Irán, China, Rusia, Alemania, Francia y Gran Bretaña para hablar del acuerdo nuclear. Es, evidentemente, la última oportunidad de salvar diplomáticamente el acuerdo y que la moribunda Unión Europea demuestre que no es vasalla de EEUU puesto que el 7 de julio expira el plazo que dio Irán para que Europa cumpliese con sus compromisos o, en caso contrario, comenzaría a enriquecer uranio más allá de la proporción acordada en el acuerdo nuclear roto unilateralmente por EEUU hace un año. En este caso, Trump nos condenó porque no es más que una cuestión de tiempo la guerra contra Irán (y más allá).

Me he terminado las aceitunas y la cerveza. Habrá que esperar a la segunda parte para responder a la pregunta.

El Lince

miércoles, 19 de junio de 2019

Zarmena Waziri 

Hace un mes os comenté que había dado una conferencia en una universidad en la que tuve una discusión con un conocido intelectual europeo, ahora profesor en una universidad mexicana, sobre si el capitalismo chino es "más duro y agresivo" (sic, eso decía él) que el occidental. Desde luego, la respuesta es obvia, pero tenéis un recordatorio, más o menos, en lo publicado unos días después.

Pero allí pasó algo más. Como dice una muy buena amiga, soy una rana que me meto en charcos. Y lo hice. No sólo en el de más arriba, sino en otro: el feminismo. Utilizando el caso de Sudán, y de la icónica foto de una mujer subida en el techo de un coche cantando durante las protestas populares iniciadas en abril, critiqué la forma neocolonial que se tiene de interpretar el feminismo. Yo, un hombre. Y lo hice poniendo un ejemplo del que os hablé también aquí: Fátima Ahmed Ibrahim. Una de las organizadoras me dijo que tenía razón, que era algo en lo que -aunque tarde- ya estaba el movimiento feminista y, para mi sorpresa, mi aportación se recogió en las conclusiones finales de ese seminario.

Pues hay otro caso de feminista histórica, en este caso afgana, que está en serios problemas por culpa de los mal llamados "progres".

Se trata de Zarmena Waziri, una de las impulsoras de la Organización Democrática de las Mujeres Afganas en 1965, y está a punto de ser deportada desde Dinamarca a su país. Lo dramático del caso es que tiene 72 años y tiene demencia senil.


Y lo más dramático del caso, aún, es que en Dinamarca ha ganado las elecciones un partido socialdemócrata que ha calcado, casi línea por línea, palabra por palabra, el programa xenófobo de corte casi neonazi del gobierno anterior del Partido Liberal.

En unos momentos en los que el avance del fascismo es general, con las excepciones de Bélgica o Chipre, por ejemplo, son casos como este los que marcan algunas muy pequeñas diferencias entre las distintas etiquetas. Y las marchas de marzo, o las de abril, o las de noviembre o de cuando sea, si es que han servido para algo, tienen que tener en cuenta estas realidades. Hay mucha gente, en muchas partes, que lleva una vida de lucha, que la ha llevado y que es desconocida totalmente por ese endogámico Occidente que, una y otra vez, no hace otra cosa que mirarse el ombligo.

Hubo una época en la que en Afganistán el gobierno, gracias a la presión de las mujeres, reconoció igualdad en la educación, en los derechos de la familia, en la igualdad de acceso a la atención médica. Zarmena Waziri fue una de esas luchadoras que lo hicieron posible.

El Lince

domingo, 16 de junio de 2019

Marta

Ha muerto Marta Harnecker, una amiga, una maestra. Con ella aprendí a entender el mundo, con ella me formé como intelectual, como militante, como persona. Sus "Cuadernos de educación popular" han sido leídos, releídos, subrayados, devorados. Su "Conceptos elementales del materialismo histórico" ha sido mi libro de cabecera durante años. Guardo como un tesoro su dedicatoria en el libro "América Latina: Izquierda y crisis actual".


