miércoles, 26 de diciembre de 2018

Arriba y abajo

Arriba, la aristocracia; bajo, la servidumbre. Esta era, en síntesis, la trama de una exitosa serie de televisión británica de los años 70 que llegó al estado canalla (más conocido como España) más de diez años después. El relato de una sociedad obsesionada con la clase social, esa que hoy dicen ha desaparecido y que la pretendida izquierda ha arrojado al baúl de la Historia. Pero no. Hay muchos ejemplos de ello, pero en la Francia de hoy es donde hay que fijarse.

Algún imbécil ha tenido el atrevimiento, y la ignorancia, de decir que los "chalecos amarillos" de Francia son como los "indignados" del 15-M en el Estado canalla. Nada que ver. Ni parecidos. Porque los famosos "indignados" eran clase media acomodada (o sea, arriba) que reclamaban su cachito de poder -y lo tuvieron, por lo que desmovilizaron- mientras que los "chalecos amarillos" son claramente los de abajo. Véase si no dónde están unos, y lo que duraron, y dónde están otros y lo que duran.

Yo vivo en una pequeña ciudad (40.000 habitantes) que hasta hace dos años no tenía hospital (ahora es privado aunque pagado con fondos públicos) y muchas de las gestiones habituales había que hacerlas en otras ciudades más pobladas. Es decir, que hay, todavía, que desplazarse. Por lo tanto, entiendo perfectamente la rebelión de los "chalecos amarillos" contra los impuestos de los carburantes, que fue lo que dio origen a toda esta historia. Fue un movimiento descalificado por los mal llamados "progres" franceses -y no digamos los españoles, que se han mantenido en un silencio nada sorprendente no vaya a ser que cunda el ejemplo y queden mal parados con sus manitas y demás- y estigmatizado, como hizo también el gobierno, como de extrema derecha.

El movimiento ha cumplido sus sexta semana de movilizaciones, sin que haya decaído en exceso. Es más, esta navidad las rotondas se han vuelto a llenar y lo más significativo, en varias ciudades (Montpellier o Toulouse, por ejemplo) los "chalecos amarillos" se manifestaron con los nombres de los 8 muertos que van ya y recordaron a los más de mil heridos. Tal vez las fotos más significativas sean estas, y hay vídeos circulando sobre cómo la policía se regocija con la represión.



O sea, democracia en estado puro. Valores occidentales en acción. Como cuando se ha vuelto a detener a algunos de los más destacados activistas "de forma preventiva". Vamos a ver si recordáis cómo los medios de propaganda retrataron el caso Navalny, el niñato ruso -estilo Rivera en el Estado canalla,- protegido por Occidente en pleno como "demócrata" cuando el año pasado fue detenido antes de una manifestación en Rusia. Su caso llegó hasta el Parlamento Europeo, que condenó la "represión" de Putin contra un "demócrata". Este hombre en Francia se llama Eric Drouet y tuvo la decencia de negarse a ir al Palacio del Elíseo para una reunión y, por el contrario, hizo un llamamiento a acudir al Acto VI del sábado pasado. Pero él no pudo porque fue detenido "preventivamente". Las ONGs que estuvieron tan activas con Navalny han estado calladas ahora, la Comisión Europea de Derechos Humanos que estuvo muy activa con Navalny ha estado en silencio y al Parlamento Europeo no le interesa un "palurdo" francés, conductor de camiones, que pone en jaque todo un andamiaje que hace aguas por todos los lados, tanto en Francia como en la moribunda Europa.

Arriba y abajo. Incluso los "progres" se indignaron porque en Rusia no se respeta el derecho de manifestación (sic) pero aquí han estado callados como muertos. Y es que los "progres, la pretendida izquierda, desde hace mucho tiempo ha abandonado cualquier pretensión no ya emancipatoria sino simplemente lógica. Pese a todo el discurso de "defensa de las cuestiones sociales" está ubicada, de hecho y de derecho, en el liberalismo económico, político y cultural. Ya no se lucha contra un sistema económico y social injusto basado en la acumulación infinita de capital, sino que espera que este capital muestre un poco de humanidad y acepte conceder algunas migajas.

La pretendida izquierda es hoy una fuerza contrarrevolucionaria, por eso ve con estupor movimientos como los "chalecos amarillos" y eso hace que se ensanche la brecha con las clases trabajadoras, esas que viven en la periferia o en los barrios populares de las ciudades a donde no llegan los "progres", clases medias urbanas cuyo único objetivo es beneficiarse de la globalización capitalista. Hay un hecho cierto: los "chalecos amarillos" han logrado más en un mes que todas las burocracias sindicales y partidarias en un par de décadas. Por eso centrales como la CGT han ido a remolque, sumándose en un sí pero no y bajo la presión de las bases. Por eso La Francia Insumisa se ha sumado después de un duro debate.

