viernes, 10 de abril de 2020

Ni sentido y ni sensibilidad

Ya que ayer iba de fecha conmemorativa, hoy voy con otra: la OTAN acaba de cumplir 71 años (el 4 de abril). Y no lo ha podido celebrar por todo lo alto por el maldito coronavirus. ¡Mecachis!

Dicen que es el bloque político-militar más poderoso de la historia. Lo dudo. Es más, lo niego. Es un argumento que vengo sosteniendo desde hace mucho tiempo, especialmente desde que Rusia anunció oficialmente que posee armas supersónicas que dejan en nada todo (menos las armas nucleares) de lo que tiene la OTAN. Pero Rusia también tiene armas nucleares, así que...

El coronavirus COVID-19 ha expuesto que el capitalismo está desnudo. Todo el mundo lo ve. Y con él, todos sus instrumentos. Incluyendo la OTAN. Desaparecida sin combatir, sin ayudar, sin... Más o menos un billón de dólares, o de euros, sin hacer nada de nada en esta crisis. Muchos tanques, muchos aviones, muchos barcos perfectamente inútiles en una crisis como esta. Y eso es dinero. Es decir, mucho gasto militar que no se destina a sanidad y que no está salvando vidas, sino costando vidas. Os recuerdo que las fábricas de armas han estado abiertas en esta crisis; solo se cerraron, y no todas puesto que algunas se han considerado "estratégicas", cuando se constató que era imposible parar la pandemia si muchos trabajos no esenciales seguían funcionando. Es el caso de Italia (tras una huelga general) y del Estado canalla más conocido como España, de los que ya os hablé. En EEUU ni siquiera se han cerrado las tiendas de venta de armas, así que para qué hablar de lo otro.

Os recuerdo que la OTAN intentó continuar con su "ejercicio" "Defensor de Europa 2020" en las fronteras de Rusia y que solo se canceló cuando ya no se podía ocultar la magnitud de la crisis, y ya avanzado el contagio en todos los países europeos. ¿Dar imagen de debilidad? Nunca, por favor. Pero llegó un enemigo invisible. No son los troll rusos, ni los hackers. Ni siquiera los chinos y su insidiosa propaganda silenciosa. Era el coronavirus. Y en un plis-plas destrozó la famosa "solidaridad atlántica" entre los miembros de la OTAN.

Porque los "aliados" dejaron de serlo, se piratearon contratos, envíos de mascarillas, respiradores, equipos sanitarios que llegaban de China; tuvieron que pedir ayuda al archi-enemigo ruso, y así. Resulta que el enemigo estaba en casa. Ninguno, y cuando digo ninguno es ninguno, con o sin partidos "progres" en el gobierno, ha decidido destinar ni una pizca del presupuesto militar a detener la propagación del coronavirus.

No ha sido hasta la semana pasada -¡la semana pasada, más de un mes después de que el coronavirus esté haciendo estragos!- cuando la OTAN se reunió para decidir qué hacer. Y se pelearon. ¡Vaya por dios! Frases generales, sí. Vacíos llamados a la solidaridad, también. Humo, solo humo. Porque Grecia y Turquía se llamaron de todo, entre otras cosas por los refugiados. Y no se llegó a nada de nada. O sea, igual que ese zombi que es la Unión Europea aunque dice ahora que ya hay un miniacuerdo para que los países soliciten fondos de ayuda. Pero aún hay que concretar.

Pero estoy con la OTAN. Y tras apaciguar un poco a griegos y turcos, se decidió que la OTAN "determinará la capacidad del transporte aéreo para garantizar la entrega de suministros médicos" y que "combinará las solicitudes de apoyo con propuestas de aliados y socios". ¡Bualá, menudo logro! Un mes y medio despúes y es el único acuerdo. La montaña parió un ratón. Los apologistas de la OTAN dirán que no, que hay más. Es cierto: "La OTAN simplificará los procedimientos de tráfico aéreo en coordinación con Eurocontrol, permitirá que sus distintivos de llamada se utilicen para vuelos de rescate militar y proporcionará a los países interesados información transparente y oportuna para superar la pandemia global y combatir la información errónea al respecto". ¡Ahí es nada!

Tanto para ésto. Lo que me llama la atención es lo de "combatir la información errónea". ¿Otra vez los trolls rusos enredando? Esta gente no aprende (ni nosotros, dejando de lado estas cuestiones, porque cada euro que va a armamento es un euro menos para sanidad). Necesitan un enemigo que visualizar para justificar su existencia. Y el virus no se ve. Es como lo de demonizar a China, y luego la OMS, y así.

Si queréis divertiros un rato ved cómo la OTAN anuncia con orgullo que está proporcionando asistencia a Macedonia del Norte (apenas dos millones de personas de población). Fijaos en la fecha. Es todo lo que pueden ofrecer tras esa fracasada reunión. Todo.

Ese orgullo para nada me recordó una novela de Jane Austen, "Orgullo y prejuicio", pero luego me acordé de otra también suya que viene más al pelo para la OTAN, "Sentido y sensibilidad". Porque 71 años despúes ni la OTAN tiene sentido ni, como ha quedado claro una vez más, tiene sensibilidad.

El Lince


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