domingo, 21 de septiembre de 2014

Comienzo del curso escolar en Gaza

Sin palabras. No sirven para nada si no se pasa a la acción y los progres se refugian con mucha frecuencia en las palabras. ¿Qué pasa con el boicot a los productos israelíes? ¿Lo hacemos? O tal vez eso suponga prescindir un poquito de nuestra comodidad burguesa y ni nos molestamos. ¡Ya es suficiente con condenar!, dirán ufanos para que no les califiquen de violentos. O con pagar el viaje a algún herido por las bombas sionistas para que se trate en algún hospital. O con pagar la reconstrucción de una escuela destruida por las bombas sionistas. Conciencia tranquila hasta la próxima matanza. Vemos los efectos, pero casi nunca las causas y para ello hay que ir a la raíz: la ocupación. Una forma de combatirla es el boicot.

En Panamá hay un pueblo originario, indígena, el naso, que tiene una máxima que deberíamos colgar en el lugar preferente de nuestra casa: "la palabra sin acción es vacía, la acción sin palabra es ciega; pero la palabra y la acción fuera del espíritu de la comunidad es la muerte". Supongamos que somos algo más que individualidades y que quienes nos manifestamos contra la matanza de Gaza somos comunidad. Ya sé, estamos suponiendo pero vamos a ir algo más allá. Así que sin miedo, a boicotear los productos israelíes (contradicción principal) sin olvidar que dicha ocupación es posible por el colaboracionismo de la llamada Autoridad Palestina (contradicción secundaria), como os decía aquí.

Venga, a dejar ese miedo burgués y a actuar ya.


Hagamos este pequeño gesto mientras los chavales y chavalas palestinos, en un inicio de curso que suele ser festivo, lloran por su compañeros y compañeras asesinados por el fascismo de Israel, amparado y financiado por EEUU, la UE, los reaccionarios árabes y los colaboracionistas palestinos. Esta vez se han salvado, mañana pueden ser ellos los asesinados. Los carteles que veis en las mesas contienen los nombres de los compañeros asesinados.
















Esta vez mi homenaje no es a los muertos, a los asesinados por el régimen fascista de Israel con la connivencia y amparo de EEUU, la Unión Europea y los regímenes reaccionarios árabes. No pongo sus rostros, vidas y esperanzas antes de que fueran segadas por la barbarie sionista y sus valedores, entre los que incluyo ahora a los colaboracionistas. Es un homenaje a los vivos, a los que nos dan día a día un ejemplo de dignidad y resistencia. Pero no por eso voy a dejar de poner la cita de Lluis Llach con la que vengo cerrando estos escritos sobre Palestina. Por los asesinados.

Asesinos, asesinos de razones, asesinos de vidas que nunca, nunca tengáis reposo a lo largo de vuestros días y que en la muerte os persigan nuestras memorias, memorias.

El Lince

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