¿Cuánta tinta roja queda para dibujar líneas?
Lo prometido es deuda: Rusia y sus líneas rojas. Mantengo la pregunta que ponía el otro día como titular de algo que va a levantar ampollas. Pero antes, comenzar a lo clásico: "Putinistas del mundo, uníos".
Estos días me está llamando gente para actos y entrevistas de radios libres. Sigo observando con una malévola sonrisa que hay una especie de fascinación con Rusia e incluso hay quien habla de eje antiimperialista Rusia/China/Irán. Así que en vez de meterme en el charco, como hago habitualmente, voy a echar un poco de agua encima a ver si se enfrían los ánimos porque, de lo contrario, habrá mucha gente con fiebre.
Una de las cosas que digo es que en Rusia siempre ha habido dos sectores: el pro-occidental, llamados euroatlánticos, y el pro-asiático, llamados euroasiáticos. Esto ha sido así desde los zares, con un claro predominio de los pro-occidentales excepto en un período muy concreto de la Unión Soviética. Eso no ha desaparecido en absoluto. Si en estos momentos es el sector euroasiático el que está prevaleciendo no es por una cuestión estratégica, sino táctica: Rusia se ha visto obligada a ello, pero no le gusta en absoluto. De hecho, los euroatlánticos siguen teniendo un poder casi ilimitado en el Kremlin y sus estructuras. En concreto, dominan los ministerios económicos y el todo poderoso Banco Central. Putin, como todos sus colegas en cualquier parte del mundo occidental, promete pero no cumple. Una de las cosas que prometió en su última reelección como presidente (mayo 2024) fue precisamente meter mano en este sector, muy criticado por la población rusa al menos desde 2021. Por ejemplo, en estos momentos, y como consecuencia de las sanciones anunciadas por EEUU, Rusia va a incrementar el IVA del 20% al 22% a partir del 1 de enero de 2026. Se puede discutir a quién beneficia, pero lo que está claro es que en Rusia se verá un aumento en los precios de todos los bienes y servicios, ya que las empresas harán lo que hacen siempre: repercutir en los consumidores el aumento de su carga fiscal.
El borrador de los presupuestos para 2026 no es alentador precisamente: política monetaria restrictiva, lo que significa que se espera un aumento considerable de la inflación (ahora cerca del 9%). Sin entrar en detalles, va a haber menos inversión, menor consumo, aumento del desempleo (2'2% oficial) y de la desigualdad social.
No es para hablar ahora, pero sí para que os situéis un poco más allá de las fantasías. Todo esto va acompañado, como pasa siempre en cualquier país capitalista, de encuestas, gubernamentales o no, en las que se dice que el 69% de la ciudadanía aprueba este plan presupuestario restrictivo, algo así como que está dispuesta a "apretarse el cinturón"... mientras dure el conflicto en el país 404, antes conocido como Ucrania. A partir de ahí, ya veremos.
Aquí ya entro en harina. Afortunadamente para el Kremlin, el niño Trump, en otro de sus arrebatos caprichosos, decidió que no se reunía con Putin en Budapest. Bien, eso da una baza considerable a China en el previsto encuentro Trump-Xi de esta semana que entra. Trump quería demostrar con la reunión, por el momento fallida, con Putin su capacidad para ganarse el apoyo ruso contra China. No funcionó. Ahora la situación es al revés, Rusia está en una posición un poco más fuerte porque sigue avanzando sobre el terreno del país 404. Por eso se habla del cese de la compra de petróleo a Rusia por parte de China, que, dicen, es lo que planteará Trump a Xi como forma de presionar a Rusia. Ya no estamos en un EEUU-Rusia contra China, como quería Trump, sino en un EEUU-China contra Rusia, como quiere Tump. Esta tampoco va a funcionar.
