sábado, 6 de junio de 2015

Un boicot, mucha ira, poca esperanza

Mañana hay elecciones en México, las elecciones de la sangre. Los 43 estudiantes de Ayotzinapa siguen desaparecidos, los 121.683 muertos reconocidos oficialmente en el gobierno anterior al de Peña Nieto (2007-2012) y los 26.037 que van en el gobierno de Peña Nieto (2013-2015) no indignan a nadie, no son más que frías estadísticas que, con un poco de suerte, se comentan en los informativos de los medios de propaganda, antes llamados de comunicación, audiovisuales o en pequeños espacios de los escritos. Pero hay que votar porque, dicen, es la máxima expresión de la democracia. Ya.



He visitado México en tres ocasiones y conozco algo su historia. Algo. Pero no recuerdo una situación como la que se está viviendo ahora. No se puede decir que todo México esté de pie, luchando y reivindicando, desconfiando y “adolorido”, como dicen allá, pero sí que hay un segmento muy importante que reclama, y reclama… Y ha hecho un llamamiento al boicot. Que yo sepa nadie en la historia de México ha hecho un llamamiento similar en unas elecciones. Tal vez me equivoque y si es así que alguien me rectifique.

Quien sí se ha atrevido a ello ha sido la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación reivindicando con ello su paro magisterial, la defensa de la educación pública, la presentación con vida de los 43 estudiantes desaparecidos, la abrogación de las reformas estructurales, la libertad de los presos políticos, el fin del terrorismo de Estado y la renuncia de Peña Nieto.

Ambicioso, sin duda. Tal vez irrealizable. Pero necesario. La CNTE sigue la estela que marcaron los padres de los estudiantes desaparecidos, marca el rumbo a quienes piensan, pensamos, que las elecciones no son una panacea de casi nada. Grecia es un ejemplo. O se rompe o te ahogan. Ya lo decía Carlos Puebla, “si tú no acabas con ellos, ellos acaban contigo”. Hay entusiastas que piensan que las elecciones pueden servir para una renovación de las instituciones, de los partidos, de los gobiernos. Para nada. A lo más, para un inmenso ejercicio de gatopardismo lampedusiano. Habrá cambios, claro, pero salvo algunas medidas simbólicas todo seguirá igual.

Tampoco toda la CNTE está por la labor, puesto que de los 31 estados que están federados en ella sólo 11 votaron la propuesta y, de ellos, únicamente está cuajando en Zacatecas, Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Michoacán. Son suficientes para poner muy nervioso al Estado, militarizando las elecciones. Para el Estado mexicano votar sí, vivir no. Vota y luego, muere. Un significativo mensaje.

Estos son los sectores más conscientes, más activos. Otros se conforman con sus propias medidas de boicot. Como el no asistir a las mesas de votaciones como funcionarios del Instituto Nacional Electoral. Nada menos que 522 renuncias diarias se están produciendo, lo que dificulta que haya funcionarios del INE en todas las mesas electorales. Muchas de ellas son por razones varias, no por convicciones. Pero las hay, lo que hace que según cifras oficiales se haya pretendido reemplazar deprisa y corriendo al 28% de los llamados inicialmente, aunque no lo han conseguido en todos los casos. No es una cifra baladí, sino una expresión de lo que está ocurriendo en México.

El status quo está en cuestión y todo el mundo sale a defenderlo. Como en todas partes. El Estado, recurriendo a la militarización. Y luego están los amigos de quienes militarizan. Por ejemplo, la OEA. Este ente moribundo –y no entenderé cómo los gobiernos que van de  progres (Ecuador, Venezuela, Nicaragua, Bolivia) no lo han abandonado- ha dicho algo que o nos lleva a reflexionar o nos hemos perdido para siempre: “No podemos dejar de expresar la preocupación ante actos tan reprochables [en referencia a los que protagonizan la CNTE u otros colectivos], que lo que están buscando es utilizar el proceso electoral para dirimir algunas de sus, digamos, inquietudes, preocupaciones o demandas de tipo gremial”. Tomad nota: “digamos, inquietudes”. Por decir algo. Esta gente es basura, lo que defienden es basura y las instituciones de las que forman parte son basura. Se podrán hacer obras de arte con la basura pero seguirá siendo eso, basura. Hay mucha basura, pero la OEA ocupa, por méritos propios, un lugar principal en esta basura.

Dicen que el PRI ganará en 8 estados, el PAN en dos y el PRD en uno. El PRD y MORENA están a la greña, pero éste último tiene una buena implantación en México DF. No me gusta esta gente ni quienes, como ellos, parecen seguir la estela de Zizek y otros postmodernos. He defendido que la insurgencia popular es el único camino para hacer frente al capitalismo y que Ayotzinapa es la respuesta a quienes creen que se puede "jugar" dentro del capitalismo y con sus propias normas. Pero también sé que hay gente que, a pesar del boicot, de la mucha ira, va a votar con alguna esperanza, con la imagen de Ayotzinapa, con la intención de "botar" a los asesinos de razones y de vidas, en dignificar algo un sistema podrido. Veremos.

El Lince

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