lunes, 4 de enero de 2021

Sobre el auge y el declive

Cuesta hacerse a la idea, pero cuanto antes lo hagamos mejor será para nosotros. Todos los indicadores apuntan en la misma dirección, guste o no, esté en índices clásicos o no. Si el Fondo Monetario Internacional es capaz de decir que este 2020 ha sido el año en que ha caído el mito del G-7 (debido a la pandemia, pero no solo) es también el año en que se certifica la caída del dólar como moneda hegemónica. Y, de nuevo, la pandemia se convierte en determinante (pero no solo).

La posición del dólar estadounidense como moneda de reserva global está cada vez más amenazada y así, y solo así, hay que interpretar todos los espasmos agónicos que está realizando EEUU con sus sanciones, aranceles y otras formas de guerra no clásica. 

El año 2020 comenzó con el dólar situándose en el 61'63% de todas las reservas monetarias internacionales (y eso era ya una pérdida de 10'3 puntos respecto al porcentaje del 71'93% con que había comenzado el siglo XXI). Pues bien, el año 2020 ha terminado con una nueva pérdida, pasando a ser ahora mismo del 60'5% de todas las reservas monetarias mundiales. ¿Sabéis quién lo dice? Pues el FMI. Otra vez. Y eso que son datos solo de los tres trimestres primeros del 2020, faltando el cuarto. 

Así estaba la cosa al comienzo del 2020.

¿Quién ha cogido el relevo? Pues todas las otras monedas que el FMI incluye en su canasta de divisas, formalmente llamadas Derechos Especiales de Giro (euro, renminbi chino, yen japonés, libra británica, franco suizo, dólar canadiense, dólar australiano). Aquí hay que hacer algunas apreciaciones: la primera, que el euro no ha aprovechado la circunstancia como se esperaba, consecuencia de la desastrosa situación y gestión de la pandemia (el aumento ha sido del 20'35% al 20'5%); la segunda, que el yen japonés ha cogido un poco más de fuerza (del 5'41% al 6%); la tercera, que el renminbi chino sigue su camino ascendente (pasa del 1'97% al 2'13%) a pesar de todos los ataques y sin que China lo haya convertido aún en moneda mundial (para lo que esperará al 2022 cuando se ponga en marcha de forma oficial el renminbi-yuan digital). Y habría una cuarta: el FMI certifica que cada vez más países hacen transacciones comerciales en sus propias monedas. Incluso habría una quinta: el Brexit no ha pasado factura a la libra británica, que también ha subido un pelín. Por lo tanto, todos se han beneficiado de la caída del dólar, en especial el yen, el renminbi y el euro.



Pase lo que pase con la pandemia, ya no hay vuelta atrás. Occidente cae, los "emergentes" (como dice el FMI) suben. Lo que también dice el FMI es que el estancamiento del euro es notable porque no ha aprovechado la ocasión (la pandemia) para hacer realidad el sueño de ser una moneda "en paridad con el dólar". Para el FMI el estancamiento del euro tiene dos razones: una actual, la pandemia; otra algo vieja, la quiebra de Grecia hace cinco años.

La hegemonía del dólar como moneda de reserva mundial ha permitido a EEUU financiar sus impresionantes déficits comerciales. Su constante caída altera sustancialmente esa situación. Aunque no es el caso, por ahora, del FMI, hay quien vaticina que para el 2027 el dólar estará rondando el 50% de todas las monedas de reserva. Tal vez sea esto lo que temía el centro británico que no hace mucho afirmaba que para el 2028 China será la primera potencia económica mundial (aunque según el FMI ya lo sea).

Y algo a tener en cuenta: el acuerdo comercial de la UE y China que fortalecerá sus dos monedas sin duda alguna.

En este marco, y aunque no tenga nada que ver con lo anterior (o sí), hay un dato que me ha llamado poderosamente la atención: Venezuela dice que va a ser el primer país en pasar a un sistema monetario 100% digital como forma de enfrentar el bloqueo y la agresión de EEUU. Hasta ahora, solo China había manifestado su intención de desarrollar el yuan digital en 2022, pero ahora Venezuela acelera y supera a los chinos. 

El viernes pasado Maduro lo afirmó en una entrevista en Telesur, dando datos sorprendentes como que solo el 18'6% de todas las transacciones comerciales venezolanas son el dólares mientras que el 77'3% se realizan con tarjetas de débito y que sólo el 3'4% de la población usa moneda física. Lógico por el bloqueo a que está sometido el país y la dificultad para comerciar normalmente. De hecho, Venezuela está técnicamente aislada del SWIFT (las transacciones financieras internacionales en dólares) por el bloqueo y las sanciones. Ahora adquiere más peso lo que os contaba hace unos meses sobre cómo Venezuela sorteaba el bloqueo comerciando en petros.

