domingo, 5 de julio de 2015

Ganar la batalla, continuar la guerra

Hoy es el día. Hoy Grecia vota y he dicho que apoyo el “no”. Ocasional y consciente de las circunstancias. Hay que recordar a Protágoras cuando dijo que “el hombre es la medida de todas las cosas”. Grecia está optando entre el dilema de si el hombre es la medida de todas las cosas o lo es el dinero.

Syriza ya no tiene ilusiones, la gente ya no tiene ilusiones. Syriza es socialdemócrata y se ha comportado como tal, aceptandotodas y cada una de las propuestas de “las instituciones”, antes llamadastroika, aunque con muy suaves matizaciones. Syriza nunca ha estado dispuesta a jugar las dos grandes bazas que tiene, la salida del euro y la salida de la OTAN. La troika siempre ha sido consciente de ello, por lo que ha actuado en consecuencia. El referéndum no es más que el intento de legitimar “democráticamente” el acuerdo menos malo: optar entre la muerte y la amputación. Syriza no es que sea débil, que lo es; es que ha elegido ser débil, por lo que ha agravado las dudas de la población griega.

El voto “no” forma parte de la batalla, una batalla en la que ocasionalmente hay que estar junto a Syriza. Pero hasta ahí. Si se gana la batalla, de inmediato hay que continuar la guerra. Incluyendo a Syriza.

Syriza puede que considere que si gana el “no” cuenta con el apoyo incondicional del pueblo y hacer como cuando un barco cambia de rumbo: aparentemente avanza pero lo que hace es trazar un círculo para volver al mismo punto donde decidió cambiar de rumbo. Eso es el referéndum. Syriza puede considerar, si gana el “no”, que está legitimada para volver a donde estaba cuando decidió aceptar todas y cada una de las propuestas de la troika, aunque matizando ligeramente algunas. Eso es lo que hay que impedir. Si se gana la batalla, hay que continuar para ganar la guerra. Y eso incluye combatir contra Syriza y lo que representa con más denuedo que hasta ahora porque ya se habrá producido una derrota de la troika.

La UE intentó silenciar el informe del FMI que reconoce que la deuda griega es impagable, que hay que ir a una quita que Syriza establece en el 30%. Es decir, que es la propia Syriza la que establece lo que hay que pagar y lo que no, descargando del peso de la decisión a “las instituciones”. Syriza no quiere aprovechar un informe demoledor –y habrá que analizar por qué EEUU presionó para que se conociese precisamente ahora, antes del referéndum, en contra de lo que pretendía la UE- para desacreditar al FMI, al Banco Central Europeo y a la Comisión Europea. Tras este informe son entidades sin credibilidad alguna, si es que tenían alguna. Pero Syriza sale en su defensa estableciendo un tope para la quita, la tercera parte. Solo la tercera parte.

Pero es que, además, este informe es determinante para España, para Portugal, para Irlanda porque pone de manifiesto que todo lo que se ha hecho, la destrucción de los sistemas públicos de salud, educación, trabajos era perfectamente evitable. Al no insistir en el impago de la deuda, Syriza es corresponsable de todo ello.

No hay otra salida que abandonar el euro. El empecinamiento de Syriza en seguir en el euro es suicida. Es garantizar el desastre financiero y económico a corto, medio y largo plazo bajo la apariencia del pan para hoy aunque sea hambre para mañana. Syriza no sólo es socialdemócrata, sino euro-fanática. Dentro de Europa hay muchos países que mantienen su moneda y no pasa nada. No se han derrumbado ni están en la bancarrota. Incluso Grecia podría aprender de su enemigo Turquía, que no está en la UE, mantiene su moneda y crece económicamente (no voy a entrar en otros parámetros políticos o económicos, sino que sólo menciono lo mismo que otros hacen con el euro, que sin el euro sería la quiebra lo que no es real en absoluto). Por ejemplo, Dinamarca mantiene su moneda, la corona, y no pasa nada. Por ejemplo, Rumanía mantiene su moneda, el leu, y no pasa nada. Es más, según los parámetros capitalistas incluso Rumanía ha crecido el doble desde que está en la UE mientras que Grecia ya vemos dónde está con el euro. No han caído sus exportaciones, al contrario.

En la zona euro sólo hay un ganador: Alemania. Que los abuelos y abuelas griegos no puedan cobrar sus pensiones se debe únicamente a que los bancos alemanes han sido salvados de las pérdidas porque se han descargado estas pérdidas en los griegos, por ejemplo. Por eso Grecia debe abandonar el euro. Y lo mismo vale para otros países como España o Portugal.


El Lince

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