Supongo que el título os va a confundir, por lo que voy a comenzar explicando que el wahabismo es, simplificando, una forma estricta y conservadora de interpretar el islam. La cuna del wahabismo es Arabia Saudita, que lleva décadas destinando ingentes cantidades de recursos monetarios para difundir su interpretación del islam por todo el mundo sunní hasta el punto que el wahabismo se ha convertido hoy en la máxima expresión y máxima ordodoxia entre los musulmanes sunníes. Para los wahabíes, todo lo que está fuera de la ortodoxia es considerado hereje, apóstata y son especialmente beligerantes con los shiíes.
Hasta ahora, he venido calificando de "progres" a quienes se proclaman de izquierdas aunque realicen políticas que no se apartan un ápice de las prácticas capitalistas en lo económico y cuya única marca diferencial es que defienden algunas cuestiones menores, y hasta cierto punto diferentes inicialmente al capitalismo -pero que el capitalismo rápidamente hace suyas-, en cuestiones sociales. Lo he hecho, además, para diferenciarles de ese sector que se proclama "socialdemócrata" pero que no es más que la otra forma en que actúa la derecha, de ahí que les haya denominado "la otra derecha" puesto que sigue existiendo la derecha clásica, a la que complementa. Es el caso del llamado Partido Socialista Francés, del llamado Partido Socialista Obrero Español o del llamado Partido Democrático Italiano, por no dar más ejemplos. Incluso de Syriza en Grecia. Buscad cualquier diferencia en la práctica política de estas organizaciones y las de la derecha clásica y si la encontráis os agradeceré que me lo digáis. Mientras la encontráis, tal vez merezca la pena que recordéis algo como ésto.
Sin embargo, mi hartazgo con los "progres" ha llegado a tal extremo -¡vaya hombre, mira tú por dónde acabo de reconocer que soy un extremista!- que a partir de ahora he decidido calificarles de "wahabies seculares". Nunca les he tenido en gran estima aunque en mi círculo hay alguno de ellos, cada vez menos porque cada vez son más reacios a las críticas por su apego a los sillones y al abandono de la lucha en las calles. Les hizo mucho daño el artículo que escribí hace un par de meses tras las elecciones en el Estado español (España, para otras latitudes) y no me lo han perdonado desde entonces. Así que ahora les voy a dar un motivo más para que me nieguen el saludo ya de forma definitiva.
Estos "wahabíes seculares" se caracterizan por considerar la única verdad y la única ortodoxia la lucha institucional, arremeten contra quienes continuamos defendiendo la vieja estrategia de Lenin de las dos piernas, la legal y la ilegal, la parlamentaria y la "callejera" y quienes vemos lo institucional como un instrumento y no como un fin. Sabéis que bajo mi punto de vista, la única formación que hace algo parecido en el Estado español (España, para otras latitudes) es la CUP catalana. Su última lección a los "wahabíes seculares" fue hace un par de meses.
La gota que colmó el vaso de mi paciencia con los "wahabíes seculares" fue cuando su jefecillo más emblemático, de nombre similar al de un histórico dirigente del socialismo español, se atrevió a decir que lo de la lucha en las calles lo hacía cuando era "de extrema izquierda" y que ahora lo que hay que hacer es estar en las instituciones porque no es en la calle donde se cambian las cosas, sino en las instituciones. Decidme una sola cosa de relieve, es decir, estructural y no cosmética, que hayan cambiado desde que están en las instituciones y os lo agradeceré. Estos "wahabíes seculares", al igual que los wahabíes religiosos, consideran apóstatas, herejes a quienes nos salimos de su ortodoxia institucional y de su pensamiento único (sus calificativos son poco originales: sectarios, estalinistas, arcaicos, viejos...). No les recuerdes qué fue de aquellas "mareas" ciudadanas que reivindicaban todo: sanidad, educación, lo que fuera. No les digas que de aquellas "mareas" lo único que queda son eslóganes publicitarios (o electorales, que viene a ser lo mismo). No son ellos quienes se equivocan, eres tú. Incluso se atreven a decir aquello de "hacer el análisis concreto de la situación concreta" para llevar el agua a su molino. Pero si les pones ante lo que hacen otros en Europa, que también hacen el análisis concreto de la situación concreta (por ejemplo, el Brexit) no saben qué responder.
Pues bien, estos "wahabíes seculares" ahora están siguiendo a su gran gurú, el griego Yanis Varoufakis, ex ministro de Economía en el primer gobierno de Syriza y ahora gran estrella del rock político wahabí secular. Varoufakis anda publicando por ahí artículos en los portales y proyectos que financia George Soros, el especulador de referencia del planeta, lo que lo dice todo del nuevo gurú y de sus seguidores "wahabíes seculares". Como dijo con mucha sorna otro Marx (Groucho), yo nunca formaría parte de un club que aceptase a gente como yo así que mucho menos a gente como Varoufakis.