El Lince

martes, 29 de diciembre de 2020

Sobre el reino de las sombras

Videojuegos, Tolkien, Lovecraft... y ahora el Fondo Monetario Internacional. Todo un mundo para hablar de lo mismo: el reino de las sombras que es Occidente y de cómo nos siguen oscureciendo la realidad: el fin de su hegemonía.

El Fondo Monetario Internacional está, como todo el mundo, haciendo balance de fin de año y lo que publica no solo es revelador de lo anterior sino de cómo ese gran castillo de naipes que es Occidente ni siquiera resiste ya un soplido. Lo penúltimo, porque lo último está aún por escribirse, es que el tan cacareado G-7, los supuestos países más industrializados del mundo (EEUU, Canadá, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia), no es más que una estafa a gran escala que sigue aparentando algo que no es real.

Porque el G-7 real es otra cosa, por este orden: China, India, Corea del Sur, Rusia, Brasil, Indonesia y México. 

Casi, casi, lo mismo que dice el Centro de Investigación Económica y Empresarial británico que ha hecho fortuna estos días con su informe sobre que China superará a EEUU como la primera economía del mundo en 2028. Aunque la estrategia de los medios de propaganda es clara: reflejar algo y ocultar el todo. Como el iceberg. Porque lo que dice el centro británico es una mentira manifiesta dado que desde 2017 China supera económicamente a EEUU, según el propio FMI. Pero como estamos en navidades, no hay que destrozar la ilusión de los niños con la verdad, así que alejemosla un poco más y sigamos en nuestra inocencia y oscuridad.

La diferencia entre uno y otro es que los británicos siguen aferrándose a la historia y a la histeria de la supremacía occidental mientras que el FMI no. El centro británico sigue insistiendo en que el G-7 sigue siendo casi, casi el G-7 con el que Occidente sueña, mientras que el FMI no. Los británicos dicen que China liderará, pero que también hay que tener en cuenta a India, que entraría en el "nuevo" G-7 en detrimento de Italia mientras que los otros se mantienen. El FMI es mucho más claro al respecto e introduce un elemento determinante: la pandemia.

Los británicos la consideran coyuntural, mientras que el FMI la considera determinante para el vuelco. No obstante, el centro británico -que tiene metido el miedo en el cuerpo- solo puede reconocer lo obvio, aunque lo oculte: "otras economías asiáticas se están disparando en la tabla de clasificación", aunque no las menciona. Si os fijáis, cuatro de los países del nuevo y real G-7 son asiáticos: China, India, Corea del Sur e Indonesia. Cinco, si contamos a Rusia como asiático.

El FMI es claro, los británicos no: "El adelantamiento se produjo ayudado por la pandemia, pero no solo. La crisis pandémica ha impactado más en las economías de los países más industrializados y ha llevado a los mercados emergentes a superar el PIB del G-7" (...) "Esto ha hecho que el PIB de los países emergentes se sitúe en los 39.672 billones de dólares frente a los 38.137 billones de dólares de los países del G-7".

El FMI no augura nada bueno para los países occidentales porque, aún considerando que en el 2021 habrá un "repunte económico" de los países del G-7 lo mismo ocurrirá en los países emergentes y que "en los próximos cuatro años" estos países "crecerán casi el doble que las economías avanzadas"

Desde luego, a buen entendedor pocas palabras bastan. Pero hay que ser buen entendedor y Occidente es no solo sordo, sino ciego y mudo.

Lo último, pero no menos importante, es que la deuda pública de los países que el FMI llama "emergentes" -pero que ya son una realidad- es significativamente menor que la de los del famoso e irreal G-7. Esto hace que su crecimiento sea mucho más sostenible, y más cuanto hay que añadir otra cuestión: que todos ellos, sin excepción (sobre todo China, Rusia, India y Brasil, como integrantes de los BRICS) han realizado un desacoplamiento del dólar e incentivado el comercio en sus propias monedas.

Así que nada, terminemos el año comparando civilizaciones, viendo cómo Occidente desaparece en su nihilismo reaccionario, lleno de seres rotos y aislados que siguen creyendo que están en la cúspide de todo y sobre todos. El neoliberalismo está muerto y el capitalismo herido, de ahí su intento de reconstrucción con diversos nombres y figuras. Es hora de cambiar este modelo que ya no se sostiene, hora de enfrentar las sombras y luchar contra el oscurantismo y la opresión.

