miércoles, 5 de agosto de 2020

La explosión de un sistema

Han pasado bastantes cosas estos días de asueto que intentaré retomar, perola explosión en Beirut de ayer merece un pequeño apunte porque es la explosión de un sistema y tendrá consecuencias devastadoras en el futuro socioeconómico del Líbano. La lucha entre los prooccidentales y los proasiáticos se va a recrudecer, pero el margen de maniobra de los primeros se ha reducido sustancialmente.

Occidente no tiene dinero y Líbano lo necesita desesperadamente. EEUU impone sanciones y más sanciones (ilegales según el derecho internacional) y ha hundido, literalmente, la economía libanesa. Se había instaurado un gobierno de tecnócratas que negociaba con el FMI créditos y préstamos condicionados, como siempre, a privatizaciones y destrucción de lo poco público que hay en Líbano. Eso ya no será posible. La explosión ha derrumbado repentinamente todo el entramado político-económico establecido tras la guerra civil y la división sectaria impuesta por el colonialismo francés que se mantuvo inalterable tras esa guerra, terminada hace ya casi 40 años.

Además, la parte más castigada de la ciudad es el barrio cristiano, el más prooccidental, y uno de los muertos es el secretario general del Kataeb, el Partido Falangista responsable de las matanzas contra refugiados palestinos en esa guerra civil y fuerte detractor no solo de Hizbulá sino de todo lo que no sea Occidente. Si la solidaridad occidental no llega pronto, y no llegará, el shock irá mucho más allá de los efectos de la explosión.

Las palabras de condolencia de Occidente están bien, pero son insuficientes. Mientras tanto, Hizbulá ha desplazado a su personal sanitario y de protección civil hacia las zonas afectadas y Rusia ya ha anunciado el envío de cinco aviones con técnicos, médicos y equipos sanitarios. Han sido los más rápidos. Francia, Irán, Túnez, Qatar e Irak también anuncian envíos, aunque menores. Y la Unión Europea se conforma con enviar cien bomberos porque no puede hacer más, está exhausta con el coronavirus. Desde luego, en Líbano se toma nota.

El Lince

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