El encuentro Trump-Putin se "postpone", en lenguaje diplomático, pero sin embargo Rusia lo busca casi con impaciencia. Nada más postponerse, con el añadido de nuevas sanciones de EEUU a Rusia, un sector del Kremlin, el dominado por los euroatlánticos, corrió hacia Washington para "mantener el diálogo". Hasta ahora, el monolitismo del Kremlin era total frente al cada vez mayor malestar del ejército por lo que consideran "inacción" frente a las constantes provocaciones occidentales. Releed esto porque ya entonces os decía que había una cierta división, de la que el ministro de Exteriores es la cabeza. Es por eso que ahora mismo, cuando estáis leyendo esto, quien está en Washington no es el ministro sino el enviado especial de Putin, Kirill Dmitriev, cuyo rango es Representante Especial del Presidente para la Inversión y la Cooperación Económica con el Extranjero y director del Fondo Ruso de Inversión Directa. Supongo que no hacen falta más explicaciones sobre lo que se está ofreciendo, algo ya sabido pero ahora con mayor énfasis. Ya no acude a una cita de un día, de unas horas. Lleva desde el 24 en Washington y tiene facultades para hablar de todo. También del país 404.
Siendo bien pensado, para no cortocircuitar a los putinistas, esto se puede interpretar como un intento más de no romper lazos. Oficialmente, todas las reuniones que está manteniendo serán privadas y solo en una ocasión habrá o una entrevista o un comunicado. De forma oficial se ha justificado este viaje diciendo que Rusia no tiene ningún interés en que la administración Trump adopte las políticas de Biden y se alinee con Europa en el conflicto de Ucrania. Por lo que "es necesario responder de forma constructiva y moderada a las acciones de Trump, incluso las negativas".
Dmitriev es en estos momentos la cara más visible del sector euroatlántico en Rusia. Pero no es el único ni mucho menos. Otra es Elvira Nabiulina, gobernadora del Banco Central, que lleva tres años largos, desde que comenzó el conflicto en el país 404, hablando de "riesgos geopolíticos proinflacionarios" como consecuencia de ello y está echando leña al fuego hablando de que el crecimiento de Rusia no va a sobrepasar el 1% y que estos riesgos proinflacionarios son los que obligan a hacer esos presupuestos tan restringidos. Echad un vistazo a esto para dejar de idealizar. Nabiulina viene a decir que para reducir la tasa de inflación hay que plegarse a EEUU. Y añade: "Los riesgos para los precios del petróleo han aumentado. El mercado petrolero mundial ha registrado un superávit. Esto podría tener un impacto significativo en los precios. Para Rusia, la situación se complicará aún más por las sanciones. Existe una persistente incertidumbre geopolítica. Todo dependerá de cómo evolucione la situación". Es decir, mantiene justo lo opuesto de Putin, como luego veréis.
He dicho que el Kremlin es muchas cosas, pero no estúpido. Sabe que no se trata de Trump y sus caprichos infantiles, sino de todo un entramado político estadounidense que no es fácil de cambiar. Por eso esta es la última posibilidad que tiene de arreglar las cosas de forma pacífica. El Kremlin, Putin en particular, cada vez está más presionado desde dentro. Si antes hablada de encuestas, también las hay sobre la popularidad del gobierno (59%), de Putin (77'8%)... y sobre el ejército, que por primera vez sobrepasa a Putin con el 80%. 
Aunque sigue siendo alta, la popularidad del gobierno sigue disminuyendo y lo hará más a partir de enero de 2026 por lo que os he contado antes de los presupuestos. Lo novedoso, lo muy novedoso, es ese apoyo abrumador del ejército por encima de Putin. A lo mejor os ayuda a entender el por qué en el lapso de un mes, Putin se ha reunido en dos ocasiones con el Estado Mayor, la penúltima el sábado pasado y en uniforme militar. Y lo que dijo entre la cancelación de la reunión de Budapest, la imposición de sanciones y este nuevo encuentro. Os lo pongo íntegro:
"Pregunta: Ayer escuchamos otra declaración del presidente de Estados Unidos sobre reunirse o no con usted, y también sobre la crisis de Ucrania. Casi al mismo tiempo, Estados Unidos impuso sanciones a las compañías petroleras rusas. Hoy, la UE impuso otra ronda de sanciones contra Rusia, esta vez prohibiendo los inodoros, los juguetes motorizados, los rompecabezas y los triciclos. ¿Qué opina sobre esto?