Coincidí con Marta Harnecker varias veces, en Cuba. Me la presentó otro amigo, otro maestro también muerto hace unos años: Ernesto Gómez Abascal. Esas veces siempre comíamos juntos y las tertulias se alargaban, y se alargaban... Las discusiones entre el maestro y el alumno sobre Oriente Próximo eran seguidas con avidez por Marta, siempre deseosa de conocer el estado de los movimientos populares en el mundo. Un mundo que Ernesto conocía a la perfección y en el que yo me iba asentando.

Marta no se cansaba de preguntar, de apuntar, de conocer, de analizar. Marta siempre ponía el contrapunto a nuestras casi eternas discusiones con una sonrisa, siempre hacía la pregunta adecuada, la pregunta mordaz. No tenía miedo de reconocer que había cosas que desconocía, y se empapaba de ellas con avidez. No se cansaba de conocer, no se cansaba de analizar, no se cansaba de estudiar. Así ha vivido, así ha muerto. Y gracias a ello muchos, muchas hemos aprendido.

Si ya estaba casi huérfano con la muerte de Ernesto, ahora estoy huérfano del todo.

Hasta siempre, maestra, hasta siempre.

El Lince

viernes, 14 de junio de 2019

El lugar donde crecen las flores

Algunos de mis amigos están estos días decaídos, desanimados y, por qué no decirlo, derrotados. Los resultados de las elecciones europeas, las municipales y autonómicas en el Estado español les han dado de bruces con la realidad, una realidad que sólo ellos no veían. Hace cinco años hablaron de asaltar los cielos y lo único que hicieron fue asaltar los sillones: se desdijeron en todo, desmovilizaron y, a pesar de todas sus renuncias, de todas sus muestras de servilismo, la bofetada es de las que hacen época. Y no lo asumen. De nada les ha servido vestirse de lagarterana (para quienes lo leáis desde otras latitudes: es una expresión típica castellana que significa disfrazarse y con mucha ostentación, algo recargado), las máscaras ya no ocultan nada y sólo quedan las flores marchitas. El caso de la alcaldía de Barcelona es el más evidente y la antigua flor de allí se ha convertido en un adorno de plástico. Decorativo, pero inofensivo, sin color, sin brillo y sin olor.

La tónica en el Estado español es la misma en toda Europa. En aquellos lugares donde las formaciones "progres" han gobernado, el descenso es espectacular. No sólo el caso de Grecia, sino sobre todo en Portugal. Aquí el Partido Comunista, que ha estado apoyando al gobierno socialdemócrata, ha perdido ni más ni menos que la mitad de su representación. Ser alabado por los medios de propaganda, ser considerado "responsable" por el sistema es el mejor indicativo de que algo estás haciendo mal. Los errores se pagan, desde luego, porque entre el original y la copia, la gente prefiere el original.

Sin embargo, sí hay un sitio donde las copias lagarteranas son irrelevantes y lo original hace brotar las flores, hace crecer con fuerza las flores y más: ya arraigan los árboles. Un sitio donde todavía se resiste al invasor. No, no es la Galia (Francia, rememorando mi juventud con Asterix), donde la táctica dubitativa con los "chalecos amarillos" también ha hundido a La Francia Insumisa (una especie de Unidas Podemos). Ese sitio es Bélgica. Ya os lo anuncié hace seis o siete meses y los resultados ahora lo confirman.

El Partido del Trabajo de Bélgica ha subido, otra vez, rompiendo aún más los techos anteriores. Y, al contrario que en otros lugares, los verdes, mal llamados "ecologistas" -también alabados y jaleados desde los medios de propaganda del sistema-, se han situado en muchos lugares detrás del Partido del Trabajo. De ellos sí hemos oído hablar, del PTB ni una palabra. Como tampoco hemos oído hablar del Partido de los Trabajadores Progresistas de Chipre (comunista), que también ha logrado un resultado muy bueno, ni más ni menos que el 27'49%, subiendo un poco más de dos puntos. Pero me voy a centrar en Bélgica por su relevancia, por ser el país donde se asienta el poder plutocrático de la moribunda Unión Europea.