El próximo sábado habrá un Acto VII. El ánimo no decae y empieza a ser un movimiento generalizado contra el sistema, contra la confiscación del poder de la ciudadanía por parte de políticos profesionales, jueces y demás. Jueces que ya están condenando a los más de cinco mil detenidos a penas de un año de cárcel por tirar piedras, dicen, a la policía. El régimen fascista de Israel considera "terroristasª a quienes tiran piedras a los soldados ocupantes. En Francia ya se ha dado un pasito para lo mismo.

Por cierto, ¿os acordáis de Fiorina, la chavala de 20 años herida? Pues ha perdido el ojo derecho por un disparo de pelota de goma hecho por la policía. En Catalunya también ocurrió algo parecido y los "progres" miraron para otro lado. Como en Francia con Fiorina y muchos otros. Pero con una diferencia: los "chalecos amarillos" han organizado una caja de resistencia para Fiorina y otros casos similares y sólo desde el lunes, cuando se conoció la noticia, ya se han recaudado 50.000 euros. Esta fue una iniciativa que comenzó esta navidad en las rotondas, que todavía siguen ocupadas y ya se ha superado el mes desde que se hizo con la primera.

El Lince

lunes, 17 de diciembre de 2018

Lo indignante y lo no indignante

La quinta movilización de los "chalecos amarillos" ha servido para conocer cuál es la correlación de fuerzas real: mitad y mitad. Mitad con el sistema (o dando una tregua al sistema) y la otra mitad manteniendo la movilización.

Tanto el gobierno francés como los medios de propaganda y las derechas, la clásica y la otra, han comenzado a hablar con gran placer de que el movimiento de los "chalecos amarillos" está "agotado" porque en París hubo menos gente que otras veces. Y lanzan elogios al pequeño Luis XVI por las migajas lanzadas el lunes y que han servido para eso con el inestimable apoyo sindical (como también está ocurriendo en Catalunya, por ejemplo, con los sindicatos oficiales yendo de la mano de los empresarios y el gobierno español).

Pero es una verdad a medias. Porque si bien es cierto que el despliegue policial fue abrumador (sólo en París hubo 8.000 policías) y que se hicieron requisas de chalecos amarillos y detenciones preventivas, otra vez, también es cierto que en el resto de Francia las movilizaciones no solo se mantuvieron sino que crecieron.


Es el caso de Toulouse, Lille, Burdeos, Lyon, Brest, Nantes, Marsella... Es decir, el sistema hizo todo lo posible porque París fuese la imagen del "agotamiento" de los "chalecos amarillos" -y todos los medios de propaganda lo han difundido hasta la náusea- mientras que en todas las otras ciudades, grandes y pequeñas, el movimiento ha seguido e, incluso, ha aumentado. Si no fuese así no se entendería que el primer ministro haya dicho ayer que "hay que liberar las rotondas". Si el movimiento está agotado, no hay por qué hacer llamamientos de este tipo. O sea, que el sistema aún está a la defensiva.

Para el sistema el objetivo principal era mostrar París en calma, lo que a su vez indicaría el "agotamiento" del movimiento. De ahí la impresionante cantidad de policías. Pero no lo logró. Son los irreductibles galos de Asterix quienes mantuvieron el pulso y que indica que el movimiento de los "chalecos amarillos" está lejos de morir.

Por eso el pequeño Luis XVI ha hecho otro gesto, más bien una provocación: ha anunciado que se congela el sueldo oficial, y tras él han hecho lo mismo los ministros aunque recalcan lo de "sueldo oficial" porque tanto ellos como los parlamentarios tienen muchas otras prerrogativas "gratis total", desde vuelos hasta residencias. Pero resulta que el sueldo del presidente es de 15.170 euros mensuales y el de los ministros 10.000, o sea, que cuando anuncian a bombo y platillo que el salario mínimo aumentará 100 euros (80 netos) ellos mantienen el suyo 10 veces más alto. Durante un mes los "chalecos amarillos" han denunciado la precariedad masiva y los bajos salarios, pero el presidente de los ricos hace un gesto simbólico y hay que aplaudir. Ministros, parlamentarios y demás ralea se benefician de salarios exorbitantes mientras la inmensa mayoría de trabajadores, parados, jubilados, jóvenes no llegan a fin de mes.