Presidente de Rusia, Vladímir Putin: La cancelación de las importaciones de nuestros inodoros les costará muy caro. Creo que los necesitarán si mantienen las mismas políticas con respecto a la Federación Rusa. ¿Qué puedo decir sobre la declaración del presidente de Estados Unidos? En la última conversación telefónica, la idea de una reunión y el lugar fueron propuestos por la parte estadounidense. Estuve de acuerdo con la idea y expresé mi opinión al respecto, señalando que, sin duda, tales reuniones deben estar bien preparadas. Sería un error que el presidente de Estados Unidos y yo lo tomáramos a la ligera y saliéramos de esta reunión sin lograr el resultado esperado.
Es cierto que el presidente de Estados Unidos estuvo totalmente de acuerdo y afirmó que varios funcionarios de la actual administración trabajarían en la preparación de esta reunión. Nombró a algunos de ellos, y yo dije que, una vez que la parte estadounidense finalice la lista de quiénes prepararán la reunión, también anunciaremos quiénes participarán por parte rusa. Pero, en la etapa inicial, sin duda, los primeros pasos hacia este fin deberían ser dados por el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Lavrov, y el secretario de Estado estadounidense, Rubio. Eso es lo que decidimos. Ahora veo —he leído la declaración— que el presidente de Estados Unidos decidió cancelar o, mejor dicho, posponer esta reunión. ¿Qué puedo decir? El diálogo siempre es mejor que la confrontación, las disputas o, aún más, la guerra. Por lo tanto, siempre hemos apoyado el diálogo y seguimos haciéndolo.
En cuanto a las nuevas sanciones, en primer lugar, no son nada nuevo. Es evidente que tendrán graves consecuencias para nosotros, pero no afectarán significativamente nuestro bienestar económico. Es bien sabido que, durante su primer mandato presidencial, el presidente Trump impuso el mayor número de sanciones jamás impuestas a la Federación Rusa. Hoy en día, estas tienen dos vertientes: política y económica. ¿De qué hablamos en términos políticos? Implica un intento de presionar a Rusia. Pero ningún país ni pueblo que se precie toma decisiones bajo presión. Sin duda, Rusia tiene el privilegio de considerarse uno de esos países y pueblos que se respetan. Ese es el primer punto. El segundo punto es puramente económico.
Hablando del aspecto político, esto, por supuesto, representa una medida hostil hacia Rusia. Eso es evidente, y no contribuye a fortalecer las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, que apenas comienzan a recuperarse. Por supuesto, acciones como esta por parte de la administración estadounidense perjudican las relaciones entre Rusia y Estados Unidos.
En cuanto al aspecto económico, reitero una vez más que ciertamente no hay nada bueno ni agradable aquí. Sin embargo, si examinamos el aspecto económico de estas sanciones de forma objetiva y profesional, ¿qué observamos? Actualmente, Estados Unidos, en mi opinión, produce aproximadamente 13'5 millones de barriles diarios, ocupando el primer lugar. Arabia Saudita ocupa el segundo lugar con alrededor de 10 millones de barriles, y la Federación Rusa el tercero con aproximadamente 9'5 millones de barriles diarios. Sin embargo, Estados Unidos consume 20 millones de barriles. Venden una parte y compran aún más, principalmente a Canadá. Por lo tanto, producen 13'5 millones, pero consumen 20 millones.
Mientras tanto, la Federación Rusa y Arabia Saudita venden más petróleo y productos derivados del petróleo. Puede que me equivoque en algunos detalles, quizás confunda algo en el momento, pero el orden general se ajusta a la realidad. ¿Y cuál es esa realidad? Arabia Saudita exporta aproximadamente 9 millones de toneladas de petróleo y productos derivados del petróleo a los mercados externos, mientras que la Federación Rusa exporta 7'5 millones. Es decir, nuestra contribución al equilibrio energético mundial es muy significativa. Actualmente, este equilibrio beneficia tanto a los consumidores como a los productores. Alterar este equilibrio es una tarea sumamente ingrata, incluso para quienes intentan hacerlo. ¿Por qué? En primer lugar, cabe señalar que la producción global se encuentra actualmente estancada. Por supuesto, una parte —aunque ciertamente no la totalidad, ya que eso sería imposible— del petróleo y los productos derivados del petróleo rusos podría sustituirse en el mercado global. Pero, en primer lugar, esto requiere tiempo. En segundo lugar, exige una inversión sustancial.
