sábado, 23 de mayo de 2020

Primero, el pueblo

Ya está claro todo. La reunión del Congreso Nacional del Pueblo de China ha aprobado una serie de cuestiones que deberían poner en cuestión muchos parámetros mentales. ¿China es capitalista? Sin duda, pero un capitalismo "sui géneris" que está subordinado al interés del Estado como ha quedado claro en la pandemia.

Cuando dejemos nuestras fobias internas y nuestros parámetros occidentales veremos que la combinación de elementos del socialismo y del capitalismo es un hecho. Pero es la planificación la determinante. Y ahora lo vuelve a ser. Porque lo que ha aprobado el Congreso Nacional del Pueblo de China está claro: primero, el pueblo. Esta combinación del capitalismo y la planificación es lo que se llama "socialismo con características chinas".

Como de costumbre, todo lo que los propagandistas habituales han publicado no tiene que ver con la realidad, o tangencialmente. Y se hace con tonos alarmistas y catastróficos porque China no ha establecido un porcentaje de crecimiento anual como venía haciendo. Es decir, la visión occidental de políticas fiscales y monetarias expansivas que crean burbujas y que luego algún imbécil utiliza para justificar la destrucción de lo público, mal llamada "recortes", con el infame argumento de que "vivimos por encima de nuestras posibilidades".

China ha actuado justo al contrario de lo que hace Occidente y eso se interpreta como que China está casi en apuros por la pandemia.

Para nada. Lo que ha hecho el Congreso Nacional del Pueblo es centrarse en la gente, en el pueblo. En su lenguaje habitual, se habla de "las seis áreas" en las que se han centrado y que son, y por este orden: seguridad en el empleo, mejora de los medios de vida de las personas, sistema de mercado, suministro de alimentos y energía, cadena de suministro industrial y servicios públicos. Veis que al menos cuatro de ellas tienen que ver con la gente, con el pueblo, no son, digamos, "empresariales".

Pero de todo lo que se ha aprobado a mí lo que me interesa es el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social. Porque lo que se ha decidido es apostar por el empleo, por la atención médica y por el aumento de las pensiones sobre todo. Y esto último no es baladí: en China hay 300 millones de pensionistas, es decir, el 30% de la población. Y en cuanto al empleo, se apuesta por crear 9 millones de puestos de trabajo solo en las ciudades, así como mantener el combate contra la pobreza en el mundo rural y debajarla a la mitad, de los 11 millones que hay ahora a 5'5 exactamente en este año.

¿De donde va a salir el dinero? Pues entre otras cosas, de la reducción de los gastos militares. El año pasado suponía el 7'5% mientras que ahora queda reducido al 6'6%. Comparad lo que hace EEUU y Europa, por ejemplo. En unos momentos en los que la agresividad estadounidense es evidente, China opta por lo que siempre hay que apostar: primero, el pueblo.

Y eso supone que se incremente el déficit público (el miedo de los neoliberales) desde el 2'8% al 3'6%. Eso significa, entre otras cosas, un aumento de salarios.

 No se dejan desamparadas a las pequeñas y medianas empresas, para quienes se establece una reducción de impuestos y se estipula que no tendrán que pagar los préstamos e intereses que les sean concedidos hasta dentro de un año. Pregunta: ¿por cuánto tiempo se hace eso en Occidente? No más de dos meses.

Se establece que el Partido Comunista impulsa a la ciudadanía a que se compren productos de las empresas de exportación chinas para solventar la caída de las exportaciones y eso, en el corto plazo, va a suponer una recuperación notable para ellas.

Y siendo todo lo demás importante, la guinda: China abre la puerta a la reducción de las horas de trabajo para fomentar el empleo. Hasta ahora solo un país, Nueva Zelanda, se ha planteado algo similar.

También se habla de aumentar y mejorar la infraestructura pública de salud, de acelerar la investigación y el desarrollo de vacunas y medicamentos y de mejorar el mecanismo de prevención de enfermedades infecciosas.

No solo se habla de infraestructura pública de la salud, sino de la otra, de forma especial en las nuevas tecnologías (5G) e inteligencia artificial. 

Y otro dato: aumentar en casi 6 millones de hectáreas las tierras de cultivo. Es decir, se apuesta por la soberanía alimentaria aunque este es un objetivo difícil de cumplir ante los casi 1.500 millones de chinos. Aunque China lleva años luchando contra los desiertos.


Es decir, China se sitúa en las antípodas de lo que hizo en 2008, cuando salvó al mundo capitalista impulsando los créditos financieros para las grandes empresas. Ahora lo hace justo al revés.

P.D.- Alguna gente ha considerado que me pasé cuando hablé de la diferencia abismal entre las tasas de contagio y mortalidad por el coronavirus entre Oriente y Occidente. Pues nada, comparad y sacad vuestras propias conclusiones.


El Lince

1 comentario:

  1. Magnífica información, se agradece recibir frescura diferente y otros puntos de vista sobre el funcionamiento de la sociedad chiná. Yo no digo que China sea el paraíso o el oasis,pero estoy hasta los cojones de la puta sociedad Occidental (Yankee-judía) hipócrita e individualista. Estoy asombrado y maravillado de la reforestation del desierto Maowusu (42000km), convertido en un vergel después de 5 décadas de trabajo, auténtica admiración del pueblo chino. Por cierto, como es habitual en los medios drogadictos occidentales este acontecimiento no ha tenido eco, no me sorprende. Por favor si tienes más información, enlaces o vídeos sobre Maowusu te agradecería que nos lo escribieras, muchas gracias y ánimo, salud.

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