jueves, 23 de julio de 2020

Los pies en la tierra (y un poco más allá)

Algunas cosas relevantes han pasado estos días que merecen comentario, pero lo relevante está donde estaba antes de este descanso: en Asia. Lo del acuerdo de la moribunda UE hay que desmenuzarlo bastante porque solo los ilusionistas pueden cantar victoria porque cuando a las patronales o al FMI les parece fantástico es que no solo hay gato encerrado, sino que se está en más de lo mismo aunque revestido de una cierta "solidaridad".

Porque, en síntesis, la moribunda UE confirma la política neoliberal de reducción del gasto de pensiones, de los costos laborales, de la administración pública, de la salud y de la educación. Ni una palabra de reducción en policía o ejército. No. A pesar de que todo ello se aplace algunos meses es inevitable y será, como estaba cantado, estrictamente monitoreado por instituciones supranacionales plutócratas que no tienen nada que ver con los países.

Un solo artículo del acuerdo basta para deshacer todo el ilusionismo. Art 69 del anexo del documento principal que establece la "buena gobernanza económica": "el desembolso de recursos podría suspenderse si un país no toma las medidas recomendadas; por ejemplo, un país que se sometió a un procedimiento de déficit excesivo y que no llevó a cabo las acciones correctivas requeridas no recibiría fondos".

Pero a la vuelta, porque esto es otra pausa de otros días de asueto, os lo desmenuzaré un poco más. Solo hay que tener los pies en la tierra. O volver a buscar la respuesta en el viento. O hacer preguntas al cielo.

Porque hay quien tiene los pies en la tierra, aferrado a ella con fuerza al tiempo que hace preguntas al cielo y no en busca de un dios precisamente.

Os dejé con el histórico acuerdo entre China e Irán y vuelvo con el tema porque ahora Irán está buscado un acuerdo similar con Rusia. El acuerdo de China e Irán fue el 9 de este mes, el 16 los presidentes de Rusia e Irán hablaron sobre el tema y el ministro de exteriores iraní presentó a su colega ruso algunos aspectos de ese acuerdo. Es un proceso normal, casi rutinario en estos momentos porque el triángulo Rusia-China-Irán se refuerza gracias a la agresividad de EEUU. Rusia e Irán tienen un acuerdo desde 2011 que se renueva cada cinco años, es decir, se tiene que renovar el año que viene. Pero tras el acuerdo chino-iraní Rusia tiene que subir la apuesta para no perder el tren. De eso se tratan las conversaciones, sobre todo el buscar que el acuerdo se renueve y sea a largo plazo como el chino.

Hay, además, un hecho adyacente o complementario: en octubre expiran las sanciones que la ONU impuso a Irán no solo por el asunto nuclear sino por la investigación en misiles. Las sanciones se levantaron cuando se firmó el acuerdo nuclear, pero no así las armamentísticas que, ahora sí, expirarán en octubre. Irán tiene su propia investigación y desarrollo de armas, pero depende de la tecnología rusa y recuerdo que ha comprado el sistema misilístico S-300 a los rusos. Si se tiene en cuenta que Rusia y China vetaron la pretensión de EEUU de ampliar las sanciones a Irán por las armas, que incluso la UE se opuso a EEUU y que en el acuerdo chino-iraní aparece la mejora de las capacidades aéreas de Irán, incluyendo las militares, la cosa está clara: Irán buscará un acuerdo con Rusia en ese sentido y no es descartable que solicite la compra del S-400 igual que hizo Turquía. El camino está abierto y solo las propias consideraciones de Rusia sobre lo que debe y no debe proporcionar a Irán (no hay que perder de vista sus buenas relaciones con Israel) serán los límites que nos mostrará qué nivel de alianza hay entre ellos en este sentido.

Así están las cosas y así hay que contarlas. Porque el nerviosismo de EEUU le hace cometer cada vez más estupideces, si es que eso es posible, como el cierre del consulado chino en Houston. Razones: ninguna. Pero hay un hecho que ha trastocado todo en muy poco tiempo. Ese hecho se llama coronavirus COVID-19 y la desastrosa imagen que ha ofrecido EEUU y está ofreciendo cada día que pasa. Todo el mundo lo está viendo y todo el mundo está actuando en consecuencia, incluso la moribunda Europa (con la excepción de los vasallos tradicionales como Gran Bretaña o Polonia o algunos países bálticos).

¿Cómo actúa todo el mundo? Pues de la única manera que puede hacer efectivo el desapego de EEUU: reduciendo la dependencia del dólar. En estos momentos hay una desdolarización acelerada de la economía mundial, aunque falta por ver si es provisional, producto del coronavirus, o definitiva. El hecho es que en tres meses se ha reducido el uso de dólares en los acuerdos comerciales mundiales hasta cifras nunca vistas. Según la información de la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales, el famoso SWIFT con que amenaza siempre EEUU con sancionar a todo quisque, el dólar ha caído en el mundo de esas transacciones desde el 44'1% en marzo al 40'88% a primeros de julio. En este sentido no hay que dejar de mencionar el acuerdo chino-iraní y la desdolarización del mismo, es decir, el no uso de la moneda americana en los acuerdos de un equivalente a los 500.000 millones de dólares.

Como digo, falta por ver si esto es provisional o definitivo, pero es una señal fortísima de por dónde van los tiros y el por qué de las estupideces estadounidenses. Cuando la cifra baje al 35% la tendencia ya será irreversible porque aunque se recupere ya nada será igual: EEUU está mostrando su fragilidad y eso el mundo lo ve. A pesar de la fanfarria y de las fanfarronadas. Porque, por si fuera poco, a eso hay que añadir que la participación de EEUU en las reservas mundiales de oro ha desdendido desde el 23'64% en 2019 al 15'5% actual.

Quienes siguen viendo a EEUU como "el imperio" no es que sean ilusionistas como los que ven una UE fuerte, es que simplemente no tienen los pies sobre la tierra. Es cierto que aún hay un largo camino por recorrer hasta el definitivo debilitamiento de EEUU, o hasta la definitiva desdolarización de la economía mundial, pero son dos caminos que van en paralelo y cada vez es más fácil recorrerlos. Y no perdáis de vista el proceso de digitalización del yuan y su internacionalización.

Y por si fuese poco, ayer China hizo una muestra más de poderío: el envío de una misión exploradora a Marte. El mundo metido en la pandemia y los chinos de vuelta de ella y jugando a los marcianos. O, como dicen ellos, haciendo preguntas al cielo. Después del éxito del envío de la sonda lunar en enero de 2019 (que sigue allí haciendo trabajos científicos aunque ya no se hable de ella) ahora llega el turno de Marte. Han llamado a la nave "Tianwen-1", que significa eso, preguntas al cielo, y llegará a Marte en febrero de 2021. Me apuesto otra cerveza a que pronto veremos a la NASA haciendo algo en Marte.

El Lince

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