Recientemente, por primera vez, escuchamos de la Agencia Internacional de Energía que está instando y alentando a los actores económicos a invertir en energía de hidrocarburos. Hasta ahora, se había defendido lo contrario, incluso en el marco de la Agencia Internacional de la Energía, con llamamientos a invertir en fuentes de energía alternativas. De hecho, es necesario. Sin embargo, ha quedado claro que los hidrocarburos seguirán siendo indispensables al menos durante los próximos años, si no décadas. Esto es evidente dado el aumento del consumo. La economía mundial está creciendo y el consumo de recursos energéticos está aumentando.
Por lo tanto, no es factible aumentar drásticamente la producción a corto plazo. Sin embargo, si la cantidad de nuestro petróleo y productos derivados en el mercado mundial disminuyera abruptamente, los precios subirían, y también lo he discutido con mi homólogo estadounidense. ¿A qué se traduciría esto? Resultaría en un fuerte aumento del costo del petróleo y los productos derivados, incluso en las gasolineras, y Estados Unidos no es la excepción. Si consideramos el calendario político interno de Estados Unidos, es evidente lo sensibles que podrían volverse ciertos procesos en este contexto. Quienes asesoran a la actual administración [estadounidense] en tales decisiones deberían considerar a quién sirven realmente.
Sin embargo, ese no es el punto principal. Lo importante para nosotros es algo más: nos sentimos confiados y estables, y a pesar de ciertas pérdidas (que inevitablemente ocurrirán, ya que esto está ligado a muchas circunstancias), nuestro sector energético mantiene la suficiente confianza.
Espero que esto no provoque cambios significativos en el mercado global, aunque ahora todos debemos reflexionar —coincido con la Agencia Internacional de la Energía— sobre la necesidad de invertir en energías tradicionales, en fuentes de energía convencionales. Lo estamos haciendo y tenemos la intención de seguir haciéndolo.
Si, finalmente, nos alejamos de la presión y, en cambio, entablamos conversaciones serias sobre el futuro, incluyendo el ámbito económico, tendremos muchas áreas de trabajo conjunto. En general, estamos preparados para ello, pero, como vemos, depende no solo de la Federación Rusa, sino también de nuestros socios, en este caso, los estadounidenses.
Pregunta : Respecto al uso de armas occidentales de largo alcance, ¿cómo evalúa personalmente las señales evidentemente contradictorias que llegan de Washington? Recientemente, The Washington Post y The Wall Street Journal informaron que Estados Unidos había levantado una restricción clave sobre el uso de dichas armas. Trump declaró entonces que, después de todo, no se suministrarían Tomahawks. Hace apenas una hora, Zelenski volvió a afirmar que Ucrania recibirá armas capaces de alcanzar objetivos a una distancia de hasta 3.000 kilómetros. En su opinión, ¿sigue siendo una escalada?
Vladimir Putin : Esto es un intento de escalada. Sin embargo, si se utilizan tales armas para atacar territorio ruso, la respuesta será muy severa, por no decir abrumadora. Que lo piensen".
Sin la menor duda, el nivel dialéctico de Putin está a años luz de distancia de cualquier descerebrado occidental, especialmente de Trump. Interpretad como queráis lo que dijo. Para mí lo interesante está en el final, y el subrayado os ayudará a intuir que esta vez no se está amenazando en vano. De hecho, así hay que interpretar la prueba realizada el día 21, dada a conocer cuando se reunió por segunda vez con el Estado Mayor, de un misil con propulsión nuclear "con alcance casi ilimitado". Es algo más que una advertencia para Occidente.
En estos momentos, tanto Dmitriev como Nabiulina y todos los euroatlánticos son vistos poco menos que como traidores por el grueso de la población. Pero, aún así, ahí está Putin de cortafuegos. Es un conocido euroatlántico, aunque con el tiempo su entusiasmo por esto ha ido decayendo, como él mismo ha reconocido. Es curioso cómo al conocerse el sentimiento de la población rusa y del apoyo masivo al ejército, desde el Kremlin se haya salido en tromba a decir que la confianza en Putin y en el ejército son "indicadores que se miden por separado". Es decir, que no hay que comparar y que no se pregunta en la misma encuesta por la preferencia por uno u otro. Por decir que no quede, pero los datos ahí están.
