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martes, 10 de noviembre de 2020

El resultado de la arrogancia

Fin a la guerra de Nagorno-Karabaj. Triunfo incontestable de Azerbaiyán. Derrota humillante de Armenia. Rusia de nuevo como garante y hacedor de acuerdos. Occidente de nuevo desaparece.

Este es el resumen de mes y medio de guerra en la que hay alguna que otra cosa de la que hablar, como el papel de Turquía, y una cosa que resaltar: la arrogancia, en parejo a la ignorancia, y la prepotencia de quienes son incapaces de entender que la hegemonía occidental ya no existe, que Occidente no es un referente para nadie.

Hace dos años hubo una revuelta en Armenia que se pareció mucho a esas famosas "revoluciones de color" que tanto gustan a los mediocres. Tanto antes de eso, como entonces de eso, y ahora tras eso quienes forman parte de las élites armenias son un hatajo de corruptos mafiosos hasta decir basta. Pero los pro-occidentales se hicieron con el cotarro y plantearon que había que irse separando de "la influencia rusa" e irse acercando a "los parámetros de Occidente". Lo mismo que en Ucrania, o que en Bielorrusia, o que en cualquier otra parte. Lo mismo que los kurdos. 

Tienen una visión totalmente antigua y unos conocimientos (?) irreales de la geopolítica y de la situación mundial. Pero como caen bien en Occidente, se habla de ellos y se les arropa. Y ellos se lo creen. Y así les va.

Ahora Armenia tiene que pagar un precio muy amargo. Aquí hay una pequeña historia que debería, es un decir, servir para quienes van de pro-occidentales.

En 2011 hubo un intento de arreglo amistoso, patrocinado por Rusia, que no cuajó por la intransigencia armenia, aunque sí se logró un memorando de entendimiento entre Azerbaiyán y Armenia para continuar las negociaciones en búsqueda de una solución sobre Nagorno-Karabaj que satisfaciese a las dos partes. En 2018, unas de las primeras iniciativas en política exterior que tomaron los pro-occidentales fue desconocer del todo ese acuerdo de 2011, pese a su levedad. 

Dos años despúes Armenia ha perdido casi todo, Azerbaiyán ha logrado sus objetivos declarados (retomar el control del territorio que según el derecho internacional se reconoce como suyo) aunque no el otro, expreso, de "tomar todo Karabaj". Si se compara el acuerdo no nato de 2011 con lo de ahora, las condiciones para Armenia son significativamente peores. Es el precio de la arrogancia (y los kurdos deberían tomar buena nota, aunque lo dudo: son otros arrogantes).

Rusia ha vuelto a ganar, aunque no del todo. Queda claro su papel como garante y hacedor de acuerdos, y la presencia de sus tropas como "fuerzas de paz" permite que siga existiendo la República de Artsaj, nombre con que se conoce el gobierno de Nagorno-Karabaj, aunque con mucho menos territorio. Al mismo tiempo, fortalece su posición dentro de Armenia porque es visto ya como el único sostén que tiene el país ante la inacción y debilidad de Occidente. Eso elimina de raíz los intentos de los pro-occidentales armenios de desvincular al país tanto de la Unión Económica Euroasiática como de la Organización del Tratado de Cooperación y Seguridad Colectiva.

Al mismo tiempo, permite recuperar un poco la cara al Kremlin ante la realidad de que Turquía ha penetrado en la "habitual esfera de influencia" rusa en el Cáucaso. Y aquí hay que culpabilizar, otra vez, a los pro-occidentales armenios que en su obsesión contra Rusia no vieron venir (o dejaron hacer) el callado acercamiento entre Turquía y Azerbaiyán que ahora les ha derrotado. Y eso que Turquía es un enemigo histórico de Armenia, pero la rusofobia les pudo más, mucho más.

El Lince

jueves, 1 de octubre de 2020

El sonido de las serpientes

La nueva guerra en curso en el planeta no es lo que parece. O no solo. Es la más clara expresión de que las relaciones internacionales son el equivalente a un nido de serpientes. 