El Acto VI ya está convocado, añadiendo una reivindicación novedosa: el referéndum de iniciativa ciudadana que pese a estar aprobado desde 2015, nunca se ha puesto en marcha porque los diferentes gobiernos siempre se han negado con argumentos como que no se pueden dar soluciones simplistas a problemas complejos. Justifican que está en la ley, pero cuando llega la hora de ponerlo en práctica no lo hacen. A fin de cuentas ellos son los únicos capacitados y no los palurdos como los "chalecos amarillos".  Por eso los "chalecos amarillos" dan ahora un paso nuevo y que obligará, otra vez, a los partidos a retratarse. Porque con el referéndum, al estilo de Suiza donde es habitual para casi todo, se pueden hacer y proponer cosas como leyes o derogarlas, exigir la salida del parlamento de los políticos corruptos o que no cumplan sus programas, reformar la constitución o aprobar o no tratados internacionales.


Lo más interesante de esta semana, con serlo ya en sí el Acto V, es que al color amarillo le comienza a acompañar el rojo. Son los estudiantes quienes están aportando este color como consecuencia de la reacción masiva que está habiendo contra la policía a raíz de lo ocurrido en Mantes-la-Jolie, donde los esbirros obligaron a 153 chavales y chavalas a arrodillarse y poner las manos en la cabeza.


La respuesta es doble: por una parte, los propios estudiantes que salen a la calle así.


Por otra, las madres crearon la plataforma "No toques a nuestros hijos" que está obligando a todo el mundo a posicionarse, a favor o en contra de la policía. Y, por ahora, hay mucha más gente en contra que a favor. Y por eso la policía llora, como es habitual. Y es que son unos incomprendidos. Veréis. La CGT, presionada por las bases y en vista de lo que está ocurriendo, no sólo ha tenido que apoyar las "acciones locales" de este sábado -que no la de París-, sino que ha sacado un cartel que ha puesto a todo el mundo de los nervios. Este cartel.


Todos los sindicatos policiales, las derechas -la clásica y la otra- y el gobierno han pedido a la CGT que lo retire por considerarlo tanto un insulto como algo indignante para la reputación de los mamporreros. "Es extremadamente violento para nosotros. También tenemos hijos. Un oso de peluche ensangrentado agrede a toda la familia. Exigimos su inmediata retirada y que la CGT deje de odiar a la policía", dicen los sindicatos. "La CGT debe ponerse en el lugar de la policía", dice el gobierno.

La CGT ha tenido la decencia de no renunciar ni retirar el cartel. Su secretario de Comunicación ha respondido: "Que algunos policías se sientan mal lo podemos entender, pero ¿se sienten mal cuando los jóvenes son golpeados? Nos gustaría que estos mismos sindicatos condenen los abusos policiales, en lugar de tomar siempre la postura de defenderlos. Si este cartel contribuye a ello, es algo bueno".

Aquí tenéis una página donde se recogen esos abusos que no son indignantes ni para los mamporreros ni para el gobierno ni para las derechas, la clásica y la otra. Os pondré sólo algunas fotos y podéis juzgar y situaros, tanto en Francia como en el Estado canalla (más conocido como España) o en otros lugares porque el comportamiento policial es siempre el mismo.






Son cinco de los más de mil heridos que ha habido. Son Fiorina, 20 años, que puede perder la visión de un ojo; Thomas, 20 años, fractura de mandíbula; David, albañil de 40 años, fractura de mandíbula y pérdida de parte del labio superior; y dos chavales de 17 años sin identificar. Para ellos, y para tantos otros, no hay peticiones. Es lo que no indigna al poder. Es la represión en que se sustenta.

El Lince

jueves, 13 de diciembre de 2018

El Acto V

Así es como los "chalecos amarillos" denominan a sus convocatorias masivas, especialmente las que han realizado los cuatro sábados anteriores. El lunes el pequeño Bonaparte anunció unas cuantas migajas para contener la ira popular. Lo hizo con el aval de los sindicatos, aunque la presión interna ha hecho que la CGT (la principal central sindical de Francia) se muestre ahora crítica. Las migajas lanzadas a la calle por el pequeño Bonaparte tienen como objetivo parar el Acto V, la convocatoria del próximo sábado. Si los sindicatos la apoyan, y alguno lo hace (recuerdo que hay convocada una movilización el viernes 14), os podéis imaginar qué dicen los empresarios y los partidos políticos. Y todos han salido en tromba a defender al pequeño Bonaparte (aunque empezaré a utilizar el calificativo que le dan en Francia a Macron, "el pequeño Luis XVI") y lo que representa.

