El ruido de los ratones (I)
Hasta ahora los denominaba vasallos de EEUU. Además añado el calificativo de ratones. Eso son los europeos, ratones. Y los ratones llevan unos días haciendo ruido. Estos días voy a recoger la secuencia del ruido de los ratones durante la última semana.
15 de marzo
El ratón jardinero mayor del zombi europeo, Josep Borrell, visitó Washington para reunirse con miembros del Partido Republicano de EEUU y "convencerles" para que aprobasen el paquete de 60.000 millones de dólares "para salvar a Ucrania". Porque para este ratón, uno de los que más ruido hacen, "los próximos meses serán decisivos" dado que "el resultado del conflicto se determinará esta primavera, este verano, antes del otoño".
Cosas de la vida: hace exactamente un año, al inicio de la tan traída y llevada "contraofensiva" del país 404, antes conocido como Ucrania, este ratón decía que iba a ser exitosa y que la derrota de Rusia era posible. Al unísono con otro de los ratones europeos, el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, entonces ambos decían eufóricos que "es posible la derrota del ejército ruso y la entrada de las Fuerzas Armadas del ejército ucraniano en Crimea".
Cosas de la vida: un año después estos dos ratones ven ahora a las tropas rusas en los arrabales de Kiev y corren a la madriguera del patrón para suplicar ayuda porque Rusia no solo se quedará ahí, como todo el mundo sabe, sino que luego irá a más "llegando a las fronteras de los Balcanes". Dónde están esas fronteras es una cuestión de geografía. A lo mejor se está refiriendo a Kosovo, el ente ficticio creado por la OTAN al margen de la ONU y cuyo precedente, cosas de la vida, sirvió para la anexión de Crimea a Rusia, Pero lo que era válido para Kosovo resulta que no lo era para Crimea. Cosas de Occidente y su "orden internacional basado en reglas". Su orden y sus reglas.
De todas maneras es entendible que el ratón Borrell diga esto. Sabe, como sabemos todos, que los estadounidenses son una nulidad en geografía (y en otras cuestiones culturales, son el pueblo más ignorante del planeta), que no tienen ni idea de dónde están los Balcanes (y, si me apuráis, ni siquiera dónde está Europa) por lo que queda muy bien y asusta con sus ruiditos.
En cualquier caso, es una muestra más del pánico existente en todo Occidente y el ruido que están haciendo los ratones hay que enmarcarlo aquí, en el pánico y en la desesperación. Es evidente que el castillo de naipes construido alrededor de la "debilidad rusa", la que alimentó las sanciones (ilegales, según el derecho internacional) y el comportamiento arrogante occidental, se está desmoronando tras el soplo que los rusos han dado con la captura de Adeyevka (nombre que hay que poner, no el otro) y la liberación de nuevos pueblos casi todos los días.
Está claro que el resultado del conflicto está determinado: tras el fracaso de la famosa “contraofensiva”, ni el país 404, antes conocido como Ucrania, ni los psicópatas occidentales, incluyendo a los ratones europeos, tendrán otra oportunidad y menos tras las elecciones rusas (por cierto, no he podido dormir ante la angustia de lo apretado de los resultados).
Pero los ratones siguen corriendo y haciendo ruido, pretendiendo que todavía pueden coger el queso (y matar al gato).
El Lince
Borrell podría reunirse con Trump y ofrecerle lo imposible para que soltase pasta para el régimen de Kiev...Juas juas, puestos a escenificar la desesperación de los ratoncitos europeos...
ResponderEliminarLo digo por las súplicas al partido republicano claro.
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