 
 
El Lince

martes, 22 de diciembre de 2020

Por arriba, por abajo y en el medio

El fin de la hegemonía occidental es incuestionable. Antes del verano, Ángela Merkel se enorgullecía de que Alemania había vencido la pandemia con medidas "democráticas" y "alejadas del autoritarismo chino". Ahora no solo Alemania, sino todo Occidente, está sumida en una ola de COVID-19 más extensa y letal que entonces y la pequeña reina del Liliput europeo llora amargamente. Macron está aislado, Gran Bretaña cierra todo lo cerrable... y así el resto.

Si lo anterior es incuestionable, también lo es que el sol sale por el este y que Occidente es hoy lo más parecido a las tierras sombrías de cualquier videojuego, a las historias oscuras de Tolkien y sus orcos o a las historias sombrías de Lovecraft. 

Porque este año se despide no solo con el hecho incuestionable del triunfo de China sobre la pandemia, sino con tres elementos que certifican dónde está Occidente hoy día: en la más absoluta miseria. Estos tres elementos tienen que ver, también, con China y certifican su supremacía por arriba, por abajo y en el medio. Ya apenas hay espacio para Occidente en nada, a pesar de todas las estupideces habituales y los delirios de grandeza de unos (Biden) y otros (UE y OTAN, buenos vasallos de su señor).

Supongo que habréis oído hablar del éxito chino en la luna, donde su sonda ha logrado traer a la Tierra casi dos kilos de rocas lunares. Supongo que no sabéis que su otra expedición exitosa a la luna aún sigue allí y realizando trabajos desde hace casi dos años. Y que en este tiempo ha recorrido casi medio kilómetro recopilando información científica valiosísima porque nunca nadie había recorrido tanto trecho en la luna (hay que tener en cuenta que un día lunar equivale a 14 de la Tierra, y la noche otro tanto). 

Pues bien, al hilo de este indudable éxito chino hay movida que tiene que ver con la envidia y el desprecio occidental. China se ha convertido en el tercer país que logra traer rocas lunares después de la Unión Soviética y EEUU. La diferencia es que nunca se había traído roca del subsuelo, y eso es lo que han hecho los chinos. Rápidamente, desde EEUU, la UE, Japón y Rusia se ha pedido a China que sea tan amable de hacerles llegar alguna muestra de eso para que ellos también lo puedan estudiar. Y aquí está el problema.

China es paciente, su sentido del tiempo no tiene nada que ver con el nuestro (y su filosofía y sistema, tampoco). Como consecuencia, sabe esperar y reaccionar en consecuencia. Y China recuerda cómo en 1978 la NASA estadounidense regaló un gramo, sí, habéis leído bien, un gramo de polvo lunar a China de las muestras traídas por una misión del Apolo para que pudiesen ser estudiadas. Esto es exactamente lo que recibió China.

Ni qué decir tiene que los científicos chinos consideraron humillante este "regalo" que, por otra parte, ponía de relieve de carácter nada subliminal la superioridad tecnológica de EEUU. Pese a ello, los científicos chinos se pusieron a estudiar cada grano lunar y han llegado donde están ahora y logrando dar un vuelco a la situación. Son ellos ahora quienes exhiben su superioridad técnica y tecnológica. Y en China, en los ámbitos científicos, hay una acalorada discusión sobre si hay que corresponder a EEUU con la misma moneda, un gramo, o demostrar magnanimidad. Pero hay un pero: las sanciones introducidas por EEUU impiden "cualquier programa de cooperación o intercambio" con China en estos ámbitos. Si China "regala" uno o diez gramos, lo que sea, será ahora una humillación evidente para EEUU, tanto si EEUU acepta como si lo rechaza por las sanciones. Bonito asunto para Biden.

Como dato, la mitad de las rocas traídas de la luna se almacenarán en la ciudad natal de Mao.

Si la superioridad por arriba es incuestionable, lo mismo se puede decir de la de por abajo. Ayer regresó a su base el buque oceánico que ha logrado la mayor inmersión marítima con humanos en la Fosa de las Marianas, llegando hasta los 10.909 metros en el Abismo Challenger, la parte más profunda. También de aquí se han traído innumerables muestras de lo desconocido. Y también de aquí se están reclamando datos por parte de otros países.