Las grandes empresas, conscientes de que tienen todo que ganar porque las migajas no son a su costa y todo lo que tienen que perder si continúa el movimiento, han corrido para salvar al pequeño Luis XVI y al sistema. Resulta que ahora los empresarios sí tienen dinero, pero para la caridad y no para dignificar los sueldos. El pequeño Luis XVI pidió el lunes a las empresas una "gratificación" - libre de impuestos- a sus empleados estas navidades. Y aquí está el resultado:

- Publicis, la principal empresa de publicidad de Francia, anuncia una "gratificación" a sus empleados de 1.000 euros.

- Altice France, que controla medios de comunicación (el Liberation "progre", por ejemplo) y empresas de telefonía, otros 1.000 euros.

- Iliad, telefonía, otros 1.000 euros.

- Total, petrolera, 1.500 euros y propone a los sindicatos un aumento salarial del 3'1% el año que viene.

- Jacquet Metal Services, acero, 500 euros.

- Orange, telefonía, dice que ofrecerá un "bono excepcional" aunque aún no ha decidido la cantidad.

- Los bancos acuerdan no aumentar las comisiones durante el año 2019 y establecer un costo fijo de 25 euros como máximo en sus operaciones a los clientes por "incidentes bancarios".

- La Federación de Empresarios de la Construcción es la única que arroja un jarro de agua fría diciendo que "nuestros empleados no deben hacerse muchas ilusiones" respecto a la "gratificación".

La derecha francesa clásica (el partido del pequeño Luis XVI -La República en Marcha- y otros tipo PSOE, PP o Ciudadanos) ha pedido públicamente a los "chalecos amarillos" que abandonen la movilización porque ya han satisfecho "gran parte" de sus reivindicaciones. El neofascista Frente Nacional (ahora llamado Reagrupamiento Nacional) ha dicho que es hora de irse a casa y ejercer el descontento con los votos. Y, ¡oh sorpresa"!, lo hacen argumentando el atentado de Estrasburgo de ayer, casi como dando a entender que han sido los "chalecos amarillos" los causantes del mismo por el "clima creado" (sic). Y añaden: "se necesita una tregua, por las víctimas y porque las fuerzas de seguridad están movilizadas contra el terrorismo". No pueden dar palos a los manifestantes, entonces. Y eso no gusta a los partidarios del orden. Un añadido: algún medio de propaganda ya ha hecho una comparación entre los "chalecos amarillos" y el llamado Estado Islámico (a lo mejor os suena).

Sólo La Francia Insumisa (una especie de Unidos Podemos) y el Partido Comunista apoyan la continuación del Acto V. Y cada vez más federaciones de la CGT, tantas que la dirección del sindicato ha tenido que ceder y anunciar que apoyará "las acciones locales", es decir, que se desvincula formalmente del Acto V en París (y es la consecuencia directa de haber aceptado asistir a la reunión pedida por el pequeño Luis XVI con sindicatos y empresarios) que es el considerado central para el movimiento.

 El otro día hacía una referencia a "los Miserables" de Víctor Hugo. Aquí tenéis un vídeo que habla de ello.


Mientras, los estudiantes de secundaria anuncian movilizaciones masivas (ya hicieron la primera el día 11 y el poder y sus esbirros de los medios de propaganda hablaron de "martes negro" porque fueron 450 institutos de todo el país los que pararon) y las madres del instituto ocupado por la policía y que obligó a los estudiantes - a 153 de ellos- a arrodillarse y poner las manos en la cabeza (¡madre mía si hubiese sido en otro lugar que no sea la muy "democrática" Europa!) han constituido una plataforma que se llama "No toques a nuestros hijos" que se sumará a todas las movilizaciones de los estudiantes de secundaria como "escudos humanos".


El manifiesto que han elaborado no tiene desperdicio: "La guerra está declarada a nuestros hijos en Ivry, Mantes-la-Jolie, Garges, París, Orleans, Toulouse, Burdeos, Grenoble, Marsella y en otras partes de Francia. Somos testigos de escenas en las que nuestros hijos son humillados, colocados en posiciones degradantes, que recuerdan prácticas coloniales. Escuchamos a la policía amenazándolos con insultos racistas y homofóbicos. (…) No nos dejamos engañar por los objetivos de esta feroz represión: sabemos que se trata de desfigurar a los jóvenes de este país y aterrorizarlos para evitar que se fortalezca el movimiento masivo de protesta social, en particular alrededor de los chalecos amarillos".

Hace un repaso de la situación de la enseñanza, destaca el derecho de los jóvenes a manifestarse por su futuro y anuncia que se han iniciado acciones judiciales contra la policía por este hecho y se defiende expresamente a varios de esos estudiantes especialmente vejados por la policía. Y termina: "Nuestro papel es enseñar a nuestros hijos a rechazar la injusticia y la violencia. Tenemos que dar una respuesta al Estado francés y lograr su condena. Porque un país donde los niños son destruidos es un país sin futuro, un país donde los niños son aterrorizados va hacia la dictadura y el fascismo".