Las cosas están así, con el ejército preguntándose lo mismo que yo os pregunto: ¿cuánta tinta roja queda para dibujar líneas? Occidente se las ha pasado por el forro una y otra vez (tanques, aviones, misiles enviados al país 404) aunque no hayan servido para nada porque todo ha sido quemado y está ardiendo igual que lo hicieron sus antecesoras nazis, las wunderwaffen, las armas maravillosas que no solucionaron nada hace 80 años y no lo están solucionando ahora. Pero el hartazgo está ahí, cada vez más evidente porque el ejército sabe que el Pentágono y la CIA están totalmente comprometidos en el país 404, como lo están los británicos, la OTAN y todo bicho viviente europeo. Es esta gente, de la que los neonazis del país 404 no son más que marionetas, la que ataca refinerías y todo tipo de objetivos civiles, como ahora acaba de pasar con la presa hidráulica de Belgorod, una ciudad en territorio ruso. E irán a más si no se les para de forma contundente. Esta es una diferencia sustancial y abismal con la postura oficial del Kremlin, que sigue insistiendo en que la culpa del estancamiento diplomático está en "las autoridades de Kiev, a petición de británicos y europeos", dejando en un segundo plano, muy segundo plano, a EEUU.
Tal como están las cosas ya no basta con trazar otra línea roja, como ha hecho Putin con sus declaraciones. No se puede hacer entrar en razón por las buenas a los neonazis ni a sus patrocinadores europeos (y estadounidenses) porque siguen empeñados en la "derrota estratégica" de Rusia. Pensar que se puede llegar a algún acuerdo con EEUU, ofreciendo las ingentes reservas de materias primas que tiene Rusia (porque eso, y no otra cosa es lo que se está haciendo al enviar a Dmitriev), es un cuento de hadas. Solo con la derrota política, diplomática, económica y/o militar se logrará.
Un Occidente moribundo no puede morir pacíficamente. Todas las acciones de moderación que ha venido realizando Rusia no han servido para nada. Occidente es sordo a la racionalidad. Por eso esta es la última posibilidad de llegar a un acuerdo pacífico que tiene Rusia. Está vendiendo una parte de su riqueza para ello, y eso afectará a su relación con China. Cómo, cuánta y de qué modo es otra cuestión, que dependerá de la reacción de los euroasiáticos en el Kremlin. Porque la alianza ruso-china es más táctica que estratégica. Rusia se ha visto obligada a ello. No es una opción estratégica que haya tomado de motu propio. Ahora la relación es estrecha, muy estrecha, aunque lo será menos si Rusia llega a un acuerdo con EEUU. No se romperá, pero sí será menor que lo que hay ahora si los euroatlánticos del Kremlin consideran que su estrategia es la ganadora.
Lo que se ve es que Rusia está ofreciendo a EEUU una negociación a la baja. En Rusia lo califican como "defender la medalla de plata". Pese a todo lo que Putin ha venido manifestando, presionado por el Estado Mayor, el logro total de los objetivos declarados al inicio de la llamada Operación Militar Especial ya no están sobre la mesa en este momento. No los veo, al menos. Lo único, tal vez, acaso, sea lo de la no integración en la OTAN. Puede que lo estén dentro de medio año otra vez, pero ahora no. En cambio, lo que sí veo como postura inamovible es lo poco que se acordó en Alaska, si es que se acordó algo: intercambio de territorios hasta las fronteras estipuladas en la Constitución rusa, levantamiento de las sanciones, devolución de las reservas de oro y divisas, restauración del comercio, acuerdo sobre los límites a la carrera armamentística, garantías para el idioma ruso, fin de la persecución a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana y establecimiento de partidos de oposición para que haya elecciones en el país 404 y valga de algo el hipotético acuerdo. Si esto se acepta, Rusia lo llevará al Consejo de Seguridad de la ONU porque piensa que solo así se garantizará la irreversibilidad del acuerdo. Como buen abogado que es, Putin insiste mucho en un resultado jurídicamente vinculante.