Y queda la superioridad por el medio: China ha superado a EEUU en supercomputadoras cuánticas.O sea, cuando se demuestra que con 200 segundos se hace un cálculo que llevaría 2.000 millones de años en hacer utilizando la supercomputadora más rápida existente en la actualidad está todo dicho. La patología occidental por dominar el mundo tiene la misma estabilidad que un castillo de naipes.

China no solo adelanta a Occidente, sino a sí misma. El año que viene será el año del buey en China, un buen año para la mecánica y la ingeniería. Así que si este 2020 hemos visto todo esto en medio de una pandemia, podemos prepararnos para lo que nos deparará el 2021 cuando unos suben y otros caen. Irremediablemente.

El Lince


sábado, 19 de diciembre de 2020

Los delirios de grandeza de un zombi

Para terminar, por ahora, con la serie de zombis que me traigo entre manos, la OTAN y la UE, cierro la temporada con los dos aunque centrándome más en el segundo. Los pasados 10 y 11 de diciembre se celebró en consejo europeo de cierre del año y no solo hubo discusión sobre las sanciones (Rusia sí, Turquía no) sino sobre cómo salir del atolladero de la pandemia, con qué cantidades hay que devolver en préstamos y en qué condiciones y cuáles no, y sobre "el futuro de la Unión". De esto va este capítulo de la serie, del "futuro".

Siguiendo los parámetros clásicos marxistas se podría decir que el zombi de la UE pretende avanzar en la construcción de un polo imperialista para enfrentar la competencia económica y el choque geopolítico que, sin duda alguna, llegará a ser muy virulento cuando la pandemia desaparezca, si es que lo hace. En estos términos habría que interpretar que se doblegó las resistencias de Hungría y Polonia sobre los "fondos de recuperación" que se negaban porque la UE decía que había que anteponer el "estado de derecho", aunque lo que en realidad ocurrió es que no fue ni una cosa ni otra. Ni para unos ni para otros. Solución salomónica. Porque era eso o nada.

Así, todos los medios de propaganda al unísono alabaron el "plan de relanzamiento" de 750.000 millones de euros de los cuales un poco menos de la mitad serán préstamos a devolver con condiciones. Algo que ya se sabía desde septiembre, ahora ratificado. Pero, al mismo tiempo, se faculta al Banco Central Europeo para que los bancos tengan interés negativo del -1% en los préstamos que conceda el BCE pero luego esos bancos pueden cobrar intereses de entre el 3% y el 1'7% cuando se concedan a consumidores y empresas, por este orden. La banca siempre gana.

Hasta aquí, todo digamos normal dentro de los parámetros capitalistas. Pero en el "plan de futuro" postpandemia aparecen los delirios de grandeza... ¡frente a China! Hay alguna mención a la necesidad de mantener una "cierta equidistancia" de EEUU, pero muchas a China. Por ejemplo, cuando se habla de "aspirar a la autonomía energética" (sin mención a la pelea por el gas, por ejemplo) aunque sí a "establecerse como polo innovador en la investigación y producción de energía ecológica en fuerte competencia con China". El reconocimiento del papel chino en las nuevas tecnologías no contaminantes es evidente. 

Lo mismo ocurre con el intento de la UE de conseguir "la autonomía estratégica" en materias primas básicas (insisto en el gas, del que el gasoducto Corriente del Norte 2 es un ejemplo claro), en la producción industrial (sobre todo médica para reducir la dependencia de China en equipamiento médico) o en la inteligencia artificial (con la pelea por la tecnología 5G que encabeza China).

Alguna de las oligarquías europeas (Francia y Hungría, sobre todo) quieren "mayor número de opciones" y no solo EEUU o China. Pero esto es difícil de lograr cuando con una mano se pide "autonomía estratégica" y con la otra "fidelidad atlántica". Por eso el otro día os puse el capítulo de la serie sobre la OTAN. Porque es en la OTAN, emblema de la servidumbre europea a EEUU, donde queda subordinada toda la estrategia de la UE en sus delirios de grandeza.

Por esta razón los delirios de grandeza de la UE de convertirse en un polo imperialista en competencia con EEUU y China no son otra cosa que eso, delirios.

El Lince

miércoles, 16 de diciembre de 2020

La servidumbre voluntaria

En una época en la que cada vez hay más afición a seguir ciertas series cinematográficas, o sea, de ficción, yo sigo con una serie centrada en la vida misma. Es un decir, porque mi serie va de zombis: la UE y la OTAN. Los dos hacen como si estuviesen vivos y los dos se están multiplicando este mes de diciembre, como para demostrar que en este año 2020 aún siguen teniendo algo que hacer.

