viernes, 4 de septiembre de 2020

Un tiempo que se va, un tiempo que viene

Tiempo, eso es lo que no tiene Occidente. Es como cuando se intenta retener el agua con las manos: en apariencia se logra, pero se filtra más o menos rápido entre los dedos. Pues a lo que estamos asistiendo es lo mismo. O eso o Gramsci, cuando hablaba de lo viejo que no termina de morir y lo nuevo que no termina de nacer. O, para quienes van de religiosos, lo que decía del Eclesiastés sobre el tiempo de una cosa y el tiempo de otra en lo que se inspiraron los Byrds hace casi 60 años (y yo los prefiero, francamente).

Hay un principio periodístico que dice que la redundancia ayuda a comprender mejor el mensaje (y eso lo saben bien todos los propagandistas) así que yo voy a lo mío: EEUU ha perdido su supremacía política, militar y cultural. Solo mantiene la económica, y de ahí la insistencia en las sanciones a troche y moche. Pero esto ya es como el agua que se escurre entre los dedos (y hay un chiste que circula ya en China: Yo estoy sancionado, ¿y tu?; no, yo no. Pues no eres importante).

Esta semana han pasado varias cosas de relieve que enlaza con lo que os comenté hace poco: China avanza, EEUU retrocede. A marchas forzadas.

He estado esperando para contarlo hasta que pasó el día de ayer. 3 de septiembre, fecha desconocida para casi todo el mundo, occidental, por supuesto. Pero es el día en el que China derrotó al imperialismo japonés, con la inestimable ayuda y colaboración de la Unión Soviética. Y lo que ha pasado ese día en China es notable por varias razones.

La primera, porque Xi Jinping ha proclamado que China va a defender junto a Rusia la historia de la II Guerra Mundial en contra de las tergiversaciones y falsificaciones de Occidente y la justificación del nazismo que se está haciendo (el caso de Polonia, Ucrania y los paíes bálticos es evidente, aunque no solo; recuerdo que la OTAN homenajeó a un grupo nazi en Estonia solo porque "combatió al bolchevismo").

La segunda, porque dijo que, como consecuencia de ello, o sea, de defender la historia de forma conjunta, China y Rusia "van a profundizar las relaciones de una asociación estratégica integral" (...) "y promover un orden internacional justo". Esto es lo significativo aunque lo adornó con bellas palabras: "los dos pueblos lucharon codo con codo y formaron con su sangre una gran amistad indestructible, sentando una base sólida para el desarrollo de relaciones bilaterales de alto nivel".

La mención a "un orden internacional justo" está reconociendo, explícitamente, que el que hay ahora no lo es. Y no lo es porque lo que los propagandistas habituales, o sea, los occidentales, consideran "orden internacional" se refiere única y exclusivamente al que representan las viejas potencias coloniales y, de forma especial, EEUU y que se respalda en estructuras como la OTAN. Es algo que no digo yo, que también, sino que reconoció el propio Pompeo en uno de sus escasos momentos de lucidez mental cuando dijo que "EEUU tiene la intención de construir un nuevo orden internacional que lidere, ahora y siempre". Porque el de ahora ya no le sirve al aparecer nuevas potencias, sobre todo China. Si no fuese patético sería, simplemente ridículo escuchar y leer tonterías como que ""EEUU defiende la libertad de navegación" cuando nunca ha aceptado la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar.

El día 3 de septiembre Xi dijo algo más, y fue la primera vez: "el pueblo chino nunca aceptará ningún intento de ninguna persona o fuerza para distorsionar la historia del Partido Comunista Chino y difamar la naturaleza y el propósito del Partido". Una referencia expresa a la tontería occidental, encabezada por EEUU, de considerar al PCCh como el mal por excelencia. Pero Xi fue más allá: "Cualquier persona o fuerza que intente socavar el derecho del pueblo chino a vivir en paz y desarrollo, socavar el comercio y la cooperación entre el pueblo chino y los pueblos de otros países, y socavar la paz y el desarrollo de la humanidad, tampoco será tolerada".

 O sea, China está enseñando los dientes. Debe ser por eso que justo en coincidencia con todo lo anterior, el Pentágono ha publicado su más extenso documento sobre el poder militar de China hasta el momento. Y las conclusiones no son nada alentadoras para EEUU, una vez más.

Por supuesto que esto solo puede interpretarse de dos formas: o que sea verdad o que sea mentira. Si es verdad, China está por encima de EEUU en muchas cosas, sobre todo en cuestiones navales, misiles y defensa aérea. Si China está ahí, imaginad Rusia. Si es mentira, es otro intento de los militaristas de siempre, y sus ramificaciones industriales, para conseguir más dinero en unos momentos en los que las elecciones estadounidenses están ya ahí mismo. Pero cuando el río suena, agua lleva. Léase como se quiera, el hecho es que es un reconocimiento de una década asombrosa (2008, cuando comenzó la crisis capitalista, hasta ahora) de logros, decisión y buen hacer de los chinos.

También, por supuesto, China ha dicho que es un informe sesgado y torticero.

Y también, por supuesto, el informe de marras dice que todo indica que China muestra su "estrategia agresiva" y que "sigue socavando el orden basado en estándares internacionales para promover sus intereses". De nuevo otro refrán: el ladrón piensa que todos son de su condición.

Pero en todo esto hay un hecho irreversible: China ya ha tomado la decisión de hacer frente al matón de EEUU hasta sus últimas consecuencias. Ya solo hay que esperar a la crucial reunión del Comité Central del PCCh de octubre para ratificar lo que se adelantó hace poco y que os comenté. Es difícil que los chinos pierdan la paciencia, pero tanta provocación termina por cansar. Y los chinos ya se están cansando.

Tanto, que están dando a EEUU donde más le duele: el dinero. Lo penúltimo, porque lo último está por llegar, es que China ha anunciado que se va a deshacer "gradualmente" de sus tenencias de dólares. Solo tenéis que mirar este gráfico para entender lo que pasa.




Esto, en primer lugar, va a suponer una subida del déficit presupuestario de EEUU que, en una situación como la de la pandemia, le va a costar superar (y, de paso, dificulta la historieta del Pentágono). EEUU puede recurir a sus vasallos tradicionales para comprar su deuda que ya los chinos no compran y que, demás, se deshacen de los dólares. Pero solo le queda uno: Japón. Ni Arabia Saudita, inmersa en una crisis monetaria de enormes proporciones como consecuencia de la guerra de Yemen y de los bajos precios del petróleo, ni la moribunda UE pueden acudir en su auxilio. Y Japón, por sí solo, no puede hacerse con todo.
 
Y esto, al mismo tiempo, tiene tres consecuencias inmediatas: el debilitamiento del dólar, el reforzamiento del yen japonés y, de rebote, la internacionalización del yuan.

Así que pronto veremos otra ronda de sanciones, pero a EEUU ya no le queda mucho espacio aunque el dólar siga hegemonizando la economía mundial. Pero por poco tiempo.

Y como os he dicho que prefiero los Byrds a las historias bíblicas, aquí van porque, además, hace mucho que no pongo nada de música. Porque los tiempos están cambiando y el tiempo de Occidente ya fue mientras viene otro desde Oriente. Un tiempo que se va, un tiempo que viene.


 Y, por cierto, así es como celebraron en Rusia el 3 de septiembre, día de la derrota definitiva del fascismo (si en mayo fue Alemania, en septiembre fue Japón).


El Lince

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