Siguiendo las referencias que os di en la entrega que os menciono más arriba, el PTB ha logrado unos resultados espectaculares: en Anderlecht en 2014 tenía el 3'34% y ahora está en el 17'63%; en Bruselas ha pasado del 4'27% al 16'38%, en Charleroi del 8'71% al 22'01%, en Flameries del 4'95% al 17'55%, en Lens del 2'77% al 9'16%, en Liege del 11'49% al 19'10%... y así sucesivamente.

El ascenso es general en las elecciones europeas, en las regionales y en las federales aunque todavía hay una significativa diferencia entre Valonia y la región de Bruselas, donde el ascenso en el cómputo global de las tres convocatorias ha sido del 8'32% y del 8'44%, respectivamente, y Flandes, donde es mucho más matizado con una subida del 2'80%.

Lo interesante del caso es que ahora ha sido un ascenso en todas las circunscripciones de Valonia, de la región de Bruselas y de Flandes. No hay ni una sola localidad donde no haya subido (el porcentaje más pequeño ha sido en la ciudad flamenca de Hoogstraten con un ascenso del 1'86%). Eso significa que el PTB se convierte en el partido de referencia de la izquierda europea, muy por encima de cualquier otro. Y lo ha hecho sin vestirse de lagarterana, lo ha hecho yendo de frente, con su nombre, con sus siglas, con sus emblemas. Un PTB que se proclama abiertamente marxista-leninista, que proclama un Socialismo 2.0 y que sigue hablando de la necesidad de combatir la explotación del hombre por el hombre. Un partido que se define a sí mismo como "de principios" y entre ellos está "el marxismo en acción".

Sus resultados lo avalan, desde luego. Ningún parecido con otras formaciones que dicen que si pueden, que si insumisas, que si más, que si menos, que si comunes, que si mareas, que si reflujos... El PTB no reniega de nada, se reafirma. Y ahí está, este sí, en pie de lucha.


Y como no me he podido contener, y dado que hace tiempo que no pongo música, aquí tenéis una curiosa versión de un clásico del inolvidable Pete Seeger. Es un tema antimilitarista pero que se puede aplicar también a toda esa gente que se dijeron flores hace cinco años, que se han marchitado muy rápidamente y que, además, se niegan a comprender. Como mis amigos.


El Lince

martes, 11 de junio de 2019

Preparados, listos... ¡ya!

La carrera ya está disparada. Rusia y China van a dejar atrás, muy atrás, a EEUU. No es una carrera corta, sino de larga distancia. Pero mientras uno anda solo, los otros se van dando relevos. Así hay que interpretar los acuerdos económicos, sociales y militares alcanzados por Rusia y China la semana pasada en al marco de la reunión entre Xi y Putin en conmemoración del 70 aniversario de las relaciones diplomáticas entre la antigua URSS y la República Popular China. Y en este marco os voy a comentar un dato que va más allá del simbolismo: Xi y Putin visitaron el histórico acorazado "Aurora", desde el que se lanzó el cañonazo que inició la Revolución de Octubre bolchevique. Era un viejo sueño de Xi Jinping, ahora cumplido.

Por cerrar, por ahora, esta pequeña serie sobre China, su resistencia la agresión estadounidense y su búsqueda de nuevos mercados (y contestando a alguna duda surgida) voy con unos cuantos datos.

El comercio exterior de Rusia y de China es totalmente diferente. Mientras que para los primeros, el principal destino exportador es China, para los segundos es EEUU; en cuanto a las importaciones, a Rusia llegan desde China y a China llegan desde Asia, especialmente Corea del Sur. Son economías que no se parecen en nada, y los lugares comunes (como las inversiones), tampoco. Hasta ahora.