Si en la antrada anterior os hablaba del "equilibrio práctico de irracionalidad" de la UE (donde insistiré porque lo que ocurrió en su reunión del 10-11 fue curioso y reseñable), lo que está siguiendo en la OTAN es para echarles de comer aparte.

Y como la cosa va de series, voy a coger a un autor del siglo XVI, francés, Étienne de La Boétie, que escribió un maravilloso libro titulado "Discurso de la servidumbre voluntaria". En una época donde la cultura se circunscribe a los tuits y la movilización al me gusta, un poco de cultura en serio no viene mal. Y le elijo por tres razones: porque en Francia hay una discusión cada vez mayor sobre la pertenencia a la UE, porque es desde Francia desde donde se está presionando para una mayor autonomía respecto de la OTAN y porque tanto los "chalecos amarillos" como las protestas contra la ley de seguridad están poniendo de relieve que Francia es el único país de la UE donde la gente se resiste a ser ovejas. O lo que es lo mismo, a ser siervos. Como hago siempre, no voy a facilitaros mucho las cosas, buscad por ahí si tenéis interés en lo que dice el libro en cuestión.

El episodio de hoy sigue a la presentación por el zombie de la OTAN de su "nueva" perspectiva para el 2030 de la que ya os hablé. La OTAN, como todo el mundo occidental, está en quiebra y su hegemonía desaparece sin remisión. Para aparentar que es aún algo a lo que temer, como al hombre del saco, el nuevo enemigo es China. Esa es la novedad, junto a que se rompen los principios en los que asentaba hasta ahora (como el veto y la unanimidad) para evitar follones con Turquía, por ejemplo, como intenta también ese otro zombie que es la UE.

En el episodio de la serie de hoy el protagonista indiscutible es su secretario general, ese gran socialdemócrata noruego que cada vez que habla hace que suba el pan. Es, sin duda, el protagonista que le hubiese gustado a La Boétie. Así, nuestro personaje se está multiplicando en entrevistas para vender lo invendible, pero lo hace tan mal que todo queda al desnudo. Como las monarquías. Si a los monárquicos lo que les queda es reivindicar la actualidad del derecho de pernada, a los otánicos lo que les queda es otro tanto. 

Así, nuestro protagonista hace un repaso a lo que ha sido su vida en este año 2020 en varios países y reconoce cosas que no hubiese tenido que reconocer el pasado 7 de diciembre.

- Afganistán.- Es sabido que EEUU llegó a un "acuerdo de paz" (sic) con los talibanes (recordad que uno de sus mantras es que no se negocia nunca con terroristas) y que eso supone que la OTAN tiene que salir también. Pues nuestro protagonista dice que la OTAN no sabe qué hacer porque "si nos quedamos, corremos el riesgo de más peleas; si nos vamos, corremos el riesgo de perder lo que habíamos obtenido" y que la OTAN fue a Afganistán "para proteger nuestros propios intereses". Vaya hombre, todo eso de los "valores" queda donde siempre estuvo: en nada. Se fue allí por servidumbre a EEUU y, de paso, para lograr alguna que otra migaja y ahora se tiene miedo de perder lo poco que se logró. Porque lo que se oculta (escena retrospectiva en la serie) es que en estos 20 años los talibanes han recuperado casi el 70% del control de Afganistán, de ahí el intento de paz. A la fuerza, desde luego. En verde, lo que controlan los talibanes, en oscuro el control total. En rojo, el gobierno que apoyan EEUU y la OTAN. En amarillo, las zonas en disputa.

- Europa.- "EEUU seguirá comprometido con Europa y seguirá manteniendo una importante presencia militar". Trump intentó reducir algo las tropas, Biden ya tiene el camino limpio para mantenerlas porque, como ya se dijo (escena retrospectiva en la serie) en 2018 por parte de los demócratas ""EEUU permanece en la OTAN y la apoya no para servir a los intereses europeos, sino a sí mismo". De ahí lo nuevo sobre China. "Sin EEUU, Europa no puede defenderse", dice nuestro protagonista (escena retrospectiva de Macron hablando de la "muerte cerebral" de la OTAN y de la necesidad de una defensa europea propia). Y mientras esa escena retrospectiva entra en blanco y negro, la voz de nuestro protagonista remata: "debemos evitar cualquier percepción de que Europa puede gestionar las cosas sin la OTAN". En la escena retrospectiva Macron hace un movimiento de cabeza, como disconforme con lo que acaba de decir el protagonista, y éste parece que rectifica: "apoyo el fortalecimiento de los esfuerzos europeos en defensa, con la condición de que sean complementarios a la OTAN, no dupliquen las capacidades de la Alianza y no constituyan una alternativa".