¿La alternativa a esto es la guerra nuclear? La razón y la lógica dicen que no, y más desde la exhibición del nuevo misil ruso de propulsión nuclear, aunque con los psicópatas y drogadictos que nos gobiernan (porque nos dejamos, véase el caso argentino como parangón) nunca se sabe. Como he dicho, no se distinguen por su racionalidad.
Además hay un precedente que no gustará: Stalin. Cuando los nazis alemanes se rindieron a los británicos y estadounidenses, no quisieron rendirse a los soviéticos. Los "aliados" presionaron a los soviéticos para que acudiera una delegación al acto de rendición con ellos. Pero Stalin dijo que no, que los nazis tenían que rendirse "expresamente" a los soviéticos. Eso es lo que dice el Estado Mayor del ejército ruso ahora. Rendición total del país 404 (y, por consiguiente, de la OTAN).
Por cierto, un apunte histórico: el 26 de octubre de 1957 (ayer) el artífice de la "desestalinización", Nikita Jrushchov, destituyó al ministro de Defensa y vencedor de los nazis Georgy Zhúkov, ese que organizó la defensa de Leningrado, de Moscú y de Stalingrado, quien fue uno de los planificadores de la"Operación Bagratión", la que rompió la espina dorsal de los nazis, y quien liberó Berlín y el autor de una frase lapidaria y premonitoria: "Liberamos a Europa del fascismo, pero nunca nos perdonarán por ello". Era considerado por Jrushchov y su camarilla como "un peligroso rival político" dentro del Partido Comunista por su popularidad.
Mientras tanto, los militares rusos están acelerando todo y pronto tomarán una serie de ciudades claves en el país 404. A partir de ahí se sabrá por qué apuestan los occidentales, EEUU en particular.
En la Unión Soviética los ingenieros militares misilísticos tenían una "Canción de cuna" que decía así:
"Los ratones duermen, los erizos duermen,
el país duerme, los Estados duermen.
Todos duermen hasta el amanecer.
Solo un misil de crucero
se precipita, se precipita en el cielo
en un silencio plateado.
Cinco senadores enfurecidos,
con el presidente furioso ,
sentados en fila en la Casa Blanca,
presionando cada tecla en fila...
Desde Nueva York hasta Alaska,
los dedos bailan en una danza salvaje.
¡El aullido furioso de los globalistas
se cierne sobre el país! 
Y en Moscú, todos estos Estados 
ya están divididos en cuadrados,
Un botón rojo, presiónalo una vez,
 ¡y todos están jodidos!
Estas son medidas de defensa.
 Estos son nuestros ingenieros que lo intentaron 
por los niños, por los erizos y por los animalitos".
Puede que algún militar se la recordase a Putin en su reunión con el Estado Mayor y por eso dijo lo de la nueva línea roja: "la respuesta será muy severa, por no decir abrumadora".
P.D.- Por si sirve de algo, Rusia ha mostrado un poco la patita a EEUU, lo que indica que los esfuerzos del euroatlántico Dmitriev en Washington no van bien: acaba de denunciar el acuerdo entre Rusia y Estados Unidos sobre la eliminación del plutonio, que ya no es necesario para fines de defensa. Era un acuerdo del año 2000 que preveía la eliminación por cada una de 34 toneladas de plutonio apto para armas, declarado excedente para programas militares. Este acuerdo estaba suspendido por parte de Rusia desde 2016 por las sanciones, el apoyo al país 404 y la expansión de la OTAN. Ahora se deshecha del todo.
No obstante, Rusia sigue siendo el principal proveedor de plutonio a EEUU, que lo utiliza básicamente para sus centrales nucleares. Aunque no solo.
Al mismo tiempo, hoy Putin ha firmado la ley que establece una asociación estratégica entre Rusia y Venezuela. Por este acuerdo se prevé la ampliación de la interacción y la cooperación entre ambos países en política y economía, incluida la energía, la minería, el transporte, las comunicaciones, así como en las áreas de seguridad y la lucha contra el terrorismo y el extremismo. Venezuela lo hizo el 8 de octubre. Según están las cosas en Venezuela, es un apoyo importante aunque tardío y queda por ver cómo se aplica en la esfera militar, de la que no se habla en el acuerdo.
El Lince
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario