Sin pizca de ironía
Simpático espectáculo en EEUU, sin pizca alguna de ironía. Se lo merecían. O si queréis, es el karma.
Esta vez no hay manifestaciones de circunstancia y duelo como con los atentados del 11-S. Esta vez el mundo ha sido testigo visual del derrumbe del mito del "corazón de la democracia mundial". Ya hay otros indicadores, no visuales, de ese derrumbe pero lo de ayer no tiene parangón porque se ha visualizado de forma irreversible.
Por eso hay que entender la consternación de todos los países vasallos de EEUU y las sonrisas de todos los países donde la "exportación de la democracia" y la "defensa del mundo libre" ha creado sistemáticamente la desestabilización y la violencia que se ha vivido ahora principalmente en Washington pero también en Atlanta, Georgia, Phoenix, Santa Fe y otros lugares.
Lo fácil sería hacer comparaciones como lo que ha hecho EEUU (y sus vasallos) con Hong Kong o Bielorrusia, por mencionar solo los dos más recientes, de cómo se ha saludado a los "valientes luchadores por la democracia" y de cómo se ha tratado a los asaltantes de ahora. El "coraje" que se alababa entonces es denostado ahora. Los valientes de entonces son fascistas ahora cuando son lo mismo entonces y ahora.
Lo de ayer no es más que el primer acto visible (y entendible por todos) de la tragedia occidental: la pérdida de su hegemonía en todos los aspectos, incluyendo ya la más visual.
La sonrisa de buena parte del planeta por lo ocurrido encubre una clara irritación y enfado con los famosos "valores" occidentales de una pandilla cada vez más loca y desprestigiada y no solo en EEUU. El estado real de Occidente, de esos países que durante siglos han mantenido el colonialismo y el neocolonialismo en el planeta y que continúan reforzando todas las divisiones dentro de sus sociedades, se demuestra ahora y solo queda, a modo del bálsamo de Fierabrás, el mantra de las elecciones para anestesiar conciencias (y depende de qué elecciones y de qué resultados, con Venezuela como más reciente ejemplo y sin olvidar la Bolivia de Evo Morales y el golpe contra él que se avaló por el muy "democrático" Occidente). Y, en el caso europeo, unas elecciones que no valen nada de nada porque todos quedan subordinados a las decisiones de la plutocracia de Bruselas.
El Lince
Como latinoamericano, ayer viví uno de los días más gozosos de mi vida.
ResponderEliminarMe reí hasta por los codos.
Ojalá siga el sainete.
Y Luis Almagro sigue sin decir ni jota.
ResponderEliminarSi, como el golpe fracasó es gracioso, si hubiera triunfado estaríamos llorando en toda latinoAmerica
basura, vente a venezuela un mes y hablamos
ResponderEliminarandate al carajo venefacho
Eliminar