- China.- Nuestro protagonista de hoy certifica que "China es un desafío para todos los aliados" y que, por ello, "este desafío hace que la OTAN sea aún más importante que antes". Aquí la serie queda en silencio, recreándose en un primer plano del protagonista y sin comentarios, solo con un pequeño sonido de música de erhu, el instrumento tradicional de música china de dos cuerdas. Nótese el tono como de marcha, incluso alegre de la composición.

 - Veto.- "Buscamos la forma de hacer más eficiente la toma de decisiones". Aunque... "la OTAN es una alianza basada en valores, una comunidad de democracias que comparten la misma visión de las cosas". Escena retrospectiva de 2015, cuando Obama ya dijo eso de que la OTAN era una "alianza de democracias", y de Estambul y la basílica de Santa Sofía, convertida ahora en mezquita, dando pie a que los espectadores tengan presente a Turquía.

El capítulo termina con una cita de Le Boétie afirmando que la sumisión más salvaje no es la que se impone por la fuerza, sino por la elección popular (en el Estado español hubo un referéndum sobre la OTAN en 1986 en el que se votó que se entraba, pero no en la estructura militar y se incumplió) y de la pasividad de la costumbre.

El Lince

sábado, 12 de diciembre de 2020

Ejercicio práctico de irracionalidad

Siguiendo con el tema de las grietas en la hegemonía occidental y el derrumbe del edificio, otra más que es de lo mismo: las sanciones que EEUU va a imponer a Turquía. Esto es mejor que cualquier película. Os comenté el agrio enfrentamiento entre EEUU y Turquía en la cumbre de la OTAN con la que se quiere revivir a un zombi y en la que se constata cómo las grietas se agrandan cada vez más. La bronca fue el 2 de diciembre y el 11, o sea, ayer, Trump firmó un paquete de sanciones, sobre todo, por la compra de los misiles rusos S-400. El pope de la OTAN sancionando a un "aliado" de la OTAN. Una historia como para seguir creyendo que la OTAN es el coco.

Lo interesante es que Trump firma y parece un movimiento final puesto que se va, pero no es así: tanto el Congreso como el Senado ya aprobaron dichas sanciones hace tiempo. Lo que hace Trump es poner un poco más cuesta arriba a Biden.

Las sanciones van dirigidas hacia el complejo militar-industrial turco, sus responsables y algunos políticos. Esto tiene importancia. En la bronca de la reunión de la OTAN, EEUU acusó a Turquía de "dar regalos al Kremlin" (en referencia a los S-400 comprados el año pasado) y de "imitar el intervencionismo agresivo de Rusia" (en referencia a Nagorno-Karabaj). Son precisamente estos dos argumentos los que están detrás porque durante la guerra de Nagorno-Karabaj ya hubo una "interrupción parcial" del suministro de componentes occidentales a Turquía para sus aviones no tripulados. Estos aviones fueron cruciales para el avance de Azerbaiyán y cuando se agotaron, por derribos y falta de suministros, es cuando tanto Azerbaiyán como Armenia aceptaron el plan de paz ruso.

A pesar de la propaganda oficial turca de que sus aviones son de producción nacional, lo cierto es que dependen de suministros tecnológicos occidentales. Por esta razón, en Turquía ahora hay un nerviosismo claro y que hace que se ralenticen sus planes tanto en Libia como en Siria. También aquí Rusia aprovecha el momento y fuerza a los kurdos a un mini-acuerdo con el gobierno sirio sobre una ciudad.

Las sanciones aún no se conocen en toda su extensión y si van a ir más allá de lo militar. Pero ya marca un hito entre "aliados" y dentro de la OTAN porque se enmarcan en "la Ley de Lucha Contra los Adversarios de EEUU". O sea, un adversario que es aliado. Esquizofrenia pura.

Ese mismo día, el 11, o sea, ayer, la UE pospuso por tres meses la imposición de sanciones a Turquía por la explotación de hidrocarburos en el Mediterráneo oriental (se pedía, entre otras cosas, un embargo de armas). Aquí la pelea fue de tres contra tres (añadid a lo de las grietas en la hegemonía occidental): Francia, Grecia y Chipre a favor, Alemania, Italia y España en contra. El resto, simples mirones. 

