martes, 29 de septiembre de 2020

 Elogio de la estupidez (2)

 En mi camino como gran pensador, estoy a punto de terminar el segundo capítulo de mi gran obra, que pasará a la posteridad, "Elogio de la estupidez" y que, como sabéis, está inspirada en el "Elogio de la locura" de Erasmo de Roterdam. Si a principios de este mes os ofrecía una síntesis del primer capítulo, ahora voy con otra entrega no menos sabrosa.

Occidente se está hundiendo en la locura, diría Erasmo. Yo digo que en lo que se está hundiendo es en la estupidez. Y esto es consecuencia de la crisis sistémica, acentuada por la pandemia (cuidado con ello), del capitalismo. Y, como diría Rossana Rossanda, es la pretendida izquierda quien tiene gran parte de la culpa.

Si en el primer capítulo decía que los rusos son los más tontos del planeta por envenar no una, sino dos veces ¡-y errando en las dos!- a un guapito de cara que no es nadie en Rusia y que solo es otro de los tontos útiles de Occidente (como Guaidó o Tijanosvskaya), ahora tengo que mirar un poco hacia en propio Occidente, a Gran Bretaña.

La locura británica, la estupidez británica, no solo tiene que ver con un siempre presente neocolonialismo y ansias de recuperar alguna de las viajas glorias coloniales sino con el neofascismo que impera en el mundo y del que Europa es la punta de lanza. Es una locura fría o una estupidez caliente y poco imaginativa que llega a las escuelas y universidades. Pero muy peligrosa.

El Ministerio de Educación (sic) ha elaborado un documento en el que se prescinde de asignaturas, de textos y de profesores "críticos con el capitalismo". Adiós, admirado Hobsbawm, tus lecciones de Historia, con mayúscula, serán pasto de las llamas, como cuando los nazis. Porque lo que hay ahora en Europa son nazis, si se quiere, blandos (todavía).

La raíz nazi del ministerio británico es innegable porque se hace una curiosa ecuación entre anticapitalismo y antisemitismo, equiparando las dos cosas, igual que los nazis hablaban de "complot demócrata-judío" o los franquistas hablaban de "complot judeo-masónico" o "judío-comunista".

El Ministerio de Educación británico equipara el anticapitalismo con "una posición política extrema" que se sitúa al borde de "actividades ilegales". Por eso, "hay que proscribir del currículo el deseo declarado públicamente de abolir o derrocar la democracia, el capitalismo o poner fin a las elecciones libres y justas".

En vista de esto, lo que procede es la legalización, ya sin tapujo alguno, del legado de Al Capone, el gran mafioso que cayó no por sus matanzas sino por no pagar impuestos. Es decir, que lo que tiene que hacer el capitalismo es legalizar el "emprendimiento mafioso" de una vez por todas. Como consecuencia de la pandemia, en Italia se está produciendo la compra de pequeñas empresas por la mafia para blanquear su capital y es de sobra conocido que sus "muchachos", hijos de capos, se han graduado en la London School of Economics, en Oxford, en Cambridge. Por lo tanto, la decisión del Ministerio de Educación británico tiene bases sólidas.

Después de todo, el capitalismo nació con la acumulación primitiva de los conquistadores, luego con los piratas, posteriormente con los comerciantes sin escrúpulos (esclavistas) y demás. Todo en orden, entonces. Es de suponer que en las escuelas se hable de esto y que en vez de Marx se hable de Morgan (JP Morgan, buscad por ahí) y de cómo hizo fortuna con la venta de armas en el siglo XVIII. Hay que estudiar cómo unas cuantas generaciones despúes los beneficios obtenidos de esas actividades tan lucrativas estén limpios de polvo y paja y sus herederos sean ciudadanos de postín.

Mejor esto que estudiar a Marx, desde luego. Pero Marx se reirá y bailará un rato.

https://videopress.com/v/ErQyIMnZ

Nosotros, no tanto. Y más tras otra muestra -y van...- cuando se absuelve en el estado canalla (más conocido como España) a los banqueros. Y eso que aquí está "el gobierno más progresista de la historia" (sic).

El Lince

3 comentarios:

  1. Lince, llevo años leyéndote y todavía no sé quién eres. Haber si te descubres algún día.

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  2. En efecto, el Lince es un enigmático personaje. Pero a mí,más que conocer su identidad, me interesa lo que escribe (sea quien sea realmente).

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  3. Alucinante la censura británica al pensamiento crítico.

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