Los datos que os ofrezco son de 2017, pero en 2018 se comenzó a dar un vuelco que ahora se ha sancionado, ya para siempre, con el encuentro citado. Ese año de 2017 el comercio entre los dos países alcanzó la cifra de 82.900 millones de dólares. Pero en 2018 se dio el salto hasta los 108.000 millones, un aumento sustancial. Y con la guerra de aranceles lanzada por EEUU, la proyección es aún mucho más espectacular: para el 2025 se espera que alcance los 200.000 millones aunque el camino que lleva este 2019, con un aumento del 5'8% respecto a lo alcanzado en el cuatrimestre del año pasado, es una cifra que se sobrepasará con creces para entonces. Eso supone que dentro de cinco años, el comercio bilateral entre Rusia y China será ya casi la mitad del de China-EEUU. Es decir, China ya ha decidido que su nueva ruta comercial pasa, sí o sí, por Rusia.

Los acuerdos firmados entre los dos países tienen un montante de 20.000 millones de dólares, pero hay que hacer hincapié en dos cosas: la primera, que el Fondo de Inversión Directa de Rusia y la Corporación de Inversión de China han establecido un fondo de mil millones de dólares para apoyar la investigación y la innovación tecnológica. ¿A que no sabéis dónde se va a ubicar? Pues en Shenzhen, donde está la sede de Huawei. Traducido: Huawei gana.

La segunda, que las compañías energéticas estatales rusas y chinas (recalco, estatales) han establecido una empresa conjunta para vender gas natural licuado ruso en China. Son, por una parte, la rusa Novatek y la china Sinopec, respaldada la empresa conjunta por otro banco estatal ruso, Gazprombank. Por otra, Novatek y la China National Offshore Oil Corporation, que ya trabajan juntas con una participación igual de cada una del 10% en la otra, quienes van a aumentar sus participaciones en un proyecto de instalación, desarrollo y explotación de gas natural en el Ártico.

Y, además, China y Rusia van a construir al menos una central nuclear conjunta en la provincia de Liaoning.

Rusia y China están muy agradecidos a Trump. Su irracional política de aranceles, que no es otra cosa que el desesperado intento por mantener la hegemonía mundial, está acelerando su caída. Es evidente que no será ni hoy ni mañana, pero sí se visualiza ya cada vez más cerca y con más fuerza. Los chinos se habían abstenido, hasta ahora, de apoyar activamente a Rusia tras la imposición de sanciones por Ucrania en 2014. Pero la necesidad obliga y ya no hay vuelta atrás. Ahora no sólo hay una asociación estratégica integral entre los dos países, sino un entendimiento activo que les lleva a enfrentarse a EEUU en el convencimiento de que si no lo hacen juntos, y simultáneamente, sería más fácil para EEUU (y sus vasallos) desestabilizarlos. Más a Rusia que a China, por supuesto.

Veremos cada vez más una mayor presencia de China en Rusia y de Rusia en el sistema financiero chino (es decir, créditos). Traducido: adiós, Occidente, adiós. Los mercados que está perdiendo EEUU los va a ocupar Rusia. Por ejemplo, en la agricultura (Rusia es el principal exportador mundial de trigo, por ejemplo). China ha dejado de importar soja desde EEUU, y este mercado va a ser suplido, al menos en parte, por Rusia puesto que se ha firmado un acuerdo para crear una empresa conjunta por valor de 153 millones de dólares para desarrollar este sector en Primorsky, que, curiosamente, tiene frontera no solo con la provincia china de Heilongjiang sino con Corea del Norte.

Esta es la concreción de lo que aparece reseñado vagamente en la declaración conjunta firmada por los dos países tras esta visita de Xi a Rusia. Se dice textualmente: "las dos partes se coordinarán estrechamente entre sí para alinear sus estrategias de desarrollo, ampliar la cooperación mutuamente beneficiosa en el comercio y la inversión y ampliarán aún más los lazos bilaterales en general".

Pero hay más, algo que ya os comenté: "China está lista para trabajar con Rusia para fomentar una mayor sinergia entre la Iniciativa Un Cinturón, Una Carretera (la Nueva Ruta de la Seda) y la Unión Económica Euroasiática". Eso significa que la cosa va más allá de los dos países, significa el fin del mundo unipolar definitivamente y la apuesta por el multilateralismo y el impulso definitivo de Eurasia como eje del siglo XXI.

