lunes, 8 de junio de 2015

La ira sigue fluyendo...

...aunque aún no se la puede encauzar ni hacer que se desborde. En las elecciones de México no ha votado más que el 48%, luego la gente que ha optado por no avalarlas ha sido del 52%. La abstención ha sido quien ha definido estas elecciones y la que ha dado algunos resultados sorprendentes, como el triunfo del MORENA en México DF aunque aún están disputándose algunos sitios con el PRD que pueden decantar la balanza hacia unos u otros. Este partido es una escisión del PRD, el partido que gobernaba Guerrero, el estado donde está Ayotzinapa. El Partido del Trabajo ha conseguido 5 diputados (tenía 15).

Pero a mí lo que me interesa en el boicot que puso en marcha la CNTE con el apoyo de estudiantes y padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos.

Ha sido una acción valiente, decidida y una apuesta de futuro. Porque todo el mundo ha quedado retratado: la derecha porque desprecia la vida, la otra derecha (antes llamada izquierda) porque vuelve a demostrar que sólo se mueve dentro de los límites establecidos por el capitalismo. Ha habido algunas expresiones de ira popular que han puesto de la manifiesto la fuerza del boicot, aunque haya sido sólo en unos pocos estados  como consecuencia de la militarización impuesta por el Estado.

En Tixtla (Guerrero), donde está Ayotzinapa, los activistas quemaron 28 de las 54 urnas puestas. Esta ciudad tiene 10.000 habitantes. En Juchitán, Tehuantepec, Francisco Ixhuatan, San Dionisio del Mar (Oaxaca) ocurrió lo mismo. Y en otras ciudades de otros estados. Aunque el Estado mexicano se apresuró a decir que casi en todos los sitios se votaba con normalidad, lo cierto es que las cifras oficiales lo desmienten: en Oaxaca sólo se pudieron colocar el 76% de las urnas, en Guerrero el 81% y en Chiapas el 92%, por mencionar sólo algunos estados donde el boicot fue intenso.

Son unas primeras impresiones y habrá tiempo de profundizarlas. El aislamiento de los partidos es evidente, sean de la derecha o de la otra derecha. El odio de la población hacia ellos es evidente, aunque aún no se encauce por otros de izquierda o se desborde como planteó la iniciativa del llamamiento al boicot electoral. La movilización popular es un hecho y los ataques del capitalismo a la vida y derechos de los trabajadores van a estimular las luchas. Porque al igual que los anteriores gobiernos desmantelaron estructuras combativas como las del Sindicato Mexicano de Electricistas, ahora el de Peña Nieto intentará hacer lo mismo con la CNTE, sobre todo porque su desafío ha sido mucho mayor: un boicot que, a pesar de no haber sido masivo, ha prendido con fuerza en partes muy significativas de México.

El Lince

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