Y entre los otros, los dos grandes
Para terminar con el análisis de la gira de Trump solo hay que ver que las cañas se han tornado en lanzas. Es decir, que los elogios que ha recibido en Arabia Saudita e Israel por las amenazas a Irán, Hizbulá y Hamás se han tornado en críticas por los desplantes que ha realizado en la cumbre de la OTAN y en la del G7. Si los primeros han tenido un carácter claramente para consumo interno, las segundas han puesto de relieve tanto el disgusto mutuo EEUU-vasallos como la irritación de estos últimos porque el patrón no está satisfecho con lo que gastan en armamento militar (gastos de defensa, en la neolengua habitual). Porque si una cosa está clara es que no es armamento defensivo, sino ofensivo y que la OTAN no es una institución filantrópica sino el brazo armado de un neoliberalismo perfectamente definido en lo estratégico y en lo ideológico.
Hay un dicho periodístico: la redundancia ayuda a comprender los mensajes. Eso es lo que hacen constantemente los medios de propaganda machacando con la amenaza rusa, el peligro norcoreano, la dictadura venezolana y cualquier otro ejemplo que se os venga a la cabeza. Pues yo lo voy a hacer también: Occidente está colapsando, pierde hegemonía cada minuto que pasa y son otros actores los que ya tienen todos los papeles protagonistas en la geopolítica de un futuro que ya está aquí.
Nadie se ha molestado en echar un vistazo a lo que han dicho los dos grandes (China y Rusia) -puesto que EEUU ya es un ex-grande y sus vasallos son cada vez más vasallitos- a lo que se ha dicho y hecho en esta gira. De haberlo hecho llevarían días sin dormir. Recuerdo una tira de Mafalda en la que sus padres la regañan por algo y ella acude a su dormitorio diciendo "¿sabéis que mientras dormís mil millones de chinos están despiertos?". La imagen es sólo el bocadillo de la niña y el resto es todo negro. La siguiente viñeta muestra sólo los ojos abiertos de los padres, y en la viñeta final esos ojos son mucho más grandes y el reloj ha avanzado varias horas. Es una tira muy actual.
Porque resulta que mientras Trump y sus vasallos se daban empujones físicos y verbales, China y Rusia cimentaban aún más su alianza estratégica, Irán hacía lo mismo en una doble vertiente (con Rusia y con Turquía) y Corea del Norte iniciaba la producción oficial del nuevo misil probado recientemente. Aunque en esta gira no se ha mencionado a Corea del Norte, merece la pena reseñarlo para no olvidar todo lo acontecido hasta ahora y lo que se ha dicho de este país.
Si ya os comenté el acuerdo comercial entre Irán y Turquía, que este país considera que llegará a los 30.000 millones de dólares en seis años (ahora está en algo más de 4.000 millones), hay que sumar que ayer Irán llamó a Rusia (es decir, Rohuani a Putin) para "fortalecer la cooperación comercial y económica, incluyendo la ejecución de proyectos conjuntos en gas, petróleo y energía nuclear". Teniendo en cuenta que los días 27 y 28 de marzo Rouhani visitó Moscú y que Putin le felicitó tras su victoria en las elecciones del pasado día 19, esta nueva llamada deja muy clarito lo que os decía sobre que toda la parafernalia de amenazar a Irán, que es cierto que es el gran enemigo de EEUU y sus vasallos árabes (la mayoría, en la que no están Irak, Argelia y Líbano), se queda en nada de nada y que los intentos de aislar a unos y otros son pompas de jabón. Basta que Occidente diga una gilipollez de las suyas para que el resto de países haga justo lo contrario y refuerce aún más sus alianzas.
Por ejemplo, entre China y Rusia ya hay algo más que flirteos, ya hay amor profundo. El viernes los ministros de Asuntos Exteriores de los dos países se reunieron en Moscú (otra vez, y ya son seis los encuentros que han mantenido en lo que va de año, es decir, uno cada tres semanas) "para profundizar la cooperación
bilateral en diversos ámbitos y ampliar los esfuerzos conjuntos para hacer
frente a los asuntos de interés común en la agenda internacional". La novedad en esta reunión es que también acudió Putin.
El comunicado oficial no puede ser más claro, lo que hace falta es que en Occidente se quite alguien la cera de los oídos: "los dos países han decidido trabajar juntos en los marcos
multilaterales, incluyendo los BRICS, la Organización de Cooperación de
Shanghai y el G20", como dijo Putin ,"para resolver los asuntos conflictivos y mantener la
estabilidad estratégica mundial". No es cosa solo de Putin. El ministro chino, Wang Yi, remató diciendo que "China y Rusia concuerdan en
sus respectivas estrategias de desarrollo y comparten amplias posibilidades de
cooperación bilateral al tiempo que los dos países también deben consolidar su cooperación
estratégica en asuntos internacionales y deben promover juntos la solución
pacífica de asuntos regionales e internacionales".
Otra reiteración y redundancia: la alianza estratégica entre China y Rusia va a más con cada movimiento que hace Occidente. No hace mucho, hablando de Corea del Norte, os dije que tenía la impresión de que tal vez hubiese un reparto de papeles entre los dos países y ahora digo que hay una división estratégica del trabajo entre ambos para asegurar la estabilidad de Eurasia en su conjunto, así como de Oriente Próximo y, por qué no, de Europa. En esta división estratégica del trabajo, Rusia asume la parte militar (en Oriente Próximo con Irán y hasta cierto punto con Turquía) y China la económica (Nueva Ruta de la Seda).
Esta alianza estratégica es el corazón sobre el que late ahora mismo el nuevo mundo multipolar que está surgiendo y en el que Occidente no tendrá ningún papel relevante. Ni EEUU ni Europa pueden oponerse a China en el ámbito económico (tal y como reconoce el mismísimo FMI) y tampoco pueden hacer lo propio con Rusia en el ámbito militar. Siempre que esta alianza siga fortaleciéndose y no se resquebraje y ahora todos los movimientos de Occidente sólo consiguen su fortalecimiento. Así que habrá que darles efusivamente las gracias a los occidentales por este buen manual de ayuda a su suicidio que ofrecen día a día.
El Lince
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