miércoles, 5 de febrero de 2020

Las sardinas ya son tiburones

En menos de dos meses los "progres" de Unidas Podemos han dejado muy claro lo que son. Están el el gobierno y han asumido todo lo que cuestionaron y criticaron con una rapidez pasmosa: la monarquía, los torturadores, las mentiras, el engaño... Prometieron lealtad a la burguesía y lo están cumpliendo. Su servilismo es de tal calibre que sonroja a quienes tengan algo de vergüenza.

Ya pasó en Grecia con Syriza; sí, esa "izquierda radical" que se plegó a la plutocracia de Bruselas sin hacer caso a la votación -¡votación!- del pueblo griego que mayoritariamente dijo "no" en un referéndum que convocó la propia Syriza. Entonces personajes y personajillos de Unidas Podemos corrían a fotografiarse con personajes y personajillos de Syriza. Han demostrado ser buenos discípulos (y discípulas).

Pasó en Francia, cuando "la Francia Insumisa" llamó a que se votase a Macron para que no ganase Le Pen, con los resultados que se ven ahora con los "chalecos amarillos" y la destrucción de las conquistas sociales.

Está pasando en Italia con las famosas "sardinas", el movimiento supuestamente espontáneo y muy parecido al 15-M que dió origen a Podemos. Al igual que lo primero que hizo Podemos fue reunirse con el FMI y los empresarios para demostrarles que no eran ogros, ni radicales, ni nada de nada, las "sardinas" italianas se están reuniendo ya con grandes empresarios, como Benetton, por ejemplo. Buenos chicos, buenas chicas. Desaliñados, sí, pero respetuosos con el orden.

Quienes dicen luchar por la justicia social y por una nueva forma de hacer política olvidan con gran rapidez los gritos del silencio (o intentan comprarlo aumentando el salario mínimo 50 euros al mes, igual que Macron intentó comprar a los "chalecos amarillos" con una cantidad parecida). Desde luego, ya no queda nada de "libertad, igualdad y justicia social" que reclamaban en calles y plazas hace cinco o seis años. Las sardinas españolas, catalanas, griegas, francesas, italianas... se han convertido en tiburones, pequeños aún, pero tiburones.

Y el sistema les cuida, y les alienta en las encuestas. Todo va bien, ya son de los suyos. La decepción de las plazas, la integridad de quienes dieron los primeros pasos se desvanecen como la credibilidad de quienes fueron movimiento. ¿Limpiar la política? eso es una ingenuidad. Todo, absolutamente todo lo que hacen y dicen no son otra cosa que bofetadas para quienes fueron con/tras ellos en las plazas creyendo sus mensajes. Incluso puede que aún vayan con/tras ellos y acepten las bofetadas, al igual que no era el esclavista quien daba latigazos a los esclavos sino el capataz o el caporal, también esclavo pero de confianza del esclavista. Incluso, a veces, se disculpaba tras los latigazos (como UP con el aval a los torturadores que hizo ayer mismo).

¿Deseo de escapar? ¿hacia dónde? Lo poco que quedaba por ahí era la CUP catalana, también en un proceso preocupante aunque sin llegar, ni de lejos, a todo lo relatado. Tal vez en las próximas elecciones catalanas de dentro de un par de meses vuelva a sus orígenes. Tal vez.

El Lince


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