A la espera de mañana, cuando han convocado los sindicatos, y del sábado 15 (el Acto V) donde se verá la fuerza del movimiento tras las migajas lanzadas por el pequeño Luis XVI, las acciones siguen. Se han paralizado empresas como Louis Vuitton (bolsos y artículos de lujo) y Airbus (aunque aquí sólo unas pocas horas).

Como bien dijo mi amiga Danielle cuando comenzó todo, si el movimiento continúa son inevitables las divisiones políticas y estas ya están apareciendo. Estos días 14 y 15 tendremos una visión mucho más clara de cuál es la correlación de fuerzas.

El Lince

lunes, 10 de diciembre de 2018

La decencia está en la calle

Y la indecencia en las instituciones. El pequeño Bonaparte ha conseguido su foto, la reunión con sindicatos -¡menuda panda!- y empresarios para lanzar luego migajas a los "chalecos amarillos". Sindicatos, empresarios y gobierno diciendo que el "orden" es lo primero y que la represión está bien, muy bien.

El penúltimo párrafo es el importante, lo otro es literatura para justificarse. Que si "cólera legítima, que si... pero se denuncia "todas las formas de violencia". La justificación es que también se están refiriendo a la policial. En la práctica, es sólo a la de los manifestantes. El sistema gana, otra vez. El valor de esta declaración es que la hicieron antes de la manifestación del sábado y de la represión a gran escala que se ejerció. Y no la han mencionado ahora.

4.523 detenidos desde que se inició la revuelta el 17 de noviembre, 10.914 granadas lacrimógenas y botes de humo lanzados por la policía sólo desde el 1 de diciembre, más o menos una por minuto (son cifras del Ministerio del Interior francés). Violencia policial ejercida con la bandera de Europa -es decir, la plutocracia europea sale en defensa del pequeño Bonaparte y está poniendo sus barbas a remojar- y que no es otra cosa que el EuroGendFor, la "policía sin fronteras" que está poniendo en marcha Europa para evitar cosas como las de Francia.



La "violencia de los ricos" es orden para los sindicatos. "Los Miserables" de Víctor Hugo de nuevo. El día 14 convocan para sancionar el "diálogo" con el gobierno y los empresarios.

Diálogo para la regresión social, para dar aire a un gobierno tocado que gracias a ellos insiste en no derogar las medidas que favorecen a los ricos -el impuesto a las fortunas, por ejemplo- y que ofrece migajas (aumento de 100 euros al salario mínimo, pero sin repercutir en las empresas, o la cancelación de la contribución social de las pensiones inferiores a 2.000 euros) para contener la ira social. Y los sindicatos se prestan a ello. Es decir, que con estas dos medidas, reclamadas en parte por los "chalecos amarillos", es la Seguridad Social la que se hará cargo de ambas y no los empresarios, que mantendrán intactas las ganancias de los grandes accionistas. Todo para "no desmotivar" la creación de puestos de trabajo.

Esta es una valoración en caliente, pero necesaria. Los dirigentes sindicales, incluyendo a la CGT, están dando la espalda a la gente, están colocándose del lado de la indecencia. La CGT no participó en las reuniones anteriores que había convocado el gobierno. Lo hace ahora, tras la manifestación del sábado y la represión a gran escala. Y la sanciona. La CGT ha sancionado la postura del pequeño Bonaparte. Espero que haya un rasgo de lucidez en la militancia y se cuestione a la dirigencia. Ya ha habido rotura de carnets y una federación, la de química, se desmarca de la decisión oficial.

El Lince


miércoles, 5 de diciembre de 2018

Como las hojas de los árboles en otoño

Así son los "chalecos amarillos" de Francia, la "revuelta de los palurdos", como despectivamente la calificaron los niñines y las niñinas post-modernos, una mezcla de colores que, como las hojas de los árboles en otoño, muestra con su belleza que se puede poner en jaque al sistema. Ayer el pequeño Bonaparte hizo un gesto: retrasar hasta mediados del año que viene la entrada en vigor del impuesto sobre los combustibles. Un retraso, un aplazamiento, no una retirada en toda regla. Un tipo como él, un tipo como todos los defensores del sistema, es incapaz de retroceder ante el empuje de la calle (curioso, lo que alentaron él y otros como él en la mal llamada "primavera árabe" no es de recibo aquí). Ha sido obligado a hacer un gesto, y lo ha obligado la lucha en la calle, sin miedo, sin tapujos y sin dejarse intimidar por las consabidas acusaciones de "terrorismo". Una calle colorida y que lucha, disfruta y siente.








