Ayotzinapa como respuesta a Zizek

La ciudad kurda de Kobani lleva dos meses resistiendo el ataque de los islamistas; el Donbás lleva desde mayo resistiendo los ataques de la junta neonazi de Kiev; los catalanes llevan dos años reclamando su derecho a la autodeterminación y acaban de dar un paso de gigante… las resistencias se multiplican y crecen. También en América Latina, como está ocurriendo en el estado de Guerrero. La ciudadanía está harta de corruptos, de mafiosos, de arrogantes politiquillos de tres al cuarto que, se vistan con el ropaje partidario que se vistan, no son más que andamiajes del sistema capitalista.

La reacción popular a la matanza de los normalistas de Ayotzinapa ha puesto de manifiesto que la insurgencia popular es el único camino para hacer frente al capitalismo. No sé si es muy conocido en el Estado español (España, para los de otras latitudes) que el gobernador de Guerrero era un tipo apoyado por la izquierda mexicana, tanto del Partido de la Revolución Democrática como el Partido del Trabajo y que los primeros edificios atacados por la población fueron los municipales, y luego se fue a por las autoridades locales integrantes del PRD. ¡Qué vista la de esa izquierda que hace cualquier cosa por gobernar dentro de los límites y las reglas que marca el sistema capitalista!

Tal vez el filósofo postmoderno de moda para la llamada izquierda, Slavoj Zizek, tenga algo que decir ahora cuando se indigna contra quienes critican experiencias como las de Syriza en Grecia o Podemos en el Estado español. También el PRD y el PT estaban hartos, como Zizek, de “esa izquierda que ni siquiera quiere ganar”, como dice justificando su apoyo a Syriza, y por eso apostaron por un tipo como el gobernador de Guerrero. Ganar, tocar poder, tener la ilusión de que se tiene el poder sin cambiar ni un ápice las asimetrías sociales y económicas, sobre todo económicas, que son la columna vertebral del capitalismo.

Zizek y otros que siguen su estela admiran “la seria voluntad de gobernar, de jugar” de Syriza. Tal vez el PRD y el PT mexicanos hayan leído a Zizek, o tal vez no, pero lo que es seguro es que han hecho lo mismo que él dice: gobernar y jugar. Con las reglas del capitalismo. Y con sus vicios. De ahí la matanza de los estudiantes, porque provenían de donde provenían y se les presumía unas oscuras intenciones revolucionarias.

Causa asco leer cómo supuestos pensadores, a la derecha y a la otra derecha (por algunos llamada izquierda), dicen que no estamos ante un crimen de Estado “porque nadie secuestró, mató e incineró a los jóvenes de Ayotzinapa por una decisión de Estado, porque eran parte de grupos radicales y que en muchos de los casos tienen añeja relación con organizaciones armadas” sino porque “molestaban a unas autoridades municipales que eran parte de la delincuencia”. Eso significa que mantienen los asesinatos en un margen "lógico" que indica el nivel de las instituciones de México, como en el Estado español: corrupción, nepotismo, chulería, mafias. Pero, también, que dejaría fuera a ese mismo sistema porque "el sistema funciona".

Pero todo ello lo fomenta el sistema capitalista; está en su esencia. Cuando se sostiene este discurso, con críticas a la violencia y a la rabia con argumentos como que "los estudiantes han pasado de víctimas a victimarios" se está justificando, otra vez más, un sistema, una forma de hacer política ¿jugando? que está en las antípodas de cualquier proceso de transformación social, política y económica. 