Teniendo en cuenta que la cosa sigue, que esta semana se va a reunir la Organización de Cooperación de Shanghái y la Conferencia sobre Interacción y Medidas de Construcción de la Confianza en Asia, el terreno se avisa más liso y con más facilidades para que los dos países continúen su carrera, conjunta y por relevos, para distanciarse de EEUU.

Porque a ello hay que añadir lo que cada país está haciendo por su cuenta, como la compra de oro. Si hasta ahora era Rusia quien llevaba la delantera, China ha decidido esprintar y acaba de comprar más oro que nadie, por delante de India y de Rusia que han sido los otros dos grandes compradores de oro en ese mismo tiempo.



Y ¿a que no sabéis que pasa en octubre? Pues que en Shenzhen se va a celebrar la conferencia anual de la Asociación de Mercados de Lingotes de Londres. Y ¿por qué? Pue porque en Shenzhen, desde abril de 2016, está ya funcionando la bolsa de oro de China que, aunque mantiene los precios de referencia de Londres, ya ha anunciado que va a poner los suyos propios. Es decir, que esa bolsa de Londres, junto a la otra que hay en Occidente, que es la de EEUU, van a tener que aceptar las condiciones chinas. El primer paso lo da la de Londres, que claramente prefiere negociar y ceder algo que perder su cuota de mercado porque China ha vinculado su otra gran maniobra, el petroyuan (que ya controla el 14% del comercio mundial del petróleo) al oro. Y cuando la desdolarización se acelera, todo el mundo quiere estar preparado y negociar con quien va a tener el mando a medio y largo plazo.

Todo esto es bueno también para Rusia, porque a medida que se afianza su alianza con China, la presión de EEUU y sus vasallos europeos en zonas como Ucrania, Siria o Irán pierden gran parte de su fuerza.

Así que lo dicho: Rusia y China os dan las gracias, chicos. En esta carrera llegaréis con la lengua fuera y muy detrás.

El Lince

miércoles, 5 de junio de 2019

Jugar al go

Al igual que el ajedrez es de origen persa, en el continente asiático hay otro juego que en Occidente habría que tener en cuenta: el go. Ideado en China, se considera que tiene más de 2.500 años de antigüedad y ni qué decir tiene que cualquiera que se adentre un poco en el terreno geopolítico tendría que tener en cuenta estas dos referencias a la hora de abordar conflictos y estrategias con Irán y con China. Occidente nunca ha sido tan sutil, siempre ha utilizado la fuerza bruta y a lo más que llega es a los juegos de cartas en los que el engaño es la estrategia principal. Es decir, marrullerías varias.

Es lo que se ve con la actitud de EEUU y sus vasallos con Irán (desde la retirada de los acuerdos firmados hasta la campaña para hacer ver que quien ofende y agrede es el ofendido) y es lo que se ve con la actitud de EEUU y sus vasallos con China por Huawei. Marrullerías varias.

Hoy el presidente chino comienza una nueva visita a Rusia acompañado, ni más ni menos, que de más de mil personas para firmar 30 nuevos acuerdos de todo tipo, desde económicos a militares. No es una fecha elegida al azar, ni siquiera hay que enmarcarla en lo que formalmente se hace: en el marco del Foro Económico Internacional de San Petersburgo. Hay que enmarcarla en algo mucho más importante y de más relieve: en el 70 aniversario del establecimiento de lazos diplomáticos entre la Unión Soviética y la República Popular China.

No hago el recordatorio porque sí, tiene una explicación: el cuento de que China va a ceder a las demandas de EEUU por los aranceles no es más que un desconocimiento no sólo de la historia de China, sino del juego del go. Van ya 11 reuniones entre EEUU y China y no hay ningún acuerdo a la vista porque los chinos no van a ceder. Ellos saben jugar al go, los estadounidenses sólo saben hacer marrullerías.

