sábado, 18 de abril de 2020

Empieza la contra-narrativa, pero sigue el interés

Os dije ayer que EEUU y dos de sus principales vasallos, Gran Bretaña y Francia, están coordinando al unísono los ataques contra China bajo la acusación de que "mintió" sobre el coronavirus.

El pequeño Luis XVI francés, Macron, es quien está poniendo más énfasis en ello a raíz de lo que está ocurriendo en África tras la decisión de la Organización para la Unidad Africana de solicitar ayuda a China para combatir la pandemia.

África se va a convertir en el continente crucial para decantar la historia de este siglo XXI, ya claramente girando sobre el eje de Eurasia. En él EEUU tiene intereses, por supuesto, pero no tiene la influencia que tienen Francia o Gran Bretaña (sobre todo Francia) como antiguas potencias coloniales. Por eso lo que se ve es un reparto muy cuidadoso de tareas y es Francia quien lleva la voz cantante anti-china en este continente.

Cuando la OUA pidió ayuda a China sólo las antiguas colonias francesas se abstuvieron de participar, mientras que las británicas se dividieron. Entonces se había detectado coronavirus en 43 de los 54 países africanos y de esos 43 fueron 24 los que solicitaron la ayuda de China. Eso me llamó mucho la atención. Ahora tengo alguna respuesta.

Según el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades de la Unión Africana no llegan a los 14.000 los casos de COVID-19 y tampoco llegan a 800 las muertes. Pero como en todos los países, y más en África, son cifras ante las que hay que tener muchos reparos. En cualquier caso, son los países del África Meridional los más afectados y después los del Magreb árabe. Por esta razón, e intentando lograr una unidad de acción, la OUA decidió que todos los países, teniendo en cuenta sus filias o sus fobias, tenían que hacer un frente común en lo relativo a la deuda externa dado que ante la situación mundial que reseña el FMI a la emergencia pandémica hay que sumar la económica. Por esta razón se nombraron cuatro "enviados especiales" de la OUA (de Nigeria, Ruanda, Costa de Marfil y Sudáfrica) "para solicitar un apoyo rápido y concreto" para sus países de todo el mundo, especialmente del G-20. Esta es la razón por la que el G-20 decidió hace pocos días conceder un "alivio temporal" a los países para que paguen su deuda externa.

En el G-20 están todos los países que tienen intereses en África, por lo que es el vehículo perfecto para que pro-chinos y pro-occidentales (simplificando) lleguen a acuerdos. Si os fijáis en los enviados especiales, dos serían pro-chinos (Sudáfrica y Ruanda), y dos pro-occidentales (Nigeria, ex colonia británica, y Costa de Marfil, ex colonia francesa), aunque Nigeria tiene también una importante presencia china.

Esta unidad no solo se ha producido por el tema de la deuda externa, sino ante los ataques que está recibiendo la OMS. Porque, en paralelo, la OUA ha vuelto a insistir en que no solo es necesario el "alivio temporal" que se les ha ofrecido para el pago de la deuda, sino "la creación de un fondo global para prevenir el colapso de los sistemas de salud en África". Y aquí, por ejemplo, se resalta lo ocurrido con un país, Nigeria, al que en 2016 el FMI concedió un crédito de 3.600 millones de dólares pero sólo 82 millones fueron destinados a sanidad, es decir, el 2'27% exactamente. Son las formas clásicas de actuación no solo del FMI (aunque ahora se dé algún golpe de pecho por ello), sino del Banco Mundial y de su estructura local, el Banco Africano de Desarrollo.

En este contexto, la actitud china de ayuda y solidaridad no puede ser pasada por alto puesto que tiene, además, un alto componente geopolítico. Mientras EEUU y la UE están colapsadas, China se ha repuesto y está a la iniciativa. Por ello el único lugar donde Occidente puede responder es, precisamente, en África. Y por eso quien lleva la voz cantante es Francia. Porque la UE (8 de abril) decidió "responder" al llamamiento de ayuda de los enviados especiales de la OUA con una simple afirmación de que ya ofrece financiación al continente africano por valor de 3.200 millones de euros y que lo que hay que hacer es "completar los programas en curso". Es decir, no hay dinero extra. África se tiene que apañar con lo que tiene.

Y al rescate de la UE salió quien únicamente podía hacerlo, Francia, que ha decidido ofrecer 1.200 millones de euros a través de la Agencia Francesa para el Desarrollo a todas sus ex colonias, especialmente Senegal, Burkina Faso, Guinea y Madagascar. Pero lo más interesante es el discurso de Macron: "esto tiene una perspectiva estratégica, el juego no es solo desarrollar una contra-narrativa [a China] sino poder confiar en un equilibrio [económico] elocuente". Pero, al mismo tiempo, se vuelve a lo de siempre porque se recuerda que ese dinero no es una donación sino un préstamo (solo 150 millones de euros son donación), es decir, que tiene que devolverse con intereses aunque, eso sí, "500 millones de euros deberían destinarse al tratamiento de diversas enfermedades infecciosas".

Es un intento claro por parte de Occidente de dificultar el "Camino de la Salud" de la Nueva Ruta de la Seda que se inició el 18 de marzo y que sigue desarrollándose semanalmente desde entonces. La OUA ha sido concisa y clara al respecto: "China está movilizada [con África], su apoyo es crucial y salvífico".

Es evidente que nadie da duros a pesetas, o euros a céntimos, pero lo que sí es evidente también es que las relaciones de China con África con "más suaves" (expresión de la OUA) que las de Occidente en comparación con la condición de pago de las deudas contraídas. La lucha geopolítica que vivimos, ahora a gran escala, afecta a todo el planeta y África no es una excepción, pero lo que se está viendo en este continente como resultado de la pandemia es una lucha entre quienes quieren separarse aún más de los actores tradicionales anteriores, sobre todo neocoloniales, y quienes siguen aferrados a ellos. Pero aquí entramos, desde nuestra perspectiva occidental y eurocéntrica, en si China actúa de forma neocolonial o no porque ya lo dice el refrán castellano: "el ladrón piensa que todos son de su condición".

El Lince

1 comentario:

  1. Gracias, muy claro. La campaña chino fobica se extiende a sectores de la "izquierda-susodicha" y a gente que compone canciones y textos sin sentido sobre el pangolín. ¿Puedo usar este texto para leerlo en Radio Habana?

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