Sólo el sábado pasado, día 1, la policía francesa contabilizó 1.619 lugares en toda Francia donde se llevaron a cabo acciones de los "chalecos amarillos". Y lo hizo para decir no damos a basto, no podemos con ellos, nos tiene que ayudar el ejército. Es lo que pide, también, la buena gente, los ricos indignados porque les han quemado sus coches Mercedes, Audi o BMW (hay quien ha contabilizado que el 87% de todos los coches quemados el sábado son de esas marcas). Y el pequeño Bonaparte sabe que eso son palabras mayores, pero quiere contentar a los policías con un aumento de sueldo. O sea, que no hay dinero para pensiones, sanidad, transporte público, etc., pero sí lo hay para sueldos de los mamporreros. Es una cuestión de prioridades y las suyas están muy claras. Como lo están las de la misma policía, el Ministerio del Interior y de Justicia francés pidiendo "sanciones ejemplares" en los juicios a los cientos de detenidos. ¡Menos mal que hay separación de poderes, y todas esas estupideces habituales de los "demócratas"! Por cierto, un dato: el ministro del Interior es un tipejo que fue militante del Partido Socialista hasta que le reclutó el pequeño Bonaparte. A esta gente se le da muy bien la porra: también el secretario general de la OTAN es un tipo socialdemócrata.

Por eso la lucha de los "chalecos amarillos" tiene que apoyarse, porque es una revuelta cada vez más clara contra el poder y contra el sistema. Es un grito muy importante, sin nada que ver con lo vivido aquí en el Estado canalla (más conocido como España) no hace mucho, un grito de hartura contra el sufrimiento impuesto por la plutocracia de Bruselas, un grito de angustia por el futuro y una muestra admirable de enojo contra la injusticia social.

El despertar de la ciudadanía francesa es envidiable, a años luz de otros despertares que duraron justo el tiempo que se tarda en coger otra postura para echarse a dormir, allá por el mes de mayo de hace cinco años. El chaleco amarillo es lo que te pones cuando sales del coche, para que te vean. Ese símbolo es para que el poder les vea, es una advertencia contra las élites arrogantes, contra la oligarquía que se viene burlando de la voluntad del pueblo desde hace tanto, tanto...

Hasta ahora ese poder, esa oligarquía, ha actuado con impunidad, metiendo miedo ("terrorismo"), pero ya no cuela por mucho que los medios de propaganda hagan su labor denigrando. La arrogancia, la manipulación es la norma en unos defensores de una Constitución (sí, aquí también) que hace aguas y solo defiende los intereses de los depredadores capitalistas.

Por eso el poder recompensa a sus esbirros, porque tienen que hacer el trabajo sucio. Y ahí están los francotiradores, listos a proteger a sus amos, prestos a aplastar las hojas coloridas de los árboles otoñales.


Algunos datos importantes: la caída en las ventas de los supermercados ha sido del 25% durante este mes, pues una de las reivindicaciones de los "chalecos amarillos" es la ayuda al pequeño comercio; la caída en las reservas de hoteles de París ha sido del 33% tras el último fin de semana, lleno de gases lacrimógenos lanzados por la policía; las empresas concesionarias de las autopistas, Vinci y Eifagge, están viendo cómo caen en picado sus acciones en la Bolsa porque los "chalecos amarillos" han abierto los peajes y desde hace casi un mes no se paga por transitar por ellos... Cuando esta gente comienza a perder es cuando presiona para que se negocie. Ahora lo están haciendo con el pequeño Bonaparte y de ahí su obligado gesto.

Tenga o no futuro este movimiento, pase de ser espontáneo a organizado o no ya ha abierto una página impresionante no sólo en Francia, sino en toda Europa. Esa moribunda Europa ha recibido una sacudida impresionante, aunque aún no mortal para la plutocracia. Pero se están tentando la ropa, ahora sí.



P.D.- Me cuenta mi amiga Danielle una cosa muy importante. El pequeño Bonaparte ha tenido que ceder en parte no tanto por las acciones en la Francia continental como en la Francia "de ultramar", es decir, en las colonias. Allí también hay "chalecos amarillos". Y es que las colonias están, literalmente, desabastecidas. Especialmente la isla de Reunión (está cerca de África, cerca de Madagascar). Aquí hay cerca de 3.000 contenedores sin descargar en los puertos, se ha prohibido el acceso de los petroleros (con lo que no hay combustible), los estantes de las tiendas están vacíos y la economía se ha paralizado. Los "chalecos amarillos" se encargan del reparto de comida gratis total, por supuesto. El temor del pequeño Bonaparte y de quienes le auparon al gobierno es que la situación se repita en Nueva Caledonia, en Guadalupe, en Martinica... Hace poco hubo un referéndum en Nueva Caledonia sobre la autodeterminación, un referéndum pactado con la metrópoli (como en Escocia) y ganó, por poco, el no. Ahora todo el mundo dice que sería sí, y eso impide dormir en París porque se acabarían "las provincias de ultramar".