Estoy hablando de Nagorno-Karabaj y del enfrentamiento en esta zona entre Armenia y Azerbaiyán. Se está diciendo que es Turquía quien está detrás de todo, que es otra expresión del imperio otomano, que está llevando a yihadistas sirios y que Erdogan no es un tipo de fiar. Se está diciendo que un país de la OTAN ha atacado por primera vez a un país de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva que hegemoniza Rusia. Se está diciendo que los armenios son buenos y que los azerbaiyanos son malos. Y, como pasa siempre, hay muchos peros.

El primero, que según el derecho internacional es Azerbaiyán quien tiene la razón. El derecho internacional hoy no importa mucho a casi nadie, pero ahí queda. El segundo, que lo que parecía un conflicto congelado desde hace casi 30 años entra en erupción justo cuando se produce un hecho relevante: el establecimeinto de relaciones diplomáticas abiertas (ya las había encubiertas) entre Israel y ciertos países del Golfo. El tercero, que el aliado de ayer es un enemigo hoy.

Y ayer ocurrió algo que me lleva a escribir. 

Irán es un país limítrofe con Armenia y con Azerbaiyán. Tiene buenas relaciones con los dos, aunque más con Armenia. O tenía. Armenia no tiene mar, pero utiliza a Irán como ruta para exportar gran parte de sus productos e Irán es el principal suministrador de gas a Armenia. Pero el año pasado hubo un golpe de colorines en Armenia y este país comenzó a girar hacia Occidente. Tanto que una de las condiciones de Occidente para normalizar relaciones fue que Armenia estableciese relaciones diplomáticas con Israel. O sea, lo de siempre. Se utilizó con España cuando, en los años 80, oficializó su candidatura a la entonces Comunidad Económica Europea (hoy UE), y España, con el PSOE en el gobierno, aceptó. Y se está utilizando ahora con Sudán a cambio de retirar a este país de la lista de "patrocinadores del terrorismo". Sudán aún no ha decidido, pero lo hará en esta línea. Entre medias de estos dos casos hay muchos otros que no merece la pena reseñar, pero que conste.

Irán estaba muy preocupado por lo que significa que Israel esté en su frontera norte (Armenia), preocupación que se acentúa con la presencia que tiene ahora en el sur, tras el establecimiento de relaciones diplomáticas con algunos países del Golfo. Añadid a ello que Israel está muy asentado en Georgia (o sea, el este de Irán). Por lo tanto, Irán se considera ahora mismo rodeada. Es por eso que la principal reacción de Irán al establecimiento de relaciones diplomáticas de Israel con algunos países árabes del Golfo fue decir que consideraba a éstos como enemigos en caso de cualquier ataque israelí.

Ayer un helicóptero azerbaiyano fue derribado y cayó en territorio de Irán. No está claro si fue derribado por los armenios o por los iraníes por haber violado su espacio aéreo. En el primer caso no pasaría casi nada, en el segundo sería una declaración de que Irán ha tomado partido. Y aquí viene lo curioso: Azerbaiyán es un país musulmán, Armenia es un país cristiano. O sea, que Irán estaría apoyando a un país cristiano en contra de uno musulmán. Más leña al sectarismo islámico de sunníes contra shiíes como lo es, en realidad, la alianza de los países árabes con Israel que, en realidad, no tiene nada que ver con Palestina (arrojada a la basura) sino con Irán. Añadid lo que os he comentado antes de Armenia e Israel. ¿Oís el sonido de las serpientes?

Como digo, no está claro quién derribó el helicóptero, pero Irán ha dicho públicamente que no aceptará que Azerbaiyán "convierta los territorios del norte (Nagorno-Karabaj) en un semillero de terroristas", en referencia a los yihadistas sirios que Turquía ha trasladado allí (y algunos ya han muerto y hay fotos).

Esto va a enfrentar directamente a Turquía e Irán, aliados más que circunstanciales en su enfrentamiento con Israel y buenos socios comerciales. De hecho, son las dos potencias regionales claras dentro del mundo musulmán, sunní en el primer caso y shií en el segundo. Así que iros olvidando de todo lo demás o, al menos, incluyendo otros elementos de análisis.

El Lince