lunes, 18 de octubre de 2021

 La subversión

Termino con la cuestión cinematográfica y lo hago con la conclusión para evitaros leer más: China está tratando de subvertir la opinión del público mundial a través de dos vías, censurando las películas estadounidenses e inyectando propaganda tanto en las películas que produce como en las que co-participa. 

La película china "La batalla del lago Changjin", de la que os hablaba el otro día, ha desatado finalmente todas las alarmas porque, con ella, "China está tratando de evitar que los consumidores chinos absorban los valores de Hollywood" (sic). Y, en consecuencia, ello no es más que la última muestra de algo que se viene produciendo desde hace algún tiempo y es que "las películas estadounidenses han sido bloqueadas cada vez más para que no se muestren en el mercado del entretenimiento chino".

La cosa puede parecer banal, pero en EEUU no se lo toman a broma porque "hacer películas muy caras antes de poder distribuirlas en el mercado chino y que luego no sea posible es una estrategia muy irresponsable desde el punto de vista financiero". Observad dónde queda eso de "valores" cuando de lo que se trata es de dinero. 

Resulta curioso que una de las cosas que se está discutiendo en las conversaciones entre EEUU y China sobre los aranceles, impuestos por Trump, replicados por China y que están perjudicando claramente a los propios estadounidenses, es la cuota de películas extranjeras (léase de EEUU) que China estrena cada año en sus pantallas de cine. Hasta ahora, son 34 al año y ni una más. Hollywood lleva ya unos cuantos años presionando al gobierno de EEUU (y negociando con China) para que esa cifra se aumente porque los datos son los que son y nada halagüeños para esa industria vital para la imagen de EEUU en el exterior. En el caso de China, Hollywood va de capa caída.

Hay quien lo achaca a la pandemia y a la paranoia de EEUU de culpar a China de su propia negligencia, de esos 724.502  muertos que llevan ya (recuerdo, "el virus chino" como referente inmediato) y de las represalias de China que han sido, dicen y entre otras, la cuestión de las películas. 

Como siempre en el caso de EEUU, no es ni siquiera una verdad a medias sino una mentira manifiesta. Porque si hay un hecho claro es que Hollywood ha dependido hasta ahora de China para hacer caja, pero China no depende para nada de Hollywood. "La batalla del lago Changjin" lo pone de relieve.  No es un fenómeno de ahora, lleva ya varios años y la pandemia no ha hecho más que reforzar la tendencia.

Esta película es patriótica, sin duda, porque un ejército que acababa de salir de la guerra civil (ganándola), mal equipado y sin aviación, propinó una sonora bofetada a EEUU, que venía de la II Guerra Mundial en plan machito. Pero es que, además, llega en el momento justo: otra bofetada que recibe EEUU en Afganistán donde otro ejército (y ni siquiera eso) mal equipado le obliga a retirarse. Exactamente igual que en Corea hace 70 años.

La verdad, y con héroes de carne y hueso, siempre es más poderosa que cualquier historia de ficción. Es por eso por lo que los superhéroes omnipotentes ya no tienen tanto recorrido en China. La lástima es que solo es en China.

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Hablando de verdades, hoy es un día para recordar a los cientos de miles de iraquíes que murieron por la mentira manifiesta de uno de los psicópatas más terribles de los últimos tiempos: Colin Powell. Fue un elemento claro en la invasión y ocupación neocolonial de Irak en 2003. Un criminal de guerra no condenado, como tantos otros, ha muerto sin castigo. Lástima. 

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Y hoy hace dos años que se inició la revuelta ciudadana en Chile. Ahora están en la Asamblea Constituyente, pero desde fuera la impresión es que esa revuelta se puede esfumar en los recuerdos y solo quedará la verdad oficial, como siempre, que tergiversará los hechos si en esa Asamblea no se logra dar la vuelta a lo que hay. Y lo que se percibe no es precisamente alentador.

El Lince

2 comentarios:

  1. Jaque a Hollywood en China, podría titularse.

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  2. En España la postración cultural es asfixiante. Controlan las distribuidoras y las salas de exhibición, las cadenas y las plataformas de televisión, las emisoras de radio y los repertorios de música, de modo que no paras de verlos, sus leyes, sus costumbres, sus prejuicios, sus tópicos, sus nombres, su geografía, su ignorancia, su mala baba.
    A veces, incluso, vas a ver una película española y te ponen de música de fondo la música de ellos, cantada en su idioma con su estética y su lírica, su cursilería y su mal gusto.
    Hacen muy bien los chinos en poner coto al imperialismo en este terreno.

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