El sábado habrá más movidas y el día 14 ¡por fin! los sindicatos despiertan del todo, especialmente la CGT, que ya mantuvo una dura pelea hace dos años contra la Ley del Trabajo. Y ganó. Está claro que las revueltas no conducen necesariamente a revoluciones, pero también está claro que las conciencias evolucionan cuando se lucha y cuando esa lucha es alimentada por un punto de vista de clase.

Vienen buenos tiempos, espero.

El Lince

lunes, 3 de diciembre de 2018

Una vez rojo, ciento amarillo

El estado canalla (más conocido como España) es aún un poco más canalla hoy que ayer. El régimen monárquico neofranquista del 78 se apuntala un poco más tras las elecciones autonómicas en Andalucía. Que hayan ganado los neofranquistas asusta a algunos cuando es algo que se veía venir y ante lo que giraban la cabeza queriendo no ver mientras reciben sustanciosas prebendas del régimen al que supuestamente -y es mucho suponer- critican. Es el caso de Unidos Podemos.

Ayer me llamaron un par de, todavía, amigos de Unidos Podemos y me dijeron que había que unificar fuerzas contra el fascismo. Y les dije que no. Que no cuenten conmigo para ir con ellos a ninguna parte. Lo dijo Karl Liebknecht hace cien años: "cuando estás en una trinchera con alguien de la derecha, lo primero que te tienes que hacer es una autocrítica". Ellos no la han hecho y dudo que la hagan por mucho que hoy todos, y todas, digan que la van a hacer. Al igual que no hay que ir con Lula por el simple hecho de que está encarcelado (olvidando todo lo que no hizo cuando era presidente, o lo que hizo de conciliar con el capitalismo), o con Correa porque su sucesor -elegido por él y continuador de su política a pasos agigantados- le esté casi dejando como bueno, tampoco hay que ir con ellos ni a la esquina. Hay un dicho castellano, y yo lo soy, que es esclarecedor: "más vale ponerse una vez rojo que ciento amarillo". Es decir, más vale pasar ahora el mal trago de decir que no que echarse las manos a la cabeza por las constantes renuncias, una y otra vez, de esta gente. Las que han hecho y las que harán.

Su llamamiento de un frente antifascista llega tarde, muy tarde. Sus golpes de pecho diciendo que "tenemos que volver a las calles y recuperar al espíritu del 15-M" (sic) son tan falsos como una moneda de mil euros. Apostaron por moderarse, por los sillones, por disolver las movilizaciones, por "hacer política institucional" poniéndose sin dudar del lado de la reacción y del neofranquismo como fue el caso de Catalunya. Y de esos polvos vienen esos lodos.

Apostaron por Europa cuando Europa es un zombi. Se reunieron con el FMI y celebraron "desayunos de trabajo" en hoteles de lujo (como el Ritz madrileño) con la élite empresarial y bancaria para demostrar que no eran radicales, que eran buena gente, una "izquierda" moderada. Se compraron chalets de 600.000 euros y las bases apoyaron de buena gana a sus dirigentes en esta compra. Y de esos polvos vienen estos lodos.

¿Y por qué estamos en un lodazal neofranquista y, por lo tanto, neofascista? Porque ante la crisis del sistema, como se manifiesta en Francia sin ir más lejos, toda esta gente ha apostado por su salida personal y por moderarse. Han apostado por el sistema. Se abandonó la calle y cuando se intentó recuperar, aunque fuese parcialmente como en Catalunya con los CDR, ellos mismos hablaron de "violencia". Eso de asaltar los cielos, como se prometió hace cinco años, se ha quedado en apoyar todo tipo de corruptelas, de insidias, de luchas por el poder, de cambalaches, de mirar para otro lado, de ir de la mano de los neofranquistas… Han cimentado todo lo que está ocurriendo. Estamos donde estamos por su lógica del apaciguamiento,  porque han hecho todo lo posible y lo imposible por huir de la "izquierda marginal" (sic). Haced un simple ejercicio de memoria.