La tramoya de Soros es más que un club, es un imperio y de ese imperio viven, y bien, los gurús de los antes llamados "progres" y a quienes ahora llamo "wahabíes seculares". Soros, al igual que es conocido desde hace años por sus fundaciones, páginas, proyectos, "revoluciones de colores" y financiación de todo tipo de eventos "progresistas", como el llamado Foro Social Mundial, también lo es por sus intentos y no tan intentos de condicionar todo tipo de protestas, siempre dentro de los cauces del sistema capitalista.
Las opiniones de Varoufakis sobre "el minotauro global", sus críticas al juego financiero internacional de EEUU, le granjearon muchas simpatías y seguidores pese a que estos seguidores nunca se fijaron en cuestiones aparentemente menores pero que reflejaban el carácter del sujeto. Varoufakis fue el inventor del término "las instituciones" (en referencia a la troika económica que presionaba a Grecia, es decir, el Banco Central Europeo, el FMI y la Comisión Europea) para dar entender que Grecia ya no cedía ante esa troika y que sí lo hacía ante algo de apariencia más democrática como "las instituciones", que son lo mismo pero llamadas de otra manera. O sea, gatopardismo en estado puro.
Y la aureola de Varoufakis fue subiendo y subiendo hasta contar con una legión de seguidores que le adoran a nivel personal y a nivel teórico. Esos son los "wahabíes seculares". Varoufakis está colaborando con Soros, sus intereses son los mismos y no en vano es en las plataformas de Soros en las que se está apoyando para difundir su nueva doctrina que ahora tiene un nombre: "la internacional progresista". Aquí tenéis la página de uno de los proyectos de Soros donde lo ha publicado. Sin embargo, ahora vuelve a arremeter contra la troika que antes intentaba endulzar ("la vieja troika de la liberalización, la globalización y la financiarización") pero achacándola sólo a los intereses de los neofascistas. Decidme una diferencia, una sola, entre esta troika y la que él endulzó llamándola "las instituciones".
Soros ha intentado en otras ocasiones que los hasta ahora llamados "progres" (es decir, los "wahabíes seculares") contasen con gurús que extendiesen por el mundo sus teorías, visiones y negocios. Lo viene haciendo desde que en 1991 desapareció la Unión Soviética. Soros es un rusófobo empedernido, un antisoviético hasta la médula y toda su razón de ser, además de especular y amasar dinero, tiene como finalidad intentar que no reparezca nada de todo aquello. Y nada mejor que promocionando gurús que los progres, desorientados tras la desaparición de la URSS, considerasen como mentores de "la nueva izquierda" (esto es mío, no de Soros). La Rusia de hoy no tiene nada de izquierdas, aunque Putin no es ningún imbécil y ha parado las privatizaciones y la destrucción de gran parte del legado soviético que inició Yeltsin. Cuenta, además, con un Partido Comunista que se está convirtiendo en un referente cada vez más importante para un mayor número de gente que ni siquiera ha nacido durante la existencia de la URSS. Y cuenta con una población que sabe lo que la perdido y que no tiene muy claro lo que ha ganado. Pero Varoufakis hace lo mismo que sus predecesores en la nómina de Soros: arremeter contra Rusia y contra Putin.
El primer gran gurú que utilizó Soros para que no se desmandasen los "progres" fue Adam Michnik, polaco, ex colaborador de "Solidaridad" en la etapa de Lech Walesa, parlamentario por esa formación, defensor de la invasión a Irak en 2003 y un icono para los "progres" europeos hasta que en 2006 se conocieron unas conversaciones suyas con millonarios -detrás estaba una oscura operación para financiar la revista que dirige- que llegó a manos de los servicios secretos polacos.
Caído en desgracia su valido, Soros apostó por otro "progre" de renombre: Joschka Fisher, principal dirigente de Los Verdes alemanes y rutilante ministro de Asuntos Exteriores entre 1998 y 2005. Al igual que su predecesor, este personaje tuvo como misión convencer a los "progres" de la bondad de la guerra en Kosovo, dijo que Milosevic (ahora exonerado de todas las acusaciones que se le hicieron, eso sí, tras su muerte) era un genocida y se dedicó a mirar hacia otro lado cuando los ucranianos llegaban en masa a Alemania sin visados o con visados falsos. Eso causó su caída, aunque creó una fundación -¡faltaría más!- "para el estudio de las relaciones internacionales" y una empresa de asesoramiento político. Eso le permitió seguir en el mundillo, entrando a formar parte (2007) del Consejo Europeo de Relaciones Internacionales del que forma parte como uno de sus grandes prohombres... ¡George Soros!.
