El sistema que anula a Occidente
Al igual que he venido insistiendo en los kurdos estos últimos días entiendo el interés por Brasil, o por Venezuela, o por el golpe de los "cooperativistas" mineros en Bolivia. O por el acuerdo de paz en Colombia. Situaciones importantes, sin duda, pero sin la trascendencia de lo que está ocurriendo en Siria y sin tanta relevancia geopolítica. Dan para más de un análisis, pero no son relevantes más allá de la zona latinoamericana, que ya es bastante (por cierto, echo en falta una autocrítica de los llamados "progresistas" por cómo se ha llegado a ciertas situaciones).
Sin embargo, el mundo se está moviendo por otro lado, y muy deprisa. Ese movimiento tiene un eje que es sobre el que va a girar, inevitablemente, el siglo XXI. Ese eje es Eurasia. Cuanto más pronto los que se dicen gobiernos "progresistas" tomen conciencia de ello, más rápido comenzarán a perder su dependencia del imperialismo -cada vez más disminuido- y a ganar no sólo autonomía, sino independencia. No es una cuestión de deseo, sino que es ya una realidad. Ya hay instrumentos para ello y sorprende, por ejemplo, que nueve meses después de que esté en funcionamiento el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII) -una clara alternativa al FMI y, sobre todo, al Banco Mundial- sólo Brasil (cuando la presidenta era Dilma) se haya sumado al mismo de todos los países de América Latina.
Pues bien, este escrito tiene como finalidad recordar no sólo ésto, sino que también hay ahora otro instrumento que permite anular por completo el chantaje occidental a los gobiernos y a los pueblos. Y este instrumento es el definitivo.
Id tomando nota de unas nuevas siglas: CIPS. Es un sistema chino que está anulando el poder de Occidente. No, no son armas convencionales; no son sistemas balísticos; no es un sistema de satélites. Son siglas económicas que están poniendo de rodillas a Occidente: es la traducción del Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos. También se le denomina Sistema de Pagos Interbancarios de China, de ahí el nombre.
El CIPS es la alternativa china al gran poder occidental (no, no es la OTAN; ni tampoco el militarismo de EEUU) que se conoce como SWIFT, la Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales, con el que Occidente estrangula a los pueblos cuando fallan todas las otras medidas de agresiones clásicas como las guerras y las sanciones.
El SWIFT fue la amenaza final que esgrimió a Occidente cuando vio que Irán no cedía a las presiones por su supuesto programa nuclear y que, de aplicarlo -y la amenaza fue de hecho un ultimátum-, habría provocado que Irán sólo pudiese comerciar con otros países a través de trueques. Irán tuvo que negociar. Fue la amenaza que Occidente vertió sobre Rusia tras la crisis de Ucrania, pero no se atrevió a ir más allá porque el poder de Rusia es mayor que el de Irán en todos los aspectos, especialmente el militar y eso son palabras mayores. También fue la amenaza que se realizó a Argentina para que cediese al pago que le reclamaban los fondos buitres y a lo que se negaba con firmeza el gobierno de Cristina Fernández.
Pero las amenazas de eliminar del SWIFT a Rusia e Irán fueron suficientes y estos dos países, junto con China, iniciaron la revuelta contra Occidente. Ahora ya comercian en sus propias monedas -un porcentaje aún pequeño, pero que crece cada año y daña de forma irreversible al dólar- y Rusia y China iniciaron el proceso para crear su propio sistema de pagos internacionales. China se ha adelantado a los rusos y ya ha puesto en funcionamiento el suyo.
Habéis leído bien: en funcionamiento. Es decir, el CIPS está operativo desde mayo y al mismo se han sumado ya 19 bancos chinos y extranjeros de forma directa y otros 176 bancos de todo el mundo de forma indirecta. Supongo que es fácil adivinar a qué países pertenecen esos bancos.
Occidente no puede parar su declive, por lo que tiene que hacer todo lo posible por acomodarse a lo nuevo que es, a su vez, su competidor y horadador de su hegemonía. China no quiere el enfrentamiento abierto, todavía y hasta que no alcance la paridad militar con EEUU (y está en ello), por lo que ha ofrecido a Occidente firmar un memorando de entendimiento entre el CIPS y el SWIFT. A Occidente no le queda otra que aceptar. La excusa es que así "se creará una gran red que permite a las instituciones financieras de todo el mundo enviar y recibir información sobre las transacciones financieras en un entorno seguro, confiable y estandarizado".
El CIPS opera, por el momento, en yuanes. Es, por lo tanto, el principal instrumento del que se va a dotar el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII) y que ya ha ofrecido préstamos a varios países en esta moneda. Y como no se puede parar la historia y la decaída occidental es evidente para quien la quiera ver, Canadá anunció ayer su incorporación al BAII. Canadá ha entendido hacia dónde se decanta la historia. Los países latinoamericanos deberían hacer lo mismo, entender que cuando dejen de mirar hacia arriba, hacia EEUU, y comiencen a mirar hacia un lado, hacia China o Rusia -o ambas-, será más fácil combatir la injerencia estadounidense.
¿Por qué os cuento todo ésto? Pues para que os vaya sonando y porque ayer China dio otro paso desafiando a Occidente: vendió 500 millones de bonos en yuanes aplicando su derecho a usar su moneda, ya reconocida como divisa internacional por los Derechos Especiales de Giro del FMI. Y lo ha hecho un mes antes de que legalmente pueda ser así tras la reforma del sistema de cuotas y monedas (aceptando al yuan como divisa internacional) que el FMI se vio obligado a realizar el año pasado. Un desafío en toda regla que nadie se ha atrevido a criticar. Tal vez piensen que un mes no es nada, pero lo es todo. China marca territorio, de nuevo.
Y lo hace, además, porque los días 4 y 5 se va a celebrar la reunión del G-20 en Hangzhou. China quiere ponerse a la vanguardia de un mundo post-globalizado puesto que el documento provisional que será discutido en el G-20 habla de "defensa realista de la economía del libre mercado", lo que pone de manifiesto que la era de hegemonía neoliberal ha desaparecido, y que "hay que enviar un mensaje muy claro de que se han entendido las preocupaciones de la gente sobre la globalización".
China, por lo tanto, se adelanta y quiere dejar bien claro que ya no hay más unilateralismo ni se acepta la chulería occidental. Es un aviso a la economía del dólar, es un aviso al dólar como moneda de reserva mundial. Dice con ello, además, que va a tener un papel mucho más activo en la geopolítica que hasta ahora y en todos los aspectos: militar (como su reciente acuerdo con Siria) y económico. China está dejando bien patente que quiere ser "artífice y creador" de una "nueva globalización" en la que Occidente ya no será predominante, ni siquiera sus "valores" ni los instrumentos con los que ha venido dominando el mundo.
Sumad todos estos movimientos a la creación de una bolsa propia del oro, ya operativa; sumad a ello la decisión de Rusia de hacer algo parecido con el petróleo y tendréis elementos más que suficientes para comprender que el mundo ya se mueve con el eje euroasiático. Por ello, todo lo que estamos viendo por parte de Occidente no son otra cosa que intentos de evitarlo, y la guerra siempre está en sus premisas.
Pd.- No perdáis de vista las elecciones que habrá este mes en Rusia. Los movimientos de Putin para restablecer de forma progresiva el control del Estado sobre la economía son más que evidentes, pero el ritmo con que se desarrolle va a depender de los resultados de cada partido.
El Lince
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