Tomad nota de varios calificativos del parrafito que os he puesto: grupos radicales, añeja relación, organizaciones armadas. Esto se publicaba en el periódico Excelsior, sin sonrojo. O sea, se está criminalizando a la insurgencia popular de forma subliminal. Otros lo hacen de una forma más abierta: “El pasado guerrillero de la Normal de Ayotzinapa” (Sexenio) y otros “informan” de lo que está pasando ¡en la sección de delincuencia! porque se queman un par de coches o autobuses o porque se ataca el palacio de gobierno de Guerrero. Lo podéis ver aquí. Otros, tanto de la derecha como de la otra derecha (que algunos llaman izquierda), muestran su preocupación por las acciones "violentas" (el asesinato de los estudiantes no es más que un accidente para ellos, o un misterio como ha venido "informando" la Cadena Caracol de Colombia) o por acciones como la toma del aeropuerto de Acapulco por unas horas porque eso "retrae el turismo" y ya se sabe, viene a continuación la cantinela de que son puestos de trabajo, etc. Como cuando Podemos no acude a una marcha contra una base militar de EEUU en Rota (Andalucía) argumentando que crea puestos de trabajo. Pero la gente que ocupó el aeropuerto de Acapulco e internacionalizó el conflicto lo tiene muy clarito, y lo volverá a hacer. Pacíficamente o a la fuerza. Porque es el único lenguaje que entiende el poder: cuando se lucha con decisión, el poder tiene miedo.

Ayer la imagen se dio en Chinalcingo (un municipio también de Guerrero) y puso de manifiesto por dónde van las cosas: quema de la sede del PRI (el partido en el gobierno de México) y enfrentamientos con la policía en los que cada parte consiguió prisioneros; la policía detuvo a dos maestros que se manifestaban y los manifestantes capturaron al subsecretario de Seguridad. Resultado: intercambio de prisioneros. Pero la marea -esta sí que preocupa al poder- se extiende y ya llega a otros estados, como el de Michoacán, donde también hay enfrentamientos e intentos de toma e incendio de edificios oficiales y sedes de partidos del sistema. De todos los partidos del sistema.

Zizek y quienes siguen su estela deberían tomar nota de cómo en América Latina se está viendo el fin del progresismo en los gobiernos (Ecuador, Brasil, Uruguay) -sin entrar a debatir sobre qué tipo de progresismo es-, del "oportunismo" que predican para participar en los gobiernos bajo las reglas capitalistas y que de forma abierta o no se asumen como paradigmas a seguir en Europa. Se sabe que los estudiantes de Ayotzinapa pidieron ayuda al Ejército cuando eran perseguidos por los policías de Iguala antes de su desaparición y que el ejército se negó. El sistema dice que hizo bien en negarse, que eso hubiese "avivado el conflicto". El PRD hizo un tímido intento de crítica al Ejército por ello y apenas un día después se retractó porque "no quería denigrar al Ejército como institución ni a las Fuerzas Armadas". Syriza ya se está tentando la ropa con su inicial propuesta de salir de la OTAN. También dirá lo mismo, que no hay que denigrar al Ejército como institución. Pero eso sí, de buen rollo y en aras de ganar las elecciones y jugar.

Supongo que Zizek estará mesándose la barba y tirándose de los pelos al comprobar que la población de Guerrero no quiere jugar, no está jugando y va en serio a construir otra cosa. Está combatiendo y ya no sólo a los partidos que querían “jugar” dentro del sistema. Ayotzinapa es ahora un movimiento que va directamente contra todo el sistema: 22 de los 81 municipios de Guerrero están en manos del pueblo, que ha comenzado a constituir sus gobiernos paralelos. Estamos asistiendo a una insurgencia cívica, por el momento, que no dudará en dar el paso hacia el lado armado cuando sea necesario. Ya que la prensa de la derecha y de la otra derecha (por algunos llamada izquierda) recuerdan el pasado revolucionario de Guerrero recordaré yo también que en este estado mexicano hay en la actualidad al menos 5 organizaciones armadas revolucionarias.

Estudiantes, profesores, policía comunitaria, organizaciones campesinas van a una contra el sistema. Y ya que Zizek dice que es "un gran oportunista" y que "hay que intentarlo siempre, todo, porque a lo mejor surge algo nuevo" que vea que aquí, en Ayotzinapa lo están intentando de todas todas y que está surgiendo algo nuevo y bastante alejado de lo que él propugna, por lo menos en cuanto a métodos. Por el momento es una insurgencia pacífica, pero no seré yo quien eche a correr o me tape los ojos cuando se convierta en armada. La apoyaré y la difundiré como un ejemplo. Porque Ayotzinapa es la respuesta a Zizek y a quienes quieren "jugar" dentro del campo capitalista y con sus propias normas. Nadie la ha podido dar mejor porque Ayotzinapa va más allá del simple electoralismo oportunista. 

El Lince