Aquí Alemania se ha llevado el gato al agua porque le va mucho en ello. No solo el 5% de su población es de origen turco, sino que teme que otra vez Turquía vuelva a abrir la espita de los refugiados sirios (e iraquíes, y afganos, y...) y que se agiten las empresas alemanas que tienen grandes intereses en Turquía. Es por eso que Alemania ha ganado con un concepto curioso, pero que ha hecho fortuna: "ejercicio práctico de equidad". Y a este "ejercicio práctico de equidad" se han apuntado otros países con grandes intereses económicos en Turquía: Italia, España y, en menor medida, los Países Bajos.

La UE no quiere subirse al carro final de Trump y espera claramente a Biden para que diga qué hay que hacer. Que la UE no tiene ninguna política exterior propia queda claro una vez más, porque tres meses no son nada y en ese tiempo Turquía no va a dar marcha atrás. Porque lo que hay detrás son dos conceptos contrapuestos: por una parte, Grecia, Chipre e Israel, con el apoyo de la UE, firmaron un acuerdo para construir un gasoducto a Europa (que reduciría la importación de gas ruso) y, por otro, Turquía quiere que su gasoducto Corriente Turca (del que forma parte principal Rusia) surta a algunos países europeos como Bulgaria, por ejemplo. La clave de todo está en que como consecuencia de su apoyo al gobierno libio (que no apoya, por dar un dato, Francia) consiguió un acuerdo que le da derecho a las aguas libias por las que deberá pasar el gasoducto greco-chipriota-israelí. 

Eso del "ejercicio práctico de equidad" tiene su gracia si se tiene en cuenta lo que ha hecho la UE con Bielorrusia o Venezuela, al hilo de las elecciones no reconocidas ni en uno ni en otro país, o con la renovación por unanimidad de las sanciones contra Rusia por otros seis meses (la renovación es semestral).

Porque resulta que la Cámara de Comercio e Industria de Düsseldorf acaba de publicar un estudio sobre esas sanciones a Rusia y resulta que quien ha salido más perjudicada es... ¡la UE! Ni más ni menos que una pérdida de 120.000 millones de euros desde que se impusieron en 2014 y, de esa cantidad, Alemania ha perdido 5.500 millones cada año. O sea, 33.000 millones en total o lo que es lo mismo, la cuarta parte del total de la UE.

Un ejercicio simple de matemáticas sería ver cuánto de este dinero que se ha perdido si la UE no fuese un vasallo fiel de EEUU se podría invertir en la pandemia, por ejemplo. Si no fuese trágico, sería gracioso ver cómo la UE se dispara en la sien (aunque sea un zombi) por su rusofobia clásica. 

El "ejercicio práctico de equidad" del que se vanagloria Alemania con Turquía no es tal con Rusia. Lo que defiende con una mano (con Turquía) lo pierde con la otra (con Rusia) y, en los dos casos, mirando hacia EEUU. Es un caso práctico de irracionalidad no solo suyo, sino de toda la moribunda UE. 

Si la UE no fuese un zombi se podría decir que esta irracionalidad no solo es destructiva, sino una forma de autodesprecio.

El Lince

martes, 8 de diciembre de 2020

Eppur si muove

La Inquisición contra Galileo. Es conocido, así como la resistencia de este a renunciar a sus convicciones científicas a pesar de aceptar formalmente la imposición de la iglesia. "Eppur si muove", dicen que dijo cuando la Inquisición le exigió que se retractara sobre que la tierra giraba alrededor del sol y no al revés. Era eso o la hoguera.

La Inquisición sigue hoy muy presente. Y, como entonces, es occidental. Occidente quiere mandar a la hoguera a quienes se atreven a desafiar a un Occidente moribundo, bien sea con guerras clásicas (la Libia de Gadafi y su pretensión de evitar el dólar con el dinar oro; y antes Irak cuando Saddam Husein decidió no comercializar en dólares el petróleo) o con sanciones económicas cuando se intuye una debilidad militar ante oponentes más poderosos (Rusia por Crimea y China por la economía) o una resistencia popular (Venezuela o Irán). Pero los Galileos de ahora son mucho más audaces que entonces.

Esta semana han ocurrido tres cosas que demuestran que Occidente es historia, mal que le pese y pese a todas y cada una de sus estupideces inquisitoriales. Tres cosas que ejemplifican que estamos en una nueva etapa geopolítica donde las pretensiones neocoloniales de Occidente son historia y que el mundo está inserto en una nueva era multipolar donde las "alianzas" (léase sumisiones) establecidas anteriormente por Occidente tienen tales grietas que son ya imposibles de reparar. Por mucho que Occidente aún piense que todo gira en torno suyo, el nuevo mundo se mueve en dirección contraria.