Pero Fisher nunca ha tenido un gran predicamento entre los "progres" más allá de Alemania, aunque los medios de propaganda españoles sí le han dado mucha cancha, permitiendo publicar sus escritos con periodicidad como por ejemplo ha hecho "El País". Eso ha provocado que los "progres" hayan estado algo desorientados en los últimos años, como se ha puesto de manifiesto con el famoso Maidán ucraniano y la nazificación de ese país. Lo que se pretendía que fuese una crítica unánime de los "progres" al autoritarismo ruso, al neobolchevismo, etc., etc., no ha funcionado y por eso Soros y sus tentáculos han estado elaborando listas de periodistas, analistas y demás considerados "prorrusos" a los que había de desacreditar. El pensamiento único tiene que seguir siendo único para los "wahabíes seculares".
Pero una cosa es esa y otra carecer de un gurú que oriente a los "wahabíes seculares" (antes llamados "progres"). Eso es lo que le faltaba a Soros, y eso es lo que ha encontrado ahora con Varoufakis, su tercer gurú.
Varoufakis no sale en un momento cualquiera con su propuesta, lo hace tras el referéndum de Gran Bretaña para salir de la UE; lo hace tras el aumento espectacular del rechazo hacia la UE -aunque ese rechazo esté hegemonizado por los fascistas, entre otras cosas por la propia inoperancia de la izquierda, algo que viene a reconocer Varoufakis pero casi sin autocrítica alguna-; lo hace en unos momentos en que desde la izquierda revolucionaria y el neofascismo hay coincidencias en que las políticas de seguidismo respecto a EEUU (como es la permanencia en la OTAN o las sanciones a Rusia, por ejemplo) son suicidas... Es decir, Varoufakis, de la mano de Soros, está intentando reconducir todo ese rechazo a la UE que los burgueses llaman "euroescepticismo" y el propio Varoufakis denominó en su momento de "europrecavidos".
Tampoco es casual que se produzca la aparición de Varoufakis como el gurú de los "wahabíes seculares" cuando hay todo un movimiento tectónico en contra de Occidente y que tiene a Rusia como uno de sus principales ejes. La crítica de Varoufakis a Rusia es evidente, pero no hay ni una sola a EEUU, por dar un dato. Permanecer en la UE, como pretende Varoufakis aunque sea una UE "progresista", sin tocar la OTAN no es más que una de las muchas estupideces de los "wahabíes seculares" que él dirige. Varoufakis sabe muy bien lo que representa la OTAN y la subordinación hacia ella por parte de la UE. Pero lo oculta convenientemente. Perded un poco de tiempo en volver a leer lo que acordó la OTAN en su última reunión y lo que en ella se dijo de la relación entre la OTAN y la UE. Veréis hacia dónde os llevan los "wahabíes seculares".
Supongo que no habréis leído los documentos que han sido jaqueados a Soros -castellanizo el término- y hechos públicos por DCLeaks. Yo me he molestado en leer algunos. Por ejemplo, sobre los refugiados. Y cuando leo que "la crisis de los refugiados está abriendo nuevas oportunidades para nuestra influencia a nivel global" (sic) y "para la coordinación y colaboración entre los donantes ricos" (sic) se me ponen los pelos de punta. Porque todo esto es lo que están proponiendo los "wahabíes seculares". No iba yo muy descaminado cuando utilicé una frase de Kurt Cobain (Nirvana), diciendo "gracias por tus lágrimas, las necesito para mis planes" para criticar a quienes con tanto entusiasmo como poca cabeza se sumaban al carro.
Cuando leo en esos documentos que Soros se jacta de que "226 eurodiputados son probados o probables aliados de Open Society" (la principal fundación de Soros), se me ponen los pelos de punta. Y eso es lo que están defendiendo los "wahabíes seculares".
Cuando leo en esos documentos, bajo el epígrafe de "Proyecto de Medios Ucrania", cómo se ha manipulado la llamada "opinión pública" en los medios de propaganda, se me ponen los pelos de punta. Y esto es lo que han hecho y siguen haciendo los "wahabíes seculares", que todavía tienen la desfachatez de defender el Maidán y ocultar que hoy Ucrania es un ente nazi. Cuando se habla de "seleccionar periodistas de Alemania, Francia, España, Italia y Grecia", "ofrecerles viajes de larga estancia en Ucrania" y "sugerirles los artículos que deben escribir", se me ponen los pelos de punta. Y más cuando se añade "nos reservamos el veto en las historias que son contraproducentes". Eso es lo que amparan los "wahabíes seculares" puesto que en muchas de sus páginas, pretendidamente alternativas, el discurso es idéntico al aquí señalado.
Esto es lo que estáis defendiendo siguiendo a gurús como los señalados y ahora Varoufakis, para nada queridos "wahabíes seculares".
El Lince
¿El tercer gurú no sería Žižek xD?
ResponderEliminarVamos, hasta un capitalista como Max Keiser se da cuenta de las idioteces de Varoufakis.