Pero hay algo más. El presidente chino, Xi Jinping, tiene hoy mucho más poder del que tuvo Mao en sus tiempos, pero está más circunscrito por la dirección colectiva del Partido Comunista Chino que Mao. Y ahora la dirección del PCCh está sintiendo en su cogote el aliento maoísta, que se opone ferozmente a cualquier síntoma de flaqueza ante EEUU. Porque las amenazas (que no demandas) de EEUU han tocado el centro neurálgico de la estructura de poder del PCCh de la misma manera que lo hizo con el Partido Comunista de la Unión Soviética. Por eso os hacía mención a que esta visita de Xi se produce en el 70 aniversario de las relaciones entre los dos países, cuando Rusia era la URSS.

En los estertores de la URSS, con Gorbachov y antes, las "demandas" de EEUU fueron acoplándose en el sistema soviético poco a poco, sobre todo en el ámbito educativo y "civil". En el primero, con la adopción de un sistema educativo que se parecía cada vez más al occidental y, en el segundo, con la aparición de las primeras ONGs, verdaderos caballos de Troya del capitalismo. Con la destrucción de la URSS la cosa fue a más y EEUU exigió, literalmente (podéis ver el espléndido libro de Naomi Klein "La doctrina del Shock"), que se redactasen leyes para "acomodar" la economía y la sociedad a los cánones occidentales capitalistas. Eso destruyó el país, paralizó el desarrollo doméstico, provocó el auge de los oligarcas, se destruyó el tejido educativo, sanitario y científico y en ese caldo de cultivo crecieron, como las setas, los quinta columnistas neoliberales que hoy, todavía, andan bien asentados en el Kremlin y sus proximidades. Todo ello adornado con la parafernalia clásica de "esplendor económico, libertad y democracia".

Aunque me parezca a una rana, me voy a meter en un charco: algo parecido se intentó hacer en China hace 30 años, cuyo exponente máximo fue Tiananmen. Los chinos -y no hay que olvidar quién estuvo al frente de la represión de Tiananmen, el tan alabado por Occidente Deng Xiaoping- vieron en todo ello el mismo esquema que en la URSS, vieron una nueva intrusión occidental, una nueva cultura del opio, una pérdida de su sociedad, en definitiva. Vieron, en síntesis, el mismo esquema que se había utilizado con la URSS y que provocó su caída. Y recordaron que entre sus señas de identidad está el juego del go, mucho más complejo que el ajedrez y donde el tiempo es fundamental a la hora de hacer un movimiento.

En esas se está ahora, en el juego del go. China es la potencia sobre la que está ya girando el siglo XXI y todos los movimientos de EEUU, y sus vasallos, van en la línea de ahogar a China intentando evitar que vaya consiguiendo nuevas casillas, nuevas intersecciones y haciéndose con el tablero. Solo que en el go, los mejores jugadores son los chinos. No es un juego occidental donde es Occidente quien hace las reglas, establece las normas y siempre gana o por las buenas o por las malas. Aquí las reglas son otras y lo que cuenta es el tiempo, la concentración y la estrategia. Porque lo que hay es un plan a largo plazo sin la hegemonía de EEUU (y de Occidente, por tanto).

El juego ya está bastante desarrollado, aunque aún Occidente tiene una ventaja añadida porque es quien ha empezado los movimientos, y ese es el turno de ventaja que tiene. China está respondiendo, pero tiene aún que encontrar nuevos mercados por un equivalente a 350.000 millones de dólares (más o menos el coste de los aranceles impuestos), lo que no es fácil. De ahí la importancia de la visita de Xi a Rusia. Porque una de las posibilidades es el traslado de empresas chinas a Rusia dado que nunca los dos países han estado más interconectados y su alianza ya es estratégica en todos los aspectos. Por ejemplo, en el económico donde el comercio entre los dos países creció el año pasado el 27'1% y en lo que va de año es ya el 5'8% más que en el mismo cuatrimestre de 2018.

China y Rusia van a firmar 30 nuevos acuerdos económicos, pero hay algo más importante: una propuesta rusa de ayudar a China a desvincularse de EEUU acelerando la integración entre la Unión Económica Euroasiática y la Nueva Ruta de la Seda. Si China acepta, será otra casilla más en el tablero porque se habrán eliminado, de golpe, varios movimientos occidentales en Asia Central.


El Lince