La primera de esas cosas tiene que ver con el último escrito sobre el intento de revivir al zombi que es la OTAN. Es sorprendente ver cómo siguen los viejos clichés (propios y ajenos) sobre algo que está tan moribundo como Occidente, pese a toda la parafernalia de armas y amenazas. Porque lo que ha ocurrido tiene relieve sin duda. Y ha sido un agrio enfrentamiento entre EEUU y Turquía en la reunión que los ministros de Asuntos Exteriores tuvieron este martes pasado al hilo del informe que os presenté. La OTAN es hoy lo más parecido a una jaula de grillos que existe, aunque se intente ocultar (por ellos) o no se quiera ver (por nosotros).

EEUU y Turquía no llegaron a las manos porque solo estaban en pantalla. De estar frente a frente habría habido follón físico seguro. El matón de barrio (EEUU) acusó a Turquía de "avivar las tensiones entre aliados", de "dar regalos al Kremlin" (en referencia a los S-400 comprados el año pasado) y de "imitar el intervencionismo agresivo de Rusia" (en referencia a Nagorno-Karabaj). La respuesta turca era obvia: "apoyo ciego (de la OTAN) a Grecia en conflictos regionales", "negativa a vender armas (los Patriot y los F-35)" y "apoyar a organizaciones terroristas kurdas en Siria". 

Turquía es hoy un grano en el culo para la estrategia occidental, sobre todo la OTAN. Por eso en el documento que os presenté se habla de romper con alguno de los hasta ahora sacrosantos principios de la OTAN, como el derecho de veto y la unanimidad. EEUU y Europa están cada vez más frustradas con la política exterior de Turquía que, jugando a una y otra carta, refuerza el nuevo orden multipolar y debilita la hegemonía de Occidente.

La segunda de esas cosas tiene que ver con Alemania. También os dije que ha decidido continuar con el gasoducto Corriente del Norte 2 dando el permiso definitivo para su finalización el primer trimestre del año que viene y con la aprobación "parcial" a Huawei para construir parte de la red 5G de Alemania.  

El día 5 de este mes ha emitido una advertencia a todas las navieras europeas para que eviten la zona en la que se van a realizar los trabajos del gasoducto hasta el 31 de diciembre. Las presiones de EEUU y sus vasallos polacos y bálticos (o británicos) no han dado resultado. En un rasgo de lucidez, Alemania (pese a todo el montaje del envenamiento de Navalny, y como era previsible) ha decidido que es más importante y vital para su economía completar el gasoducto que agachar la cabeza. Otro paso hacia el mundo multipolar.

La tercera es Venezuela. Las elecciones, pese a la magra participación (un poco menor que la de Guatemala, por ejemplo, aunque en Colombia tampoco llega al 50% y nadie se rasga las vestiduras por ello), demuestran que la estrategia occidental ha fracasado miserablemente. Va a ser divertido ver cómo Occidente arropa a su Juanito Calamidad (Guaidó) a partir de ahora. Y su importancia no es banal: los aliados de Venezuela (Rusia, China, Irán, Turquía) tienen ya el marco institucional tranquilo que necesitaban para incrementar e implementar sus acuerdos comerciales, muchos de ellos paralizados porque la Asamblea Nacional anterior estaba en manos de los secuaces de Juanito Calamidad. Otro paso hacia el mundo multipolar. 

Aunque la victoria electoral no ha sido aplastante por la elevada abstención sí es un indicador de fuerza: las elecciones se celebraron según lo previsto legalmente, sin hacer caso de las intimidaciones ni de EEUU ni de la UE (y mucho menos de los vasallos del grupo de Lima), en un clima de absoluta normalidad, en medio de un bloqueo económico que ha dañado significativamente los servicios públicos (desde la salud a la gasolina), en medio de un descontento generalizado por ello y por errores propios, en medio de la pandemia.

El mundo ya no gira sobre el eje occidental, pese a los intentos de la Inquisición. Incluso pequeños movimientos como el de Bolivia con el triunfo del MAS sobre los golpistas, pese a todas las precauciones y semi-renuncias con las que está actuando, son otra muestra más. Dicen que Galileo dijo eso de "eppur si muove" entre dientes, ahora ya se dice de forma abierta y mirando fijamente a la cara de los inquisidores.

El Lince