¿Qué me estoy pasando? Para nada. Me quedo corto, muy corto. Como corta es la memoria de toda esta gente. Hay una contestación evidente contra el modelo político y económico configurado en Bruselas, con el retroceso de derechos y libertades y eso se ha escenificado de formas diversas, desde la transversal -y ejemplar- lucha de los "chalecos amarillos" en Francia (a quienes los niñines y niñinas descalificaron como "la revuelta de los palurdos") hasta el voto a los neofascistas (porque la pretendida izquierda ha abandonado a la gente) en la misma Francia, en Austria, en Italia, en Polonia, en Hungría, en Alemania... pero los neofascistas no son anti sistema, no son anticapitalistas sino fieros defensores del capitalismo (y en Francia este debate aún no se ha producido entre los "chalecos amarillos", como bien decía mi amiga Danielle).

Frente a ello esta pretendida izquierda, que para mí no lo es sino sólo la izquierda de la derecha, sólo ha hecho estupideces intentando quedar bien con el capital y ser aceptada por el capital. Sólo os recuerdo lo penúltimo que escribí sobre ello, que hay bastante. Esta gente ha recurrido a la ignorancia, a la mentira, al cinismo, a la prepotencia. La lista sería enorme. Las amenazas, las pretendidas amenazas en su mayoría fabricadas, hacen que la gente tolere y/o respalde un aparato de seguridad que los fascistas siempre han identificado con la policía y el ejército sin diferenciar entre ambos. Por eso se jaleó a la policía con el "a por ellos" cuando fueron destinados a reprimir en Catalunya y promueven el envío del ejército si la policía no fuese suficiente. Un "a por ellos" que, por omisión, fue asumido por la pretendida izquierda.

La pretendida izquierda, la izquierda de la derecha, no ha hecho otra cosa en estos cinco años que seguidismo del neofranquismo. El caso más espectacular fue el de Joan Coscubiela, diputado de Catalunya si Que es Pot en el parlamento catalán -la marca de Unidos Podemos allí-y que sirvió de ariete del neofranquismo para atacar al independentismo. Su discurso incendiario fue jaleado por el neofranquismo, recordad eso porque fue sólo hace un año. Este tipejo ha dicho que está satisfecho de "haber sido la voz de mucha gente". Es la gente que ayer votó al neofranquismo de forma masiva. Es la gente que lo consideró "el héroe inesperado" (sic). Los editoriales fueron elogiosos, los parabienes unánimes desde la reacción, los aplausos cálidos desde el neofranquismo. Buscad por ahí y veréis que no miento. Ni miento ni olvido. Eso sirvió de justificación para una represión que hoy tiene a varios presos en las cárceles y a 200 encausados por delitos de "terrorismo, rebelión y sedición". Él fue el justificante necesario para acallar a los mosositos de la pretendida izquierda. Él dio la señal del beneplácito de toda esta gente con la represión.

 Pero no se queda atrás otro fichaje estrella de Podemos, el ex fiscal Villarejo, quien fuese eurodiputado cuando aquello de "asaltar los cielos" hablando de golpe de estado en Catalunya para referirse a los independentistas. Esto ha sido ahora, esta misma semana pasada. Y ahora van y celebran la Constitución que sirve de capa blanqueadora al neofranquismo.

La pretendida izquierda ha alimentado, alimenta todavía, al neofascismo. En Andalucía se ha votado por mano dura no sólo con Catalunya, sino contra el resto de pueblos del Estado canalla. Y esta gente tiene una gran parte de culpa en ello. Si en Francia el sistema se sacó de la manga a un Macron, aquí se ha hecho lo mismo con un Sánchez que no ha movido un dedo por lo importante sino por lo anecdótico. Y la pretendida izquierda, la izquierda de la derecha, jaleando y apoyando. Han pasado seis meses desde que llegó al gobierno Sánchez, seis meses de nada.

El frente antifascista ya existe, desde hace mucho tiempo. Y Unidos Podemos no ha estado en él. Sumarse al carro ahora es tarde, muy tarde. Porque al igual que está pasando en Francia con "la revuelta de los palurdos", el descrédito de toda esta gente es de tal calibre que nada de lo que digan es creíble. ¿Van a salir de Europa? ¿De la OTAN, de esa OTAN que ampara abiertamente a los neonazis ucranianos o letones? ¿La Constitución? ¿La monarquía? El último escrito de Pablo Iglesias sobre la monarquía, un no pero sí, es para temblar. Si se suman a lo que ya hay, bien. Si lo hegemonizan, mal porque lo desvirtuarán. Eso es lo que planteé a mis, todavía, amigos de Unidos Podemos.

Por lo tanto, y hoy por hoy, no es no. Es mejor ponerse una vez rojo ahora que ciento amarillo después (otra vez y esto va por esos dos amigos, que lo asumieron).

El Lince